Hola este es un one-short especial para el día de las brujas :P una loca idea que se me ocurrió a casi medio mes y ansiaba terminar a tiempo…

Pues no lo termine y lo público antes porque creo que me emocione y lo hice bastante largo jajajaja así que por consejo de Mariela ;P (el cual debo admitir no quise seguir) tendré que subirlo en partes porque si no, no tendrá fin jajajaja

Así que aquí les dejo esto para leer con la espera de que les guste.


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Orenji Moon

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Capítulo 1

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Hoy era el mejor día de mi vida, lo había esperado por 18 largos años. Y desde el inicio del mes anterior, había practicado más arduamente que antes. Toda mi vida quise salir de esta isla. Subir a mi escoba y volar junto a la luna.

—Usagi… USAGI.

—Ya voy tía.

Baje corriendo las escaleras y faltando cuatro escalones brinque. Caí justo enfrene de mis tíos.

—Lo siento. —me disculpé al ver la expresión molesta de mi tía y la sonrisa de mi tío.

De pronto mi tía le pego en el estómago.

—Quieres dejar de reírte.

—Vamos cariño, es el mes de las brujas y son sus 18 años. Por fin podrá salir al mundo exterior para encontrar un compañero.

—Mmmm… sigo pensando que la edad es temprana.

—Rei, tú eras más chica cuando…

Mi tía movió uno de sus dedos y la boca de mi tío se cerró, gimió intentado decir más pero por más que peleo ningún sonido salió de su boca.

—Cuervo.

Como una orden mi tío se transformó en eso… un cuervo.

Mi tía sonrió y me miro como si nada hubiera pasado. Yo le mire algo asustada. Siempre que discutían mi tía terminaba convirtiendo a mi tío en un cuervo, dando por finalizada y ganada la discusión.

Sinceramente, mi tío me daba lastima.

—Usagi… aquí está tu bolso. Y afuera está tu escoba, tu tío hizo para ti… aunque yo le dije como. —susurro mientras mi tío bajaba de una de las vigas de la casa para pararse en la cabeza de mi tía.

—Gracias tía. —ella acarició mis cabellos y mi tío voló al perchero para traer mi sombrero.

Al ponerlo sobre mi cabeza gazno. Se paró sobre el para achatar la punta. Alzo el vuelo para volver a pararse sobre la cabeza de mi tía.

—Gracias tío.

El reloj comenzó a marcar las 10 de la noche, a esa hora la maestra Haruka nos había ordenado usar nuestra escoba. Mire sonriente la cara de mi tía, ella parecía a punto de ponerse a llorar.

—Ahora, vamos a despedirte. —tallo sus ojos para evitar que las lágrimas salieran y subió su mano para que mi tío se pusiera sobre esta.

Al bajar al nivel de su rostro mi tía beso la cabeza del cuervo y este volvió a ser un hombre.

—Recuerda algo cariño. El llamado te llenara por completo tanto a ti como a él, pero si lo asustas puede que lo pierdas. —asentí ante las palabras de mi tía.

No me molesto que me repitiera lo que la maestra y todas las demás brujas me habían dicho una y otra vez.

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El llamado era algo que todas las brujas sentían, era algo a lo que también se le conocía como amor. Toda bruja al cumplir los 18 años debía hacer un peregrinaje durante el mes de luna naranja.

Durante el viaje, las brujas partían en busca de un compañero de por vida.

Un gato, un cuervo o una lechuza.

Aunque estas no eran sus verdaderas formas, la marca de un par les permitiría a ellos el mutar a nuestra voluntad. Pero no era sólo la forma que ellos tomaban lo que importaba. Sin un compañero, una bruja no estaba completa y sus poderes no se desarrollaban a su máxima capacidad… además de que dependiendo de su forma, era el como una bruja era catalogada.

Los gatos representaban a una bruja como astuta y ágil. Ellas eran catalogadas como las luchadoras, destacaban en hechizos letales. Especializadas en el arte del combate, ellas eran las encargadas de protegernos si algo ponía en peligro a nuestra raza. Eran las primeras en pelear.

Los cuervos eran rápidos y devotos, por lo que las brujas con un compañero que adoptaba la forma de uno eran considerada como defensora. Ellas por lo general guiaban a las demás. Su especialidad era la cristalomancia. Ellas eran las que apoyaban a las luchadoras con sus poderes de curación.

