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Disclaymer:
Los personajes y características del manga/anime Bleach son propiedad de Tite Kubo.
La portada es propiedad de su respectivo autor (felicito a esa persona, lo edito muy bien)
La historia es de mí autoría.
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Capítulo 1 : Señorita
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Ser una mujer de cierta edad, no pasada de los 25, y que… y que no haya intimado con un hombre no era algo para exagerar… ¿verdad?
Cada quien tiene su tiempo ¿o no?
El haber decidido ir a mi tiempo significando eso que quiero estar… "pura" hasta el casamiento ¿hay algo de malo?
No, ¡¿Verdad?!
Sí, no tiene nada de malo, tengo mi punto de vista que es distinto a las de mis locas amigas… y que varias personas… muchas personas… está bien, muchísimas masas de personas.
¿Está mal pensar en querer únicamente estar con el hombre que sea el marido?
¡NO!
Sí alguien me preguntase eso hace unos… ¿50? ¿40? ¿30? Incluso hace 20 años la respuesta sería que ¡NO! Es más, eso se esperaría. Pero no… ahora yo soy la loca, mojigata, la puritana, la… bueno, se entiende ¿verdad?
En fin, ya lo había decidido, nadie la haría cambiar de opinión. Era su forma de revelarse contra el mundo en donde vive su presente y no sólo eso, sino era una forma de demostrarse respeto y amor hacia ella misma.
Sí otras personas no entendían eso, pues los raros serán ellos.
Sí, definitivamente nadie la haría cambiar de opinión. Ni siquiera ese hombre de hace 3 años, el único hombre que logró hacerla llevar lo más lejos con tan sólo un par de horas de conocerlo…
No, ni él ni nadie la harían doblegar… Después de todo jamás lo volvió a ver y ni siquiera supo su nombre.
Así sería, Rukia Kuchiki se mantendría firme siempre.
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En un local donde abundaban vestidos de fiestas, de novias y de noches con diseños únicos, se encontraban tres mujeres que estaban completamente concentradas en observar alguna falla o posible arreglo que debían de hacerle al vestido que lo poseía puesto una de ellas.
El lugar era de un acogedor color rosa pastel muy suave, con tono de grises variados en los muebles para sentarse. Al mismo tiempo en las paredes se encontraban diseños de hermosos vestidos y fotos con los modelos realizados.
La vidriera que daba con la calle exponía tres tipos de modelos de vestidos. De quince años, casamiento, de gala.
Algunas luces tenues adornaban el recibidor donde tenía una computadora y una serie de registros de su trabajo.
El sitio era sencillamente hermoso.
-Muy bien, con esta prueba, tu vestido estará listo para la próxima semana- para poder ayudarle a sacarse nuevamente el vestido, tomó todos sus instrumentos de en medio, a la vez que se disponía a volver a hablar- No te preocupes, estará más que perfecto para tu fiesta y antes, te lo prometo.
-¡Muchas gracias!- una vez más, la quinceañera agradeció emocionada de que su vestido este prácticamente listo. Sólo necesitaba su ajuste en la parte del busto y listo- De verdad, me alegra mucho que si hayas podido hacer lo que yo realmente quería.
-Estoy más que satisfecha con el trabajo realizado, fue todo un desafío, no voy a mentirles, pero sin duda el resultado me encantó- confesó la de tez blanca, cabello cortó hasta los hombros y con una estatura… casi promedio para las mujeres. Bueno, un poco más baja que el promedio.
-Rukia, te luciste, no te minimices- le recriminó la madre de la joven con la cual había trabajado, sin mencionar que también es una de sus mejores amigas- Conociendo a lo exigidera que tengo como hija y mucho peor yo, fuiste un ángel que nos cumplió el sueño- recalcó la morena, alta de ojos color ámbar.
-No fue tan…- antes de que pudiera decir lo contrario, se ganó la mirada recriminadora de ambas mujeres, para que no tenga que ser cordial como con todas sus otras clientas- Lo importante que salió todo perfecto para todas. Yoruichi te llamaré apenas lo haya terminado. Así Ururu podrá hacer su sesión de fotos.
-¡Eres la mejor tía Rukia!- y la menor, que casi era de la misma estatura que la misma Rukia, se abalanzó a abrazarla- Te quiero, te quiero, te súper quiero. Lo sabes, ¿verdad?
-Y yo a ti, así que se buena y trata de no asfixiarme- cuando detuvo a la efusiva de Ururu, la tomo de las manos para hablarle seriamente- Este vestido, con el que también usaras ese día, serán mis obsequios para ti. Y no pienso recibir una queja o una mínima protesta, ya lo dije.
-Pero Rukia…- la morena quiso rebatirle su sentencia, pero una cosa sabía perfectamente. Cuando ella sentenciaba algo de manera seria, así iba a ser. Pese a quien le pese.
-Yoruichi, es mi regalo para mi loca sobrina. Por supuesto que iba a diseñarle yo el vestido y mucho más obsequiárselo- ahora, tomando más su lado autoritario, decidió terminar el asunto.
-¡Definitivamente eres la mejor del mundo!- exclamó Ururu mientras nuevamente abrazaba a Rukia, sólo que ahora procurando no hacerlo con tanta fuerza.
-¿Quién es la mejor del mundo?- de la nada, sorprendiendo a las tres mujeres, un hombre rubio, alto, con unos extraños, pero típico en él, sombrero y abanico, apareció en la tienda.
-¡Papá, tía Rukia me regalo los vestidos para la fiesta!
-Vaya, es un gran gesto de tu parte. Te lo agradezco… más si tuviste que soportar al combo de mujeres histéricas para este trabajo- dijo lo último bajando la voz y escondiendo la mitad del rostro con el abanico, para que no haya prueba de que dijo lo que todas escucharon.
-¡Papá!/¡Urahara!- se quejaron ambas mujeres sintiéndose algo ofendidas, ya que reconocían que sí eran histéricas, pero nunca lo harían en voz alta.
-De-e nada- solamente se limitó a sonreír la de pelo corto, para alivianar el ambiente.
-Cariño, ve con tu padre a tu clase de Karate- Yoruichi decidió que todo debía terminar ahí si es que quería hablar con su amiga de un tema muy importante- Yo me quedaré un poco más, debo hablar un poco con Rukia sobre un asunto…- y con una mirada insinuante, le advirtió a su esposo e hija que dejarán la tienda sin rechistar.
Ambas personas obedecieron sin más, ya que esa mujer se podría convertir en la mismísima calamidad si no la dejaban a solas… Se despidieron rápidamente para no tentar su suerte.
-¿Qué hice ahora?- al juzgar por la cara de su amiga, ella había hecho o haría algo a lo cual la otra lo calificaría como "una gran idiotez". A la vez, empezó a llevar el vestido de Ururu hacia el almacén que poseía en la parte de arriba del local. Era bastante amplio el edificio, pero cada vez sentía que le faltaba espacio. Tal vez deba considerar hacer una ampliación en la parte de atrás que tenía lugar.
-No, nada, sólo que piensas ir a la fiesta de esa mujer justo hoy ¡Hoy! Tienes un pedido importante para entregar mañana, de último momento, pero que si lo haces tu negocio será codiciado por mucha más clientela, pero no, ¡tienes que ir a esa bendita fiestecita!- la escuchó regañarle desde abajo. Suspiró al escucharla; esa situación era rara… muy rara. Generalmente, era ella quien se quejaba que Yoruichi salía en situaciones que eran de importancia y no al revés. ¿Desde cuándo se invirtieron los papeles?
