¡Chicos! ¡SOMOS CANON, MALDITA SEA! ¡SOMOS CANON! De verdad, no puedo parar de sonreír y de sentir mi corazón lleno de felicidad. ¡Poco más de 8 años de shipear a mis adorados pelinaranjas! Y valió toda la pena del mundo! Como forma de festejo por este precioso acontecimiento, miles de ideas llenaron mi cabeza y no sabía por cual empezar, así que decidí hacer un fic con historias cortas (de un capítulo cada una) que relate los momentos más importantes vividos por Ichigo y Hime en esos diez años que no vimos. Aquí les dejo el primero, espero de verdad que sea de su agrado y que les guste mi perspectiva de este, el que yo considero el primer gran momento que nos perdimos.
Disclaimer: Los personajes pertenecen al genial y grandioso Tite Kubo-sensei, al que le agradezco por estos 15 años de esfuerzo y por haber creado una historia que nos hizo felices por igual cantidad de tiempo. GRACIAS KUBO-SENSEI, espero ansiosa tus nuevos trabajos.
¡A leer!
MIS SENTIMIENTOS POR TI
Todo había terminado. Finalmente había sido capaz de vencer a Juha Bach. No tenía muy claro cómo, su mente seguía nublada y sólo registraba algunos fragmentos de la batalla; hacía unos minutos el enemigo más temible de la Sociedad de Almas estaba frente a él fastidiándole la vida y ahora se había ido. Aunque no lo creyera del todo, luego de que había logrado matar a varios Shinigamis más fuertes que él –Yamamoto incluido–, estaba muy seguro pues ya no había ni rastro de su presencia.
Tenía que buscar a Renji, traer a Inoue para que lo ayudara, pero simplemente no podía. Sus fuerzas se habían ido por completo. Disculpándose con su compañero mentalmente, soltó su zanpakuto y se dejó caer de rodillas al suelo; con la mirada baja sentía resbalar varias gotas de sudor y sangre por su rostro, que luego terminaban impactándose contra el suelo. Todo en él dolía: desde la cabeza hasta la punta de los pies e incluso, su alma se quejaba.
—¡Renji, tonto! ¿Estás bien?— Oyó gritar a Rukia. Se sentía realmente aliviado de que hubieran llegado para ayudar a su amigo.
—¡A-Abarai-kun!—Sin decir nada más, Orihime envió a Baigon, Hinagiku y Lily a curar a su amigo, quien poco a poco comenzó a reaccionar.
—Ru… Rukia, ¿qué haces aquí?—Cuestionó mientras la pequeña shinigami acomodaba la roja cabeza de Renji en su regazo.
—¿Y todavía lo preguntas? Está claro que no puedo dejarte ni un minuto solo. Por eso… Por eso yo jamás me alejare de ti otra vez.—Dijo con las mejillas muy rojas y una expresión que simulaba enojo. Renji simplemente sonrió aunque por dentro quisiera abrazarla y saltar de felicidad.
—Estoy a tu cuidado. —Dijo cerrando los ojos, disfrutando esas palabras y la calidez de los poderes de Orihime.
En cuanto dejó a Renji al cuidado de sus Rikkas y más importante, de Rukia, Orihime empezó a buscar desesperadamente a Ichigo. Miró en todas direcciones hasta que por fin, varios metros alejado de ellos, divisó su naranja cabellera. Por una fracción de segundo, su mundo se detuvo; aparentemente el joven estaba bien. Con lágrimas cayendo por sus mejillas, la muchacha corrió hasta llegar junto a él.
—¡Kurosaki-kun! ¿Estás bien?—Preguntó hincándose frente a él y sin pensarlo siquiera, puso sus manos en las mejillas de Ichigo, quien se vio sorprendido por su cálido tacto. Luego pasó su palma por su frente alejando algunos cabellos. En ese instante sus miradas se encontraron y él pudo ver lágrimas de preocupación y alivio en los ojos de su amiga. Sin embargo, al ver el gris de su mirada frente a él, una extraña y confortante sensación de paz y tranquilidad comenzó a inundar su interior.
—Sí. Ya todo acabó, Inoue.— Al oír esas palabras, algo dentro de Orihime reaccionó y dejándose llevar por el alivio y sobre todo, por el amor que le tenía a Ichigo, lo abrazó, escondiendo su cabeza en el pecho fuerte del shinigami sustituto.