Por último estaban las lechuzas. Sabios y protectores. Según las estadísticas, de cada cuarenta brujas nacidas sólo una conseguía un compañero lechuza y estas por lo general a pesar de ser buenas en hechizos tanto de ataque como protectores se especializaban en adivinación. Quiromancia y todas las mancias. Ellas eran como un oráculo para nosotras.

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—Ten mucho cuidado Usagi. —dijo mi tía cuando abrí la puerta de la casa.

—Si tía. —me incline un poco para tocar gran estomago de mi tía.

—Cuídalos por mí peque.

—Usagi, no todos los humanos son malos. Pero antes de mostrarte a él, asegúrate de que no sea un Paladín.

—Lo se tío, la maestra Haruka nos ha repetido hasta el cansancio que los Paladín nos atraerán confundiendo nuestros sentidos. —repetí de forma monótona.

—Sólo ten cuidado.

Ambos estaban preocupados y lo sabía, aunque realmente me sorprendía que me cuidaran tanto cuando yo no era ni su hija.

Mi madre y padre habían muerto cuando yo era aún una niña. Mi tío Jedite me había protegido junto con mi tía Rei. Mientras que mis padres peleaban contra los Paladín que habían atrapado a una bruja durante su viaje.

Abrace a mis tíos y mire al cielo donde varias de mis compañeras y la maestra esperaban.

—Volveré pronto. Y puede que cuando vuelva la pequeña Hotaru esté esperando por que la abrace.

Tome mi escoba y me eleve tomando mi sombrero con una de mis manos para evitar que saliera volando. Al llegar junto a mis compañeras sonreí nerviosa como ellas.

—Muy bien chicas, despídanse de sus familias. —la maestra no estaba sentada como nosotras, ella estaba parada sobre su escoba.

Todas obedecimos y miramos abajo para despedirnos. La maestra se dejó caer en su escoba y con un grito de "En marcha" todas avanzamos hacia el norte. Al llegar a la barrera la maestra se adelantó para abrir un hueco por donde todas pasamos.

Una vez estuvimos todas a fuera nos detuvimos mirando a nuestro alrededor, era normal, supuse.

—Vamos no se queden ahí, volaremos hasta el amanecer. Descansaremos una vez lleguemos a las afueras de la primer ciudad.

Temerosas y con algo menos de velocidad avanzamos con el mar a nuestros pies.

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Como dijo la maestra Haruka, volamos hasta poco antes del amanecer. Cuando dio la orden de que descendiéramos, todas bajamos a las afueras de una ciudad. Esa mañana descansamos ahí hasta el atardecer, cuando la maestra nos despertó a todas.

—Bien quiero que todas guarden todo en su bolsa.

— ¿También nuestra escoba? —pregunto Ami.

—Todo.

Guardamos dentro de nuestras bolsas como lo había ordenado la maestra y entonces una a una fuimos cambiando nuestra ropa por algo más adecuado a la cuidad.

—Sigan el dije que se les dio, ellos las guiaran. Tienen 25 días para encontrar a sus compañeros y 5 días para traerlos aquí. Saben que muchas de ustedes no encontraran compañeros… así que si no lo encuentran o no vuelvan.

Apreté mis manos cuando mencionó eso, si bien las brujas eran enviadas a conseguir compañeros nunca regresaban todas y no siempre las que volvían tenían compañero.

Según los textos a pesar de que necesitábamos aun compañero para poder sacar todo nuestro potencial también había brujas que no estaban unidas a nadie. La maestra Haruka era una de ellas y aun cuando no tenía compañero era una de las mejores, su poder para controlar el aire y la tierra era enorme. Incluso mi tía Rei había perdido contra ella en una pelea de práctica.

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Rápidamente mire a mis compañeras. Ami, Minako, Makoto, Molly, Unazuki, Esmeralda y Nehereina. Mi generación no tenía ni siquiera a 10 chicas de 18 años. Todas al igual que yo miraban a la maestra mientras apretaban sus manos con nerviosismo. Después de todo, ninguna de nosotras quería estar sola.

—Póngase sus dijes, no usen más que hechizos básicos. De ese modo los Paladín no las podrán localizar, si ven a uno no se acerquen. Desvanecerse y busquen refugio en las sombras. Sean precavidas y no muestren sus poderes a nadie ni a sus parejas antes de la fecha acordada, podrían ser Paladín.

La seriedad en todas era palpable en el ambiente que nos rodeaba. Cuando creímos que seguiría repitiéndonos las reglas que casi habían tatuado en nuestros huesos, la maestra sonrió.