-Pero le prometí que asistiría a su fiesta, no puedo negarme… hace que me sienta peor si no voy- y con un vago puchero, empezaba a bajar nuevamente para encontrarse con su amiga- Además, tengo tiempo hasta mañana a la noche.
-Rukia…- Yoruichi suspiró su nombre. Su amiga no podía ser más buena porque era demasiado inteligente... cosa que a veces piensa lo contrario, como ahora- Es de gran importancia para ti este nuevo trabajo, la chica es muy conocida en las redes sociales por ser una gran chef a su corta edad y su casamiento es algo secreto para todos. Se querrá ver deslumbrante y prometió ser de difusión si lograbas su vestido de ensueño.
-Lo sé, ni siquiera mi página llega a un 10% de seguidores que tiene ella- por ello no se había negado a la precipitada petición de hace una semana- Pero si no voy, la tendré dos meses melodramática en el trabajo.
Yoruichi negó con la cabeza. Ciertamente, que Rukia esté en amistad con esa chica le causaba algo de recelo. No sabe por qué, pero ahí estaba ese presentimiento, ese que le dice que puede dañar a su querida hermana de corazón.
-Te prometo que saldré de ese lugar a la 1 de la mañana, ¡lo juro!
-Rukia, media noche, ni un minuto más tarde. Tienes que descansar y terminar ese vestido, sin contar con que tienes una cita programada para que retiren un pedido y que tendrás el negocio abierto hasta la mitad de la tarde.
Y eso era lo que exactamente la de ojos violáceos quería. Si ella decía algo, su amiga decía otra cosa, en este caso, un horario menor. Eso era perfecto. Estaría un par de horas allí y luego dormiría unas cuantas horas para luego terminar con el pedido de ese día. Sí, así todo marcharía estupendo.
-Doce en punto, ni un minuto más- le prometió ella felizmente. De ese modo, todo estaría en paz.
…
Y como había prometido eran a las diez de la noche y estaba parada en la puerta de aquel lugar… Pero, por novena vez ¿Qué hacía allí? No frecuentabas bares o clubs, mucho menos sola. Está bien, no iba a estar sola, era el cumpleaños de su amiga, así que debía entrar, desearle un gran cumpleaños, darle el regalo y salir dentro de una hora y minutos. Sin contratiempos, sin alteraciones en el proceso. Sí, ¿Qué podía salir mal con ese maravilloso e irrefutable plan? Además, según Yoruichi, era más bien un tranquilo lugar. Había un Karaoke para todo el lugar y una pequeña pista de baile para quienes deseen hacerlo. No era como esos de los cuales huía cual gato de un baño de agua.
Lo de rescatar era que ni una de sus amigas estaba de acuerdo con que vaya a ese lugar en su condición actual, por lo que decidió irse vestida como quería; con una hermosa blusa de seda olor bordo y con unos pantalones de cuero negro, con unas sandalias que le daban unos cuantos centímetros de más. Sí fuera otra ocasión y situación, le harían seguramente vestir un short o algo que sea por arriba de la rodilla… algo bastante arriba de la rodilla.
Sin dar más rodeos, cruzó las puertas verdes esmeralda para entrar a un lugar donde la gente estaba casi en todo lados, pero era de todas formas tranquilo.
Buscó desde ese mismo lugar con la vista a una larga cabellera peli-naranja, la cual era nada menos que la cumpleañera.
-¡Rukia, llegaste!- y como si la hubiera invocado con la mente, la susodicha apareció detrás suyo, sobresaltándola completamente.
-¡Orihime!-le reclamó por haberla asustando tan de repente.
-¡Pensé que no vendrías!- con un rápido abrazo, la saludo para luego empujarla suavemente hacia donde se encontraba su fiesta.
-Te prometí, así que tuve que cumplir… por cierto, ¡feliz cumpleaños!- y con una sonrisa le deseo lo mejor.
-Gracias, la verdad este cumpleaños puede ser el mejor que he tenido en toda mi vida- y esquivando a unas cuantas personas llegaron a un lugar lo suficientemente apartado del lugar para pasar un rato agradable, pero también espacioso- Y eso es porque entre los invitados habrá alguien muy especial…- ante lo dicho, se ruborizó inconscientemente.
Pudo distinguir, Rukia, que exceptuando a un par de personas, no conocía a nadie y, por lo que dijo su amiga, no distinguió a alguien relativamente "especial" en el lugar. Además, ese "habrá" le dio indicios de que aún no había hecho su presencia.
-¡Ha llegado nuestra princesa cumpleañera, pensamos que te habíamos perdido!- le dio la bienvenida un joven de pelo castaño y ojos marrones. Esa persona ignoró completamente la existencia de Rukia, como casi todas las personas que se encontraban sentados en forma de media luna de sillas, mientras tenían una mesa de la misma forma llena de bebidas, comida y algunas cuantas decoraciones.
-No digas eso Satoda, solo fui por mi amiga que se habría perdido sin dudas en este mar de gentes- explicó la peli-naranja sonriente. Generalmente, todo en ella era tomado inocentemente, o es como así se veía en el exterior- Siéntate donde quieras- le indicó a Rukia, por lo que se fue en el último lugar que le había hecho nada menos que el hermano mayor de Orihime.
-Gracias- le agradeció Rukia a la vez que le saludaba con un asentimiento de cabeza.
-Siento que mi hermana te haya insistido tanto por venir, sé que estuvo con medio mundo haciendo hasta lo imposible para que asistan esta noche- se disculpó el castaño mientras le ofrecía una bebida fresca para poder integrarla a la reunión.
-No fue mucho, de todas formas, no todos los días cumples 25- le restó importancia la Kuchiki, aceptando la bebida.
Después de unos minutos compartiendo un par de palabras casuales y fingiendo una suave risa ante los comentarios graciosos que se hacían en el grupo, llegó cierta persona que cambio algo la atmosfera de la reunión.
-¡Ichigo!- al notar que la cumpleañera pegó un gran grito ante la llegada un nuevo y desconocido hombre, todos se tomaron su tiempo para observarlo de pie a cabeza. Era un chico alto, ligeramente con la tez bronceada, de un cabello igualmente anaranjado que la anfitriona y unos ojos color ocre. Iba vestido al estilo Black and White. Una camisa negra, pantalones jeans blancos y unas zapatillas del mismo color que la camisa que le daba el toque de romper con el formalismo que podía trasmitir aquellos colores.
-Feliz cumpleaños- le saludó el nombrado Ichigo a Orihime. El parecía normal, relajado, hasta un poco forzado a estar allí, o al menos eso le pareció por un minuto a Rukia.
-Muchas gracias por venir y por la felicitación- y con un nuevo rubor, volvió a verle al rostro.
-¿Ese sujeto será la persona especial que mencionó anteriormente?- se preguntaba Rukia en su mente.
-Escuchen todos, este es Ichigo. Lo conocí por casualidad en el restaurante y nos volvimos muy buenos amigos- ante la presentación, hubo un par de miradas de recelo para con ese joven, más provenientes de un par de masculinos al notar la importancia que le daba la chica a él.
El peli-naranja dio una rápida mirada a todos los presente, asintiendo en forma de saludo, pero cuando llegó al final del recorrido se encontró con un par de ojos que no podía dejar de verlos. Su mirada de había mantenido demasiado tiempo, tanto que le causó un escalofrío extraño a ella.
