The Prince of Tennis, Takeshi Konomi, los personajes no me pertenecen.

Notas al final del one shot.

PRINCE VS PRINCE

Era quizá el consejo que menos sabía seguir "recuerda seguir la dirección correcta, ten cuidado al estar en un lugar nuevo, Sakuno. Siempre lleva tu mapa". La nieta de la entrenadora repetía mentalmente estas palabras mientras daba la tercera vuelta a lo que creía era el lugar de los partidos de la selección de tenis de Japón.

— ¿Por qué tenía que olvidar el mapa en mi habitación? Y mi celular tiene estropeado el GPS, ah, qué situación tan incómoda…— suspiró la chica de largas trenzas tratando de ubicar sin éxito el edificio.

El calor era apabullante, y a pesar de que le recordaba los veranos extremos de Japón, el toque distintivo de Australia le hacía sentirse más perdida. Ver a las personas caminando relajadas, sabiendo a donde se debían dirigir la hacía sentirse más miserable, definitivamente quería regresar al hotel.

Luego de unos minutos, y al estar caminando por una acera donde la sombra era mucho más amable con su delicada figura, escuchó un ruido. El rechinar de un caballo, mientras con sus patas tocaban con gracia el suelo, causó que se girara con interés hacia donde provenía tal sonido.

— ¿Un caballo, en este lugar?— pensó sorprendida.

Lo más sorprendente vendría después, el jinete, un chico de la edad similar a ella, Ryuzaki pensó, se detuvo justo a su lado, no sin antes hacer que el caballo se detuviera en sus dos patas traseras, tal y como en las películas.

La cara de impresión de la chica debió ser lo increíblemente interesante para que el chico se le quedara viendo.

—Este lugar es un poco solitario para una bella chica como tú, ¿hacia dónde ibas?— le preguntó el joven de cabello rojo oscuro, quién llevaba una chaqueta con franjas rojas y azules.

Sakuno tardó unos segundos en reaccionar —Yo, bueno…lo que sucede es que quería ir a las canchas a ver los partidos del equipo de Japón, pero… me perdí…— bajó la cabeza apenada, pero el chico del corcel blanco debió haber quedado fascinado pues de inmediato le ofreció su ayuda.

— Mucho gusto, soy Ludovic Chardad, jugador del equipo de Francia, permíteme que te lleve a tu destino Mademoiselle…— Su presentación fue tan perfecta que Sakuno se quedó unos segundos atolondrada.

— ¡Mi nombre es Sa-Sakuno Ryuzaki, soy de Japón, el gusto es mío! Gracias por…llevarme al estadio— dicho esto hizo la típica referencia japonesa, gesto encantador para el europeo.

Acto seguido y casi como un rayo el jugador de tenis la tomó del brazo y, como si Sakuno fuese liviana como una pluma, la levantó del suelo e hizo que quedará justo detrás de él. Antes de que Sakuno reaccionara y se preguntará cómo lo había hecho, el joven elegante había dado órdenes a su caballo para que comenzara a galopar.

— ¡Sujétate bien, Sakuno!—

— ¡Kyaaa!— La chica como pudo se aferró a la cintura de Ludovic, quien se limitó a sonreír al sentir esa corriente recorrer su cuerpo.

¿Quién era esta chica tan peculiar, tan delicada y linda, que hacía que su interés en conocerla aumentara a cada segundo? No tenía idea, pero de lo que estaba seguro era en que invitaría a salir a Sakuno en cuanto llegasen a su destino.

Para ser sincero consigo mismo, su actitud durante este torneo había sido un poco, indiferente. No es que odiase estar allí, es sólo que sus niveles y expectativas no estaban siendo lo que se había imaginado, pero aquí estaba, sintiendo el viento golpearlo con algo de fuerza, mientras una linda dama se sujetaba con fuerza a él. Iba a pedirle también que fuera a sus partidos.

Estaba a punto de hablarle cuando vio en las cercanías a dos chicos que los observaban fijamente. Uno, de cabello negro y puntiagudo, y el otro, un chico de gorra bajito que tenía una expresión de sorpresa total en su rostro.

— ¿¡Un caballo!?— Dijo anonadado.

Al sentir como la joven se sobresaltó al escuchar la voz masculina, el joven de Francia aminoró la marcha, pero sólo un poco. Nadie iba a interrumpir este momento, menos dos simples plebeyos.

—¿¡Ry-Ryuzaki!?— Fue lo único que atinó a decir en ese momento.

—¡¿R-Ryoma kun?!— Sakuno miró abajo, totalmente sorprendida de ver a Ryoma kun y a Momoshiro senpai en el camino, ahora su sentimiento de vergüenza era aún peor.

El príncipe de Francia notó el cambio en la chica — ¿Los conoces?— le preguntó fingiendo interés.

—S-si…—

Mirando a Ryoma, quien no podía simplemente creer la situación, comentó avergonzada — Yo me perdí…Entonces este joven me dijo "yo te llevaré hacía allá"… en su caballo—

Sólo tenía unos momentos para reaccionar, pero Ryoma dijo lo único que podía pasar en su mente al ver a Ryuzaki, así, con otro.

—Bájala de ahí— Pronunció Ryoma fríamente, observándolo con todo el odio posible, y que no sabía que tenía al ver semejante espectáculo.

Pero por supuesto, Ludovic no fue ajeno a todo ello. Lo intuía, sospechó que ese enano estaba interesado más de lo normal en la chica, le pareció divertido y quizá algo patético verlo reaccionar así, esbozó una diminuta sonrisa, demostrando su arrogancia y decidió que era suficiente, hizo que su blanco corcel comenzará a galopar de nuevo.