—Cuídense y por favor regresen todas.

La maestra nos dio la espalda y poco a poco una a una comenzamos a caminar hacia la ciudad frente a nosotras.

Apreté mi dije antes de mirar hacia atrás. La maestra estaba ahí. Mirándonos con un brillo melancólico en sus ojos.

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Varias horas después todas nos detuvimos en un parque. Comimos algo mientras decidíamos qué haríamos.

—Deberíamos permanecer juntas. —dijo de pronto Unazuki con voz temerosa.

—Podríamos, pero no creo que sea tan buena idea. —comento Ami.

— ¿Por qué? —preguntamos Esmeralda y yo.

Ami se sonrojo un poco cuando todas la miramos directamente.

—Bueno, si permanecemos juntas es probable que no todas encontramos a nuestro par.

Todas meditamos sus palabras y estuvimos de acuerdo con eso.

—Pero solas seriamos presa fácil.

—Y si vamos en grupos de dos. —comento Nehereina tras las palabras de Unazuki.

Todas miramos a Ami en espera de una respuesta.

—Yo… creo que esa es una buena idea.

Sonreí ante su timidez, todas pensábamos que Ami seria el nuevo oráculo. Era bastante lista y siempre pensaba antes de actuar, hablar o lo que fuera.

—Bueno entonces iremos de dos en dos. —dije sonriendo.

— ¿Cómo decidiremos quien va con quién? —pregunto Makoto haciendo que nos miráramos unas a otras.

De ser posible pediría a Ami, pero estaba segura de que ese era el mismo pensamiento que todas teníamos y cuando todas la miramos supe que tenía razón.

—Podemos sortearlo, escribir números o algo.

—Podemos usar magia. —casi grito Minako al tiempo que Ami hablo.

Esmeralda de pronto la golpeo en la cabeza.

—La maestra dijo que no podemos usar magia. ¿Acaso quieres que esos monstruos nos encuentren?

—Ustedes podrían ir juntas. —susurre de pronto— Bueno, Esmeralda es la más madura de todas y Minako es la… —me quede cayada cuando me miro molesta.

—Ok… yo voy con la niña.

—No soy una niña.

—Pues deja de ser tan infantil. Hasta Usagi sabe comportase.

Ante su acusación agache la cabeza algo avergonzada.

—Lo mejor será que el trío sea separado. —Nehereina nos señaló tanto a Molly como a mí— Yo iré con Molly.

—Yo con Usagi. —mire a Makoto algo sorprendida.

Ella era con la que menos hablaba de todas, sabía que no era mala o eso... pero ella siempre estaba algo… fuera del grupo.

—Entonces Unazuki y yo iremos juntas.

Una vez acomodadas en grupo nos dispusimos a alejarnos cada una por su rumbo. Makoto y yo caminamos por las calles observando todo. Cada cosa nos parecía fascinante.

Pasaron los días y ni Makoto ni yo sentimos la vibración de nuestro dije. Para el decimonoveno día, estamos dispuestas a rendirnos y fue entonces que ambos resonaron.

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Estaba bañándome en el cuarto que rentamos cuando sentí el leve movimiento. Salí del baño en busca de Makoto, la cual estaba dormida.

—Mako… Mako… —grite asustándola.

Se levantó de un salto y miro a todos lados buscando un intruso o algo. Al no encontrar nada me miro a mí.

— ¿Por qué rayos estas desnuda? ¿Y por qué rayos me gritas?

—Lo siento. —puse amabas manos en mi pecho y apareció un vestido blanco.

—Tu dije. —susurro de pronto al notar que mi dije brillaba.

—Por eso grite, lo sentí mientras me bañaba.

—Ponte zapatos, hay que seguir el rastro.

Ella salió del cuarto tan rápido que me sorprendió. Parecía… feliz. Y no entendía el por qué estaba tan feliz cuando era mi dije el que vibraba.

—Apúrate Usagi. De lo contrario lo perderemos.

Corrí hacia la puerta después de tomar mi bolso y ponerme los zapatos en la entrada. Recorrimos el lugar pero en ninguna de las direcciones que caminábamos parecíamos encontrarle. El dije vibraba con la misma intensidad por lo que terminamos exhaustas.

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—Makoto, hay… que… descansar. —dije sin aliento.

—Si. Vamos ahí. —mire a donde apuntaba.

