Disclaimer: Ni los personajes ni Glee me pertenece. Solo soy dueña de lo que hago con ellos en mi imaginación °u°

Summary: Blaine decide contarle a sus padres la verdad sobre su orientación sexual, ellos no se lo toman demasiado bien y deciden enviarlo con su tio Burt al campo durante todo el verano. Allí conoce a Kurt. Fuerte, de gran físico y gran intelecto, un hombre perfecto y abiertamente gay. Solo había un problema, un pequeño problema: era su primo. Y los primos no sienten cosas por sus primos ¿o si?

Nota: ¡Hola! Esta es una nueva historia, la primera que publico, la n°700 que escribo (?) No estaba muy segura de subirla pero... bueno, me arriesgo, si les gusta dejen un review y si quieren saber como continúa agregenla a favoritos. Depende de como resulte este primer Chapter la continuaré o no. ¡Disfruten! :3


Capítulo 1:

"Todo va a estar bien"

"No hay luna llena que me haga olvidarte
no hay motivo en plena madrugada para salir a buscarte
no tengo razones para esperarte..."

El moreno se acercó a la porrista y la saludó con un beso en la mejilla como estaba acostumbrado.

-¿Hoy es el día?-Ambos caminaban lado a lado de vuelta a casa.

-...Hoy es el día suspiró.- Ese era el día en el que le contaría la Gran Verdad a sus padres. No es como con su mejor amiga, a quien no le fue precisamente una "revelación" saber que él era gay. No, con ellos sí que sería complicado. Sabía que se pondrían furiosos, y no sabía de lo que su padre sería capaz. Porque no solo era el hecho de que a él le gustaran las personas de su mismo sexo, era también el hecho de que Quinn no era su novia, si no su mejor amiga. Que en toda su vida jamás había besado una chica, al contrario de lo que creía su padre, quien pensaba en Blaine como un ganador y hasta un gran rompecorazones. Que todas sus "chicas" eran en realidad coartadas quienes en verdad iban a estudiar a su casa y quienes en verdad solo eran sus amigas. Y eso Blaine podría entenderlo, que se pusieran así por que les mintió toda su vida, y el hecho de se enfadaran y le hicieran vaya-uno-a-saber qué cosa. Pero que lo entendiera, o mejor dicho se pusiera en su lugar, porque en verdad no lo entendía, no quería decir que le doliera menos.

-¡Basta!

-¿De qué?

-Sé lo que estás haciendo, estás pensando en lo que va a pasar cuando les digas y en como van a reaccionar. ¡No hagas eso! No te adelantes a los hechos. Ya sabes que cuando haces eso entras en pánico, tus manos sudan y bla, bla, bla. Créeme, martirizarte a ti mismo de ante mano por el hecho de ser quien eres no va a aliviarte el dolor de lo que ellos te digan. Y ni siquiera sabes que dirán, quizás no hacen tanto escandalo.-A veces sentía que tenía alguna clase de super poder para leer mentes.

-Oh, tu no conoces a mis padres.

-¿Tu madre también...?

-Oh no, ella no hará nada. Probablemente solo se siente a llorar en un rincón. Pero mi padre...

-Oh no. ¿Crees que te hará daño?

-No físicamente, jamás nos ha tocado un pelo ni a mi hermano ni a mi. Es peor que eso. ¿Conoces la violencia psicológica?

-¿Haz visto a mis padres?... y me preguntas si conozco la violencia psicológica... De todas formas, aún me tienes a mi. No es mucho pero...-Ambos rieron.

-Eres mucho. En serio, sin ti no podría estar haciendo esto.

-Entonces que bueno que estoy aquí. Todo va a salir bien.-La rubia le acarició el rostro de forma amistosa.- En serio. Llámame cuando ya les hayas dicho. ¿Okay?

-Okay, te veo mañana... si sigo con vida.

-¡Oye!

-¡Es broma! Adiós.- La rubia estaba entrando a su casa, cuando la puerta se hubo cerrado, el ya estaba caminando hacia su propia casa. Solo eran tres cuadras, pero trató de caminarlas lo más lento posible.

Al llegar, supo que no había nadie en casa. El auto de su padre no estaba y su madre había ido de compras, según la nota que está misma le había dejado sobre la mesa de la alacena.

-¡Blaine! ¡Ya llegué!- Su madre entró con dos bolsas color madera y las depositó en la cocina.-¡Compré cereales! ¿Blaine?

-Oh, lo siento mamá. Estaba durmiendo.- Blaine entró en la cocina con cara somnolienta y los rulos despeinados.

-Está bien, ¿estás cansado?

-No, ya estoy bien.- El morocho abrió la bolsa y sacó la caja de cereales.

-Déjalos para el desayuno, tu padre llegará en cualquier momento y traerá la cena.

-¿Traerá?- En esa casa jamás se había comprado comida antes.

-Oh sí, compró comida china. Queríamos... cambiar un poco. ¿Te gusta eso no, comida china?

-Sí, si me gusta.

Media hora más tarde, estaban los tres sentados en la mesa comiendo comida china. A pesar de que Blaine insistió que sería más "tradicional" comer directamente de la caja y con los palillos, estaban comiendo con tenedores en platos normales. Al terminar de comer, hicieron lo usual. Su madre levantó la mesa. Su padre se sentó en el sofá a ver televisión. Pero Blaine no hizo lo usual. No subió a su cuarto y se lamentó como siempre. No tuvo conversaciones secretas sobre chicos con Quinn. No imaginó la vida que podría llevar si fuese abiertamente gay. No, era tiempo de dejar de imaginar, iba a hacer algo. Hoy lo cambiaría.