—¡Gracias a Dios, Kurosaki-kun! Estoy tan feliz de que estés bien.—Dijo, para luego sollozar fuertemente aún refugiada en ese abrazo. Nuevamente sorprendido por sus acciones y conmovido por la preocupación de Orihime, puso delicadamente su mano en la parte posterior de la cabeza de la chica, mientras cerraba los ojos y recargaba su frente en la coronilla naranja de ella.
XoXoXoXo
Tres meses habían pasado desde la derrota de Juha Bach y al fin las alteraciones entre el mundo humano, Hueco Mundo y la Sociedad de Almas causadas por la batalla habían quedado resueltas, al ser una prioridad para el escuadrón 12 y Urahara. Aunque se habían ofrecido a ayudar, Mayuri rechazó vehementemente la ayuda de Ichigo y sus amigos e incluso la de otros escuadrones, así que ahora los chicos podían nuevamente vivir sus vidas con normalidad y tranquilidad.
Aunque la naturaleza de Ichigo le impedía por completo mostrarse alegre o entusiasmado, la realidad es que en su interior se sentía muy tranquilo y disfrutaba cada día a su familia y amigos. Incluso la escuela le parecía un lugar mucho más agradable y justo ahí se dirigía, con los pensamientos vagando en todo lo que había pasado desde que obtuvo sus poderes de shinigami: las batallas que había librado, los entrenamientos, los valiosos amigos que había hecho y los lazos que había reforzado con sus amistades pasadas. En ese momento no podía pedir más.
Cuando al fin estuvo en la escuela, se sorprendió de verla casi vacía. Luego de discutir con su padre, salió de su casa furioso y sin desayunar, resultando en su pronta llegada a la escuela y para colmo, con el estómago vacío. Luego de buscar sin éxito algo que comer, caminó hasta su salón de clases resignado a esperar dos horas más hasta el primer descanso.
—¡Inoue! ¿Qué haces aquí tan temprano?—Al abrir la puerta descubrió a Orihime al frente del salón hablándole a una audiencia invisible con unas notas en la mano, que cayeron por todo el suelo cuando la joven dio un salto sorprendida por la llegada de ni más ni menos que Ichigo.
De por sí, la chica siempre se mostraba nerviosa cuando estaba cerca de Kurosaki-kun, razón por la que hablaba poco y luego, cuando llegaba a su casa se recriminaba y no paraba de sentirse una torpe. Seguramente Ichigo pensaba que era una especie de boba que no hacía más que reír o asentir, pero la realidad es que las mariposas de su estómago le impedían hacer o decir otra cosa y eso la enfurecía. Pero ahora las cosas habían empeorado. En primer lugar aún se sentía profundamente avergonzada por lo que había hecho luego de la batalla con Juha Bach. Mira que lanzarte a sus brazos a llorar como un bebé en lugar de curarlo… ¡Tonta Orihime! A pesar de que Ichigo no había mencionado nada del incidente desde entonces y ella tampoco estaba particularmente interesada en hablar de ello –aunque en el fondo se sentía algo desilusionada de que para Ichigo no significara nada– cada vez que lo tenía en frente no podía evitar recordarlo y las palabras se quedaban atoradas en su pecho y un intenso sonrojo invadía su rostro.
En segundo lugar y todavía más peligroso para ella y sus nervios, justamente desde hace tres meses, Ichigo había decidido sonreírle cada vez que la veía y no una sonrisa cualquiera: una que le derretía el corazón y la hacía querer gritar, saltar y rodar en el suelo de la emoción. A los ojos de Orihime, ese joven era imperfectamente perfecto y lo amaba tal cual. Aquello que más le gustaba de él era su amabilidad y consideración por otros; le sonreía a pesar de que le había fallado en batalla o eso creía ella. Todas las noches se iba a la cama pensando en que habría podido hacer más para disminuir su carga durante el terrible enfrentamiento y eso la entristecía mucho. Pero eso sólo sucedía en la intimidad de su hogar, porque ahora estaba paralizada mirando a Ichigo parado en la puerta del salón observándola con esa sonrisa que le hacía temblar las piernas como gelatina.
—¡Kurosaki-kun! Yo… eh… Vi-vine para practicar mi exposición para la clase de inglés. Me sentía algo insegura y quise venir antes de que todos llegaran… ¡Qué torpe soy!—Dijo evitando mirarlo mientras recogía sus notas.
