Disclaimer: Bleach y todos sus personajes pertenecen a Kubo Tite. No busco lucro ni nada por el estilo, es solo por entretenimiento.
Notas importantes:
• Es un universo completamente alterno.
• Transcurre en un periodo de tiempo literalmente corto.
• Está ambientada en la Era Edo, en el Shogunato de Tokugawa.
• Principal escenario: Edo (el nombre que recibió Tokio antes de la restauración Meiji en 1868). Algunas menciones de Kioto.
Hola de nuevo!
Por fin ya estoy 'libre' de la uni jeje y bueno traigo otro fic algo largo, nuevamente en AU y de época, pensarán que qué bonito friego con eso pero es lo que se me da xD hahahaha
Cabe mencionarles que este fic tiene ciertas similitudes con el fic de "Desde el Corazón" y trae unos tintes de "Amor Inesperado", sin embargo va muy de la mano con el destino y los riesgos.
No pensé que este fic sería el 1er proyecto en subir ahora ya que tengo otros más adelantados pero mi inspiración anda muy a full con este en particular.
Ya no les entretengo más :) les dejo el primer cap.
… … * … …
~ * La Fuerza del Destino *~
*.*.*.*.*.*.*
"Lo que ha de suceder, sucederá"
(Virgilio)
*.*.*.*.*.*.*
Capítulo I
"A Primera Vista"
Era de día, el sol resplandecía en lo alto del cielo, el cual estaba embellecido por sus nubes, el clima era agradable para estar aún en invierno, el viento soplaba muy ligero y se respiraba mucha tranquilidad. No pasaba del medio día y yacían vagando por las frías calles de Edo, bajo los nevados cerezos que formaban un amplio y largo camino en la zona donde por lo general muchos de los guerreros como él podían transitar; pero no estaba solo, iba acompañado de lo que podía llamar su 'primer amigo' desde que había llegado a Edo y de eso no hacía mucho, tan sólo un par de días.
—Desde que me lo dijiste no me lo creo— Comentaba el calvo compañero de Ichigo al parecer bastante sorprendido por su situación.
—Yo tampoco me lo esperaba— Acotó el ojimiel mientras avanzaba por el largo sendero. Y es que su situación actual le resultaba contradictoria, a penas un par de días había sido transferido a Edo, a servicio de la milicia de la capital, ya que según los altos mandos le consideraban de 'mayor importancia' que sirviera ahí y no en Kioto, el sitio que había sido su hogar durante 26 años.
—Es una estupidez… estamos en tiempo de paz… no necesitamos refuerzos…— A Ikkaku le resultaba una gran patraña que su nuevo amigo haya sido transferido de Kioto a Edo dizque para 'reforzar' la milicia del lugar pero realmente creía que había sido un método hipócrita y barato para desecharlo de las fuerzas armadas de Kioto.
—Pero ni modo… no me queda más— Suspiró resignado, aunque ni tan resignado como se podía imaginar, prácticamente no había una abismal diferencia entre las actividades que realizaba en Kioto con las que ahora hacía ahí, era lo mismo: entrenar, hacer rondas de vigilancia cuando le tocaba hacerlas, entrenar, vaguear y hacer guardia nocturna cuando era necesario, lo diferente era el lugar donde ahora hacía su servicio y las personas con las que convivía a diario, pero queriendo o no, extrañaba a sus antiguos compañeros de armas y sobre todo a su familia, a la cual se había visto en la necesidad de dejarles ahí.
Caminaron largo y tendido por el sendero, ataviados con su distintivo uniforme que les acreditaba como miembros de la milicia, cargando con sus espadas, prácticamente gozando de ese día libre. Sin embargo durante su trayecto a ningún lugar, se toparon con un trío de mujeres muy elegantes, que al igual que ellos parecían disfrutar del hermoso día a la par que conversaban entre ellas sonrientes y soltaban una que otra risa, lo curioso era que parecían escoltarlas un par de individuos de oscuras vestimentas. Lo cual llamó mucho la atención del pelinaranja, no era común ver ese tipo de cosas o más bien no estaba acostumbrado a ello, con el ceño fruncido continuó caminando y observando al grupo de mujeres sin apartarles la mirada.