— ¡HA!—

Ryoma apenas tuvo tiempo para reaccionar y hacerse a un lado, antes de ser aplastado por la marcha del caballo. Impactado vio como ese tipo se alejaba con Ryuzaki, quien obviamente tampoco había tenido tiempo de decir algo más.

Recordó que Momoshiro estaba a su lado cuando lo escuchó gritar — ¡Hey, espera! ¡Déjala ir!— pero al ver que el caballo blanco no aminoraba su marcha, decidieron que no tenían otra opción.

Ambos tomaron sus raquetas y apuntando justamente al bastardo que se había llevado a la nieta de la entrenadora, realizaron un potente saque que en otras circunstancias quizá habría sido exitoso pero que, en una jugada impresionante y sacada de una historia de fantasía, fueron bloqueados por el mismo príncipe francés, quien con raqueta en mano interceptó los dos tiros, sorprendiendo a Ryoma y a Momoshiro.

—Atreverse a golpear con una pelota a un príncipe, que personas tan rudas son ustedes…— dijo con frialdad mientras dejaba caer al suelo con fastidio las dos pelotas de tenis.

Los dos representantes de Japón lo miraron asombrados. ¿Quién era este sujeto, que con tanta facilidad había deshecho su saque? Sus pensamientos fueron interrumpidos pues Ludovic continuó hablando

— Pero… Por esta chica, los perdonaré el día de hoy— dijo coqueto mientras miraba a Sakuno, quién solo se aferraba a su chaqueta y cerraba los ojos con fuerza, cómo quería desaparecer en ese momento.

Ryoma y Momo se quedaron congelados por un instante mientras veían como el tipo engreído y Sakuno se alejaban a la distancia. El ambarino simplemente no lo podía creer, se sentía confundido, puesto que no recordaba haber estado en esa situación, lo de Kintarou no contaba. Sintió una mano en su hombro que lo sacó de su trance, era su amigo.

—Vamos, Echizen— lo miró seriamente.

Ryoma atinó y ambos echaron a correr.

Al llegar al estadio, Ludovic descendió del caballo primero, y con total delicadeza ayudó a la chica de trenzas a descender sin hacerse daño. Era tan frágil, pensó, esta persona sin duda lo había encantado.

— Muchas gracias por haberme traído hasta aquí, lamento los problemas ocasionados— Ryuzaki hizo otra reverencia, gesto que el príncipe no dejaba de admirar.

—El gusto es mío, me alegro que tan bella joven vea la competencia, lo hace mucho más interesante. Espero verte pronto, Sakuno…—Ludovic besó la mano de Ryuzaki, quien confundida lo vio como sonriendo se subía a su corcel y entraba al estadio.

— ¿P-pero que fue todo eso?— se preguntó la chica mientras caminaba a las gradas.

Y además Ryoma lo había visto todo, que vergüenza. Encontró un lugar y reconoció de inmediato a quien le había ayudado hace unos momentos. Ludovic había ingresado con todo y caballo para presentarse junto al equipo de Francia.

— ¡Esa persona! ¿El representante de Francia?— volvió a recordar, claro, él se lo había dicho antes.

Mientras tanto, Ryoma y Momo llegaban al estadio luego de correr para poder alcanzar al par que habían huido a caballo. Echizen de inmediato vio a Ryuzaki, a pesar de que el estadio era enorme pudo distinguirla enseguida, y rápidamente corrió entre los asientos hasta llegar a ella.

Jadeando y apenas con aliento la observó de medio lado — ¿Te encuentras bien?—

Sakuno se sonrojó. ¿Pero qué estaba pasando, que el día de hoy la gente actuaba diferente? Ryoma estaba sudando demasiado, ¿había estado corriendo todo ese trayecto hacía el estado, por ella? La chica alejó rápido sus pensamientos y le ofreció una toalla, era lo mínimo que podía hacer.

— Gracias por preocuparte por mí…— le dije apenada, mientras que Ryoma seguía secando su rostro.

—Por nada…— Ryoma le respondió con la toalla aun cubriendo su rostro. No sabía porque, pero no se animaba a mirarla.

La verdad, todo lo que había pasado hace un momento lo había confundido, y de alguna manera, despertado. Ryuzaki era una gran persona, era tímida pero dulce, y claro, no iba a negarlo, Ryuzaki era linda. Tal combinación de cualidades la hacían candidata a que otros chicos la vieran; Ryoma se sentía mal al querer monopolizarla, pero era inevitable: debía mantener alejado a ese francés soberbio de ella.

— Debo regresar, pero nos vemos más tarde, ¿de acuerdo?— le susurró mientras se acomodaba la gorra y empezaba a caminar de nuevo hacia la cancha.

— Claro… ¿eh?— Sakuno sujetó con fuerza la toalla.

¿Pero que acaba de pasar?

CONTINUARÁ

Y tada, he aquí el primero de una serie de historias que pueden estar conectadas o no; ahora, quizá muchos se pregunten quien rayos es Ludovic Chardad, ¿verdad? Bueno, muchas cosas han pasado en New Prince of Tennis. Para resumir, este nuevo jugador de Francia realmente, realmente le gusta Sakuno, y en su perfil del nuevo databook lo deja bien claro.

Para más información pueden buscar su nombre o New Prince of Tennis 231.

Nos vemos.