—¿Hoy te toca a ti?—Dijo Ichigo pasándole una tarjeta del suelo, ignorante de todas las emociones que provocaba en su amiga, tratando de ser lo más amable posible con ella. Otra vez, Orihime sólo pudo asentir.
—Ya veo.— Continuó sentándose en la primera fila y cruzándose de brazos dirigiendo toda su atención a la joven. — Continúa.
—¿Có-cómo dices?
—No me considero un experto en inglés, pero puedo ayudarte a combatir los nervios y si es que noto algún error te lo diré.— Al ver que Orihime no se movió, la urgió un poco.—¿Qué estás esperando? Trataré de no ser muy duro contigo.—Bromeó intentando calmar el ambiente. Vaya que las exposiciones la ponen nerviosa. Pensó inocentemente sin saber que el causante de su parálisis no era nadie más que él.
—Orihime, concéntrate en tus notas. Además, las intenciones de Kurosaki-kun son buenas y te puede ayudar a mejorar.— Respirando profundo y deseando no hacer el ridículo frente a él, Orihime comenzó a hablar.
El tema de la exposición era libre, así que ella había decidido hablar de las mascotas y sus cuidados. Una vez que comenzó, poco a poco los nervios la fueron abandonando. Ichigo se mostraba muy interesado y atento y sólo un par de veces le corrigió errores de pronunciación.
—Qué interesante, Inoue.—Le comentó una vez que la presentación terminó— No sabía que te gustaran tanto las mascotas.
—¡Me encantan! Siempre he querido tener un gatito, pero el departamento en el que vivo es muy pequeño y no me permiten animales.—Dijo con nostalgia ya más en confianza.
Al escuchar esa confesión, Ichigo se sintió un poco mal. Estaba seguro que si tuviera una mascota, quizá no se sentiría tan sola. Cuando estaba a punto de responderle, uno de sus compañeros de clase apareció, cortando por completo la atmósfera íntima que habían creado y recordándole a Orihime que estaba a solas con el chico al que amaba; de inmediato el color rojo volvió a su rostro y con un tímido "gracias" dirigido a Ichigo, se fue a sentar a su lugar.
Poco a poco el aula se fue llenando de alumnos que platicaban y reían antes de que las clases iniciaran. Luego de la primera hora y justo antes del receso, fue el turno de Orihime de pasar a exponer. La maestra les dio oportunidad de llevar materiales que consideraran necesarios para apoyar su exposición por lo que había decidido llevar algunas láminas y dibujos hechos por ella misma. Mientras la profesora daba algunas indicaciones para la clase, la chica comenzó a pegar su material en el pizarrón con algunas dificultades debido a su estatura.
Todos en el salón se mostraron sorprendidos hasta la médula cuando Ichigo se levantó y fue directo a su lado.
—¿Te ayudo?—Preguntó sonriéndole de lado a la chica, tomando una de las láminas y pegándola en lo alto de la pizarra para que todos pudieran verla. Sorprendida y nuevamente ruborizada, Orihime le devolvió el gesto.
—Mu-muchas gracias, Kurosaki-kun.
—Esfuérzate.—Le susurró al pasar a su lado cuando volvía a su lugar. Después de estar con ella durante la mañana y ver lo nerviosa que estaba quería que todo le saliera perfecto. Para nadie había pasado desapercibido ese increíble acto de amabilidad de Kurosaki; al parecer todos lo consideraban un punk maleducado y nunca atento con las chicas, ni siquiera con sus amigas. Pero para Tatsuki, además de increíble le parecía muy sospechoso. Con una sonrisita de suficiencia, puso atención a la exposición de su amiga, orgullosa de su descubrimiento.
XoXoXoXo
Durante el descanso, Ichigo corrió a la cafetería a comprar algo luego de que no había probado alimento alguno en toda la mañana. Por el contrario, las chicas habían decidido quedarse a comer en el salón, pues afuera estaba empezando a hacer frío.
—Oye Orihime.
—¿Qué pasa, Tatsuki-chan?
—¿No has notado que Ichigo se comporta diferente contigo?—Preguntó casualmente mientras le daba una mordida a su onigiri.
—¿Conmigo? ¡Para nada! Sigue siendo tan amable como siempre.