Una de las mujeres se percató de ser el blanco de la mirada de una persona y con discreción lo comentó a las demás, pero no hicieron algo al respecto, al menos no por el momento.
Conforme fueron avanzando los caminos tanto de ellas como de aquel par se cruzaron, y sin poder evitarlo, Ichigo clavó sus mielados ojos en una de las mujeres en particular, en una dama de menuda estatura, cabellera oscura y ojos azulvioletas, de rostro armonioso, pero ella al instante también le dirigió la mirada, mostrando una actitud retadora y altiva, le miró de arriba para abajo y luego enarcó una ceja.
—Que es lo que tanto mira— Dijo la chica de ojos azul-violáceos deteniéndose frente al muchacho de ojos miel, con actitud seria y autoritaria. No era como sus demás conocidas, que no le daban importancia la forma en que les miraban, prácticamente no le gustaba que le mirasen de la forma que ese sujeto lo había hecho, con cierta 'repulsión', al menos quería que el sujeto tuviese el valor de enfrentarlo y se lo dijese en su cara.
Su par de amigas así como Ikkaku centraron su atención en esa escena, sin entender porqué ella se había detenido y le hablaba de esa forma al muchacho de cabellera naranja. Todos expectantes a que respondiera.
Ichigo vio esos ojos orgullosos, parecía delicada pero resultaba ser algo estricta por la forma en que se le dirigía. Lo que más le sorprendía es que esa niña le hablaba con tanta dureza, con tanta supremacía, y era eso precisamente lo que le molestaba. ¿Qué se creía? Ahora resultaba que no podía 'mirar' sin que se lo echaran en cara y le exigiera que le dieran explicaciones.
—No la estaba viendo a usted, ni que fuera tan grato verla— Le respondió seco, también retándola, expresando seriedad a la par que emprendió marcha y justo al pasar a su costado, le empujó con su hombro, significándole que se quitara de su camino.
Ikkaku azorado no podía creer lo que ese imbécil de Kurosaki había acabado de hacer, no tenía ni un poco de consideración con una mujer y menos tratándose de una Kuchiki, algo le decía que las iba a pagar caras.
Mientras la morena, llena de sorpresa no pudo evitar girar su cabeza para ver al bastardo ese que la había 'atacado' y faltado al respeto de ese modo, ¿a caso no sabía quien era y lo importante que era su persona en la sociedad de Edo? Le llenó de rabia que ese sujeto la tratara de vil forma, por lo general el resto con quienes se pasaba de prepotente simplemente bajaban la cabeza y pedían disculpas, pero él no… a él no le importó su nombre, ni su apellido, ni nada.
— ¡Discúlpate si no quieres que mis hombres…! — Alzó la voz haciéndole referencia al muchacho de ojos miel, quien detuvo su andar, se giró un poco y la interrumpió, lo cual significó para la morena otra falta de respeto.
— ¡¿Se atreve a amenazarme? No sea ridícula! — Profirió con ironía, ahora si se le hacía inaudito que ella se atreviera a algo como tal, dejando ver que era esa clase de personas que si no haces lo que dicen, te amenazan. Era una prepotente que a sus ojos no tenía ni porqué serlo, era una mujer común.
Cada vez más molesta y ofendida, la morena echó una mirada a sus dos escoltas, ordenándoles con la mirada a que tomaran por preso al pelopincho ese y le dejaran en claro que esa no era la forma de tratar a la honorable Kuchiki Rukia.
Ichigo vio con intención de esos sujetos en atacarle así que se preparó para ello, sin embargo alguien tuvo que intervenir. Ikkaku se interpuso y aunque no era muy propio de su persona, pidió disculpas en su nombre.
—Discúlpelo Señorita Kuchiki. Es nuevo en Edo y desconoce por completo las popularidades de la ciudad— Decía a penas inclinándose con respeto, a lo cual Kurosaki no entendía porqué su bravo amigo no hacía uso de semejante adjetivo en vez de rebajarse.
Todos esperaban que ella dijera algo, de lo que de sus labios saliera sería importante.
