Naruto pertenece a Masashi Kishimoto.
Revelaciones
— Aparte de mí, ¿amas a alguien más, Sasuke-kun? —preguntó en voz baja.
El viento movió sus cabellos rosas. Unas hojas volaron alrededor de ellos. El sol acarició las mejillas de Sakura, sonrojándolas levemente. Sus ojos jade miraron fijamente al otro. ¿Qué podría contestarle? ¿Qué se había enamorado de una muñeca de porcelana antes de conocer a una mujer de verdad?
— Sí. ¿Tú?
— También.
Ambos entrelazaron sus manos. Un ángel se interpuso entre ellos. No era incómodo, era la incógnita. Sakura cerró los ojos y se recargó en el hombro de Sasuke. Aspiró su perfume. Era dulce, pero varonil. Él miró sus párpados rosados. Le gustaban sus párpados y esa nariz respingada.
— ¿De quién? —ella preguntó, de pronto.
— De tu prima.
Ella suspiró y soltó su mano, sin alejarse de él. Sasuke la abrazó y sujetó contra sí. No quería que se alejara ella, su único motivo para seguir en Konoha. Recargó su barbilla contra su frente, cerrando los ojos. Ella sujetó su pecho. A lo lejos, se distinguía el chillido de un columpio empujado por el viento.
— ¿Tú y ella…?
— No, sólo la besé. Me dijo que amaba a alguien más.
El día que lo intentó, la muñeca de porcelana lo empujó. Cabizbaja, le dijo que amaba a alguien más. Ese día, Sasuke perdió los estribos y golpeó, por primera vez, a su mejor amigo. Ese día, Hinata se declaró a Naruto. Ese día, Sasuke lo perdió todo.
— Naruto.
— Sí. ¿A quién amas?
Ella buscó sus labios y los reclamó suyos. Mezclaron sus alientos. El Sol se escondió tras una nube. Sasuke la apretó contra sí y acarició sus cabellos rosados suavemente. Ella acarició su espalda con la mano izquierda. Él la mordió.
— A tu hermano.
— ¿Ustedes…?
— Sí. Me acosté con Itachi. Ayer.
Sasuke volvió a besarla, con más fuerza. Algunas hojas los golpearon. La banca en la que se encontraban comenzó a rechinar, alguna tuerca se habría safado. Sakura gimió cuando sintió la mano del otro sobre su pecho. Ella lo empujó suavemente para respirar.
— Él ama a Hinata. Hará lo que sea para recuperarla.
Sasuke se levantó, apretando los puños. Apenas habían pasado dos semanas desde que se enteró que su hermano había salido con Hinata tres años, en silencio. Su furia fue tanta que decidió huir de casa, y nadie lo evitó. Fue a casa de Sakura.
— Será mejor si nos mantenemos aparte de eso.
— Sí.
Sakura lo abrazó por la espalda. Él giró su cuerpo, encontrándose con unos ojos llorosos. Sasuke acarició su mejilla y la sujetó de la cintura mientras hojas revoloteaban a su alrededor. El sol volvía a asomarse. Sasuke la besó.
— Te amo.
— Y yo.