—Ajá… ¿Y cómo explicas lo que pasó hace rato en la clase de inglés?
—Bueno, es que Kurosaki-kun llegó justo cuando estaba practicando mi exposición y me ayudó, eso es todo.
—¿En serio, Orihime?—Preguntó levantando una ceja.
—Sí. Aunque ahora que lo mencionas, sí lo he notado más tranquilo y sonríe más seguido.
—Pues ya te dije. Es sólo contigo, porque con el resto sigue siendo un amargado de lo peor.—Dijo como si eso le causara una gran felicidad, segura de que algo había cambiado por fin entre sus mejores amigos.
—No digas eso, Tatsuki-chan. Me siento muy feliz por él.—Sin poder evitarlo, una sonrisa acompañada de una mirada enamorada invadieron el rostro de la pelinaranja.
—¿No crees que ya va siendo hora de que le digas lo que sientes?
—¡Qué dices?—Replicó Orihime escupiendo un poco de su jugo.—¡Jamás podría! Kurosaki-kun no está interesado en mí de esa manera y yo… ¡No!—Continuó escandalizada.
—¿Pero no me dijiste que ya lo habías hecho una vez?—Insistió.
—¡Pero estaba dormido! Y ya te expliqué por qué lo hice.—Dijo bajando la voz completamente ruborizada.
—No es tan difícil, Orihime. Sólo tienes que decirle: ¡Te amo, Kurosaki-kun! Siempre lo he hecho y siempre lo ha…
Pero Tatsuki no pudo terminar su frase. Ichigo estaba parado en la puerta escuchando desde quién sabe cuándo, mirándolas con seriedad. Sin decir nada, dio media vuelta y desapareció.
—¡No! ¡Espera, Kurosaki-kun!—Orihime trató de ir tras de él con un nudo en la garganta, pero Tatsuki se lo impidió. —¿Qué haces Tatsuki-chan? ¡Tengo que ir a disculparme!
—¿Disculparte? ¡Fue él quien se puso a escuchar lo que no debía! Además no es un crimen lo que sientes. Tal vez sea algo bueno.
—No lo creo.—La pelinaranja miró con preocupación la puerta y se sentó en su asiento.
Ichigo no volvió hasta muy entrada la siguiente clase. Pidió disculpas por el retraso y se fue a sentar a su lugar sin mirar siquiera a Orihime. Su ceño estaba muy fruncido, como hacía tiempo no lo estaba y eso sólo afectó más a la pelinaranja. Cuando al fin las clases terminaron, el muchacho recogió sus cosas y salió disparado sin dirigirle la palabra a nadie.
—Orihime, de verdad lo siento.—Después de todo, las sospechas de Tatsuki parecían estar realmente equivocadas y un profundo remordimiento la invadió al ver los ojos de Orihime anegados por las lágrimas.
—No te preocupes, Tatsuki-chan. Ya debo irme.—Y sin decir más, también salió disparada hacia el baño. Luego de que varias lágrimas salieron, decidió no refrendarle sus sentimientos a Ichigo y simplemente disculparse para intentar salvar su amistad. Trataría de buscarlo al otro día y aclararlo todo. Sin embargo, hubo un cambio de planes que no esperaba.
—Kurosaki-kun.—Orihime lo encontró en los casilleros mientras cambiaba sus zapatos. Debía agradecer al universo que no había nadie más.
—Inoue.—Dijo él sin mirarla continuando con sus ocupaciones. Realmente no tenía claro por qué actuaba así, pero tampoco sabía qué más hacer.
—Quiero decirte que lo que escuchaste hace un rato es verdad. Estoy enamorada de ti, Kurosaki-kun.— En todo momento, Orihime mantuvo su vista clavada en el suelo, pero ya estaba hecho; en el último momento decidió que lo mejor era decir la verdad.
Por un momento, el cerebro de Ichigo dejó de funcionar. Después de varios minutos que les parecieron una eternidad, por fin encaró a Orihime.
—Lo siento, Inoue. Yo…
—¡No te preocupes, Kurosaki-kun! Creí que lo correcto era que supieras… ¡Nos vemos el lunes!—Y sin decir más, salió corriendo alejándose de la vista del joven fingiendo sonreír.