A Rukia le pareció un argumento interesante lo dicho por el calvo, así que tuvo que buscar muy en el fondo de su corazón algo de indulgencia, y con mucho esfuerzo habló.
—Está bien. Déjenle. Para la próxima que se atreva a faltarme al respeto, no tendré consideraciones— Fueron sus últimas palabras llenas de dureza antes de volver a emprender marcha a su destino.
Ikkaku suspiró aliviado, había estado muy cerca, mientras el ojimiel no entendía muchas cosas que necesitaba le explicaran.
—Casi te mata, tienes suerte de que te haya ayudado— Le dejó saber Ikkaku, a espera de que al menos se lo agradeciera mientras empezaban a reiniciar su camino.
— No puede hacerlo… no puede hacerme nada… ¿Quién demonios se cree que es? — Al pelinaranja le parecía una tremenda estupidez, ella le amenazaba como si tuviera alguna autoridad o algo por el estilo, ella aunque quisiera no podría ni hacerle una herida.
De escucharlo el calvo hombre soltó una pequeña risa acompañándola de una sonrisa mordaz a la par que miraba a su compañero. ¿En serio no sabía quien era ella? Y eso que comenzaba a creer que Ichigo tenía mucho pero mucho valor como para hablarle de esa forma alguien tan importante como Kuchiki Rukia.
— ¿No sabes quien es ella? — Inquirió aún sin poder creerlo, alzando una ceja.
—No— Respondió sin dudar, ella lucía como una persona común y corriente, ¿Qué tan importante podía ser? Pero ignoraba por completo una realidad que lo dejaría más que sorprendido.
Como amigo debía decírselo, al menos para que meditara en lo que acababa de hacer y lo pensara dos veces antes de volver a hacerlo.
—Es Kuchiki Rukia. Del Clan Kuchiki, uno de las 4 casas nobles más influyentes de Edo. Su abuelo es un Daimyo Sanke (1) y su hermano a parte de ser el Jefe del Clan también es un Samurai muy distinguido en la milicia y ella a pesar de no tener ese tipo de cargos, puede hacer lo que se le viene en gana— Fue la breve explicación de Ikkaku hacia su novato amigo, quien al ser escucha ahora entendía mejor porqué a ese comportamiento tan prepotente de la muchacha esa, aprovechar su status social para hacer lo que le placiera y lo peor es que la gente le hacía caso.
—Su familia será muy importante pero ella es una persona repulsiva— Lo dijo sin tapujos, con esa información nueva su perspectiva sobre la tal Kuchiki Rukia cambiaba drásticamente, si antes de saberlo no le había agradado, menos ahora.
—Y así son casi todas las de su clase… piensan que porque eres de una clase inferior no mereces respirar el mismo aire que ellas— Ikkaku sabía lo que decía, tenía una vasta experiencia soportando toda clase de desplantes de parte de esas señoritas de vida acomodada, había aprendido a vivir con ello pero Kuchiki Rukia era prácticamente la reina de todas ellas.
Ichigo de saberlo deseó no tener que volver a toparse con ella ya que no era la clase de persona que se dejaba humillar y mucho menos por alguien como ella, podría ser miembro de una familia rica y poderosa pero no le daba el derecho de abusar y si por algún desatino de la vida sus caminos se cruzaban de nuevo, ya sabría como manejar el asunto.
Mientras tanto, la morena continuaba con su trayecto a su destino sin embargo ese reciente encuentro le había quitado el buen humor con el que había despertado, ahora se le notaba visiblemente molesta además de que ahora parecía desquitar todo ese enfado ignorando a sus dos compañeras.
—Rukia… ¿Por qué les ha tratado así a ese sujeto? — Preguntó Natsumi, unas de las dos chicas que acompañaban a Rukia, incluso ella se cuestionaba porqué trataba de esa forma al muchacho ese si no había hecho nada malo.
Sin embargo la aludida se hacía la sorda, le resultaba increíble que todavía se lo preguntara, ¿a caso era ciega?, después de haber visto la manera en que ese pelopincho primero le miró y luego le contestó no era para mejor su reacción.