Esos ojos… esos ojos los habían visto anteriormente, tiene la certeza de ello, pero no recuerda la ocasión.
-Ven, siéntate por aquí- y cortando con ese intercambio de miradas, la del centro de atención se llevó al nuevo sujeto para que se situase junto a ella, justo a la otra punta donde Rukia se encontraba.
-Ese… a ese hombre… ya lo vi, pero ¿en dónde?- en su mente, Rukia trataba de buscar la respuesta a la naciente incógnita que se había aprovechado de ella. Sin querer, se le quedó viendo deliberadamente, olvidándose completamente de la situación en donde se encontraba. Pero cuando esos ojos, que se le hacía completamente conocidos, nuevamente se encontró con los de ellas, entendió la gravedad de lo que había hecho. ¡Se quedó como una completa tonta hipnotizada, estudiándolo para tratar de que su mente reaccionara… y lo peor es que él se había dado cuenta!
Respiró hondo para luego apartar la mirada como si estuviera estudiando todo el espacio, aburrida. Aunque intuyó que su esfuerzo para parecerse inocente fue en vano al ver de reojo la media sonrisa que apareció en su rostro, aun observándola a ella.
-Genial, a veces odio mí manía de tener que recordar todo lo que se me hace conocido. Ahora, ante esos ojos ocres, parezco una pervertida que lo había estudiado con la vista sin medida. ¡Bravo Rukia, sigue así!- se recriminó mentalmente. Ella definitivamente no estaba haciendo su mejor esfuerzo en quedarse al margen de todo.
-Ten, creo que esto te caerá mejor en estos momentos- Sora, el hermano de Orihime, le tendió una botella de agua bastante fría. No sabe de a dónde apareció o por qué lo había hecho, pero estaba profundamente agradecida. No tenía deseos de beber alcohol y, por la reciente humillación que se la causó ella solita, le había entrado una gran ola de calor en su cuerpo.
-Gracias- agradeció gustosa la bebida. No se percató que se había levantado de su lugar he ido, por lo que nuevamente le cedió su asiento- La verdad, hay días en los que el alcohol no es una opción para mí, gracias por notarlo- desde que había llegado, sólo tomo como mucho tres tragos de la primera bebida que le había ofrecido.
-Sí, lo note. Seguramente el trabajo te impide relajarte. Tengo entendido que tu negocio va creciendo rápidamente- comentó el hombre para entablar una conversación. Siendo ellos sinceros, ni el uno o el otro conocían muy bien que digamos a las personas de esa mesa.
-La verdad, no me puedo quejar en nada. Sí, el trabajo fue creciendo en estos últimos meses; estoy agotada, pero sumamente feliz- admitió Rukia, tratando de olvidar ese episodio vergonzoso en el que se sometió y buscando pasar un rato agradable para hablar- Y tú, dime ¿cómo es llevar el manejo del restaurante de Orihime?
-Bastante… ¿cómo decirlo…?- buscando la palabra perfecta miraba al techo, cómo si allí pudiera estar la respuesta que buscaba- Tú la conoces, le encanta experimentar y… digamos que la mayoría de las cosas que salen de esa cocina suya ni es muy comestible que digamos- ante la cara que puso él, ella no pudo evitar soltar una risa. Sí, claro que había sufrido un par de veces para no entristecerla.
-¡Perdón!- pidió rápidamente disculpas, ya que no había podido reprimir la risa.
-Por favor, la risa es mucho mejor que una cara de espanto. Es más, gracias por ello- ante lo dicho por él, ambos rieron.
El par siguieron hablando de cosas comunes, trabajo, descanso, aficiones, sobre la cumpleañera… en fin, todo parecía marchar muy tranquilamente, pero Rukia se sentía de alguna manera observada.
Un temblor viajó por todo su cuerpo. O, no. Eso era una mala señal, de que efectivamente alguien los estaba observando, su cuerpo siempre reaccionaba a lo que sucedía a su alrededor, era sorprendente, pero también muy agotador.
De un momento a otro una de las amigas Orihime, de la cual desconocía su nombre, se había llevado, por no decir arrastrado, a Sora. Se sintió mal por un instante, ya que percibió algo de un pedido de ayuda en sus ojos, pero después negó esa posibilidad al verlo bailar en la pista de baile con esa chica muy bien. Tal vez era otra impresión suya pero recibió una mirada con intención de intimidar de parte de ella. Seguramente era esa mujer la que le había observado con mala cara por habérsela pasado todo el rato hablando con él.
Al quedarse sola, recién se percató que todos en la mesa se habían retirado, excepto una parejita felizmente atolondrados al otro lado de la mesa.
Liberó un suspiró para tratar de relajarse. No iba a ir a la pista de baile, no se sentía cómoda si no estaban ninguna de sus dos mejores amigas, Rangiku y Yoruichi. Sacó su móvil de su cartera para poder entretenerse un poco. Apenas tenga a la vista nuevamente a la cumpleañera le daría su regalo y se despediría. Después de todo, ya eran a las 11 de la noche y pasada. Estaría cumpliendo con estar en el lugar y con la promesa que le hizo a su amiga.
-Sí que hay mucha gente allí- sobresaltándola, apareció la mejor amiga de Orihime. Ya la había visto anteriormente, tan solo un par de veces y solamente para un saludo. La peli-negra se sentó justo frente a ella, en muchas de las sillas que daba la espalda a la pista de baile.
-¿De verdad? De aquí fuera no lo parece- comentó Rukia, apagando su móvil. No era descortés y estaba de cierto modo agradecida de no tener que quedarse sola en la mesa con el par de acaramelado en el fondo.
-Ve allí y compruébalo por ti misma- le retó la otra mujer.
-No gracias…- repetidamente negó esa posibilidad- Estoy perfectamente aquí.
-Está muy tranquilo, sin dudas…- admitió ella- Por cierto, Rukia… ¿verdad?- preguntó, para corroborar lo que sabía.
-Sí, ¿Tatsuki?- y ella hizo lo mismo, por lo que recibió un asentimiento por ella- Orihime habla mucho de ti, eres sin duda su mejor amiga y te tiene mucho apreció.
-Es una gran exageradora, lo tienes que saber ¿verdad?- le preguntó, para alivianar un poco el aire- pero sí, tengo que admitir que es como otra loca hermana- ante el último comentario, Rukia sólo pudo sonreír- Cierto, a lo que iba… Orihime me comentó que tú eres diseñadora de vestidos de fiestas.
-Así es, manejo un pequeño negocio- reconoció la de ojos violetas.
-La verdad estaba buscando alguien para que hiciera el vestido para mi hermana. Cumple 15 y la verdad dejó eso para el último momento.
-¿Qué tan último momento?- preguntó con cautela la de menor estatura, algo temerosa por saber cuánto tiempo le quedaba antes de ese día.
-Un poco más de un mes- aquello… sí que era poco tiempo- Me arrastró a muchos lugares donde los vestidos ya estaban listos para llevar, pero ninguno la convence a esa loca testaruda- ante la forma en que describió a su hermana, Rukia sonrió. La verdad la entendía un poco, ese sentimiento de hermanas. Tenía a dos locas amigas que las quería como tal y tenía una hermana de sangre que lo fue todo, y lo sigue siendo, por muchas cosas. Tuvo que dejar el papel de hermana y ponerse el de madre, todo hasta que se casó hace unos 5 años con un hombre que no sólo le regalo a su hermana pertenecer a una familia, sino a ella también. Después de esa unión, había sido "adoptada" como hija, sobrina y otra hermana. Su vida, después de ese casamiento, dio un giro de 180 grados- Por lo que abandonamos la idea de encontrar un vestido listo e ir a una modista, pero… es bastante exagerada y no encuentra a alguien en quien confía para hacer el vestido. Por eso me gustaría que pudiéramos tener una reunión para poder ver si es posible, con el tiempo y con el carácter de mí hermana, poder llegar a algo.