—¡Espera!—Cuando ella se dio la vuelta, claramente vio una lágrima resbalando por su mejilla. Furioso consigo mismo, tomó sus cosas y se fue directo a casa.
En cuanto llegó, se encerró en su habitación dejándose caer pesadamente en su cama. Desde lo ocurrido en la escuela, no había podido dejar de pensar en Orihime. Recuerdos de cómo lo había tratado desde que se conocieron y lo linda que siempre fue con él llenaron su memoria. Llevándose las manos a la cabeza con desesperación tanto por la situación en que se encontraba y por su propia estupidez de no haberlo notado antes, una pregunta rondaba sin parar por su cabeza: ¿Realmente ella podía estar enamorada de alguien como él? Nunca había mostrado interés en ninguna chica, no era precisamente un caballero ni tampoco un conquistador que viviera preocupado por su aspecto físico o por impresionar a la gente, era bastante malhumorado y poco tolerante. Orihime en cambio, era una chica dulce, alegre, positiva, preocupada por ayudar a los demás antes que a sí misma, ocurrente, algo torpe y muy distraída y como extra, bastante bonita.
Recuperando la calma, se acomodó con la espalda pegada al colchón y la mirada hacia el techo. Cubriendo su frente con el antebrazo se hizo una pregunta aún más importante.
—¿Qué siento yo por Inoue? ¿Podría gustarme?
La respuesta definitiva y pronta era Sí. Ella le gustaba y mucho, no sólo por las razones que ya había pensado sobre su personalidad, sino que le agradaba su compañía, y sobre todo porque ella siempre estaba ahí para apoyarlo, sonreírle cuando más lo necesitaba, animarlo, protegerlo a su manera y sobre todo aliviando su corazón después de cada pelea. Realmente se sentía estúpido. Ahora que se concentraba, Inoue siempre había estado a su lado al final de cada una de las batallas más importantes que había enfrentado en su vida como shinigami, sonriéndole y haciéndole recordar que antes que todo, era humano. Incluso cuando había visto lo peor de él y no lo había juzgado, por el contrario, se había mantenido a su lado sin importar qué.
Ahora bien, tampoco podía negar que ella le preocupaba y mucho. Desde que se enteró que Orihime era la niña que varios años atrás había llegado a la clínica de su padre cargando a su hermano moribundo, comenzó a sentir un interés especial en ella. No es que la acosara o algo así, pero la notaba. Sin proponérselo, sabía lo torpe y descuidada que era sin siquiera ser amigos cercanos; la escuchaba y tomaba en cuenta sus opiniones y deseos, se preocupaba por su bienestar y trató hasta lo imposible para mantenerla alejada de las batallas y del peligro. Por eso cuando ese Yammy la hirió no podía perdonárselo.
Tanto así que fue a la segunda y hasta ahora última mujer a la que le había prometido protegerla e incluso ahora mantenía esa firme determinación. Estaba seguro que no podría soportar perderla nuevamente como cuando se la llevaron a Hueco Mundo y todos decían que estaba muerta. Jamás olvidaría el nudo en el estómago que sintió y el vacío en su pecho al escuchar al viejo Yamamoto decir aquello. Tampoco podía negar que verla al final de cada batalla lo tranquilizaba mucho y menos podía negar que ese abrazo al terminar la pelea con el loco de Juha Bach le había gustado mucho y lo había hecho sentir tranquilo cuando la desesperación estaba por acabarlo. ¿Significaba eso algo? ¿Podría decir que desde ese momento su actitud y sus sentimientos hacia ella habían cambiado?
—¿Podría eso llamarse amor? ¿Lo que siento por ella es amor?
Sin encontrar una respuesta a ello, se quedó profundamente dormido.
Al otro día, Ichigo se levantó más o menos temprano con una respuesta para todas sus interrogantes. Se levantó, se bañó y se arregló. Para cuando Yuzu lo llamó a almorzar, él ya estaba listo.
—¡Tengan cuidado, se va a caer el cielo! ¿Y ese milagro que ya estás listo tan temprano y en sábado, Ichi-nii?—Dijo Karin burlándose de su hermano.
—Ja. Ja. Muy graciosa. ¿Qué hay para desayunar hoy?—Preguntó ignorando a su hermana pelinegra.
