'Beautiful'
By. T. patty
Paring: Hannigram
Género: Psicológico/slash/drama
Capitulo 1
'Descender'
-¿Qué ves?
-Fuego…..sangre….lo veo todo. Frente de mí. Siempre está mirándome y siguiéndome.
-¿Quién te sigue Will? Acaso es Garrett Jacob Hobbs.
-No. Ahora no es él. Ahora…..soy yo mismo.
Era la última consulta del día. Will Graham apareció sin avisar. El Dr. Lecter le atendía sin ningún problema, no había novedad alguna, ya que, como debía de ser, el estado de Will iba empeorando.
-Will, es solo una recreación temporal de tu cerebro. Al tener problemas de coordinación temporal, tu cerebro puede llegar a aislar datos. Recuerdos propios pueden mezclarse con ajenos. Tus sueños proyectaran la mezcla de todo tipo de información almacenada que tengas. Normalmente un sueño recrea solo cierto tipo de información. En tu caso, te está mostrando como la imagen de tus frecuentes alucinaciones, que es Garrett Jacob Hobbs. Solo debes enfocarte, repite lo que pedí por favor.
-Son las 10:34 pm, estoy en Baltimore, Maryland y mi nombre es Will Graham. Me siento…..vacío.
-Háblame de ello.
-Tal vez, realmente no salvé nada. Abigail no es un logro después de todo. Ella es alguien. Ella teme y posiblemente (y te va a sonar ridículo) me tema a mí.
Will se encontraba sentado de frente hacia Hannibal. Lo veía profundamente. Una mirada desesperada de un hombre que no puede encontrar la dicha ni siquiera tratando de mirar hacia un dios, un dios que si existía, quedaba como un gran bastardo frente suyo.
-No creo que Abigail te tema. Somos sus padres ahora, Will. Estamos encargados de su tutela. De su crianza y bienestar. El día que me preguntaste que si sentía culpa y responsabilidad sobre esa chica te dije que si. Es porque la siento. Deseo cuidar de Abigail tanto como me sea posible. Tú debes estas ahí. Ella también es parte tuya Will. Ahora somos, algo así, como su familia.
Mostraba Graham un estado deplorable. Sus manos le temblaban a causa del exceso de su medicamento y seguía buscando aún, pruebas que comprobasen la inocencia de Abigail Hobbs. Sabía ya que ella había cometido un crimen, pero ya no le era tan preocupante. Él había matado a su padre, Hannibal había asesinado en defensa propia. Una familia era lo que ella necesitaba. Unos rasgos en común formaban un lazo entre los tres. Un deseo de hacer una buena acción le apoderó y lo sobresaltó. Se levantó de golpe de su asiento, y miró fijamente al Dr. Lecter, se acercó al a poca distancia y dijo
-¿Tú no la delatarías verdad?
-Si lo hago Will, debo delatarme a mí mismo. Eso no es tanto de mi interés como convertir a esa 'buena acción' nuestra en una buena mujer. Ella será la mejor…..tiene capacidad y es muy lista. Sabemos que no hizo ni ayudo a su padre en el asesinato de esas chicas. Ella estará mejor con nosotros, ¿no lo crees?
Respiró hondo y se quitó los lentes. La cara del aparente detective estaba sudorosa. Estaba nervioso. Volteaba hacia los lados y podía observar, por entre los tapices del consultorio, brotar sangre. Una sangre tan espesa que se expandía sobre el tapiz y comenzaba a gotear. Una voz diciéndole al oído:
–'¿Éstas seguro? ¿Seguro que no eres tú? ¿Seguro que todo este tiempo no has sido tú? Mira tus manos Will, están llenas de mi sangre…'
Sabía ya, que esa voz le había perseguido desde el día que le disparó. Garrett Jacob Hobbs estaba ahí. Hablándole con su cara putrefacta al oído. Will podía olerlo, la putrefacción saliendo de su boca azulada. El olor a sangre se hacía más presente y podía mirarla, brotar de entre sus dedos. Por las huellas digitales comenzaba a salir la sangre. Puede que saliera de si mismo, pero estaba seguro, que a pesar de no poder saber de quién proviene una muestra a simple vista, él sabía que no era suya. Esa sangre no era de nadie en la habitación, era…..de Abigail Hobbs, tirada frente suyo escurriendo deliciosamente por la clara alfombra. Will Graham no pudo más y simplemente, colapsó.