-Por supuesto, en un mes es posible realizar uno… solo esperando que no quiera nada extremadamente difícil de conseguir. Generalmente todas quieren un toque especial que se las pueda decir que son únicas… yo también quiero que con cada vestido puedan sentir eso, pero por ello siempre recomiendo que lo busquen con un poco de tiempo, para poder encontrar entre ambas ese toque especial.
-Eso también espero yo- reconoció Tatsuki.
Rukia sacó de su cartea una de su muchas tarjetas que tenía en su bolso y se la tendió.
-Aquí tiene la información del local y también de las redes sociales. Generalmente subo todas las ideas allí, junto a los diseños ya hecho. Tengo varios de los que puede ver si hay algo que le interesa y cuando quieran pueden ir por el lugar, o mejor pedir una cita, así no somos interrumpidas.
-Me parece genial- Tatsuki tomó la tarjeta leyéndolo.
-Así que básicamente eres costurera… ¿verdad?- sobresaltando a las dos mujeres que estaban hablando gratamente, llegó uno de los amigos de la anfitriona, el cual se sentó junto a Tatsuki, colocando un brazo sobre el hombro de ella. Se podía apreciar que ya tenía un par de copas de más, ya que su tono de voz era muy tosco…
-Satoda- le gruñó Tatsuki mientras le quitaba de un manotazo el contacto que hacía sobre ella. La peli-negra, al parecer, si lo conocía y no le agrado nada en la forma que describió la profesión de la de cabellos cortos.
-Sí… básicamente se lo puede llamar así- tuvo que contar hasta 5 para poder contestarle. Sí no lo hubiera hecho, seguramente le hubiera hecho de una forma completamente distinta… y nada linda. No todos valoran su trabajo como deberían ¡ha llorado, frustrado, y desesperado para poder tener cada prenda soñada, además de que no nació por arte de magia su ritmo! ¡Estudió por tres años muchos talleres, carreras de corte y confección, molderia, etc. para poder lograr lo que hace ahora! Y no sólo eso, si quería podía cerrarle la boca ya que tenía una licenciatura en administración, graduada con honores ¡Pero los 5 segundos bastaron para tranquilizarla!
-Yo creo que la señorita es diseñadora y confeccionista de vestidos, no simplemente… una costurera- una nueva vos apareció para mandar a callar a ese idiota borracho, mientras le colocaba su mano sobre el hombro del hombre borracho.
-Kurosaki, no sabía que tanto te interesaba la moda- se bufó el castaño mientras, igual como hizo Tatsuki con él, se deshizo del agarre.
Bien, si no se detenía le podía dar siempre un buen puñetazo para mandarlo a dormir, se notaba que estaba cansado. Rukia nuevamente contó, ahora, hasta 10.
-No es que me aficiona y tampoco hay que ser un genio para comprender las dinámicas de trabajo que existen en ese ámbito… ¿no crees?- con una sonrisa, el peli-naranja le sonrió como forma de insulto. La verdad es que la sola presencia del de ojos ocre le causaba enojo en el castaño.
Sin decir más, el castaño abandonó el lugar con una cara de pocos amigos.
-Lo siento por eso- se disculpó Tatsuki con Rukia- la verdad, acabó de terminar su relación y parece cual mujer resentida porque la acabaron de abandonar- explicó- Iré tras él para que no se meta en más problemas… Estaremos en contacto- le aseguró ella mientras se levantaba de su lugar para ir detrás del resentido castaño.
-Cuando no está en ese estado… hasta parece buena persona- de la nada, Ichigo le habló a Rukia, tomando el lugar que acababa de desocupar Tatsuki.
-Supongo que sí- se limitó a restarle importancia Rukia- Por cierto… gracias, no muchos aprecian el diseño y confección como una carrera.
Él solamente se limitó a sonreírle y mirarle directamente a los ojos. Ella, por ese instante, se había olvidado del episodio donde se había sometido por sus propios méritos a una escena vergonzosa, por lo que le correspondió a ese gesto. Sólo que después de unos segundos recordó lo que había hecho, y lo había vuelto a hacer, por lo que apartó rápidamente la vista. Tenía el mismo presentimiento, y certeza, que él no había hecho lo mismo.
Un silencio algo incómodo se instaló en el lugar. ¿De qué podrían hablar dos personas que ni se conocen? Pero la mayor incógnita es… ¿por qué ese chico que, para que mentir, es muy, pero muy atractivo sigue sentado en ese lugar con ella?
Ese pensamiento hizo que en el interior de ella todo se dé vueltas. No le gustaba sentirse así… es decir, sí, reconocía que había hombres atractivos por muchos lados. ¿Los miraba? Por supuesto, pero lo hacía de una forma discreta y nada pervertida. Ella no era así, ni mucho menos causaba que se sintiera extraña con tan solo estando así de cerca como lo estaba con el peli-naranja… ni mucho menos viéndolos desde lejos. Entonces ¿por qué se estaba poniendo nerviosa?
Un segundo… una alarma se encendió en la cabeza de ella, una que le decía que salga de ese lugar inmediatamente. ¿Estaba nerviosa por ese hombre?
-¿De dónde conoces a Orihime?- fue Ichigo quien había cortado con ese pesado silencio. No la había mirado directamente al hacerle la pregunta. Su vista estaba enfocada en la pista de baile, que se había puesto más animada desde que casi todos en esa mesa la abandonaran.
-A decir verdad, éramos compañeras en los primeros años de la primaria. Me mude por razones personales y no tuve contacto con nadie. Hace un par de meces fui a comer en su restaurante y me reconoció. Ciertamente jamás espere encontrarme con ella- contestó la de pelo negro, comprendiendo que el de ojos ocre seguramente estaba buscando a la peli-naranja. Ese pensamiento terminó por matar ese repentino nerviosismo que había nacido en ella. ¡Que tonta, por un segundo se había hecho la idea que él… ni podía pensarlo, era vergonzoso!
-Ya veo… ¿eran amigas en ese entonces?- preguntó sin siquiera un segundo despegar la vista de aquel lugar.
Dejó por un minuto de regañarse mentalmente por sus alocadas ocurrencias y se concentró en la pregunta… muy buena pregunta.
-Se podría decir que… ¿sí?- no, la verdad que no eran amigas. En los años que estuvo en esa escuela había sufrido bullying… y una de las persona que había sido participe de esos actos era la peli-naranja. Pero, ¿cómo es que en ese momento la denominaba amiga? Pues… no lo sabe muy bien, sólo que la otra la persiguió insistentemente para poder reunirse y platicar, pero nunca sobre el pasado. Después de todo, tan solo eran unos chiquillos que no tenían una gran noción de lo que el otro podía sentir. Aunque ningún acto como ese era justificable.
Sin percatarse, Rukia ahora era analizada cuidadosamente por el peli-naranja. Notó claramente la duda y eso le había causado bastante curiosidad.
