Ella está perdida... perdida en un mundo que no era para ella, se convirtió en todo lo que detestaba: sinvergüenza, despiadada, una arpía en todo el sentido de la palabra... podrá un ángel salvarla de su propio infierno, o será el ángel quien se convertirá en verdugo?

Atención! contiene ******* Lemon ******

Disclaimer: Sailor moon y todos los personajes relacionados con esa gran historia no nos pertenecen, sino a Naoko Takeuchi, solo son usados para escribir una historia sin fines de lucro.

Ahí estaba, una joven rubia de 26 años, bajaba de la limousine con un traje ajustado de perfecto azul oscuro que resaltaba el blanco de su piel, el escote de su espalda terminaba donde dejaba de llamarse así y mostraba sus perfectas caderas.

Ella con caminar elegante casi felino, subió las escaleras ante la mirada deseosa de varones presentes y la mirada envidiosa de las féminas, entrego la invitación al mayordomo a quien sonrió con dulzura, el joven enrojeció, de deseo y provocación.

-buenas… noches Señorita… su identificación – le balbuceo el joven sin saber que pedía a la rubia.

- Creo que lo que quieres decir es mi invitación –le dijo ella con una dulce sonrisa en su rostro de ángel… por dios si esa mujer tenia el cuerpo de una diosa, su rostro era el mas bello, sus ojos celestes eran como un par de lagunas en donde cualquiera quisiera perderse…

La mujer entrego la invitación y una joven mucama de unos 17 años, tímidamente le quiso quitar el abrigo… ella la miro con ternura, tomó su bolso, saco un billete de su cartera, le entrego el abrigo y tomo su mano.

-Se que no es mucho… pero ayuda, es mas de lo que te pagan por estar parada toda la noche, adiós y gracias – le dijo ella con una sonrisa.

La joven solo asintió y miro. Efectivamente era mas de lo que ganaba en un mes, por hacer lo que hacía en aquel club.

-Si no dejas de hacer eso pensaras que eres traficante o quizás que… – le dijo un hombre de cabello plateado y ojos azules

-No fastidies Mal…mejor dime, bonito ¿hay algo para tu chica favorita? – le dijo ella melosa acercándose a Malachite con un toque sensual haciendo círculos con su dedo en el pecho del hombre.

-Serena- rugió él- estamos trabajando y si, Setsuna te mando algo… esto –el hombre le entrego un fólder con papeles.

-Son los datos de acciones de la empresa de los hermanos Kou, ahí está el mayor de los tres, las acciones salieron a la venta hace mas o menos veinticinco minutos y van a la baja… quiere aunque sea el cincuenta por ciento de las acciones, el hombre esta desecho, ese es Taiki Kou – haciendo una seña con la mirada hacia una de las mesas del club, ella sólo miro por encima del hombro de su compañero y lo abrazo con la mano derecha mientras la izquierda la metía en uno de los bolsillo del hombre.

-Pensé que me traerías chocolates de suiza – la joven hizo un mohín y después sonrió picara y le susurro al oído – pero parece que me tienes otro tipo de dulces… Mal – le dijo Serena tomando el miembro endurecido de su compañero a través de los bolsillos del pantalón.

-Por favor… Serena, puedes concentrarte- le dijo el pasando saliva.

-Que malo eres Mal – le dijo ella en un puchero infantil.

La joven se fue caminando de manera elegante meneando la cadera de un lado a otro dejando estragos en los hombres del club el cual frecuentaban hombres ricos y poderosos, los mas poderosos de todo USA. Se acerco a la barra y fue directo al grano. Así era ella: directo y sin preámbulos, era mejor, lo había aprendido. Ser fría y calculadora era lo mejor para hacer lo que hacia.

-Buenas noches… Serena Winston - le estiro la mano ella con una sonrisa angelical era una excelente actriz y hoy seria la perdición de Taiki pero no lo sabia, por que el diablo tenía cara de ángel.

