Música por todas partes, comida en las mesas, botellas de alcohol en todos lados, risas, diversión, un gran festejo. Las naciones latinas, europeas y asiáticas disfrutaban de la noche: 15 de septiembre. Los hermanos México bebían tequila. Francisco normalmente le prohibía a su hermana beber, por temor a que alguno de los países se aprovechará de la situación y se le llevase a un lugar más privado, pero hoy, solo hoy por ser su cumpleaños, tenía permitido beber sin parar. No podían creerlo, 204 años siendo libres... Era demasiado hermoso... Francisco e Isabel estaban sentados en la misma mesa, platicaban con algunas naciones mientras bebían, el gringo nunca se alejó de la chica en toda la fiesta, a pesar de las protestas del hermano de ella. En eso se acercó uno de los meseros a los chicos.
- Disculpen pero el presidente quiere hablar con ustedes.- Dijo el hombre.
- ¡BAH!- Bufó el moreno.- Tan bien que la estaba pasando y tiene que venir ese pelos de elote a interrumpirnos.-
- No te amargues la noche hermano, hay que ir a verlo y si tarda mucho pues lo corremos.- Contestó la chica.
- Yo puedo acompañarlos.- Ofreció el norteamericano. Francisco volteó a verlo y sacó su lengua.
- No, gracias. Podemos caminar de aquí a la puerta, aún estamos conscientes.-
Ambos caminaron hasta la sala de estar de la hacienda, ahí se encontraba el presidente junto con su esposa e hijos. Los hermanos hacían un esfuerzo por mantener el equilibrio e iban apoyándose de la pared. Enrique al verlos se sorprendió del estado en que se encontraban, nunca los había visto así, siempre uno de los estaba sobrio cuando el otro se pasaba de alcohol.
- Buenas noches, Lord Peña Nieto.-Saludó Isabel.
- ¿Qué se le ofrece a nuestro querido superior?- Preguntó Francisco mientras olía unas flores de plástico.- Huelen muy rico, me recuerdan a mi abuela... Cuando nos paseaba a las orillas del lago y cuando solíamos... pescar... ¡Lástima que tenía que llegar el puto español a arruinar todo! Qué bueno que su economía está caída.- La familia del funcionario lo miraba de una manera extraña y con desaprobación, la chica se dio cuenta de eso y entró en escena para defender a su hermano.
- Oigan, no lo miren así, todos... alguna vez nos pusimos hasta el tope... Así que digamos de una vez que es lo que quiere para que podamos regresar y seguir bebiendo.-
- Bueno... Veníamos a felicitarlos, pero...- El presidente los observó unos segundos antes de continuar.- No creo que sea mala idea felicitarlos por su cumpleaños número 105, para ustedes debió de haber sido muy bueno haber participado con los grandes jefes revolucionarios, sobre todo con Benito Juárez...- Pero antes de que pudiera continuar...
-¡ACABAN DE TRAER MÀS TEQUILA! ¡Vengan!- Gritó el albino. Al escuchar los hermanos esto, automáticamente se olvidaron del hombre y de su familia y corrieron en busca de su dulce droga: el alcohol.
-Te dije que debíamos de venir mañana en la tarde.- Comentó Paloma.
-Pero es que mañana no querrán ver a nadie, estarán quejándose del dolor de cabeza y se levantaran muy tarde.-
-Vendremos al mediodía, no importa si están cansados o se sienten mal, tu eres su superior y deben de atenderte cada que tú quieras.- Enrique no quiso alegar y le hizo señas a uno de los meseros para que los escoltaran hasta su camioneta.
Mientras tanto... En el patio seguían los festejos, Hungría estaba sentada con Austria, la chica grababa todo para después mostrar los ridículos que hicieron y así sacar algo de provecho, el austriaco miraba con desaprobación al Bad Friend Trio, pues corrían desnudos por todo el lugar. Suiza le había vendado los ojos a su hermanita y cuidaba que nadie se le acercase. Los italianos se encontraban acompañados de Alemania y Japón. El hombre alemán se contenía, adoraba el tequila, quería beberse la botella entera, pero el gran Doitsu no se podía dejar llevar por uno de sus pequeños gustos, Japón tomaba fotos una y otra vez.
- Nunca dejaré de pensar que la cultura occidental es muy intrigante e interesante.- Se decía una y otra vez en su mente.
China estaba recargado sobre la mesa, el alcohol se le había subido muy rápido y Rusia se encontraba a su lado sonriendo de una manera sádica mientras observa a cada uno.
- Me das pena, o algo así.- Le dijo Hong Kong al asiático.