Sintió al moverse una sensación de suavidad y confort que le relajó bastante. Abrió los ojos lentamente y comenzó a recordar lo último que había vivido. Se encontraba en una habitación bastante lujosa, con un gusto exquisito en mueblería fina y, lo que parecía ser unas sábanas de seda. Era muy curioso para sí mismo, al ser la primera vez en muchísimos años, que despertaba sin gota de sudor. Estaba seco y cómodo, traía puesta una pijama bastante madura para su edad, pero muy hermosa en forma y tono. Era ropa de Hannibal, y de igual forma, era su habitación.
-Me da gusto que estés consiente. Colapsaste anoche en mi consultorio. Debido a tu estado y a la lejanía de tu casa, decidí dejarte en la mía. Puedes estas todo el tiempo que gustes y, no aceptaré un no como respuesta.
Hannibal portaba una bata de un tono Guinda. Una tela de seda igual que las sabanas donde Will se encontraba. Le había traído el desayuno, huevo con trozos de carne, un leve marinado de hierbas finas, jugo extraído de vegetales de primera, con una mezcla básica de recuperación de glóbulos rojos y un postre leve con un glass colocado casi artísticamente.
-Muchas gracias, Dr. Lecter, es usted muy amable.
El joven, bastante agradecido comenzó a ingerir los alimentos cuidadosamente preparados y obtenidos; en el caso de la carne, la noche previa mientras Will yacía inconsciente en esa misma cama, había sido 'encontrada' trotando por las noches en la carretera federal. Un curioso ejercicio hecho por personas con viviendas cercadas a las orillas del sitio.
-Iré a ver a Abigail, espero no te moleste.
Mirando fijamente a su alimento, el Dr. Lecter esperaba la reacción de Will. Sabía que el hombre era impulsivo en su estado, agradecía la llamada previa hecha por Crawford.
-Deseo ir contigo, necesito verla….necesito hablar con ella
Se exaltó un poco nuevamente, mientras Lecter le sostenía del pecho y empujaba con cuidado hacia la cama nuevamente. Su rostro estaba satisfecho. La desesperación de Graham hacia que todo sentimiento omitido por él, fuese bloqueado ante su demencia temporal.
-No debes verla aún. No por ahora Will; no te preocupes, solo le haré compañía un rato para ver su progreso y medir lo que Freddie Lounds ha estado escribiendo en su libro.
Era curioso, escuchaba las palabras distantes y apretaba sus ojos con sus manos. Veía borroso y podía distinguir al impresionante animal negro detrás de la puerta. Escuchaba sus pisadas y su respiración, mientras observaba a Hannibal mirándole fijamente, hablándole de cosas que apenas percibía – 'Will, ¿Me escuchas? Creo que estas perdiendo el conocimiento….' – mientras, efectivamente, se desmayaba de nuevo. Era cosa interesante el poder de algunas hojas. Su aplicación como té benéfico resultaba ser un somnífero casi indetectable. Hannibal sonrió para sí. Se dio la media vuelta con la bandeja de alimentos en la mano y se dirigió a la cocina. Una vez dentro observó el último pedazo de carne que Will había dejado. Se sentía un poco conmocionado. Tomó el pedazo de carne entre sus dedos y lo olfateó; la frescura inminente de su obtención le hacía más deliciosa. Él hígado de un deportista era de lo mejor que podría encontrarse. Un corazón agitado perdía su valor en cada bombeada innecesaria, que hacía por el ejercicio forzado. No pudo evitarlo más, lamio todo el trozo de la negruzca carne. Fue sucio, nada elegante y muy descortés pero lo hizo. Después la besó un poco y la colocó en el plato de Will. Tomó sus llaves y partió hacia donde vivía Abigail Hobbs.