Por su parte, desde que había entrado a ese lugar, uno donde fue casi amenazado, se había propuesto salir apenas viera una oportunidad. Llegaba, saludaba, tomaba algo y se iba. Listo y simple… sólo que cuando se topó con esos ojos violetas no se atrevió a dejar el lugar. No podía y no quería. Sólo había visto a una persona con ese brillo característico en unos hipnotizantes ojos violetas, y esa era-
-¿Se podría?- quería insistir en querer saber por qué la duda ante su respuesta.
-No, no me hagas caso- le restó importancia ella para mostrar una sonrisa de ocasión. Sí él pretendía tener información de Orihime de cuando era chica de parte de ella estaba completamente equivocado.
Nuevamente se instaló un corto silencio. ¿Por qué seguía ese chico sentado en el mismo lugar?
-Pude notar que estabas hablando bien con ese hombre…
Bien, aquello sí que no lo esperaba.
-¿Con Sora?- preguntó, siendo algo innecesario aquello. En todo ese momento estuvo con él. Ichigo, por su parte, asintió para luego tomar de su bebida- Es la segunda persona que conozco en todo este lugar. Lo vi un par de veces en-
-¿Una cita, tal vez?- está bien… eso era más que raro.
¿Qué más le daba a ese sujeto si ella tenía o no una cita con Sora? Un segundo… Sí él estaba detrás de Orihime, una buena opción era caerle bien al hermano de la misma. Así ganaría muy buenos puntos extras. ¡Ja, mucho menos sería una pasa-información para ganarse al hermano de la cumpleañera!
-Por supuesto…- hizo un cortó silencio para ver la reacción del sujeto que, por una fracción de segundos, se cambió- que no- terminó con una sonrisa forzosa- Él únicamente fue muy amable en pasar este tiempo haciéndome compañía, ya que no conozco prácticamente a nadie de aquí.
-¿De verdad?- preguntó dudoso. ¡Qué tipo, ni aunque eso fuera cierto le ayudaría a caerle bien a Sora!
-Si no me quiere creer, creo que no es mi problema. Sí me disculpa…- Rukia se levantó del lugar, con su característica sonrisa forzada y, tomando su bolso, se fue directamente a los baños de damas. Para su suerte, no había nadie en ese lugar.
-¡Ese tipo es estresante, indignante, agotador, persistente y un aprovechado!- murmuraba en lo bajo mientras entraba al baño. Se colocó frente al amplio espejo y observó su reflejo. No se veía nada bien, se notaba claramente que estaba alterada, sus mejilla se tiñeron levemente de un color rojizo. Pero… ¿por qué lo estaba? No le tendría que importar que ese cabeza de zanahoria busque por muchos medios acercarse a Orihime. Pero no podía evitarlo, la irritaba.
¡Eso, estaba irritada porque estaba siendo usada para ganarse puntos! ¡Por ello estaba molesta, un tanto inquieta, pero más molesta!
Abrió la canilla de agua para remojar sus manos bajo el chorro sostenido de agua que salía. Sentir el líquido correr entre sus dedos siempre la tranquilizaba, la ayudaba a concentrarse en relajarse.
Su respiración se empezaba a normalizar. ¿En qué momento se había vuelto así de irregular?
Algo raro, y posiblemente malo, estaba pasando en ella y eso era suficiente señal para retirarse del lugar.
Cerró la canilla para luego tomar una de las toallas descartables que estaba a un costado suyo. Se secó las manos para poder al fin tocarse la cara y corroborar que su temperatura era la normal.
-Sí ese tipo quiere conseguir a Orihime, puede hacerlo por sí mismo. No tiene por qué involucrarme. De todas maneras, no creo que tenga que hacer mucho esfuerzo- aquel último pensamiento le causó un ligero sabor amargo.
Negó rápidamente para despejar cualquier pensamiento que causara que su estado de ánimo se vea modificado.
Lista, tomó nuevamente su bolso y salió del lugar, pero se sorprendió mucho al ver que, un poco más en el pasillo que daba con los baños, se encontraban Ichigo junto a Orihime, aunque la verdadera bomba fue lo que escuchó luego.
-¡Vamos, quítate la camisa!- ¡eso era muy inapropiado para decirlo en un lugar público, sin importar que sea un club!
Ellos, inmediatamente al notar que había alguien por esos lados, se fijaron en ella.
-Lo-lo siento, no quería- antes de que pudiera decir más, se preparó para salir de ese lugar como una pequeña que estaba a punto de presenciar algo que no debía.
-¡No es lo que piensas!- repentinamente, el grito del chico la hizo detenerse- a ella se le derramó líquido en la blusa y… necesitaba de alejarse de todos, ya que…- ante lo escuchado, Rukia se giró, algo temerosa por ver algo que no debía, pero cuando lo hizo pudo notar que aquello era cierto.
Se acercó a ellos, ya que tenía la solución de ese problema.
-Perdón, no quería que presenciaras esto- dijo Orihime avergonzada. A esas alturas, no sabía a qué exactamente se refería. Hizo caso omiso al comentario, ya que se concentró en sacar el obsequio que le tenía. Ciertamente, estaba feliz de que se le hubiera ocurrido regalarle eso y no otra cosa.
-Ten, es tu regalo. Creo que fue mucha suerte haber escogido esto- le tendió la pequeña caja- Es una blusa sin mangas, siempre dijiste que te encantaría ponerte algo que hiciera… así que se me ocurrió que eso sería un buen obsequio.
Aquello hizo que los ojos de la peli-naranja se alumbraran de alivio.
-¡Muchas gracias!- sin previo aviso, le dio un gran abrazo- De verdad, me emociona ver lo de aquí dentro, pero seguramente será hermoso. Muchas gracias.
-De nada, ve a cambiarte- le contesto Rukia con media sonrisa. En momentos que la veía así, totalmente ajena a lo que ocurría, provocaba que se sienta mal con ella misma por sentirse obligada a estar en ese lugar.
La cumpleañera se fue sin rechistar, lo que alivió de cierta manera a los dos que se habían quedado.
Está bien… ¿cómo pudo pasar de estar decidida a irse de ese lugar a estar junto al que le había irritado hace un instante, esperando por la peli-naranja?
-Por favor, por favor… por lo que más quieras, sal de ese lugar rápido, ¡por favor, Orihime!- en su mente, Rukia rogaba por todos los medios que esa mujer se cambiara más rápido que flash, pero según pasaban los segundos parecía más un caracol.
-Siento que hace un momento… se fue un poco extraña, señorita- no, lo menos que quería en ese momento era entablar una conversación con ese sujeto. ¡Tal vez y ahora preguntase si conocía a los padres de ella para hacer el combo completo!
-Creo que es su imaginación- nuevamente su vieja y confiable sonrisa de ocasión apareció. La verdad su sarcasmo pasaba como actuación en muchos casos.
-Creo que podemos hablarnos sin formalismo, me gustaría saber su nombre… a menos que quieras seguir siendo llamada señorita- estaba tratando de ganar nuevamente su confianza ¡ni que bajara la guardia, no sería una pasa información ni hoy, ni nunca!
-La verdad no me desagrada ser llamada de esa manera- bueno, en realidad no lo hacía, se había crecido asegurándose de ser educada con todos a su alrededor, pero tanto de ello resultó en algún momento ser algo tedioso, por eso, siempre que le daban lugar para poder tutear, en forma amigable a la otra persona, lo aceptaba. Esa ocasión era todo un caso distinto, sin duda alguna.
