Hola a todas :) La inspiración llego a mi hace algunas semanas y voilà. Espero que sea de su agrado, no es la primera historia que escribo, mas si la primera que publico, las demás son trabajos en progreso que espero ir publicando poco a poco. Me gustaría dejar claro que soy una Stelena empedernida, pero no tengo problemas en desarrollar un Delena, de hecho una de las historias que tengo sin publicar es sobre Delena. Soy fan de Harry Potter (Hinny hasta la muerte), Twilight (Team Edward), 50 Shades of Grey yotras mas que tienen que ver con vampiros, ya que son de mis criaturas favoritas, son de la vieja escuela de Buffy The Vampire Slayer! Pido disculpas anticipadas por errores de redacción, estilo u ortografía. Sin mas l s dejo !
Personajes y parte de la trama pertenece Smith & The CW Channel
Capitulo 1 – El hombre que no merecía
- Ahhh… Elena.
Damon Salvatore cayó sobre el cuerpo de su novia, con todo su peso y muy poca delicadeza.
- Damon… no puedo respirar. – dijo Elena Gilbert, con dificultad
- Oh, disculpa – dijo acostándose al lado de ella, acariciando su rostro
- Gracias amor- dijo Elena, acercándose más a él.
- No sé qué me pasa cuando estoy contigo. La pasión me ciega – dijo él, mirándola con ternura, como pocas veces lo hacía - Te amo tanto… No podría soportar la idea de que no estuvieras conmigo – dijo acariciando su rostro
- No sé porque tienes esos pensamientos. Sabes que te amo y solo tengo ojos para ti. Jamás se me ocurriría dejarte o estar con otro, mi amor. – dijo besando su frente.
Elena Gilbert miró los ojos azules de su novio y se perdió en ellos, una vez más, como tantas veces luego de que hacían el amor.
-No puedo evitar ponerme celoso. Eres una mujer hermosa. Sé que más de uno en este pueblo suspira por ti. Que esperan un solo fallo mío para tomarme delantera. Lo que no saben ellos es que yo siempre, siempre estaré tres pasos delante de ellos. – dijo Damon
-Damon, amor, ya llevamos juntos 4 años, si quisiera estar con otro, ya estaría con otro – dijo Elena, un poco cansada del tema
-No lo creo, no te lo permitiría. Eres mía. – dijo Damon, acercándola a él y abrazándola – Jamás dejaré que te vayas de mi lado, Elena. Nunca
-Y no lo haré. No dudes de mí. – dijo Elena, para tranquilizarlo
Damon la suelta y se levanta de la cama. Elena admira su cuerpo. Sus brazos musculosos, sus manos, esas manos que la hacen vibrar. Su pecho, en donde adora dormir, y más abajo, eso que la hace estallar de placer.
-¿Ve algo que le guste, Srta. Gilbert? – dijo Damon pícaramente
-De hecho, varias cosas, Sr. Salvatore – dijo en el mismo tono Elena
-Vamos, mujer, no me mires así que tengo que salir atender unos pendientes al aserradero y tú estás muy apetecible como para dejarlos tirados a un lado.- le dijo Damon, dirigiéndose al baño
- ¿Hay problemas en el aserradero?-preguntó Elena
-Cosas que no entenderías amor, pero problemas como tal no. Además, dentro de algunos días llega un primo de Francia, y tengo que organizarle una fiesta de bienvenida.
- Yo te puedo ayudar con eso. Si quieres, claro – dijo Elena, tratando de hacerse útil y quitarle peso de encima.
- Me harías un gran favor. Organizar eventos sociales no es lo mío, mas sé que a ti y a Caroline les encanta – dijo Damon con cierta ironía
-Luego de cuatro años, sigue sin caerte bien Caroline.- observó Elena
- Yo a ella tampoco le caigo bien, así que estamos a mano. Es una metiche, que anda husmeando en la vida de los demás, especialmente en la nuestra. – dijo Damon, un poco molesto
- Ya, ¿sí? No discutamos por esto otra vez. La acabamos de pasar muy bien. – dijo Elena, levantándose de la cama y abrazándolo
-Tienes razón.- dijo él, envolviéndola en sus brazos - ¿Un baño en la tina?
-Leyó mi mente Sr. Salvatore- dijo sonriendo Elena
La tina se lleno rápidamente, inundando el baño de un embriagante aroma a jazmín, lavanda y vainilla, los favoritos de Elena. Ambos entraron en la tina, Damon primero, luego Elena, acomodando su espalda en el pecho de su novio.
-¿Para cuándo es la fiesta de tu primo?
-Stefan llega el sábado próximo, ¿crees tenerlo listo todo para entonces?
-Recuerda con quien estás hablando
-Lo sé, se que eres muy capaz. – dijo besando su pelo- La fiesta será aquí mismo en la Casa de Huéspedes, en el salón de actividades. Algo bien informal, no dejes que Caroline lo convierta en el evento del año, no quiero cotilleos. Mi primo es un tanto reservado.
