Disclaimer: Katekyo Hitman Reborn! pertenece a Akira Amano.
Advertencias: La boquita santa de Squalo (?).
Notas: Escrito para el reto diario, comunidad de livejournal.
Se habría dado vuelta con gusto en su espaciosa cama si no hubiera sido por el inesperado ser que se encontraba a su lado, durmiendo. Squalo no tuvo que encender ni la luz de su cuarto para saber que esa figura pertenecía al escurridizo ilusionista del cuartel.
—…
No supo qué hacer primero, algo que para su calidad de asesino era algo vergonzoso, si tomar su espada para (por fin) cortar en pedacitos a ese mocoso o sacarlo a patadas de su propiedad. De igual forma, ambas opciones terminaban en violencia (como si le importara).
Aunque no tomó alguna de las opciones anteriores. Con una vena inflamada en su frente, dándole un pintoresco aspecto, se acercó hasta el oído del muchacho y susurró roncamente.
—¿Qué mierda estás haciendo acá?
La amenaza y el enojo eran fácilmente reconocibles en su tono, que si bien no gritó era como si lo hubiera hecho.
Y Fran, abriendo despacio lo ojos, enarcó una ceja hacia su capitán ignorando cualquier aura rojiza que se desprendía del cuerpo del mayor. Incluso se tomó la libertad de soltar un bostezo frente al irritado espadachín.
—Duermo, Capitán Bastardo —murmuró como si nada, volviendo a su pose original, esa vez acomodándose más hacia su reciente compañero de cama—. Dormir cerca de Bel-senpai es incómodo, su aura asesina atraviesa las habitaciones.
La vena que amenaza con explotar en la frente del dueño de dormitorio, finalmente llegó a su punto de quiebre.
—¡YO NO TENGO PORQUÉ ESTAR SOPORTANDO LAS- DHFGKJK!
A la mitad de su molesto diálogo, y con un solo movimiento de muñeca, Fran aún medio dormido lo dejó dentro de una ilusión para comprobar si efectivamente eso lograba callar al Capitán Bastardo.
Con resultados realmente exitosos. Aunque sabría que a la mañana siguiente se tendría que atener (como todos los días) a los instintos asesinos de sus compañeros, y aquella vez acompañados por Squalo.
Pero no era su culpa, de verdad no lograba dormir en su propio cuarto. Además la cama del Capitán era bastante grande, además de cómoda.
—Un superhéroe necesita tener sus horas de sueño, Capitán.
—DFSJFLGJK.
—Sí, buena noche también para usted.
Y se arropó. Acomodándose como bolita al lado del cuerpo del mayor, quien seguía dentro de las habilidades ilusorias recién otorgadas, de la misma forma en que se acurrucaba como antaño, en los días que Chrome cuidaba de él siendo niño.
Sólo que la pequeña diferencia entre el Capitán y la Guardiana, era que ella por lo menos no intentaba estrangularlo a mitad de la noche, ni se la pasaba insultándolo.
Pero si Fran estaba seguro de algo, era que Squalo ladraba mucho pero jamás llegaba a morder. Si le amenazaba, Fran sabía que sólo se estaba defendiendo y no atacando.
(Además, se estaba tan calentito al lado de ese espadachín con mal temperamento).
Dicho y hecho, porque aquella no fue la última vez que el ilusionista logró colarse entre las sábanas del Capitán sin morir en el intento.
Antes de caer rendido en el mundo de los sueños, por cuarta noche consecutiva en la cama ajena, Fran confirmó que lo verdaderamente molesto de todo aquello era cuando su Maestro gruñía en su mente, acusándolo de mal alumno.
Y él, por supuesto, que le respondió acusándolo de ser un viejo vouyerista.