-¿Está- sin siquiera poder dejarlo terminar la pregunta, Orihime apareció en el lugar, con su usual sonrisa.
-¡Muchas gracias, me quedo a la perfección!- y no era mentira lo que la peli-naranja decía. Era una blusa blanca de un solo hombro que era muy modesta en la parte delantera, pero en la trasera dejaba mucho escote.
-Me alegro mucho…- sentenció Rukia mientras observaba su trabajo. La verdad a ella también le encantaba cómo le quedaba esa prenda a la chica más alta- Espero que sigas disfrutando de la fiesta- le sonrió- es mejor para mi retirarme, lamento hacerlo, pero aún tengo trabajo por terminar.
-Oh… no quiero que te vayas tan temprano, sólo quédate un poco más, lo bueno está a punto de comenzar.
-Creo que la señorita tiene mucho apuro de ir a terminar su trabajo- interrumpió Ichigo, al notar el rostro de susto que apareció en Rukia. ¡Se notaba que no quería estar más tiempo en ese lugar!
-Exacto- afirmó rápidamente ella, no pensaba agradecerle esa "ayuda" para irse de ese lugar- Espero que termines muy bien la velada, no vemos en otra ocasión- sin esperar otra negativa o ruego/insistencia de la peli-naranja, la Kuchiki desapareció del lugar cómo si se hubiera olvidado la comida en el fuego, despidiéndose con un leve asentimiento con la cabeza.
…
Era sábado y el reloj marcaba las ocho y veinticinco de la mañana. Casi no pudo descansar, por ello decidió irse al local un poco antes de las seis de la mañana. Gracias al trabajo que tenía, se la pasó la mayor parte del tiempo enfocada en ello. Pero cuando se tomaba mini descansos, para estirar sus músculos, inmediatamente se encontraba inquieta e irritada por lo sucedido la noche anterior… Y se molestaba e irritaba más por el sólo hecho que ya tenía ese amargo sabor en la boca, en contra de su voluntad.
¿Por qué seguía dándole vueltas al asunto? Todo lo sucedido con ese chico peli-naranja era cosa del pasado, no es como si lo fuera a ver otra vez en su vida. Sí eso era así ¿¡Por qué quería golpearse la cabeza con algo al recordar la mala interpretación que tuvo de los hecho ayer o por qué no le gustaba nada que se haya acercado a ella únicamente para saber más de otra mujer!?
-Rukia, concéntrate- sin querer, su mente se había detenido, nuevamente, en los hechos pasados. No solía importarle mucho si un desconocido hiciera eso, pero con ese tipo las cosas eran, a su pesar, distintas- Creo que ya está…- concentrándose de nuevo en su trabajo, se fijó satisfecha en lo que había logrado. Era un hermoso vestido de seda blanca, sin ser necesariamente un blanco enceguecedor; poseía unas mangas largas que a partir de más arriba del codo estaban abiertas y con un pronunciado escote. En la parte de abajo era sencilla, caía de forma natural, ajustado a la cadera, con una gran abertura en la pierna izquierda; la gran espalda transparente, con pequeños detalles de encajes, dándole el estilo de ramas. Era perfecto para la playa, cómodo e único por la simplicidad que reflejaba belleza, sofisticación y sensualidad. Las tres palabras claves de su clienta.
-Buenos días- saludo su recepcionista a la vez que cruzabas las puertas del lugar- Por Dios, Rukia, ¡Esta bellísimo!- lo segundo que escuchó de ella era la admiración por su reciente trabajo terminado.
-Gracias, Momo… acabe de terminarlo. ¿De verdad crees que cumplirá con las expectativas de nuestra clienta?- a decir verdad, estuvo bastante tiempo desconcentrada, por lo que temía que haya hecho algo mal en el vestido.
-Míralo por ti misma, está perfecto- dejando sus cosas en el sillón del recibidor, se acercó a su jefa para apreciar con más detenimiento la prenda- Al verlo, hasta me entran ganas de casarme- bromeó ella.
-Definitivamente esperó ese día…
-No creo que Aizen quiera "atarse" de ese modo, nunca- Rukia sintió empatía por ella. No sólo eran un equipo de trabajo, sino que también era una de las pocas personas que las podía denominar amiga.
-Ya verás, hasta al más libertino puede caer ante el amor… no te desanimes ¿sí?- lo menos que quería en ese momento era bajarle el ánimo a ella. Bastaba y sobraba con que una esté fuera de sí.
-Gracias- acepto la buena fe de ella, ya que de a poco empezaba a perder la suya- Pero regresando a lo que importa aquí, ella quedará fascinada con tu trabajo.
-Eso espero- reconoció Rukia con una sonrisa, mostrando en ella cierto nerviosismo, como si fuera su primera vez entregando un pedido.
Así, las horas pasaron, su día laboral fue más que excelente. Entregó otro vestido listo y tenía nuevamente un nuevo trabajo para dentro de unos meses.
A esa altura del día, que más bien ya se estaba terminando, estaba dispuesta a desplomarse en el comodísimo sillón que tenían en la sala de espera.
-Descansa Rukia, te lo mereces. Por lo que me contaste, no la pasaste muy bien en la noche anterior. Ahora comprendo por qué te estuviste tan temprano hoy- Momo se compadecía de la de ojos violáceos.
-No puedo, dentro de poco llegaran para la entrega del vestido y- no fue capaz de decir más, ya que el momento de su última entrega del día había llegado.
-Buenas noches, perdón por la tardanza- explicó la recién llegada. La chica no pasaba de los 21 años, unos ojos ocre extrañamente familiar y cabello un poco más largo que Rukia, pero de color castaño claro. Poseía una sonrisa completamente tierna y sincera. Medía lo mismo que la de ojos violetas, hasta tal vez unos pocos centímetros negros.
-Bienvenida- saludó Rukia, recuperando la postura- Por favor, adelante- la alentó a pasar por completo al local, ya que tenía aún la puerta abierta. Al verla desde lejos, cualquiera diría que tiene una personalidad más bien tranquila y tímida, pero después de unos minutos, aquello se esfumaba en el aire. La primera cita había podido comprenderla bastante.
-Sí, sólo- antes de que pudiera decir más, un ya conocido hombre apareció detrás de la joven. Aquello sí que era un chiste de mal gusto… uno muy malo- Estaba esperando a mi lento hermano- y ahí se había esfumado la "timidez" de la novia.
-Buenas… noches- ante el corto lapso en que se tardó para saludar, el recién llegado miró como si fuera una mera ilusión la existencia de la mujer de pelo oscuro y ojos violetas.
-Buenas noches. Por favor, pasen y tomen asiento- ante el repentino congelamiento de Rukia, Momo decidió intervenir. Aquello era muy raro- Supongo que estarás muy emocionada por el resultado, ¿verdad?- preguntó una vez que los recién llegados se instalaron en el sillón.
-Por supuesto, quiero probármelo ahora- aquellos ojos llenos de brillo, que trasmitía unas profundas emociones fue suficiente para despertar a Rukia de su estado sorpresivo. Por lo que pudo observar ella, ni Ichigo esperaba verla en ese lugar- Cierto, perdón. Mis modales… él es mi hermano, Ichigo. Vino a acompañarme ya que se ofreció a regalarme el vestido y creo que tiene que ser el primero en verlo, así puedo saber cuál será, más o menos, la reacción de mi novio.
