Nappa
Intenté disimular un bostezo mientras desplazaba todo el equilibrio hacia el lado derecho del cuerpo. Sentía un hormigueo recorrerme las piernas por permanecer la mayor parte del día de pie, junto al trono del rey Vegeta. Mantuve la vista fija al frente consolándome mentalmente porque dentro de poco iba a poder retirarme a descansar, o al menos a tomarme una cerveza bien fresca en la taberna más cercana. Ser el hombre de confianza del guerrero más poderoso del planeta era agotador.
El monarca permanecía impasible con la vista al frente, con la seriedad que le caracterizaba pintada en el rostro ¡sabía Dios lo que estaba pensando en este momento! Su cara no dejaba entrever ningún tipo de expresión, pero a pesar de ello, nada de su alrededor se escapaba a sus astutos ojos oscuros. Por el contrario, la reina, su mujer, posaba su mirada triste en un punto indefinido del suelo, como si cada uno de ellos estuviese recluido en su propio mundo, como si fuesen dos extraños en vez de dos esposos.
Cinco jóvenes muchachas entraron en ese momento en el gran salón del trono, muy erguidas, una detrás de otra, para colocarse ordenadamente a unos metros de nosotros. Todas ellas habían sido cuidadosamente seleccionadas para formar parte del séquito de la reina Shargot, encargarse del orden en sus aposentos y de cualquier otra cosa que se pudiese precisar. Cada cierto tiempo entraban a su servicio unas pocas, y sólo algunas llegaban a ser sus damas de compañía más cercanas.
Se fueron presentando una a una, haciendo una reverencia a la vez que dirigían una tímida mirada a la reina como intento para ir ganándose su favor, a lo que ella respondía inclinando la cabeza con una sonrisa lánguida.
Por último, la quinta de ellas, y también la más joven, se adelantó unos metros más que las otras, y se inclinó con gracia y soltura, a la vez que clavaba su mirada color avellana en los penetrantes ojos negros del rey Vegeta. Vi en estos últimos un brillo inusual, un gesto fugaz en su rostro, casi imperceptible… algo que jamás había notado y en ese momento tuve un mal presentimiento que me hizo estremecer.
Esa mujer, casi una niña, era distinta. Tampoco es que fuese una gran belleza, pero tenía "algo" que no dejaba a nadie indiferente. Yo no era el único que lo percibía. También el rey. También la reina, a la cual la chiquilla ni siquiera se había dignado a mirar.
La muchacha esbozó una sonrisa lenta, coqueta, mostrando una fila de dientes perfectos y se presentó:
- Buenas noches Su Real Majestad, me entusiasma enormemente el poder estar aquí, en la Corte… mi nombre es Bergine.
Zira3000: saludos a todos los lectores! primero de todo, y para que no haya confusiones, quiero aclarar que esta es la historia de la madre de Vegeta. Todavía no tengo pensado el final, por lo tanto en un principio no sé si seguiré cronologicamente las fechas del calendario del dragón. Me refiero a que no sé si habrá "destruccion" del planeta Vegeta por parte de Freezer.
Lo segundo, es que cada parte estará encabezada por un personaje, por lo que habrá diferentes puntos de vista. Habrá mezcla de inventados y reales, aunque intentaré poner más de los segundos para que quede mejor ya que a los que "existen" los conocemos todos xD. La madre de Vegeta será la protagonista indiscutible de la historia, aunque habrá otros, por eso me ha costado decidirme a la hora de poner dos nombres en el resumen. Este capítulo es el más corto porque se trata simplente de la introducción, y lo escribí en cursiva porque los demás capitulos transcurren antes y después de este momento.
Lo tercero, es que saqué los nombres de los personajes inventados de vegetales en ingles modificados. Por ejemplo, "Bergine" es claramente de "Aubergine" y "Shargot" exactamente no se de donde lo saqué xD lo utilicé en otro fanfic pero ahora mismo no lo recuerdo, era un nombre de verdura muy modificado para que sonase mejor
Bueno, hechas las aclaraciones, a leer! espero que os guste
