Hola a todos :) Vuelvo con un segundo fanfic. Quiero agradecer primero a mis reviewers de mi one-shot "Una promesa del pasado": azucenas45, serena tsukino chiba, Astrid'Taisho y algun invitado... gracias por sus comentarios! Que bueno que les gustó. A los que no lo han leído pueden buscarlo por aquí.

En fin... esta historia si la haré en capítulos creo, porque quiero meterle un poco mas de historia :) ... los personajes no me pertenecen, sino a Rumiko T.


Cuando todo termine

Capítulo 1. El pozo sellado

- ¡Abajo! ¡Abajo! ¡Abajo! Ni si quiera debería pedirte permiso para ir a mi casa- ella sabía que era la única forma de que él no la detuviera.

- ¡Agh! ¡Tonta, siempre me haces lo mismo! Es tu culpa que nos retrasemos tanto en juntar los fragmentos.

- ¡Lo siento mucho pero puedes ir a buscarlos sin mí!- entonces bajó por el pozo para regresar a su casa y poder presentar sus exámenes.

Esa Kagome… me las va a pagar cuando regrese, pensó Inuyasha molesto. Odiaba pelear con ella, pero realmente no comprendía por qué ella siempre pedía regresar a la otra época ¿Qué podía ser más importante que pelear contra Naraku?

El resto del grupo se encontraba descansando en casa de Kaede, pues llevaban ya varias semanas de viajar en busca del último fragmento de la perla. Cuando Inuyasha entró furioso, todos supieron que de nuevo se había peleado con la chica de cabellos azabaches.

- Perro tonto, ¿qué le hiciste a Kagome esta vez?- Shippo preguntó consternado. Inuyasha sólo le lanzó una mirada fulminante y el zorrito se escondió detrás del monje Miroku sin atreverse a preguntar otra vez.

- Tal vez podemos ir a investigar por los alrededores si no hay algún fragmento cerca. – Dijo Sango al monje. Todos sabían que la chica de cabello azabache era la única que podía verlos, pero si algún monstruo estaba cerca, no perdían nada con intentarlo.

- Estoy de acuerdo con Sango, saldremos hoy por la tarde a las aldeas vecinas a preguntar.

Caído el atardecer, el medio demonio seguía maldiciendo en voz baja a la joven sacerdotisa hasta que fue interrumpido por el olor a sangre. Corrió en dirección al olor y en cuestión de segundos llegó a una aldea cercana para ver todo completamente destruido y a sus amigos peleando contra una araña gigante.

- ¡¿Naraku?! No puede ser… Llegó y se colocó junto al resto preparando su espada para atacar.

- ¡Inuyasha! Este demonio parece ser una extensión más de Naraku. Tiene su marca en el lomo.-Dijo Miroku.

- ¿A qué viniste maldito? No hay nada de tu interés aquí.- Inuyasha pensó que por ser una araña cualquiera, obviamente no obtendría ninguna respuesta. Se sorprendió al escuchar una pequeña voz que parecía venir de la espalda del animal hasta que pudo ver bien. El pequeño bebé que había intentado oscurecer el alma de Kagome se encontraba en el interior del cuerpo de la araña, como si ésta lo estuviera incubando.

- ¡Es ese niño!- Sango intentó atacar el cuerpo de la araña, pero ésta se movía más rápido de lo que había esperado.

- ¡No me hagas perder mi tiempo!- el medio demonio atacó con su espada apuntando directamente a la araña, seguro de que lograría derrotarla sin problemas.

- ¡El ataque de Inuyasha no le hizo nada!- dijo Miroku.

- Esto no es posible… ya hemos derrotado a esta araña antes sin problemas… Ninguno lograba entender lo que el monstruo estaba buscando. Seguía avanzando en dirección a la aldea de la anciana Kaede mientras el grupo intentaba detenerlo.

- Lo acabaré con mi agujero negro.

- ¡Excelencia! No lo haga, están saliendo insectos del cuerpo de la araña.

El monje se detuvo, pero ya había absorbido el veneno de los saimyoshos, por lo que cayó en el pasto debilitado. Shippo corrió a ayudarlo, mientras Inuyasha y Sango seguían intentando detener a la araña.

De pronto el bebé que se encontraba en la espalda del monstruo lanzó una sonrisa malvada.

- No lograrán hacernos daño. Los fragmentos de la perla que nos dio Naraku están llenos de energía maligna y mientras no se purifiquen no podrán hacernos nada.

- ¡Maldición! Le dije a la tonta de Kagome que no debía irse- Inuyasha quiso sonar molesto, pero su voz sólo denotaba preocupación. Odiaba no entender que era lo que el niño quería ni poder hacerle daño.

Sin darse cuenta, habían llegado a las afueras de la aldea donde vivía la sacerdotisa Kaede. La araña no intentaba atacarlos, sólo avanzaba lanzando mínimos ataques queriendo ahuyentar al grupo. De la nada, el bebé ordenó al monstruo detenerse, y con su mirada embistió contra el hanyou, haciéndolo caer dentro del bosque. Shippo y Miroku corrieron a ayudarlo, mientras Sango intentaba distraer al enemigo.

Demasiado tarde se dieron cuenta de las intenciones del bebé. Mientras todos se encontraban distraídos con el niño, la araña lanzó una ráfaga de veneno que terminó por destruir el pozo que Kagome utilizaba para cruzar.

- El pozo… el pozo de Kagome está destruido- dijo Shippo casi llorando. Inuyasha, sin perder tiempo, atacó de nuevo a las extensiones de Naraku con su espada de diamantes, pero un brillo oscuro impidió que dirigiera bien su ataque, permitiendo que ambos escaparan.

- Demonios... Kagome… - levantó rápidamente los trozos de madera que habían quedado cubriendo el hueco, pero solamente encontró tierra. El pozo parecía haberse cerrado por completo.

- Kagome ya no… ¿no podrá cruzar?- Dijo Sango consternada.

- Me temo que ese era el objetivo de Naraku. Tal vez su intención no era atacarnos. Quería evitar que la señorita Kagome regresara.

- ¡No digan tonterías! Estoy seguro que encontraremos la manera. Ella tiene que regresar. Quédense aquí, iré a buscar a ese maldito niño.

Y salió rápidamente tras las huellas del monstruo sin decir nada más. Todos sabían que estaba igual de preocupado que ellos, pero a él no le gustaba expresar sus sentimientos. Consternado, Shippo se sentó observando el lugar como si eso pudiera ayudar a Kagome a regresar.

Del otro lado del pozo, la chica de cabellos azabaches ni si quiera se imaginaba lo que ocurría en la época feudal...

Continuará...


Pronto subiré el segundo capitulo. Bienvenidos los reviews y gracias por leerme!