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-¿Y Will? ¿Por qué no vino con usted? Me dijo la última vez que vino, que ya no me visitaría solo, Dr. Lecter.
-Lo sé, y por eso no vengo solo a visitarte. Estoy aquí por una oferta especial para ti Abigail. Will está un poco cansado, así no pudo asistir. En su defensa alego mucho trabajo forzado.
-¿Oferta? Qué clase de oferta podría hacerme….yo no tengo nada, pero usted no quiere eso….yo le apreció, sé que no haría nada perverso conmigo. Will me preocupa más que usted, pero él no vino hoy. Freddie Lounds siempre dice que él está loco. ¿Lo está Doctor? El me da un poco de pena a veces. El mató a mi padre pero eso, ahora lo sé, hasta yo lo habría hecho. El no tenía derecho de nada…el no debía haberme involucrado ni matado a mi madre. Pero ya no tengo nada…. ¿O sí? Dígame su oferta Doctor y lléveme cuanto antes de este horrible lugar. Todos los locos de aquí me ponen enferma.
Lecter se postró frente a la chica y la abrazó. El haber comprendido la situación le dio más importancia. Era una pieza muy preciada para Hannibal. Lista y cuidadosa, con una táctica para mentir y un alma corrompida, lista para ser explotada a su máxima capacidad. Era perfecta. Era su segundo juguete después de Will Graham. Ahora le sonreía y veía como la chica se apretaba contra su pecho.
-Te esperaré en la entrada. La orden ya salió y el permiso de FBI es a cambio de tu recuperación mental y reestabilidad a la sociedad. Irás a una escuela de mi recomendación y vivirás tranquilamente como lo mereces. Will puede cuidarte también. Nunca olvides que el también es tu tutor. El te aprecia más de lo que te imaginas.
-¿Lo dice aparte de porque mató a mi padre? ¿Aparte de porque él cree, que soy su máximo logro?
-Lo digo porque ahora, él, al igual que lo harás tu, te ve como su familia. Somos un núcleo familiar pequeño, pero existimos, Abigail. Bienvenida a tu nueva familia.
Durante el abrazo, el Dr. Le revolvió un poco el cabello en un gesto de amor paternal. La chica lloraba sin notarlo y le miró fijo alzando su rostro. Su cara mostraba una especie de satisfacción. La chica sabia, en el fondo, mucho sobre el propio Hannibal. Era simple, ella era igual. Pero no se repelería, al contrario, como esa figura que siempre estuvo ausente, se separó de abrazo, y miró al serio individuo que le observaba de pies a cabeza. Luego lo dijo, sin titubeos:
-Entonces te veré abajo. Ahí espérame, padre.
La chica desapareció entre los pasillos. Hannibal sonreía nuevamente. Había traído el pedazo de carne de Will, simplemente no pudo abandonarlo ahí. Lo saco de una bolsa cuidadosamente cerrada y comprada específicamente para alimentos. Era pequeña, dentro de su bolsillo. Una vez afuera, sacó la carne y la comió. Un paso más había dado. Tenía todo ahora, y la felicidad se asomaba en el resplandor de sus pupilas. Sabía que cuando él llegase con la joven, Will ya no estaría. Dejó un mensaje de Crawford en su celular. Un nuevo caso se presentaba, mientras él prendía el motor de su camioneta, accionaba la radio y escuchaba una bella pieza de Mozart.
Y ahí venia, con una maleta pequeña, su nueva hija. Ella sabía que volvería, para que Will no supiese. Pero estaba consciente, que jamás seria igual. Gracias a dios.