—¡Waaa! Onii-chan, te ves muy guapo.—Estaba usando un pantalón de mezclilla azul oscuro, una sudadera verde botella y una chamarra negra, realmente se veía muy bien.— Hice arroz con huevos fritos, sopa de miso y té verde.
—¡Perfecto! Muero de hambre. ¡Gracias por la comida!—Y sin decir nada más, disfrutó su comida sin dirigirle la palabra a sus hermanas, que no pararon de molestarlo para saber qué haría tan temprano, tan guapo y en sábado.
—Bueno mocosas, deséenme suerte.—Despidiéndose con la mano y dejando a sus hermanas molestas por llamarlas mocosas, salió de su casa con rumbo a su futuro.
No estaba muy seguro de lo que iba a hacer, pero sí que estaba seguro de hacerlo. Era ahora o nunca, de lo contrario ya no podría enmendar las omisiones y el daño hecho en poco más de dos años. Eso jamás lo permitiría. Cuando iba a más de la mitad de su camino, justo en el parque que llevaba a su destino final, se sorprendió de encontrar a la persona que estaba deseando ver sentada en una de las bancas cercanas a la fuente. Decidido como nunca y respirando hondo, caminó hacia ella.
—¡Hey, Orihime! ¿Qué haces aquí sola?
—¡Kurosaki-kun!—Dijo levantándose de golpe y muy sorprendida de ver a la persona en la que había estado pensando parada frente a ella.— Vine a dar un paseo. ¿Y tú? ¿Qué haces aquí? Espera un segundo ¡¿Cómo me llamaste?!—Distraída como siempre, apenas había caído en la cuenta de que su amado Kurosaki-kun la había llamado por su nombre.
—Orihime, ¿así te llamas, no?
—E-es sólo que nunca me habías llamado por mi nombre.—Respondió ruborizada de pies a cabeza mirando fijamente sus zapatos deportivos rosas que combinaban a la perfección con la falda un poco por arriba de la rodilla que llevaba y la blusa de manga larga y cuello de tortuga igualmente rosada.
—Oye… yo… vine a hablar contigo por lo que pasó ayer.—Dijo poniéndose un poco nervioso, tocándose la nuca con la mano.
—¡Ah eso! No te preocupes, Kurosaki-kun. Como te dije ayer, quería que lo supieras, pero lo que menos quiero es que eso afecte nuestra amistad o que te sientas obligado a algo conmigo por lástima.—La chica dijo eso fingiendo estar tranquila y despreocupada lo más que pudo. Incluso sonrió y se rio un par de veces. La realidad es que por dentro quería seguir llorando.
—No digas tonterías. Realmente quiero darte una respuesta apropiada a eso, pero primero quiero que me contestes algo. ¿Por qué una chica como tú se enamoraría de alguien como yo?
—¿Qué?—Eso la tomó totalmente desprevenida. Sobre todo porque para ella era algo obvio, ¿quién no se enamoraría de él?
—Responde, por favor.—Dijo fingiendo seriedad pero con un leve rubor de vergüenza.
—¡Es obvio Kurosaki-kun! Eres la persona más amable que conozco. Te preocupas por todos nosotros y siempre antepones nuestro bienestar al tuyo. Me encanta el brillo de tus ojos cuando haces una promesa y la determinación con la que la cumples. —Con cada palabra, el corazón de Orihime se revelaba más y una mirada tierna, que reflejaba todo su amor se hacía presente en su rostro.
—O-Orihime.—Ichigo no se esperaba esa respuesta. Su corazón comenzaba a acelerarse.
—Además, yo… yo amo sentirme protegida a tu lado, pero también que me hagas querer ser mejor y más fuerte para protegerte a ti.
Luego de eso, hubo un largo silencio entre ambos. Después de lo que había dicho, de haber revelado sus más íntimos sentimientos justo a la persona a la que iban dirigidos, Orihime habría querido salir corriendo, pero sus piernas simplemente no se movían. Ichigo por su parte, no sabía cómo empezar a hablar.
—Yo… yo nunca había pensado en estar con una chica de otra forma que no fuera amistosa. Y tampoco había pensado en el amor. Ni siquiera creo saber su significado. Justo ahora no sé si lo que siento es eso. Pero estoy seguro de una cosa: tú me gustas mucho, Orihime. Y quiero descubrirlo contigo.—Afirmó mirándola decididamente a los ojos, pero con una expresión que él estaba seguro jamás había utilizado.—¿Qué dices, aceptas?