-Un gusto, soy Momo, la asistente de la señorita Rukia Kuchiki, la mujer que realizó el vestido.
-Igualmente- asintió el peli-naranja, todavía observando atentamente a la nombrada.
-Creo que no hay que esperar más, por favor, sígueme- pidió Rukia después de asentir y volver a su papel. Nada ni nadie tenía que intervenir en esa gran cita, ni siquiera esos ojos ocres que la miraban como si le estuviera hablando intensamente.
Ambas mujeres se retiraron al probador.
-¿Quedo bien?- preguntó la mujer emocionada- realmente ¿pudo quedar como me lo describiste?
-Mejor que lo veas usted misma- le dijo Rukia con una sonrisa para poder trasmitirle seguridad.
-Por favor, sólo Yuzu, o háblame de tú- ante la confianza que le provocaba la chica, se dispusieron a cambiar a la futura esposa. Alrededor de 10 minutos tardaron para poder salir, primero Rukia, ya que quería hacer una presentación de su vestido, como siempre hacía.
-Su hermana espera que sea algo muy impactante e inolvidable- le dijo Rukia a Ichigo, como si se tratara de cualquier otra persona, menos él.
-Ya lo creo- aquello no era ninguna novedad para el masculino, pero decidió poner atención en las puertas de donde saldrá su hermana. Era su momento, después podría indagar de esa mujer.
-Yuzu, sal, por favor- sonriente por revelar, ante los hermanos Kurosaki, su trabajo, sonrió con confianza.
Sin esperar más, Yuzu salió del lugar para caminar en esa corta alfombra roja que daba a parar a un gran espejo, ya que por primera vez lo estaba viendo.
-No… lo puedo… creer- los cortos silencios y la cara de sorpresa de la que estaba vestida de novia era lo que siempre ocurría en cada una de sus clientas- ¡Amo el vestido… simplemente es… WOW!- y una enorme sonrisa se instaló en su rostro mientras observaba el vestido de pies a cabeza.
-Momo, ¿puedes traer lo que quedó en la bolsa donde se encontraba el vestido?- pidió Rukia con un total alivio ante la reacción de la mujer. La nombrada sólo asintió feliz para ir por el objeto pedido.
-Te ves… increíble…- admitió Ichigo, observando a su tierna y gentil hermana… que con el vestido decía otras cosas que no eran exactamente eso- Creo que debería negarte dejar casar con él y ocultar ese vestido que es muy…
-¡Sensual, lo sé!- exclamó felizmente ella, mientras apreciaba complacida el tajo abierto en su pierna- ¡Por favor, es perfecto, increíble, de ensueño, lo es todo!
-Me alegra mucho escuchar que es todo lo que buscabas, sólo un toque final y…- nuevamente apareció Momo con un velo con bordes de un delicado encaje, del mismo que poseía la espalda, para poder ponérselo a Yuzu- Ciertamente, sé que no lo habías pedido, pero recordando a lo que me contaste, que tú y tu futuro marido decidieron esperar hasta este día, creo que el velo no podía faltar- terminó de hablar mientras con último toque, le acomodaba el cabello hacia un costado- Ahora sí, eres una bellísima novia, lista para casarse.
-Gra… gracias- e inevitablemente, unas lágrimas de emoción salieron de la pronto esposa- Yo, no esperaba verme así, sentirme así, pero… es increíble y fantástico poder hacerlo. Sé que los tiempos que te di fueron extremadamente escasos, pero… lograste hacerme una novia completa con el vestido. De verdad, muchas gracias- ahora, tomándola por sorpresa, la abrazó. Rukia, un tanto sorprendida, acepto la muestra de afecto gustosa. Al tener la cara libre del velo, observó como Ichigo las miraba sonriente, apreciando más de lo que debería esa imagen.
Al ver a su hermana en ese estado y, más aún, abrazando a esa mujer que desde ayer no pudo sacar de la cabeza le causó una gran satisfacción.
Una vez deshecho el abrazo, la castaña fue a abrazar a su hermano, agradeciéndole por muchas cosas.
Rukia no se había sentido tan emocionada con un vestido de novia desde hace mucho tiempo, tal vez desde que su hermana contrajo nupcias.
Después de tomar algunas fotos, que no serían publicadas hasta luego de un par de días, llegó el momento de volver a vestirse. En esa ocasión, la que había ido a ayudar a la novia fue Momo, ya que Rukia tuvo que atender una llamada urgente. Tan sólo duro un minuto la comunicación con su hermano de ley, por aquello se volvió antes que las otras mujeres. Grave error, se hubiera tardado más, ahora estaba sola frente a Ichigo, que la miraba casi de una manera recriminadora.
-Nunca me dijiste tu nombre- bien, eso era verdad. Pero ¿para qué hacerlo?- De no ser porque vine hoy, serías simplemente la señorita misteriosa de anoche. Y de esa otra noche.
-¿Perdón?- podía comprender lo de que ayer, pero estaba completamente perdida ante su último comentario- ¿De qué hablas?
-Hace 3 años- señaló con sus dedos el número tres- y cuatro meses- ahora, con la mano restante, señaló el número 4- la noche de la fiesta de disfraces.
Oh, no. No podía hablar de esa misma noche de disfraces donde, por primera vez, desobedecía a sus mayores… Esa noche donde estuvo, sin saber muy bien, con un joven… alto, de cuerpo atlético, ya que el traje de pirata revelaba su bien formado cuerpo, de ojos… ocres, pero de cabello negro… sí, negro como la noche. ¡De ningún modo podía ser él esa persona! Pero, no recordaba nada de esa persona. Bueno, sí, lo único de que estaba segura es que lo había besado… por un corto tiempo. Bueno, mucho tiempo… está bien, mucho, mucho tiempo. Pero hasta ahí había llegado, jamás había pasado que unos simples… e inolvidables besos.
El peli-naranja, aprovechándose vastamente de su altura, camino de manera muy serena para quedarse exactamente frente a ella con los brazos cruzados.
-Sigo sin entender lo que tratas de decir- como arte de magia, o una gran desgracia, las vagas imágenes en su mente se hacían perfectamente claras. Ichigo no podía ser ese sujeto con el único que había llegado tan lejos… ¿verdad?
-Al principio me llamaste mucho la atención la ayer- admitió el peli-naranja, sin creerle su modesto disentimiento- y, para ser sincero, nuevamente no pude olvidarte al verte nuevamente.
-Creo que hay una clase de mal entendido- bien, aún podía negarse a recordarlo.
-Pero, te fuiste sin siquiera poder saber tu nombre. Sí lo escuchaba, aunque sea una vez, me habría dado cuenta que eres tú, pequeña hadita- está bien, si le quedaba una pequeña duda de que sí Ichigo era ese sujeto, ahora no quedaba nada. Ese apodo se lo dio exactamente ese sujeto, claramente para molestarla, ya que fue vestida como una bruja, pero una con un estilo bueno. Por aquello el apodo de hadita. Bien, ahora si estaba en problemas, no podía hablar; aunque, al parecer, su rostro decía todo lo que en su interior sentía ya que la sonrisa de él se ensancho un poco más. La había atrapado- Cuando en esa noche te llamaron, pude escuchar que te habían llamado Rukia, pero aunque trate de localizarte, no aparecías en ningún lugar.
-Yo hablaba por- perfecto, se había entregado ella solita.