—Rukia te estoy hablando, hazme caso— Pedía aún Natsumi, yendo tras la morena, quien parecía acelerar el paso.
Pero su joven amiga no desistió y aunque sabía que lo que iba a hacer iba a enfurecer más a la pelinegra, sus ansias por que le respondiera la pregunta fueron más fuertes. Le dio alcance suficiente para tomarla del brazo y detener su andar, girándola para confrontarla y una vez teniendo su inquisidora mirada le hizo de nuevo la cuestión.
— ¿Porqué lo has hecho? —
Aún llena de enojo, la morena la encaró y se lo dejó bien claro.
— ¿Viste como me contestó? No sé que opines tú pero no puedo permitir que un don nadie venga a faltarme al respeto de esa manera, tenía que ponerlo en su lugar— Alzando la voz se lo espetó, sonando impetuosa. Simplemente hacía lo que creía era correcto, lo que su familia le había inculcado sin importar si a terceros les agradaba o no.
Natsumi no veía correcto su actuar, y ella era de las pocas mujeres de su clase que no encajaban con la actitud prepotente de las que hablaba Ikkaku.
—Vamos Rukia, ¿a caso no escuchaste lo que dijo el sujeto calvo? Que el chico es nuevo en Edo… ¿Qué iba a saber él de la reputación de tu familia? — Se unió a la charla Minako, la segunda chica que acompañaba a las otras dos, queriendo calmar un poco los ánimos que se cargaba Rukia.
—Debería saber lo suficiente para no atreverse a mirarse de esa forma y hablarme con ese tono— Se atrevió a decir Rukia, seria e indignada. ¿Qué el tipo no sabía nada? Por favor, alguien por lo menos debió haberle mencionado previamente a su altercado sobre su familia y el gran prestigio que tenía en sociedad.
—En serio que tú no perdonas una, aún cuando el sujeto es tan atractivo— Soltó Minako con gracia, a su criterio el pelinaranja ese se le había hecho interesante físicamente. Si hubiera estado en el lugar de la morena, habría mandado al diablo todo lo demás y pensar al menos en conocerlo.
El comentario se le hizo algo bastante cómico a Natsumi y no puedo evitar soltar una risita, pero para Rukia no fue del todo agradable, pues de ver su expresión seria y hasta algo repulsiva dejó claro que no estaba de acuerdo.
— ¿Atractivo? ¿Ese sujeto te pareció atractivo? — Cuestionó con el ceño fruncido, sin poder creerlo, tratando de encontrar lo 'atractivo' al naranjito ese y lo cual no hallaba por ningún lado — ¿A caso eres ciega? Pero que tontería acabas de decir, en verdad que me preocupa tu sentido de la estética— Acotó llena de indignación, había sujetos mil veces mejores que él.
Natsumi sonrió, al menos ese indebido comentario de Minako había acabado con el silencio y la tensión originados hace minutos, y de cierta forma desenfadado un tanto a la morena de ojos azul-violetas.
Después del paseo que incluyó un altercado con alguien de la aristocracia, ambos regresaron de nuevo a las cuarteles, ya que dentro de poco se darían inicio a las sesiones de entrenamientos. Arribaron al gran espacio que se les había asignado como punto de reunión, aún faltaban varios más por llegar así que tenían que esperar unos minutos más, sin embargo para matar el tiempo se reunieron con aquel grupo que se podía decir eran con los que más convivían dentro de la milicia.
—No van a creer lo que el idiota de Ichigo hizo— Ikkaku estaba dispuesto a contarles la gran proeza del día del pelinaranja y su escandalosa voz al instante captó la atención de los que estaban alrededor.
Ichigo rodó los ojos, no podía hacer una cosa porque ya iba a regar la información con todos ellos.
— ¿Qué hizo? — Preguntó el hombre de mostacho, atento a lo que fuera que haya hecho el naranjito.
—Íbamos caminando y de la nada se apareció la hermana del Capitán Kuchiki… Ichigo en pocas palabras le despreció…— Dijo en resumen para los ahí presentes, quienes al saber a grandes rasgos lo que había hecho se miraron entre sí, admirados y después pasaron sus ojos al susodicho, mirándole con cierta suspicacia.