Era un lago con bancas por lo que no pude quejarme. Al llegar a la banca vacía más cercana ambas nos dejamos caer sobre ella sin el mínimo cuidado.

— ¿Quieres agua? —pregunte buscando en mi bolso una botella.

—Por favor.

Saque la botella y tome un trago antes de pasársela. Cuando termino de tomar me devolvió la botella para que pudiera guardarla. Miramos en silencio a las personas en el parque, en su mayoría parejas y niños.

Las risas de un grupo de chicos llamo nuestra atención al tiempo que ambos dijes vibraron con intensidad.

—Están aquí… juntos.

Las dos nos quedamos quitar mirando directamente hacia el grupo de 5. No estaban lejos de nosotros por lo que podíamos verlos fácilmente. Lo hicimos de forma disimulada para no vernos tan desesperadas como realmente estábamos.

— ¿Por qué hay tantos? —se quejó Mako.

—Supongo que les gusta salir en grupo… ¿No es raro que estén juntos? —pregunte después de encogerme en hombros.

—Sí, de hecho lo es.

Ante su respuesta nos miramos preocupadas un momento. Uno de ellos podía ser un Paladín.

—No recuerdo que la maestra nos dijera que ellos podían identificar a un par.

Espero que mi par sea real… quise decir en voz alta. Pero sabía que esas palabras no causarían más que dolor en Makoto.

—Creo que debemos alejarnos y vigilarlos de lejos hasta no saber... —me levante dispuesta a irme.

—Pero Usagi, para eso debemos poner en ellos un receptor. —reí nerviosa cuando señalo el detalle insignificante que había olvidado.

—Lo había olvidado. —dije nerviosa al voltear a verla.

Ella suspiro poniendo su mano sobre sus ojos en señal de frustración. Una que obviamente fue ocasionada por mí. Cuando bajo su mano, sus ojos se abrieron más de lo usual. Al pensar que estaba molesta intente calmarle.

—Mako… no volveré a olvidar algo. Estudiare más, lo prometo.

Alce mis manos, agitándolas frente a ella para calmarle y di un paso hacia atrás. Había visto su pelea contra Ami, sin importar que tan sabia fuera ella había terminado en el suelo… inconsciente. Y junto a ella, una Makoto a la que por primera vez considere aterradora.

De pronto tope con algo duro, sin voltear atrás me detuvo mirando a Mako. Fue entonces en que ese algo toco mis hombros. Paso cómodamente los bazos sobre mis hombros y me presiono hacia él, en una especie de abrazo. Levante la mirada encontrándome con un chico de cabellos rojos. Era guapo, no iba a negarlo. Pero junto a él otros cuatro nos miraban a mí y Mako.

Sin saber qué hacer ni cómo reaccionar busque los ojos de Mako para suplicarle ayuda.

—Tu nombre es Mako. Es algo extraño, ¿No creen chicos? —hablo un castaño acercándose a Mako.

—Neph, por que mejor no nos vamos.

—Motoki eres demasiado suave, por ellos te botan las chicas. Tienes que ser algo más duro con ellas. —dijo acariciando el cabello de Makoto.

La risa de algunos de los chicos me provocó un escalofrió que me recorrió toda la espalda. El agarre sobre mis hombros ejerció más presión pero yo sólo pensaba en que dejaran a Makoto.

Él chico llamado Neph tomo la barbilla de Mako, la levanto para que lo viera directo a los ojos. Mako se puso pálida e intento alejarse pero el chico la apretó del brazo.

—Basta Neph. La estas asustando.

El rubio la alejo de él y Mako se escondió tras su espalda. Fue entonces que le vi sonreír, baje un poco la vista dándome cuenta que su dije no vibraba, pero si brillaba cambiaba de tono. Su cristal antes transparente ahora era verde.

—Ahhh. Motoki, siempre tan caballero.

— ¿Por qué mejor no nos vamos? — pregunto el rubio.

De pronto las manos en mis hombros me soltaron y reaccione. Me aleje del chico que parecía molesto. Casi corrí hasta Mako.

Los chicos daban miedo.

Nunca antes había pensado eso, pero ahora de verdad que no pensaba en otra cosa que no fuera eso.

Me pegue a Mako tanto como pude. El rubio que había hecho a su dije cambiar de color se había alejado un poco y ella seguía viendo al castaño con miedo.

—Yo estoy con Motoki. Esto es aburrido, deberíamos irnos.