-Por teléfono, lo sé. Pero la otra persona prácticamente gritaba por ti- reconoció él, invadiendo su espacio personal. ¡No iba a retroceder ante él, ni ante nadie! Por ello, se quedó firme, sosteniendo la mirada algo burlona de ese hombre. En momentos como ese, y muchos otros, es cuando odiaba su altura- Por cierto… esa noche no terminamos de-
-¡Se verá increíble cuando sea la puesta de sol!- ante la reaparición de las otras dos mujeres, Rukia fue salvada de la intensa mirada de él.
-Me alegra ver que todo terminó siendo lo que deseabas- Rukia, sin perder la oportunidad de alejarse de aquel hombre, se fue a refugiarse ante el grupo de las chicas.
-Creo que la señorita Rukia hizo muy bien lo que querías… a mi pesar- ahora, él también uniéndose al grupo, empezó a sacar su tarjeta- Nunca debí presentártelo…- se lamentó, en forma de broma, al ver que su pequeña hermana iba a ser desposada por exactamente su amigo de la escuela. Le tendió una tarjeta a Momo para poder pagar la prenda.
-Lo iba a conocer tarde o temprano- le restó importancia, estaba feliz y nadie le sacaría eso- Ahora, al fin vamos a poder estar juntos y ser felices… yo sé que quieres eso para mí y para él- empezó a hincarle en su abdomen, con una mínima intención de molestarlo. Lo único que consiguió fue una vaga sonrisa.
Una vez pagado el vestido, ambos se dirigieron hacia la salida, pero no todo iba terminar allí.
-Fue un completo placer haber hecho este trabajo para ti, fue muy inspirador y me trajo una gran satisfacción al ver que te agrado el resultado- Rukia y Momo se habían acercado un poco a la salida, para acompañarlos y despedirse.
-Gracias a ti. Prometo que haré lucir este vestido mañana y, sin duda alguna, mencionare tu firma. Tu trabajo tiene que llegar a muchas más mujeres para hacerlas felices tanto como a mí- aseguró Yuzu, causando un gran cosquilleo en las otras dos mujeres. ¡Aquello sí que iba a ser una gran publicidad!
-Te deseo lo mejor, gracias por confiar en nosotras- agradeció Rukia, en nombre de ambas.
Sin extenderlo más, los dos hermanos se despidieron, sólo que Ichigo, quien poseía el vestido en el porta prenda, le dio una última mirada triunfadora, indicándole que su conversación no había terminado allí.
Una vez que salieron del local, ambas peli-negras pudieron respirar aliviadas.
-Creo que me contagiaste el nerviosismo- admitió Momo mirando a su jefa- Pero lo hiciste genial, te felicito.
-Lo hicimos más que bien- reconoció ella, ya que si no fuera por Momo su trabajo sería todo un remolino.
-Iré a verificar las ventanas de arriba y a apagar los aparatos- sonrió Momo feliz, ya que la consideraba de gran ayuda.
-Está bien.
Rukia observó como la otra mujer desaparecía por las escaleras, para al fin lanzar un gran suspiro de alivio porque ese sujeto había desaparecido de su vista.
¿Por qué le pasaba esto a ella?
Lo bueno es que ya no tenía motivos para verle nuevamente. Y no debía de preocuparse de que venga a su lugar de trabajo. Era imposible que regresase… sólo si quiere más información de Orihime, pero de ser ese el caso, lo mandaría a volar inmediatamente. Sí, ya no tendría que verlo… y menos lo quería hacer después de recordar que fue el hombre con que… bueno, ya se entiende.
-¿Rukia?- tomándola completamente por sorpresa, Yuzu reapareció por la puerta del local. ¿Es que no había escuchado la bendita campanita que indicaba la llegada de un nuevo cliente?
-¡Oh! Yuzu, ¿sucedió algo?-tremendamente aliviada que sea esa Kurosaki, y no el otro, fue más tranquilizador de lo que se imaginaban.
-No, nada… sólo que quería darte esto- tendiéndole un sobre bien adornado, de color pastel, causó gran intriga en ella- Es una invitación, quiero que mañana asistas a la ceremonia y recepción. Sé que te sonará muy raro, pero de verdad estoy completamente agradecida por todo lo que hiciste y siento que con este simple vestido pudiste comprenderme mejor que muchas otras personas. Quiero que asistas mañana a mi casamiento, así también podremos tomarnos una foto que se haga más viral para ambas- con lo último, la futura esposa le sonrió y guiñó un ojo. ¿Eso realmente estaba ocurriendo?
-Pero… tengo entendido que será algo íntimo, entre familia y amigos- trato de recordar sus mismas palabras unos días antes. Nuevamente escaneo el sobre con mayor detenimiento, hasta la simplicidad de la invitación era elegante y hermoso.
-No somos desconocidas, eres quien me diseñó este hermoso vestido, que será único y exclusivo para mí… Siento que podemos ser muy buenas amigas, quiero que lo seamos- bien, aquella declaración fue la bomba final. ¿De verdad le estaba ocurriendo todo eso en ese mismo día?
-Yo… no sé qué decir, para mí fue un gran honor hacer este trabajo para ti y me encantó diseñarlo. La verdad es que siempre te tuve admiración, hiciste muchas cosas a tu corta edad, eres una genio en la cocina… cosa en la que estoy algo oxidada- admitió Rukia, causando una ligera risa en la otra mujer- y de verdad, me encantaría seguir en contacto contigo- le sonrió con confianza. Raro, ya que si bien buscaba hacer sentir cómodos a todos, aunque tenga que evitar ser directa en muchos casos, ahora estaba siendo sincera.
-Entonces te espero mañana- le sonrió de manera triunfadora, ya que aquella declaración daba a entender que sí asistiría, aunque la verdad estaba completamente perdida. Nuevamente se despidió rápidamente para que ella no pudiera rebatirle ese mal entendido.
En ese momento, se quedó completamente congelada. ¿Qué pasó exactamente en esas últimas 23 horas?
Lo más importante… ¿había quedado, inconscientemente, a ir al casamiento?
E… ir al casamiento significaba inevitablemente encontrarse con… Oh, no.
Debería de empezar a dejar de decir que no se encontraría con Ichigo, porque definitivamente todo jugaba a su contra.
Bueno... hola! *-*7
Yo aquí, nuevamente metiéndome en otro fandom!
Ya sé, primero tendría que terminar otras historias antes de realizar otras, y más si se trata de otro anime, pero... lo quise hacer esto hace mucho, mucho tiempo y siempre lo dejaba para después. Y bueno, como he encontrado un tiempo y unas canciones en las que me base para realizar esta historia que contará con... dos o tres capítulos, exagerando...
Sí, definitivamente esta historia será algo corta, pero que contendrá de todo (?
Ya se habrán dado cuenta de mi ship, necesitaba escribir de él y publicarlo, aunque sea una vez *inserta corazón*
Sin extenderme más, espero saber su opinión y perdón si hay fans de Orihime... no tengo nada contra ella, tampoco es mi plan hacerla una mala o villana, relax (aunque si lo tengo contra Tite, que me quitó mi IchiRuki, pero para eso existe fanfiction... *-*)
Por favor, ignorar si se encuentra por allí una que otra falta de ortografía o gramática, estaba emocionada en subir hoy el cap. x)
Nuevamente, me encantaría saber lo que piensan de esta historia que la terminaré sin importar nada, a su tiempo, pero la terminaré.
Desde ya, ¡muchas gracias por leer y nos vemos en el próximo capítulo!
*-*/
Fecha de publicación: 09/02/2019