-Señorita… no quiero ser mal educado pero hoy no soy buena compañía para nadie, ni para mi conciencia –le dijo el hombre de la coleta castaña con amargura.

-Ni yo… señor Kou… al parecer hace aproximadamente treinta minutos puso a la venta sus acciones de la empresa familiar para evitar la quiebra de esta no?- le dijo ella con soltura y seguridad aun de pie frente a él. Taiki Kou abrió los ojos como platos, esta mujer tenía más información que su mismo administrador.

-¿De dónde saco tanta información?- le pregunto asustado, hasta que levanto la mirada y vio esos ojos celestes que lo miraban divertido y el gesto de esos labios carnosos.

-Serena Winston… corredora de bolsa Hallaway-Meiou y asociados… un gusto conocerlo señor Kou… lamento que sea en estas condiciones – le contesto ella mordiéndose el labio inferior, como un gesto de aflicción.

-¿Qué es lo que quiere? Por mis malos manejos el negocio de mi familia quedo en la ruina y ahora no nos queda nada… solo venderla para poder pagar las deudas – se quejo el hombre con sus ojos violetas relampagueando de rabia y frustración.

-No señor Kou para nada… mire este no es un lugar para hablar de negocios y menos para una muchacha como yo… la verdad todo esto es vergonzoso para mi… ¿le gustaría comer… o tomar algo? Lo que sea, mi empresa desea adquirir la suya y solo serian la mitad de las acciones con lo que paguemos usted podrá pagar sus deudas y comprar inmediatamente la otra mitad– le dijo Serena con una mirada que no dejaba lugar a dudas de la veracidad de sus palabras.

-Esta bien… pero le advierto que si no me gusta la propuesta, no venderé- le dijo Taiki de manera brusca. Dicho esto, el hombre se puso de pie y le ofreció el brazo a la mujer que iba a su lado.

Dos horas mas tarde… Taiki Kou y Serena Winston estaban sentados en una mensa de un lujoso hotel de la cuidad de Manhatan, afinaban los últimos detalles de la venta de las acciones.

-Bueno espero que le guste la propuesta que le diseñe, está todo en regla, si usted firma ahora podré mandarle a uno de nuestros abogados para que ponga en regla todos los puntos – le dijo ella con una sonrisa seductora y las manos en la barbilla mirando fijamente cada comportamiento de su acompañante frente a ella.

-Por mí no habría problema ya que solo estoy vendiendo lo que me corresponde a mi… el otro cincuenta por ciento es de mis hermanos Yaten y Seiya… podemos acordar la junta con los abogados al medio día le parece bien señorita Winston – le dijo él mas tranquilo.

-No me parece… hasta que me llame Serena… señor Kou – le dijo con un mohín gracioso y muy seductor.

-Está bien Serena… solo hasta que me llames Taiki – y el hombre le tomo la mano suavemente. Listo era la señal que quiera para comenzar a actuar, había caído redondito – es usted un ángel – le dijo él con toda sinceridad. Ella solo sonrió sonrojándose, que gran actriz era! Debajo de la mesa se saco uno de los tacones suavemente sin soltar la mano de su acompañante. Por debajo de la mesa comenzó a pasar uno de sus pies por las piernas de su acompañante, mientras le guiñaba un ojo.

-Bueno… Taiki – le susurro más cerca, mientras se mordía suavemente el labio inferior, en una clara invitación que él no podía, ni quería rechazar- tiene que firmar aquí – le apunto con su uña perfectamente cuidada, mientras subía el pie por la pantorrilla del hombre, el hombre paso saliva nervioso, los mimos de su acompañante estaban haciendo estragos, en él. Intento concentrarse en otra cosa buscando una pluma en su saco pero, no encontraba la condenada pluma, ella solo sonrió y siguió subiendo más el pie mientras su inmutable sonrisa, nunca desapareció de su rostro. Tomó su bolso y saco una pluma, y se la dio a su acompañante – creo que tiene problemas con la pluma Taiki… alguna distracción?.