- *hic* Aru... *hic*- Vaya... ya hasta la conciencia estaba perdiendo. Los países latinos cantaban canciones mexicanas junto con los hermanos y el resto de países invitados jugaban lotería o clásicos juegos mexicanos. Era genial, estupendo, un cumpleaños más, pero sobre todo un año más de libertad. Aunque había alguien que no estaba muy contento, se encontraba vagando por la entrada de la hacienda e incluso parecía fantasma, no, no era Canadá, él estaba junto con su amigo Cuba platicando y bebiendo solo un poco. Era el Gran Imperio Británico. Últimamente su humor andaba por suelos y su autoestima estaba más que decaída. Quería amigos, alguien con quien platicar, pero más que eso quería regresar el tiempo, a la época en que estaba con sus subordinados. Esta fiesta solo le hacía daño. Entró a la mansión y cuando se encontraba en la sala de estar logró divisar a dos figuras en la oficina de los hermanos, con sus tácticas de espionaje se acercó al área y se topó con que eran Isabel y Alfred. Ambos se estaban besando, claro que de una manera algo... excitante, podría decir... Esa escena la repudió con todas las armas que poseía su ejército. ¿Cómo era posible que ese estúpido gringo problemático estuviera con Isabel y él siendo un caballero no estuviese con nadie? Los siguió observando. La claridad revelaba que el rubio acariciaba las piernas de la chica mientras besaba sus labios y cuello, esas manos comenzaron a filtrarse debajo del vestido tradicional. Ahorcarlo, eso quería. Pero... ¿Cómo es que una linda dama se podría dejar manosear por un hombre? La respuesta: Ella estaba alcoholizada. El inglés no lo sabía, pero ellos tenían más que una amistad, claro que nadie, absolutamente nadie lo sabía. Estaba pensando en eso cuando escuchó un gemido por parte de la chica. Arthur se levantó del suelo y estaba listo para entrar a escena cuando...
- Hola, ¿Qué haces?- Dijo una pequeña vocecita. Arthur brincó y se puso muy pálido.
- ¡¿QUÉHACES AQUÍ MOCOSO?! Este no es un lugar para niños.-
- Lo sé, pero pensé que quizás puedo lograr que firmen un papel en el que me reconocen como país, digo... Todos están locos, así que sería fácil que lo hicieran.- Contestó el pequeño con una gran sonrisa en la que reflejaba inocencia.
- Deberías de hacer lo mismo Iggy.- Dijo una de las hadas amigas del hombre.- Deberías de hacer que los hermanos México firmen algo parecido, después de todo te llevas bien con ellos, además Isabel sería una linda esposa-subordinada.-
- No, eso no lo puedo hacer, sería aprovecharme de la situación.-
- Vamos, hazlo, llévalos uno por uno y haz que firmen, ellos serán tu nueva posesión, tu nueva colonia. Piensa en días lluviosos en los que estas frente a tu chimenea leyendo algún libro, mientras tu querida subordinada llega con una bandeja de galletas y algo de té, solo para ti. El gringo ya no se interpondrá entre ustedes, pues ella será solamente tuya... Tuya y de nadie más.- Arthur poco a poco fue considerando esa idea y finalmente se decidió.
- ¡LO HARÉ!- gritó y el pequeño Sealand no pudo evitarlo verlo de manera rara, así que le pegó una cachetada.- ¡¿POR QUÉ HICISTE ESO?!-
- Estabas muy raro, así que solo te regresé a la normalidad.- Arthur no le hizo mucho caso, lo tomó de los hombros y lo dirigió hasta la entrada.
- Lo siento pequeño, pero este no es un lugar para niños como tú, además estoy ocupado.-
- Espiando a la señorita Isabel, ¿verdad?-
- N-no… S-solo vete…- Contestó tartamudeando el hombre y regresó al interior del edificio. Lo primero por lo que optó buscar fue un bolígrafo y una hoja blanca. Afortunadamente traía el primer objeto en su bolsillo, mientras que el segundo no lo encontraba por ningún lugar. Intentó entrar a la oficina de los chicos, pero ahí seguían Alfred e Isabel, así que fue a la cocina y tomó una servilleta.- No creo que sea muy buena idea, pero esta es mi única oportunidad, así que no la puedo desperdiciar.-
Fue de nuevo al patio y vio que Francisco se encontraba cantando con sus primos mientras bebía tequila.
- Bien… El plan es atraerlo con una botella de mezcal y a Isabel pues le diré que quiero hablar con ella… Todo esto lo haré con calma, ojalá no suceda nada malo.-
Iggy fue por una botella de alcohol y dejó un rastro de este líquido, el cual conducía hasta un cuarto donde no había nadie. Afuera, Francisco vio el rastro que habían dejado y comenzó a seguirlo.