Mire a la que hablo y de inmediato me di cuenta que gracias a él había sido liberada. Lo apretaba fuertemente de uno de sus brazos y se interponía en su camino hacia mí.

El pelirrojo seguía mirándome haciéndome sentir incomoda y estaba segura que si no fuera por el chico de cabello negro que me daba la espalda, el pelirrojo estaría intentando tocarme de nuevo.

—Un Paladín. —escuche el suave susurro de Mako.

Sorprendida dirigí mi vista al mismo lugar que ella encontrándome con el castaño.

Cuando le vi detenidamente pude notar que en su cuello también había un dije como el de nosotras. Pero este era de color negro. Eso significaba que la bruja a la que le perteneció estaba muerta… o peor. Se dejaba usar por ellos.

—Maldición, Mamoru. Ella podía haberme entretenido. —se quejó el pelirojo.

—Vamos a buscar diversión en otra parte. —el rubio bajo la guardia.

Tanto el castaño como el pelirojo dieron la vuelta alejándose de nosotras. Makoto y yo suspiramos algo aliviadas, pero cuando el rubio siguió los pasos de los demás Makoto avanzo jalándole la manga de su abrigo.

—Ahhh. —sorprendido por el leve jalón, miro hacia Makoto.

Algo inseguro el chico puso distancia entre ellos.

—Gracias. —susurro Makoto tristemente al ver que se alejaba de ella.

—Lamento eso. Por favor no les odie, están algo borrachos. —sonrió hacia nosotras.

—Señorita, creo que esto es suyo. —volteé hacia la voz que me llamaba.

Mire mi bolsa en sus manos antes de mirar su cara. Sabía que era el chico que había alejado al pelirojo por su voz, a pesar de no haberle visto aun la cara. Cautelosamente estire la mano hasta tomar la bolsa.

—Gracias. —dije levantando la vista.

Me quede prendida de sus ojos azules. Eran tan hermosos que no pude evitar sonrojame al ver su rostro.

—Tu dije cambio de color. —expreso sorprendido.

Baje la mirada para tomar mi dije y ver cómo realmente había cambiado. Era de color banco con plata. Nunca había visto uno combinado.

—Mamoru, vamos antes de que ellos se metan en líos otra vez.

El rubio interrumpió nuestra plática y sin que pudiéramos hacer más que verlos. Makoto y yo nos quedamos ahí.

—No entiendo. —susurro Makoto con los hombros caídos.

—Son ellos. —dije yo sin poder creer que los habíamos encontrados.

— ¿Por qué parecen no tener interés en nosotros? si son nuestros par, deberían sentir el llamado como nosotras. —Makoto se giró para verme con lágrimas en sus ojos.

En sus manos mantenía encerrado su dije. Apretándolo casi de forma desesperada.

— ¿Por qué no se quedaron con nosotras? —se dejó caer en la banca y yo comencé a pensar sobre las preguntas que ella me hacía.

—Se supone que ellos también lo siente…

Ninguna de nosotras dijo nada y yo me senté junto a ella observando el lugar por donde ambos Par se habían ido.

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— ¿Crees que sea por qué un Paladín está con ellos? —dije después de un rato.

Makoto levanto la cabeza y me miro ya sin lágrimas.

—Si… eso debe ser. El Paladín debió hacerles algo.

Eso bien podía ser cierto, después de todo ellos nos cazaban. Por lo que con los años podían llegar a hacer miles de cosas de las cuales aún no teníamos conocimiento. Si bien podían engañar a nuestros dijes para hacernos creer que eran nuestro par. También podían hacer algo para que nuestro par no sintiera el llamado.

—Vamos a seguirlos. Ahora que hemos tenido contacto con ellos ya no tendremos problemas para encontrarlos. —anuncie animada ofreciendo mi mano a Mako.

—Si. Podemos esperar a que se alejen del Paladín y entonces intentar hablarles.

Nuestros dijes nos mostraban el camino por el que habían caminado y aun cuando la noche cayo, seguimos el rastro que habían dejado hasta encontrales.

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Hasta aquí llega este primer capítulo :P

Por cierto antes de que lo olvide, les recuerdo que mañana es 20 por lo que me toca actualizar mis otros fic. Pero hoy no creo tener tiempo para responder a los rw con cuenta T.T así que espero no les moleste los conteste momentos antes de subirlos o después de… una disculpa adelantada T.T

Besos y bendiciones para todas :P