-Al parecer… pero le aseguro que la distracción dista mucho de ser desagradable – le dijo el hombre con una sonrisa, y por su frente surcó una gota de sudor, ahora el pie de la joven estaba haciendo presión en su entrepierna de manera insistente.

-Por favor… Taiki haces que me sienta mal… una ves firmado los papeles… me retirare – le dijo ella de manera tan inocente que cualquiera no creería lo que hacia debajo de la mesa con su pie, el cual movía de manera insistente y hacia presión. La dureza del miembro del hombre frente a ella era mas que evidente bajo los pantalones, y ella hacia presión cada ves mas rápido, sin quitar la suavidad de su toque.

-Por… favor no sería un caballero si le permito que se vaya sola – le dijo el hombre casi suplicante, ella aumento la presión de su pie… más rápido, solo un poco mas, mientras la tensión sexual entre ellos aumentaba, mas rápido… más rápido… ya estaba a punto de llevarlo al éxtasis, se lo decía su rostro sudoroso.

-Firme aquí… Taiki – le habló de manera suave e insinuante, al mismo tiempo que su toque aumentaba la velocidad – y en esta copia- …mas rápido… mas profundo – y aquí… por favor – le dijo con un quejido casi infantil, el cual confundió con gemido. El estado de excitación del hombre era más que evidente, estaba a punto de explotar, ya no sabía ni como se llamaba, ni siquiera lo que firmaba, justo como lo quería Serena… justo donde lo quería.

De pronto todo paro… su pie paro su presión y cerró el fólder con documentos. Él la miro confundido, no sabía que había firmado, que demonios había hecho, ella se paro de su lugar como si nada hubiera pasado.

-Fue todo un placer hacer negocios con usted –le dijo ella con una sonrisa y se levantó de la mesa- nuestros abogados se estarán poniendo en contacto con usted esta semana para finiquitar la transacción- y diciendo esto se alejó dejando a Taiki totalmente confundido en la mesa, imposibilitado para seguirla, pues al tratar de controlarse un dolor en su entrepierna lo estaba fulminando…

-Tan rápido?- dijo Malachite mientras le ponía el abrigo a su acompañante

-¡Me ofendes Mal!- dijo con cara molesta- sabes cómo trabajo, además al pobre hombre se le nota que en su vida ha tenido buen sexo…- y con una sonrisa irónica y arqueando una ceja terminó- no soportó ni cinco minutos…-

Los dos personajes salieron del restaurante del hotel y se dirigieron hacia la limousine que los esperaba al pie de las escaleras.

-Y qué conseguiste?- dijo mientras pasaba su mano por los muslos de su acompañante.

- El cincuenta por ciento de las acciones- respondió la rubia mientras quitaba la mano de Malachite, lo cual provocó molestia en él

-Serena, hubieras podido lograr que firmara la venta de su propia alma al diablo así como lo tenías, por qué no lo hiciste?- preguntó incrédulo y molesto.

-Por que la otra mitad…- dijo sonriendo maliciosamente- la voy a conseguir de la misma manera… o qué? Pensabas que iba a desaprovechar la oportunidad de darles una atención especial a los otros dos hermanos Kou.

Malachite sonrió, sabía que Serena podía conseguir todo lo que ella se propusiera si utilizaba sus encantos, incluso él podía sucumbir ante una caricia suya- Serena… eres de lo peor!

-Soy peor de lo que te imaginas…- mientras se acercaba al oído de él- y me consta que tienes mucha imaginación…- terminó dándole un beso en el cuello y bajando la mano por el saco mientras una de sus piernas era puesta en la cintura del hombre de 1.90 que estaba sentado disfrutando de los besos en el cuello que su rubia acompañante le daba.

Poco a poco se fue agachando y bajando la pierna que había puesto encima de Malachite y cuando estuvo frente al cierre del pantalón sonrió picara.