- Chingada madre, ¿quién rayos hizo esto? Lo encontraré y haré que limpie no solo esto, sino todo el patio de la hacienda.- Estas cosas y más iba diciendo el chico, odiaba que desperdiciaran el alcohol, pero lo que más odiaba era que ensuciarán su preciada casa. Si hubiese estado sobrio habría ido por un machete para atacar al que hizo eso y pues… creo que ya saben que haría. Llegó hasta una habitación que estaba casi oscura, solo el reflejo de la luna aclaraba un poco el lugar, al fondo, en una mesa, se encontraba un hombre de capucha negra sentado.- Creo que el alcohol ya me está haciendo alucinar. Mejor me voy de aquí.- Dijo y se dio la media vuelta para volver al lugar donde estaba antes.
- ¡ESPERA!- Gritó el inglés nervioso, cuando el mexicano volteó, él aclaró su garganta y se tranquilizó un poco.- Digo… Tengo un trato que ofrecerte, es algo que cambiará tu vida por siempre…-
- Si me vas a ofrecer algún producto con descuento ni lo pienses.-
- No… Eso no… De hecho quería saber si te gustaría… Ammm, solo… Contéstame ¿Qué es lo que más deseas en el mundo?- El mexicano miró al suelo, caminó hasta donde estaba una silla y comenzó a pensar.
- Nunca se lo he dicho a nadie, y la verdad es que no sé porque rayos confío en ti pero… Mi sueño… Mi mayor sueño…- Pensó otros segundos.- A veces me gustaría deshacerme del estúpido gringo, otras lanzarle una papa a Alemania y salir corriendo, y en ocasiones, lo que más deseo… Es la paz mundial.- Arthur no dijo nada, se quedó en silencio y agachó la mirada, arrugó la servilleta y decidió que era mejor detener la estupidez que estaba a punto de hacer.
- Yo… No lo sabía…- Francisco sonrió.
- La verdad no, mi sueño es ser Taco-man. Imagínalo, "Taco-man el invencible." Lo primero que haría al tener los poderes es mostrarle a gringoneitor que no es el único fuerte.- El chico esperó una respuesta, esta nunca llegó, volteó a ver a su acompañante y ahí seguía, solo que ahora había una gran aura negra en el lugar. El moreno brincó y corrió a la puerta, pero esta se cerró de golpe. El extraño estaba recitando unas frases en un idioma que nunca en su vida había escuchado, eso lo espantó aún más y comenzó a golpear la puerta y gritar como loco, vaya… Hasta la borrachera se le había quitado.- ¡AUXILIO! ¡ALGUIEN AYÚDEME! ¡HAY UN TIPO VOLADOR QUE ME QUIERE HACER COSAS Y NO SE DE QUE TIPO!-
- Calla… Ellos no te escucharan, estás en otra dimensión y solo hay una forma de salir… Debes de firmar esta servilleta en blanco.-
- ¿Eh? Eso es estúpido, jamás firmaré algo en blanco. Además es una servilleta, al menos consigue una hoja de libreta.-
- ¿Quieres regresar a tu mundo o no?-
- Si, pero capaz y estás comprando mi alma, y pos así no.-
- ¡SOLO FIRMA LA MUGRE SERVILLETA O ME LLEVARÉ A TU HERMANA!- Gritó Inglaterra ya cansado y lanzó el papel.
- ¡ESTÁ BIEN, PERO BÁJALE A TU HUMOR!- Francisco tomó como pudo la servilleta, tomó un lapicero y le lanzó el papelito en forma de bolita. Iggy la tomó y comenzó a reírse de una manera diabólica.
- Esto me gusta. Ahora te daré un premio por haberme obedecido. Pero no lo podrás abrir nunca, si lo haces dejarás libres a las cosas más terribles de este mundo y causaras caos….-
- ¡OYE!… No puedo hacer eso… ¡La curiosidad me comerá y con ella al mundo entero!-
- ¿Quieres quedarte aquí para siempre?-
- No.- Contestó mecánicamente el joven.
- Entonces toma la caja y vete.-
- Está bien.- El mexicano tomó la caja y se dirigió a la salida, abrió la puerta y antes de salir dijo.- Gracias por el susto, podré beber más.- Y cerró esta. El inglés se dejó caer en el sillón y miró la servilleta con mucha alegría.
- Ahora solo falta la firma de Isabel y escribir en este pedazo de papel que ellos son mis nuevas colonias…-
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Era hora de hacer que la chica firmara el papel. Fue al patio y vio que ella estaba recostada sobre la mesa, pero no estaba sola, Alfred estaba a su lado. Miró quienes seguían en el lugar y ya eran menos, tenía sentido, eran las 4:30 de la mañana y algunos tenían que viajar ese mismo día.