—No puedo creerlo… maldita sea… tienes demasiado valor, tienes suerte que no te haya hecho nada— Comentó Hisagi bastante fascinado y es que enfrentársele a alguien de tan importante familia era como ir la guerra sin armas y el ojimiel había sido muy afortunado de salir ileso.
— ¿Valor? ¿Cuál valor? Ichigo no sabía quien era ella y la importancia que tiene, yo diría que fue ignorancia— Ikkaku se atrevió a soltar el soez comentario, no deberían estar admirando lo que Ichigo había hecho ya que si hubiera sabido desde el principio quien era Kuchiki Rukia seguro que ese altercado no se habría presentando nunca.
—Eso lo explica todo… ya decía yo que un novato no podía hacer algo así sabiendo las consecuencias… sólo de un alto mando como el Capitán Kuchiki o el mismo Abarai se habían atrevido a ponerle un alto a esa niña— Iba profirió con total descaro, restándole méritos al muchacho de ojos miel, y es que había pocas personas que podían ponerle trabas a Kuchiki Rukia sin recibir un castigo por ello.
Ichigo en silencio pasaba su mirada de un compañero a otro mientras escuchaba sus comentarios y de los cuales poco entendía, aún no estaba familiarizado con los temas de conversación que su grupo de potenciales grandes amistades tenían.
— ¿Abarai? No, él no le pondría un alto… No tiene autoridad sobre ella, todo lo contrario, ella lo maneja a su antojo — Sentaro no lo creía así, y esa base provenía por lo que sabía de la relación que tenía el pelirrojo con la morena.
Abarai, Abarai… a Ichigo le sonaba ese apellido y le causaba curiosidad sobre qué tenía que ver con la hermana del Capitán Kuchiki así que por primera vez en lo que iba de la conversación se aventuró a preguntar.
— ¿De Abarai se refieren al Teniente del 6to Escuadrón? —
—Por supuesto. No hay otro Abarai en Edo que tenga algo que ver con Kuchiki Rukia— Respondió la duda el mismo Hisagi.
— ¿Y que tiene que ver Abarai con ella? — Soltó otra duda en la cabeza de Kurosaki, vaya que había muchos 'misterios' e información desconocida y por curiosidad quería saber.
— ¿No lo sabes? — Inquirió Sentaro, incrédulo a lo que el ojimiel negó con la cabeza.
—Ichigo me preocupa tu falta de cultura— Añadió Ikkaku, esos temas eran muy sonados en todo Edo y era increíble que no haya escuchado al menos algo, por tan pequeño que fuera, de ellos.
De súbito el amplio espacio se llenó de cierta formalidad lo cual atrajo la atención de Ikkaku y compañía, al alzar la vista observaron la llegada de uno de los personajes principales de su tan curiosa conversación: Abarai Renji.
— ¡Hey Abarai! ¡Ven aquí! — Le gritó el calvo hombre haciéndole señas con la mano para qué le ubicara entre toda la masa de asistentes.
El pelirrojo entrevió y acudió a su llamado. A Kurosaki le llamaba la atención que no se le dirigiera con formalidad, que le llamase tan deliberadamente por su nombre de pila, ¿acaso no había respeto entre rangos?
— ¿Qué sucede? — Preguntó el pelirrojo una vez estando en frente del grupo del calvo, a espera de saber para qué le había llamado.
— Después del entrenamiento iremos a tomar sake… ¿vienes? — Le invitó a una de las tantas reuniones que solían hacer, a espera de que ésta vez si asistiera puesto que ya había 'faltado' a varias salidas y todo por una personita bien conocida por todos.
—Me disculparan pero paso de nuevo. Me han invitado a una cena con el clan Kuchiki y sabes que no puedo faltar— Volvió a justificar su ausencia de ésta ocasión, sabía que la amistad era un valor importante pero en esos momentos no estaba en condiciones de rechazar un invitación por parte de la familia con la cual quería hacer méritos para algo muy específico.
—Ya veo… entonces será en otra ocasión— Dijo Ikkaku resignado, ya veía venir esa respuesta, desde hace mucho tiempo siempre era así.