-OK – dijo Elena
Entre mimos terminaron su baño. Ambos se vistieron y salieron de la habitación de Damon. Al llegar a la puerta del estudio de Damon, ambos se detienen…
-¿Qué harás hoy? – preguntó Damon
-Voy a empezar con lo de la fiesta de tu primo, además tengo que ir a probarme el vestido para la boda de Bonnie y Jeremy.
- Nuestra boda será más hermosa que la de tu hermano.
- Es extraño que hables de ella cuando ni me has propuesto matrimonio – ironizó Elena
- El día que menos te imagines estaré con un anillo Tiffany's pidiéndole tu mano a tu padre – dijo él, estrechándola en sus brazos
-Espero ese día con ansias, aunque no tiene que ser un Tiffany's y mucho menos pomposo
-Lo será, será lo que tú te mereces – dijo besándola
Ambos se despidieron y Elena salió de la habitación. Al llegar al recibidor, Elijah, la mano derecha de Damon, se encuentra allí.
- Buenas tardes Srta. Gilbert.
- Hola Elijah. Y hasta luego – dijo sonriendo y saliendo por la puerta principal
Elena camino hasta su guagua, saco la llave de su bolso, abre la puerta y se monta e ella. Sonríe al recordar lo ocurrido hace algunas horas en el cuarto de Damon.
Damon Salvatore era el mejor partido de todo Mystics Falls, un pequeño pueblo en Virginia. De procedencia italiana, Damon había quedado huérfano a los 12 años. Creció, estudió y se convirtió en el hombre exitoso que era hoy. Se hizo cargo del aserradero que había pertenecido por generaciones a su familia y transformó la casa familiar en una Casa de Huéspedes.
Damon era un hombre alto, de tez clara, musculoso, pelo negro y unos ojos azules, que tenían a muchas suspirando. Era inteligente, un as para los negocios y, si, también era muy creído. Pero eso a Elena no le importo. Damon había vivido en sus sueños desde que tenía memoria, pero no fue, hasta ese día, hacia ya casi 4 años, el día de la gala anual de los fundadores del pueblo que él no se fijo en Elena Gilbert. Y desde entonces, no se han separado.
Estar con él no ha sido fácil. Damon Salvatore no es un hombre fácil. Así como en su vida profesional, era exigente en su vida personal. Y Elena a veces creía que no podía ser todo lo que él quería, a pesar de que él dijera lo contrario. Para empezar, Damon parecía más un modelo que un gran empresario. Vestía de las mejores marcas, usaba lo mejor de todo, alardeaba de su dinero. A los ojos de muchos, debería estar con una mujer de su altura, y no porque Elena o su familia no tuvieran dinero, pues si lo tenían. El caso era otro, pues Elena era la típica chica de pueblo, que no aspiraba a algo más que lo que ya tenía. Así la había criado sus padres. Elena tenía una exótica piel color oliva, unos grandes y expresivos ojos color chocolate, cabello largo y negro. Era alta, con una figura esbelta, pero no de modelo. Su único sueño era convertirse en pediatra, pues la medicina había estado en su mente y en su vida desde que había nacido, pues sus padres eran médicos. Y ella se sentía poca cosa para Damon. Pero ella se había enamorado de él. Y al parecer el de ella. ¿Qué más podía ella pedir?
El sonido de su celular la saco de sus pensamientos.
-Hola Caroline, estas en el altavoz de la guagua.
-¿Estas acompañada? – pregunto Caroline Forbes con desdén
-No amiga, estoy sola – dijo Elena con una risa en su voz
-Uff, bien. Qué bueno que no estás con ese orangután. – dijo Caroline, con evidente alivio en su voz
-Care, no empieces tu también, ¿sí? – dijo Elena en tono suplicante
-Vaya, ¿he sido motivo de discusión entre el ogro y tú? – dijo Caroline, dándose importancia
-Caroline
-Esta bien, esta bien. ¿Vienes camino a la tienda?
-Sí, estoy llegando. Care, necesito tu ayuda. El primo de Damon llega el sábado de Francia, Damon quiere hacerle una fiesta de bienvenida…
-No Elena, desde ya es no. No pienso hacer nada por ese hijo de…
-Hazlo por mí, ¿sí? Será algo sencillo. Nada glamuroso.
-Lo pensaré.
-Caroline Forbes, no tengo tiempo para que te des puesto, te acompañaré de compras la semana entrante, al centro comercial que prefieras – dijo Elena, con voz suplicante, si había algo a lo que Caroline Forbes no podría resistirse jamás era a una tarde de chicas en el centro comercial.
-Está bien, está bien. Cuando llegues lo discutimos
-Eres un sol, Care, en 5 estoy ahí.
Elena acabo la llamada y siguió su camino. Minutos más tardes se estaciono en frente a la boutique de novias del pueblo. Al verla llegar, Caroline salió a su encuentro.