Sintiéndose feliz con la decisión que había tomado, Ichigo ofreció su mano a Orihime como una muestra de que se sentía profundamente atraído por ella y quizá, sin que aún lo supiera, muy cerca de estar enamorado. Ella por su parte realmente no daba crédito a lo que estaba oyendo. A lo mejor era un sueño, pero definitivamente lo iba a disfrutar. Cubriéndose la boca con las manos, y llorando de inmensa felicidad, tocó tímidamente los dedos de Ichigo.
Cuando tuvo su delicada mano entre la suya, supo que había encontrado un tesoro que era enteramente suyo, que debía proteger y cuidar y más importante aún, con quien quería compartirlo todo. Dejándose llevar por ese maravilloso descubrimiento, avanzó un par de pasos más para abrazar a Orihime con fuerza. Sorprendida, aceptó el gestó gustosa, llenándose del delicioso aroma de Ichigo y memorizando cada sensación de estar entre sus brazos. Luego de un rato de estar abrazados, separaron sus cabezas para mirarse a los ojos y después, sin pensarlo, sin proponérselo realmente, se besaron. Una dulce unión de labios, para ambos la primera, que sirvió para comunicar todo aquello que no había sido dicho. Ambos estaban tocando el cielo en ese momento.
Luego de compartir ese momento único e íntimo que los reconoció como pareja, Ichigo volvió a abrazar a Orihime y a besar su coronilla y su frente. Nunca se imaginó que el efecto del amor le llegaría tan pronto. Quizá si estuviera viendo la escena como si fuera una película, jamás lo habría pensado o hecho, pero estando ahí, viviéndolo no había nada que deseara hacer más. Otro rato más pasó en el que los jóvenes se disfrutaron en silencio, hasta que a Ichigo se le vino una idea a la mente.
—¿Orihime?
—¿Sí, Kurosaki-kun?
—¿Te gustaría ir a mi casa a ver una película?
—Me encantaría.—Dijo dedicándole una sonrisa radiante.
Una vez que comenzaron a caminar, Ichigo tomó nerviosamente su mano aprovechando que no había nadie caminando por ahí.
—Oye Orihime, quiero preguntarte otra cosa.
—¿Qué pasa, I-Ichigo-kun?—Al decir eso, se había sonrojado hasta las orejas.
—¿Qué quiso decir Tatsuki con que ya me habías confesado tus sentimientos antes?
—¿Eh?—Así que después de todo, sí había escuchado todo.—Algún día lo sabrás, Ichigo-kun.—Dejando a Ichigo con la intriga, se paró de puntas para poder besar su mejilla y seguir andando a su lado, desde ahora y para siempre.
XOxOxo
¿Qué les pareció, chicos? Así es, para mí el primer y más importante acontecimiento de esos 10 años que nos perdimos, fue el momento de la declaración o inicio de la relación entre Ichigo y Orihime 3 3 ¡Waaaaa! Sé que tal vez no estuvo tan lleno de romance, pero lo que yo quería es que los personajes actuaran lo más apegados posibles a su carácter en el manga, pero sólo por este capítulo. ¡En los que vienen esperen mucho romance y amor! *o* Ojalá que les haya gustado y que puedan pensar que realmente sucedió así; les pido me dejen sus valiosos y preciosos comentarios canon en la cajita de reviews, eso me hará muy feliz y me dará pila para seguir con los próximos capítulos!
Como ya dije, cada capítulo de este fic será auto conclusivo, quizá alguno se extienda por dos capítulos, pero no más. Tampoco espero que sea algo largo, sino más bien de unos seis a ocho capítulos, no sé bien aún. Espero contar con su apoyo en este nuevo fic (el primero dentro de la entera "canonicidad" XD) y en los otros dos. No crean que los voy a abandonar, quizá este lo actualice un poco más rápido porque las ideas están muy frescas! Pero en teoría el que debe seguir es el de APRENDIENDO A SER FELIZ…
Por favor, les pido me hagan saber su opinión, quejas o sugerencias para poder mejorar. ¡Muchos besos y abrazos de festejo! ¡Los amo! ¡Gracias por aguantar hasta el final como fandom, leer mis historias y ser ICHIHIME!
¡SOMOS CANON! ¡SOMOS CANON! ¡SOMOS CANON! 3