—Si lo lamento… bueno tengo que ir a la oficina a terminar algo, nos vemos después— Esas fueron las últimas palabras del pelirrojo Teniente antes de retirarse a culminar sus labores.
Al verlo alejarse, Ikkaku no pudo evitar bufar, parecía que le molestaba que les haya 'abandonado' por los Kuchiki.
—Siempre es lo mismo con él… ya no sé ni porqué me molesto en invitarlo— Murmuró el calvo sin más.
El ojimiel no dijo nada, realmente las cosas en Edo no parecían tan aburridas sólo que iba a costarle un poco acostumbrarse a todo, pero de entrada las cosas se ponían algo interesantes, sin imaginar siquiera que sería protagonista de acontecimientos inesperados que le tomarían por sorpresa.
Ya había caído la noche, la cena a la cual se había visto en necesidad de acudir a las casa de los Kuchiki finalmente ya había concluido, no es que odiara pasar tiempo con ellos sólo que a veces el ambiente era demasiado serio y formal que le aburría, de hecho casi no hubo tema de conversación pero por fortuna esos momentos ya habían pasado y por fin podría pasar tiempo de calidad con la persona que dentro de la familia Kuchiki le interesaba en demasía.
— ¿Y que tal tu día? — Inquirió la morena mientras desde la veranda y bajo la noche observaba como aún caían algunos copos de nieve.
—Bien, lo normal, papeleo… ya sabes— Respondió el pelirrojo alzándose de hombros, no había mucho por contar, en la era de Tokugawa había excesiva tranquilidad y no había mucha movilización.
—Eso es bueno, no me gustaría que las cosas se pusieran feas y tuviera que perderte en alguna situación de batalla, me dejarías viuda antes de tiempo— Rukia le vio el lado bueno a todo eso, fuera de su familia, Renji era el hombre más especial en su vida y a quien quería en demasía, de hecho era la persona con la que quería casarse.
Renji rió un poco, viuda antes de tiempo, sólo a ella se le ocurría pensar que moriría en ese tipo de cuestión.
—Todo estará bien, no serás viuda, al menos no de esa forma— Acotó posando sus ojos en el espectáculo invernal.
Volvieron de nuevo al silencio, francamente no necesitan decirse de mucho para expresarse lo bien que se sentían el uno con el otro, así como los sentimientos que los albergaban en esos instantes.
— Y a todo esto… ¿Qué tal el tuyo? — Renji también quiso saber lo acontecido en los días normales de la morena, sería descortés no hacerlo.
—Bien, después de pasar casi toda la mañana con la institutriz, salí con dos conocidas a pasear pero…— Se detuvo y resopló, nada más de recordar lo bien que iba su mañana hasta que se vio estropeada por el incidente con el pelinaranjo le cambió un poco el humor.
— ¿A que viene esa cara? ¿Pasó algo malo? — El pelirrojo se detuvo a ladear la cabeza para mirar su rostro, se notaba perturbada.
—Tuve un pequeño problemita con un fulano de la milicia— Respondió sin dar señas particulares del tipo.
— ¿Hay algo que pueda hacer? — Se ofreció al instante, era Teniente y si se trataba de algún recluta bajo el mando podía hacer algo para tener feliz a la morena.
—No es necesario, es un tipo sin importancia que no vale la pena— Dijo calmada, realmente si había considerado 'vengarse' de ese grosero pelinaranja sin embargo su orgullo no se lo permitió, ¿porqué rebajarse a ese nivel?
Después de todo eso no volvería a pasar, la probabilidad de volver a encontrarlo era de una en un millón así que para qué tomarse la molestia… o al menos eso creía… pero no tenía idea de lo que estaba por venir.
… … * … …
Glosario:
(1) - Miembros de las familias honradas que mantenían cargos en el gobierno central.
Hasta aquí llego el primero, empieza un poquitín flojito pero ya luego toma algo de 'vuelo' jejeje
No sé, espero les haya gustado, ojalá me lo hagan saber y si no, también ;) ehhh lo de actualizaciones ya les avisaré bien.
Por el momento es todo, mando saludos a todos y todas.
Besos y abrazos!
