Subo un retillo que debía hace tiempo para el topic Yamakari y retada en "te reto a ti" del proyecto 1-8 por Ciel.
El reto consistía en escribir acerca de una imagen la cual era una famosa que hay por ahi, pero con Gajevy de pareja, en que el chico es alto y ella no llega a aferrarse al tren. Os pondría link de la imagen pero no deja.
Disclaimer:
Digimon no me pertenece, uso a los personajes sin fin de lucro.
ºEl tren destinadoº
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Yamato siempre cogía el mismo tren. A la misma hora. Para cualquier persona podría tratarse de puntualidad o incluso de una molestia. Para él simplemente era comodidad. Porque lo que los demás dejaban a un lado, a él le proporcionaba espacio y la tranquilidad de no tener que ir en un tren atestado de personas.
Nunca le había gustado el barullo y menos, que tantas personas se agolparan y pegaran unas a otras por entrar en un lugar que en cualquier momento podría crear el caos y terminar aplastado por otras personas. Además, el ambiente terminaba enrareciendo y los olores le mareaban.
Todo esto podría sonar a excusa, pero esa parte no lo era. La que sí era una excusa, en su puntualidad para el tren, era la chica castaña que siempre subía con él. Generalmente solía ocupar uno asientos lejanos o incluso frente a él, que era cuando más se podía permitir el lujo de observarla por largo rato.
Siempre tenía el cabello cortado pero la forma de recogérselo variaba. A veces llevaba una pinza en un lado. Otras una horquilla. A veces sin nada. Siempre olía a verano.
Alguna que otra vez la había visto dar una cabezada mientras leía y él tenía que apartar la mirada y ahogar una risita para sus adentros. Era adorable, porque cuando despertaba miraba a su alrededor mientras sus mejillas enrojecían con culpabilidad.
Aquel día estaba siendo algo extraño o quizás especial.
Ella no había entrado a la par que él. Es más, ni siquiera la había visto esperar en el andén, revisando su reloj o pasando las páginas de un libro nuevo —algunas veces, hasta llevaba una cámara de fotos con la que hacia fotografías a cosas que a él le parecían extrañas—, o simplemente mirando a la nada.
Incluso ese día, para variar, el tren se había llenado demasiado y no quedaba ni un asiento libre.
Se encaminó hacia su barra de siempre y se colgó del triángulo de hierro que caía sobre su cabeza. Solo tenía que levantar la mano suficiente para cogerse.
Alguien entró jadeante a su lado y cuando miró por el rabillo del ojo; la vio. Se limpiaba el sudor de la barbilla y miraba a su alrededor en busca de un asiento libre que no encontraría. Lamentablemente para ella.
El tren comenzó a moverse y la sacudida la hizo trastabillar un poco. Yamato desvió la mirada hacia ella al notar algo raro.
Daba saltitos para coger el triángulo que colgaba sobre ella. Enarcó una ceja, sorprendido.
Tan bajita, diablos…
Alargó la mano y se aferró al triángulo que le correspondía a ella. La chica clavó la castaña mirada sobre él, asustada. Yamato movió el brazo como señal.
Agárrate, mujer.
Ella se señaló curiosa y él cabeceó en asentimiento. Cuando se puso de puntillas y aferró su camisa con los dedos, rodeando con sus dedos la forma de su bíceps, Yamato sintió que todo su cuerpo se electrizaba.
Ella se miró los pies por un momento y cuando tren frenó y no se cayó al suelo, le miró sorprendida, extendiéndose su sorpresa en una sonrisa amplia de agradecimiento.
Desde aquel día, no le importaba ayudarla a llegar los sitios. Tampoco tenía ya que estar de pie para observarla. Podía sentarse a su lado y disfrutar del cosquilleo de sus cabellos cuando se dormía sobre su hombro.
De llenarse la nariz de su verano…
Fin
08 de Abril del 2017
¡Gracias por leer!