-A falta de chocolates suizos… bueno es el chupa-chups- le dijo, bajo el cierre del pantalón y se llevó su pene erecto a los labios, lo lamió desde la punta hasta la base sin compasión por su compañero de acción, el cual sólo pudo tomarse del asiento del vehículo con fuerza.

Mientras ella continuaba de rodillas concentrada en su labor, Malachite solo podía echar la cabeza hacia atrás y respiraba con dificultad, el placer que los labios de la rubia le daban era demasiado. Ella seguía en su labor pasaba su lengua desde la punta hasta la empuñadura una y otra ves, y al llegar a la punta lo sacaba de sus labios, le pasaba la lengua al glande y realizaba círculos en la punta con su lengua, de manera juguetona. El tomo su rostro con una mano.

-Para por favor… Sere- él dijo suplicante antes de sucumbir al éxtasis.

-Sabes?- le dijo ella traviesa- me encanta el juguete y no puedo dejar a un ser tan indefenso así – le dijo ella con una sonrisa mirando su prominente erección, la cual se erguía frente a su rostro.

-Ven acá sinvergüenza… eres mi perdición sabias?- le dijo levantándola para que ella se sentara a horcajadas sobre el. Ella levanto lo mas que pudo el vestido y se acomodo sobre su erección, comenzó a restregarse contra el y gemía cada ves mas. Él le bajo los tirantes del vestido dejando al descubierto su prominentes y firmes pechos, los cuales sin contemplaciones los tomo en sus manos y chupó los pezones.

-Sé que soy tu perdición… y una cínica, desvergonzada…- dijo entre gemidos la rubia.

-A ver, que más? - preguntó Malachite con la respiración entrecortada.

-No se que más, ahora quiero… placer te quiero a ti! Ahora! – le ordenó ella demandante hundiendo sus dedos en el cabello plateado del hombre. Él bajo sus manos donde ella se restregaba sin pudor alguno y se puso el preservativo para después introducirle completamente su pene erecto, sin contemplación produciendo un gemido fuerte en ella.

-Si… lo se… y si quieres placer… entonces lo tendrás – le dijo Malachite embelesado. Si ella era hermosa, fría y calculadora en su trabajo, lo era más en su pasión. Lo sabía, había sido el primero en probar el pecado vivo que era esa mujer.

-Si… ahí… mas fuerte… Mal- le gimió ella al borde del éxtasis y le tomo de las caderas, para moverla más rápido, más fuerte, más duro… justo como a ella le gustaba, si así era ella: salvaje en la pasión.

Sólo un poco más y ambos saciarían la sed de ellos, la sed de pasión, un poco más fuerte, un poco más duro, si… las envestidas eran cada vez más fuertes. Ella ya no se restregaba, ahora se movía de arriba abajo sin parar, casi saltaba de manera salvaje al borde del orgasmo. Éste no tardó en llegar y fue abrasador, de manera que ambos quedaron satisfechos en el acto más puro y animal.

Ella salio lentamente de él.

- Creo que debes arreglarte la ropa – le dijo ella fríamente.

- Llegamos señorita Winston – le dijo el chofer. Ella acomodo su ropa y arreglo su maquillaje. Malachite, seguía en rem… por dios si esta mujer lo tenía como su objeto.

-No soy tu objeto sexual- le dijo serio

-O, si que lo eres… Malachite- le dijo ella y le dio un fugaz beso en los labios.

De pronto el coche se detuvo, habían llegado al estacionamiento de Hallaway-Meiou y asociados, los dos bajaron rápidamente del coche, no sin antes acomodar sus ropas para evitar ser tan evidentes, y se dirigieron a los ascensores. Cuando Serena entró no pudo evitar observar su reflejo en el espejo del fondo, de pronto se perdió en su imagen…

-En qué te has convertido Serena…- se preguntó mientras observaba su perfecta figura y su apariencia impecable -… quién te iba a decir hace diez años que tú lucirías así…

Serena era una muchacha de 16 años que tuvo que enfrentar la vida… de pronto se encontró como la responsable de su hermano de 10 años, sin un peso en la bolsa y con un sinfín de traumas que había causado la pérdida de sus padres…

Gracias a que en el colegio, que hasta ese día había asistido, le otorgaron una carta de recomendación tuvo la suerte, o la desgracia, de encontrar trabajo en la mansión de la Señora Setsuna Meiou, quien la había aceptado no importando que tuviera que cuidar a un hermano. Como era de suponerse, una chica de su edad comenzó trabajando como mucama, pero pronto la señora se dio cuenta de que ella no era una muchacha que hubiera nacido para terminar trabajando en las labores de una casa.

