La Vida Según Atsuya


¡Hola!

Bueno, se me ocurrió este título el otro día y unas cuantas ideas para hacerlo así que aquí tenéis, espero que os guste.


Soy Atsuya, el pequeño de la familia Fubuki. Tengo un, padre, una madre y un hermano mayor, Shiro, aunque sólo por un año. Mi edad es de 6 años y mi vida, un aburrimiento.

Nunca me pasa nada emocionante, mis padres son normales (no trabajan de agentes secretos, ni de policías, ni atracando bancos [?]), y encima nunca me dejan hacer nada interesante porque "soy demasiado pequeño". ¡No es justo! A Shiro se lo consienten todo… siempre tiene cosas nuevas, a mí sólo me dan lo que le sobra a él. Por eso, a menudo le robo sus juegos y otras cosas que encuentro por ahí. Sin ir más lejos, ayer mismo le robé la bufanda que le compraron ayer por simplemente no llorar cuando le vacunaron, ¡y qué si no llora! Eso carece de importancia ù.ú Así que no se la pienso devolver, ¡para que sepa cómo me siento yo cuando quiero algo y nadie se molesta en dármelo! Espero que mamá y papá no se empeñen mucho en que se la dé, si no, tendré que hacerles caso, con lo que me fastidia eso…

Es sábado por la mañana, y eso significa que mi hermano y yo tenemos partido. Me gusta mucho jugar al fútbol porque, cuando lo hago, es como si las preocupaciones desaparecieran, y sólo quedásemos el balón y yo. Es la única cosa que no cambiaría por nada del mundo, y también lo único en lo que soy mejor que Shiro. Él dice que no es verdad, que yo me creo el mejor porque soy el que mete los goles, pero que la defensa es la clave, y yo digo que sin un buen ataque ningún equipo llega muy lejos.

Es igual, podríamos estar todo el día discutiendo, que no nos pondríamos de acuerdo. A veces, me gustaría que mi hermano fuera más comprensivo y bueno conmigo. Si no fuera por el fútbol casi no pasaríamos nada de tiempo juntos.

Todo el mundo cree que yo soy el malo, y es verdad que tengo mal genio, pero él de vez en cuando es mucho peor que yo. Y eso no todos lo saben.

Quiero a Shiro, y le admiro mucho porque es mi hermano mayor y hasta ahora es el modelo que he seguido, pero me gustaría que alguna vez me dijera algo bueno. Siempre me está regañando, y cree que todo lo que hago es para fastidiarle, y la verdad es que lo hago para que esté orgulloso de mí, pero me parece que no se da cuenta.

Viajamos en el coche, de camino al estadio, y como otros días Shiro no me habla. Creo que es porque le he robado la bufanda y papá y mamá no me han dicho nada. Que se aguante, ahora es mía.


¡Hemos ganado! ¡Y yo he metido dos goles! Todo el mundo se ha levantado y ha gritado "¡Atsuya, Atsuya!". Papá y mamá me han comprado un onigiri, y luego le han dado otro a mi hermano porque es un envidioso. Ahora está de morros y no quiere saber nada de mí. Le he dicho "fastídiate, envidioso" y él me ha contestado "que te den, enano", pero en el fondo me da mucha rabia porque él nunca se alegra de mis victorias, y yo siempre le animo en sus fracasos. Es un poco injusto. En el camino de vuelta, se lo hago saber, pero empezamos a discutir, como siempre.

-Deberíais estar unidos, así seríais el equipo perfecto –nos dice nuestro padre. Y, como por un milagro, me sonríe y choca mi mano.


Todo se ve negro. No sé dónde estoy. Intento abrir los ojos, pero algo me lo impide, es como si no me quedaran fuerzas. Después de mucho intentarlo, me relajo y se me abren solos. Al principio todo está borroso, pero ya puedo oír voces y distingo a una enfermera que me mira muy apenada, mientras habla con el doctor, que está a su lado. Se ha dado cuenta de que la estoy mirando y se acerca, sonriente, pero con ojos tristes. Es joven, tendrá veinte y algo de años, ojos azules claro, y es muy guapa. No sé cómo, pero consigo decir algo.

-¿Qué ha pasado? –ella me acaricia la mejilla, y me coge la mano, mirándome a los ojos tristemente.

-Hola, cariño, ¿cómo estás? –me pregunta. Tiene una voz muy bonita, es agradable.

-Bien… -respondo- ¿qué ha pasado?

-Cariño… -suspira. Eso no me gusta, parece triste.

-¿Por qué estás triste?

-Verás, mi vida, tienes que ser fuerte con lo que te voy a decir, ¿vale? –asentí rápidamente-. Tus papás y tu hermanito… ya no están.

-No lo entiendo –digo de inmediato.

-Quiero decir… habéis tenido un accidente, una avalancha de nieve os ha caído encima. Tú te has salvado, pero ellos… bueno, ahora están en el cielo –aclara.

Pienso unos segundos lo que me ha dicho, intentando asimilarlo.

-¿Eso significa… que están muertos? –esto es lo que he entendido. Ella asiente, yo bajo la cabeza- ¿y que no les voy a volver a ver más?

-No, cielo, me temo que no –niega con voz dulce.

-… -se me llenan los ojos de lágrimas. Creo que voy a llorar y… ya estoy llorando. Odio esto. Ahora que por fin Shiro y yo empezábamos a llevarnos bien… yo también quiero ir adonde está él-. ¿Y por qué ellos se han muerto y yo no?

La enfermera me da un vaso de agua y un beso en la frente, pero eso no me soluciona a mí nada. ¿Por qué yo me he salvado? Sin embargo, no me contesta y sale de la habitación con la misma expresión. Afuera, creo que la oigo hablar con ese doctor…

-Señor, sólo tiene seis años, se sentirá muy solo en un orfanato cualquiera, y estará triste…

-Pero es necesario internarle, no tenía más familia que sus padres y su hermano, no queda nadie que se quede con él, a menos que alguien le adopte.

-Yo lo haría.

-Bueno… entonces, de acuerdo. Firme aquí.

La hermosa enfermera vuelve a entrar, y esta vez está menos triste. Se lo digo, y ella se sienta a mi lado, cogiéndome de nuevo las manos.

-Atsuya, a partir de ahora, yo voy a ser tu mamá.

-¿Mi mamá? –asiente. Extiendo los brazos y ella se acerca a mí y me aprieta suavemente contra su cuerpo. Sonrío. Ahora ya no estoy tan sólo-. ¿Cómo te llamas?

-Me llamo Azumi, pero llámame…

-¡Sí, oka-chan! ^^

Visto de forma optimista, lo que me ha pasado al final no es tan malo, podría haber sido peor. Podría haber acabado en un orfanato de mala muerte, pero ahora, aunque es algo pequeña, tengo una familia que me quiere. Aunque eso no cambiará que eche de menos a mis padres. Y a Shiro.


Espero que os haya gustado. Subiré el próximo capítulo en cuanto pueda, ya que he estado hasta arriba de exámenes y ahora me voy a dar un tiempo para relajarme.