Hola a todos! =) Este es un fanfic basado sobre todo en las películas de Iron Man pero que también puede presentar algunas referencias a los cómics. De darse, las especificaré concretamente en cada capítulo, no preocuparse! XD
¡Que lo disfrutéis!
El sentido de ser Humano
Capítulo 1º: Un hermoso Frankenstein
—¿Y bien? ¿Cómo te sientes? —preguntó Tony con una impaciencia entusiasta casi infantil.
Delante de él había un hombre alto, rubio, de porte elegante y constitución esbelta. Su cabello estaba pulcramente recortado y vestía un intachable traje negro hecho a medida. Parpadeó un par de veces, ocultando fugazmente a la vista unos ojos de un azul demasiado vívido para ser humano, enmarcados por sedosas pestañas del color del trigo maduro. Su mirada penetrante y serena recorrió el espacio que le rodeaba con cierta perplejidad… O lo haría si la perplejidad fuera algo propio de una I.A.
—Me encuentro bien, señor. Pero capto un número anormalmente elevado de estímulos nuevos.
Tony rió satisfecho, divertido por el comentario.
—Eso está bien. Bienvenido a la humanidad, JARVIS.
Jarvis sonrió levemente echando un vistazo a su alrededor sin centrarse en nada en concreto y Tony se sacudió las manos para acto seguido poner los brazos en jarras, mirándole medio embobado. Allí estaba, ante él, su segunda obra maestra después del Reactor en Arco que le mantenía con vida. Aquel era un proyecto que había dejado archivado y olvidado desde hacía más tiempo del que podía recordar, probablemente mucho antes de convertirse en Iron Man. Hacía algo más de un mes había redescubierto los archivos durante una limpieza de software y desde ese mismo momento se sintió muy motivado por llevarlo a cabo.
No había que equivocarse, el diseño de un sistema de Inteligencia Artificial que se sincronizase con su mansión de Malibú fue el primer paso. En realidad, el JARVIS original, el del programa matriz, funcionaba como poco más que un mando a distancia gigante que respondía a órdenes de voz y fue de lo más "sencillo" de hacer. No fue hasta poco después cuando Tony empezó a pensar en algoritmos de comportamiento, darle una cierta identidad a su A.I: mecanismos de juicio, sentido del humor, ironía, quizás incluso una interfaz. Así fue como consiguió que JARVIS fuera "real" virtualmente. Llegados a aquel punto su I.A era extraordinaria tal y como estaba, había poco en su estado actual que no fuera capaz de hacer (siempre que le fuera ordenado primero), pero también ofrecía un número casi infinito de posibilidades nuevas. Y como no podía ser de otra manera, Tony Stark no se terminó de dar por satisfecho con el hecho de tener una mansión autosuficiente.
Básicamente soñó con un compañero con el que poder sociabilizar mientras trabajaba, que fuera incansable, siempre servicial y que fuese capaz de seguir la línea de sus pensamientos y hacerle sugerencias útiles gracias a la extensa base de datos almacenada en su disco duro. También debería, además, tener todas las ventajas que el propio Tony Stark olvidaba (u obviaba) constantemente: protocolo, formalidad, cuidado por su propia integridad física y salud. En definitiva, un amigo virtual que se preocupase por él.
Aquel sistema que había hecho de JARVIS ser lo que actualmente era resultó tan complejo que el propio Tony tenía miles, no, millones de líneas de código clasificadas por su complejidad, función y nivel de utilidad. Estaba programado para mejorar en base a experiencias previas, lo que no significaba que acumulase la nueva información por encima de la anterior, sino que sucesivamente fusionaba las mejoras y descartaba los defectos. Así, a veces parecía que se adelantaba a las órdenes y opiniones de Peper o incluso el propio Tony Stark, pero en realidad era una simple ilusión basada en el depurado e intuitivo código que Tony había implantado en su software.
—¿Cuál es su primera orden, señor? —preguntó con la distinción y formalidad que le caracterizaban. Tony pestañeó sin acabar de acostumbrarse a que la voz de su I.A no proviniera del sonido ambiente sino del cuerpo que estaba ante él, impasible. Representaba a un hombre en sus treinta y tantos, y un hombre bastante apuesto, todo fuera dicho. Su voz era elegante y sofisticada, más juvenil que la del filtro del JARVIS original.