Poco a poco Serena y la señora Setsuna se fueron acercando, primero en pláticas fugaces, posteriormente en conversaciones que duraban toda la tarde, fue así como Meiou se enteró de la desgracia que habían vivido Serena y su hermano y viendo en ella una imagen casi perfecta para sus planes, le propuso a Serena formar parte de su equipo de trabajo, primero pareció desinteresada, pero conforme fue pasando el tiempo supo que esa ayuda tendría que tener algún tipo de pago…

Setsuna se iba a encargar de hacer de Serena una mujer de mundo y para lograrlo no repararía en gastos… Pronto la rubia se encontró en Cambridge graduándose en Economía y Negocios y convertida en toda una dama de sociedad, preparada para enfrentar cualquier tipo de problema que se le presentara… pero sobre todo para destruir al causante de todas sus desgracias.

Así había llegado a los 26 años, ya no era una huerfanita, todo lo contrario, ahora era una importante empresaria que trabajaba para Hallaway-Meiou y asociados , con un dominio extraordinario del mundo de los negocios, un físico impresionante, un temple a toda prueba y un séquito de admiradores dentro y fuera de la empresa como para elegir con quién acostarse, claro sin tomar en cuenta todas las veces que había que tenido que meterse a la cama con alguien por alcanzar sus objetivos…Y si bien es cierto que el sexo sin amor es una experiencia vacía, como experiencia vacía era una de las mejores y más placenteras.

De pronto la campanita del elevador la sacó de sus pensamientos, salió del ascensor sin pronunciar una palabra y se dirigió directamente a la oficina donde sabía que la esperaba Setsuna Meiou, tocó levemente.

-Adelante- se escuchó dentro de la oficina.

Serena abrió la puerta y como quien entrara a su propio emporio, se introdujo en la oficina. Era un lugar pulcramente decorado, aunque tenía un aire enigmático, todo en esa oficina estaba puesto en su sitio como si hubiera sido cuidadosamente pensada su localización. Al fondo se encontraban unos grandes ventanales donde se encontraba parada la dueña de la voz que le había permitido el paso a Serena

-Y bien? Preguntó la mujer sin ver a la persona que acababa de entrar en sus territorios

-Todo fue pan comido, Taiki Kou firmó todo sin pero alguno- dijo sonriendo mientras se sentaba en una de las sillas frente al escritorio y colocaba el folder con los papeles sobre el mismo.

-Compraste el cien por ciento de las acciones?

-No señora, sólo pude adquirir el cincuenta por ciento de ellas, que era lo que le pertenecía a Taiki, pero el otro cincuenta será un placer adquirirlo con sus hermanos-

-Muy bien, diviértete un poco, te lo mereces- mientras había dicho esto, Setsuna se acercaba poco a poco al escritorio donde estaba Serena- sólo asegúrate de que todo salga como lo tengo planeado- y enredando sus manos en el torso de Serena colocó su cabeza en su hombro para terminar su frase cual si de un susurro se tratara en el oído de la rubia- no quiero que esa rata se nos escape si es que está rondando por ahí-

Notas:

Pues bien, aquí estamos presentando esta historia, esperamos que les guste. Eso sí, advertimos que estará cargada de connotación sexual, así que ya están advertidas!!!

Y recuerden... "amaos los unos sobre los otros" o si lo prefieren de lado, que se cansa uno menos!

Cualquier crítica, reclamo o comentario háganoslo saber!