Declaimer: Skins no me pertenece.
Advertencias: Spoilers del final de la tercera temporada.
Sin noticias de Effy
Anthea estaba cansada. Le dolían los ojos por los lloros, le escocía la garganta de los cigarros y su estómago se había vuelto frágil con aquellas pastillas.
Aunque lo peor no era eso, no. Lo peor era que no estaba ella: su pequeña.
Sin Effy había muchísimo más silencio en aquella maldita casa. O, mejor dicho, había un silencio mucho más terrible y más entristecedor ahora que el silencio de su hija no invadía cada rincón de la vivienda.
Se había ido. Se había y no iba a volver. Lo sabía. Todo había sido culpa suya. Culpa suya el no haberse detenido a escuchar sus gritos de ayuda silenciosos que le decían: Mamá, mi vida es una mierda y te necesito. Anthea había olvidado que era madre al empezar a compadecerse de sí misma después de que él la dejara.
Y, ahora, estaba sola. Sin él, sin Effy, sin Tone. Sola.
Todo por haberse olvidado de lo que era: una madre.
Una madre que ahora no tenía hija.
¿Qué tal? En teoría querría seguirlo, aunque… no sé si merece la pena. Por ello, necesito una opinioncilla. Así que, ya sabéis, botón verde ;).