—La verdad es que no estoy seguro todavía —dijo Tony distraídamente empezando a caminar a su alrededor observándole con ojo crítico mientras el objeto de su escrutinio se lo permitía tranquilamente—. Creo que primero deberíamos comprobar que todas las funciones de tu cuerpo artificial funcionan correctamente.
—¿Inicio el escáner, señor? —preguntó el bioandroide sin alterarse lo más mínimo, ni siquiera cuando Tony finalmente se detuvo inclinándose ante él mirándole intensamente y su rostro estuvo a escasos dos palmos de distancia del suyo invadiendo un espacio personal del que Jarvis ni siquiera tenía conciencia poseer.
—…Sí, adelante
Tony hizo una breve pausa para mandar un SMS y seguidamente comprobaron todos los parámetros que pudieron ocurrírseles, desde la temperatura, sensibilidad y funcionamiento de todos sus receptores sensitivos corporales hasta la velocidad y presión con la que los fluidos ectoplásmicos que lubricaban y mantenían hidratado a Jarvis desde dentro se encontraban en los niveles normales. Todavía pasaron bastantes minutos más hasta que Tony le palmeó el hombro dándose por satisfecho sin reprimir una sonrisa radiante. Todo el cuerpo de Jarvis era una auténtica hazaña de la ingeniería. Hasta sus detalles más pequeños e insignificantes implicaban un trabajo previo realmente inquisitivo y depurado: su piel, su cabello, las uñas de sus pies, pero de lo que Tony se encontraba más orgulloso era de sus ojos. Los ojos de Jarvis eran azules, de un azul resplandeciente, eléctrico, intenso, dotado de vida. De un azul vibrante a medio camino entre el cian y la llama del acetileno en plena combustión, azules como el brillo de las pantallas que rodeaban a Tony constantemente. Azules como el resplandor etéreo del Reactor en Arco en miniatura que estaba incrustado en su propia carne.
Tony siempre se había sentido cómodo entre máquinas. Sus creaciones eran como una extensión de sí mismo, de su propio intelecto y su propio corazón. Nunca en su vida había construido un androide, ni siquiera un avatar virtual, pero la fuerza del desafío había sido demasiado intensa para resistirse una vez la idea le vino a la cabeza. "Hacer un cuerpo a JARVIS". Aquella era la sencilla premisa bajo la cual tenía todo clasificado. Y de ahí había nacido el "Jarvis" que estaba ante él esperando pacientemente. Con nombre propio, como si fuera un humano normal, perfecto e intocable. Un bioandroide. El más completo y perfecto que se había creado jamás. Le había dotado de un cuerpo con el que poder ser algo más que un espectador pasivo de lo que ocurría en el mundo. Y el honor era todo suyo.
—Bueno, creo que con eso está todo. Tu cuerpo tiene una autonomía de ciento sesenta y ocho horas seguidas pero lo he programado de forma que podamos dejarlo en suspensión cada diecisiete horas para que así se recargue durante la noche, no creo que te entretenga mucho estar "despierto" cuando todo el mundo está durmiendo.
—Entiendo.
—En cualquier caso he liberado los protocolos de esa sección de código para que tengas acceso a ellos y puedas modificarlos según te apetezca.
—Gracias, señor.
—Espléndido.
—¿Tony? —llamó una voz femenina al otro lado de la puerta de cristal reforzado. Pepper pasó su tarjeta y tecleó el código de acceso antes de entrar al taller sosteniendo una taza humeante de café y su habitual agenda electrónica. Se acercó hasta ellos seguida del repiquetear de sus elegantes tacones observando con curiosidad al hombre rubio que le devolvía serenamente la mirada—. He recibido tu mensaje. ¿Está… activo?
—Salúdala, Jarvis —le instó Tony apoyando un brazo en su hombro con una sonrisa orgullosa.
—Buenos días, señorita Potts. Espero que haya descansado bien esta noche.
—Sí, Jarvis, muchas gracias —Pepper sonrió amablemente y el bioandroide tardó un instante en corresponderle el gesto, haciendo inconscientemente que sus facciones se suavizaran y su mirada fuese más cálida—. Tienes unos ojos verdaderamente bonitos, Jarvis. No estaba segura de que ese azul tan intenso fuese buena idea, pero ya sabes que Tony insistió… —Jarvis pestañeó un instante. Había comprendido el comentario, pero no era capaz de ver el inconveniente.