- Rayos… Parece su perro guardián.- Pensó. Tenía que encontrar alguna distracción para alejarlo durante suficiente tiempo.- ¡Ya sé!- Gritó feliz y corrió a la cocina. Al poco tiempo salió con una obra maestra: Una hamburguesa. La dejaría en la puerta del patio y en lo que él se levantaba para ir por ella, iría por Isabel y la metería por otra entrada que había cerca a la Hacienda. Si, era perfecto. Al fin podía usar comida basura contra su enemigo. Dejó la hamburguesa en su posición y él corrió a esconderse en los arbustos. No pasó mucho tiempo para que Alfred se parase y entrara a la casa, pero… Pasó junto a la hamburguesa por desapercibido.
- … - Se quedó sin palabras.- Bueno, al menos entró a la casa.- Y tras decir esas palabras fue hasta donde estaba la chica y la levantó. Ella estaba más dormida que despierta, por lo que dejó caer su peso en Arthur. Se esforzó mucho, pero al final logró entrar con ella a la casa. La llevó hasta su cuarto, la dejó en la cama, cerró la puerta y regresó a donde ella.
- Isa.- Dijo mientras movía a la chica. Ella abrió un poco sus ojos y comenzó a reírse.- Necesito pedirte un favor.- Isabel se estiró y se sentó en la cama, prácticamente se recargaba del hombro del inglés.
- ¿Qué*hic* quieres?-
- Que me firmes este papel…- Por no decir servilleta.
- Jajaja.- Continuó riéndose.- Tu lo que quieres es otra cosa.- Dijo y acercó su rostro al de él. Iggy se puso muy rojo, pero en vez de hacerse a un lado observó los ojos de la chica. Sus labios estaban tan cerca… Tanto que podía oler el aliento alcohólico de ella. Era débil, no estaba del todo consciente, si es que era válido decir eso, podía hacer lo que quisiera con ella, pero… Eso no lo hacen los caballeros. Solo cerró los ojos y esperó un beso que no llegó. Abrió los ojos y la miró, ella se tiró a la cama y comenzó a reírse.
- No tendremos sepso.- Dijo y cerró sus ojos para continuar descansando. A Arthur le costó como 5 segundos procesar que la chica, aun estando ebria, le había jugado una pequeña broma.
- Maldición… Que bajo caí… Creo…-
- Arthur, deja de pensar en eso y haz que firme antes de que se duerma y se le baje el alcohol.- Dijo una vocecita, era el hada con la que había hablado antes.
- Lo sé, pero… No sé si sea buena idea hacer esto… Quizás… Será mejor que me quede como estoy: Solo. Prefiero eso a forzar algo que no debe de pasar.-
- Que tonto eres, deberías de hacerlo. Solo contéstame esta pregunta: ¿Te gustaría ver como el señor hamburguesa la abraza y besa?- 3 segundos de silencio…
- No.- Contestó el europeo.
- ¿Entonces por qué te retractas? Vamos, solo tiene que firmar. ¡Apúrate!- Gritó la hada ya desesperada y cansada.
- Oye, ¿por qué me gritas?-
- ¡Es que estaba comiendo los bocadillos que hay en la cocina y vine aquí para ayudarte! Solo apúrate, quiero llevar unos a casa.-
- Está bien, está bien. Pero si algo sale mal será tu culpa.- Arthur comenzó a mover el hombro de Isabel, ella volvió a abrir los ojos y bostezando dijo:
- ¿Qué quieres? Estoy cansada.-
- Solo… Quiero pedirte que firmes esta servilleta, por favor…-
- ¿Para qué?-
- Ammmm, para algo, no es nada malo, por favor…- La chica tenía demasiado sueño, además de que seguía alcoholizada, era un milagro que pudiese hablar. Tomó el bolígrafo que el inglés le dio, firmó y de nuevo se tiró a la cama. Él salió de la habitación como si nada, corrió hasta el patio y justo cuando iba saliendo Alfred entró corriendo a la hacienda.
- ¡ISABEEEEEL! ¡¿DÓNDE ESTÁS?!-
- ¡TEN MÁS CUIDADO IDIOTA!- Gritó Arthur muy molesto y en eso…- ¡LA SERVILLETA SE VOLÓ!
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No pude evitar escribir esto 7u7 Soy una mala escritora, mala… Los demás fics están en proceso :3
Aprovecharé que no tengo internet propio (robado si, pero no lo es mismo) para escribir los demás y publicarlos *-* ¡Feliz casi independencia!