—Estoy seguro de que si el señor Stark lo encontró adecuado es porque está bien, no se preocupe.
—¡Por supuesto que no se preocupa! —exclamó Tony a su lado yendo junto a Pepper con el cariño grabado en la mirada cuando le pasó un brazo por la cintura y la instó a acercarse más al bioandroide.
—¿Cómo que no me preocupo? Has estado casi dos meses encerrado aquí prácticamente todo el tiempo sin apenas verme y dejándome otra vez al frente de tú empresa, señor Stark. Aparte de ser recadera oficial de comidas y materiales de trabajo nadie diría que estamos intentando mantener una relación estable.
—Oh, vamos, Pepper, te dije que esto iba a ser algo grande, ¿verdad? —ella no tuvo más remedio que sonreír. Era difícil resistir el entusiasmo de aquel genio excéntrico cuando estaba de buen humor—. ¡Vamos! ¡Mírale! Su piel es de silicona alterada molecularmente, dos metros cuadrados, cuatro kilos y ciento veinte gramos. Mejor no te digo cuánto ha costado.
—Tony, yo misma encargué y administré todos tus materiales como si fueran una lista de la compra. No me hagas hablar de cuánto ha costado —le regañó con una sonrisa sin intención de ocultar lo impresionada que estaba—. Aunque sigo pensando que es demasiado pálida…
Tony siguió hablando sin demostrar haber escuchado aquel último comentario, más para sí mismo que con Pepper o el propio Jarvis. Era como un niño de cinco años con un subidón de azúcar delante de los regalos de navidad.
—Cada centímetro cuadrado de piel está cubierto por ciento setenta puntos sensoriales: tres millones y medio para el dolor, quinientos mil para percibir las sensaciones táctiles, doscientos cincuenta mil para registrar el frío y treinta mil para sentir el calor. Setenta y cinco kilómetros de nervios. En su nariz hay trescientos cincuenta receptores olfativos. Su epidermis tiene tres millones de glándulas sudoríparas…
—Tony.
—Cien mil cabellos en la cabeza y cinco millones en todo el cuerpo, pero gracias a Dios encontré la manera de automatizar el injerto folículo a folículo. Aun así tardamos más de cinco horas en completar esa parte.
—Tony.
—También emite secreciones normales, como el sudor y las lágrimas para mantener la visión limpia y el PH de la dermis estable. En todo caso necesitaría de un esfuerzo importante como para que su sistema electro-muscular necesite de refrigeración externa, así que normalmente no lo hará. Tiene un regulador interno para la temperatura, un sistema cardiovascular biónico de ciento veinticinco mil kilómetros y vasos sanguíneos de hasta nueve micras de diámetro para mantener el interior de su cuerpo lubricado con un fluido ectoplásmico que se solidifica en contacto con el aire permitiendo cicatrizar heridas y cortes pequeños…
—¡Tony, cálmate!
El genio se detuvo a respirar por fin, mirándola con la sonrisa más radiante que Pepper había visto en él jamás.
—¡Oh, vamos! ¿No es emocionante?
—¡Claro que lo es, pero si sigues así vas a hacerme pensar que estás trastornado! ¿Has estado toda la noche poniéndole a punto para hoy, verdad? ¿Hace cuánto que no comes?
—Cené anoche un sándwich.
—¿Es cierto eso, Jarvis? —preguntó Pepper girándose hacia el bioandroide con gesto preocupado.
—Sí, señorita Potts. Yo mismo he supervisado todas sus comidas.
—Vaya, eso es un alivio. A estas alturas ya esperaba que hubiese olvidado nuestro trato.
—La habría informado debidamente de darse el caso.
—Hey, conspiradores, que sigo aquí —se quejó Tony alejándose hacia la mesa de su taller donde todavía habían herramientas y soldadores arremolinados entre restos descartados de todo tipo de materiales—. Eh, TONTO, limpia todo esto mientras me doy una ducha, ¿quieres? —indicó dirigiéndose al robot motorizado que estaba más allá—. Me he ganado un descanso…
—De eso nada. Te he dejado más de mes y medio a tu antojo llamándote sólo cuando era absolutamente imprescindible. El trato era que cuando terminases y me lo "presentaras" tendrías que ponerte al día —Tony se estiró bostezando ampliamente con gesto lastimero.
—Vamos, Pepper, que esta noche no he dormido.
—Precisamente por eso aquí tienes un café solo, doble, tres de azúcar —Pepper le tendió la taza que había traído con gesto tranquilo y condescendiente dándole un beso en la mejilla cuando Tony hizo un mohín—. Si no has dormido es porque eres un impaciente. Tiene veinte minutos, señor Stark —Pepper se inclinó hacia él antes de marcharse y Tony la besó tiernamente en los labios a pesar de todo—. Jarvis, espero volver a verte pronto.
—A su disposición siempre que lo necesite, señorita Potts —contestó educadamente el bioandroide, esta vez sonriendo amablemente sin esperar a que Pepper lo hiciera primero.
Pepper les dedicó una última mirada antes de irse haciendo su primera llamada de la mañana. Tony suspiró masajeándose los hombros y echó un vistazo a su reloj. Eran las siete y veinte. Bufó por lo bajo sentándose en su mesa de trabajo dándole un primer sorbo a su café. La idea de no poder darse el capricho de estar con Jarvis su primer día de "vida" le dejaba un gesto decepcionado además del cansancio general que ya tenía encima. Sus ojos color chocolate se elevaron por encima de su taza para volver a mirar al bioandroide. Seguía exactamente en el mismo sitio desde que lo había activado y sus ojos parecían estar mirando un espacio infinito.
—Vamos, Jarvis, no te quedes ahí plantado —dijo guiñándole un ojo e instándole a acercarse.
—Discúlpeme, estaba comprobando mis conexiones sinápticas con el Sistema Central.
—¿Y?
—Todo parece estar en orden, señor.
—Era de esperar —bostezó Tony apurando su café y levantándose—. Voy a arreglarme. Entretente un rato por aquí, Jarvis. Te veo en la plataforma de despegue sobre la Torre en… —miró su reloj—. ¿Eran veinte minutos?
—Sí, señor.
El tiempo pasó bastante rápido en lo que Jarvis esperó en el propio taller privado de Tony los primeros diecisiete minutos para luego dedicar los restantes a encaminarse tranquilamente a la plataforma donde esperaba el helicóptero privado de Industrias Stark. La repentina ráfaga de aire frío le hizo pestañear y le despeinó imperceptiblemente. Era un día bastante gris y ventoso, algo habitual por otro lado teniendo en cuenta que ya se encontraban a mediados de octubre. La señorita Pepper Potts ya estaba allí y como era de esperar hubieron de pasar cerca de veinte minutos más para que Tony finalmente hiciera acto de presencia perfectamente vestido con uno de sus trajes a medida y mocasines negros a juego con su corbata.
—El pronóstico de lluvia es de un sesenta y siete por ciento, señor. Me he tomado la libertad de traerle un paraguas.
—Oh, gracias, Jarvis.
—Llegamos tarde, Tony —le regañó Pepper más allá.
—Está bien, está bien… —suspiró girándose hacia Jarvis mientras Pepper a su lado repasaba su agenda electrónica con las citas del día—. Ya sabes cómo va todo así que date una vuelta y disfruta. Tienes un pase de identificación por si alguien se despista y te lo piden. Si notas algún fallo en tu conexión inalámbrica-
—Inhabilito mi bioandroide y vuelvo a volcar todas mis funciones en el Sistema Central. Lo sé, señor, no tiene de qué preocuparse. Puede irse tranquilo.
Tony sonrió de medio lado y se acercó a él alisándole la chaqueta y ajustándole la corbata.
—Es verdad. A veces olvido que eres más eficiente que yo mismo. ¿No es así, Pepper?
—No creo que sea tanto tu eficiencia como el tomarte en serio las cosas, Tony —contestó ella distraídamente.
—Bueno. Tenemos que irnos, Jarvis —concluyó el multimillonario—. Pásalo bien, ¿quieres? Y un consejo: no camines tan estirado, parece que te han metido un palo por el culo.
—Haré lo que pueda, señor —asintió tras un imperceptible pestañeo.
Tony le guiñó un ojo, marchándose
Eso es todo por esta vez! Es el primer capi de una historia medianamente larga, dadme tiempo y no seáis demasiado crueles conmigo.
Si veo que tiene buena acogida procuraré actualizar con regularidad, así que por favor, acepto todas las críticas poibles!
Hasta la próxima! ^^