En cuanto su madre hubo terminado, le dijo que quería reunirlos en la sala. Hizo que su padre apagara el televisor, para poder hablar con ellos.

-Blaine, hijo, ¿qué pasa?

-¿Está todo bien?

-Tengo que contarles algo. No se como hacerlo, así supongo que la mejor manera es simplemente decirlo. Soy gay.

Hubo una larga e incómoda pausa. Él sabía que debía darles tiempo para que lo asimilaran. Hasta creyó, por una milésima de segundo, que ellos estaban bien con eso. Que no habría ningún problema. Ya está, ya lo solté. Ya se los dije. Pero no. No iban a ponérselo tan fácil.

-¡¿Qué?!

-¿De que estás hablando?

-Debe ser una broma. ¿No es así?

-No puede ser. No, no. Esto no puede ser.

-Una broma, eso es lo que debe ser.

-No puede ser verdad.

-Sí definitivamente es una broma.

Las voces de ambos se intercalaban y cruzaban aumentando de volumen. Tanto así que parecían una multitud. Una multitud furiosa. Parecían estar repitiendo lo que él se había dicho una vez a si mismo. Debía callar esas voces.

-¡No!... No. No es ninguna broma. Es lo que soy.

-Esto no está pasando.- Fue su madre. Se levantó del sillón y se tapó la boca con una mano.- No, no es solo un sueño.-Sus ojos estaban llenos de lágrimas, como si le acabaran de contar alguna tragedia que había sucedido. No era la muerte de nadie, pero así lo sentía ella.

-Hijo...-Su padre sonaba más calmado, como si hubiese considerado mejor hablarle a la alternativa de gritarle.-Entiendo que te sientas confundido. Eres joven y...-

-¡No es ninguna confusión! Es lo que soy. Es como me siento.

-¡Ya basta! No tienes derecho... a hablar así. A hacer llorar a tu madre. ¡Vete a tu cuarto! Hablaré contigo después.

Blaine salió disparado hecho un manojo de nervios. Subió a su cuarto y azotó la puerta tan fuerte que uno de los cuadros colgado en la pared cayó y se rompió, aunque ni siquiera le prestó atención. De la rabia pegó un puñetazo y la pared y dejó una marca en la pintura. Sus nudillos comenzaron a sangrar, pero el no se daba cuenta. Tal vez era el dolor, de que no lo entendieran o la impotencia de saber que no podía hacer nada para que eso suceda. Sin advertirlo, las lágrimas caían de sus ojos. ¿Por qué tenía que ser tan dificil? No era tan dificil para otros chicos. Ellos simplemente les decían esto a sus padres y ellos les decían que estaba bien, que solo querían su felicidad. ¿Por qué sus pares no podían ser así? Tirado en su cama, su almohada se tragaba sus lágrimas, hasta que se quedó dormido. En su sueño, un hombre lo estaba conteniendo, lo abrazaba. Todo va a estar bien, Blaine. Ya lo verás. No podía verlo, solo sentir su tacto suave, sus brazos alrededor de su cuerpo. Era cálido y se sentía bien estando ahí.

Y dejó de llorar.

Horas más tarde, un golpe en la puerta lo despertó. Se limpió la cara como pudo y abrió la puerta.

-Tenemos que hablar Blaine.-No contestó, simplemente se quedó parado mirándolo. Su padre entró a su cuarto y se sentó en la silla que estaba al frente de su escritorio.- Quiero que me escuches. Sé que hay cambios en tu vida. Eres un adolecente. Yo también pasé por esa etapa. Te sientes confuso, sientes como si nadie te entendiera. Pero creme que si lo hago. No tienes que hacer esto, no tienes que llamar la atención. Si quieres que... pase más tiempo contigo solo tienes que pedírmelo.

Blaine sintió unas ganas inimaginables de golpear a su padre.-Vete de mi cuarto ¿quieres?

-No me hables así.

-¡¿Y como carajos quieres que te hable?! ¡Te digo algo serio, algo que me está pasando! ¿Y así me contestas? ¿Tengo que pensar que tu eres quien se está burlando de mi? Esto está pasando, es un hecho. Estoy aquí, soy gay.

-Entonces es cierto. Eres un maldito maricón.-Su voz sonaba tranquila y resignada.

-¡No me llames así!

-¿Y como quieres que te llame? Es lo que eres ¿o no? Tu mismo lo dijiste.- Se paró y fue caminando hacia la puerta. Pero antes de llegar a esta se detuvo.- Una cosa más. No pienses que te quedarás bajo mi techo durante mucho tiempo. -Sin decir más, cerró la puerta y se fue.

A Blaine lo invadió el pánico, sumado a la frustración y desesperación que ya tenía. No sabía como salir de esa situación. Golpeó las paredes, pateó los muebles, arrancó las cortinas, pero eso no iba a darle ninguna respuesta.

Ya cansado, supo que no saldría solo de ahí, necesitaba ayuda, lo que sea. Llamó a la unica persona en el mundo en quien confiaba.

-¿Quinn?-Trató lo más que pudo de manipular su voz, de que no sonara nerviosa y entrecortada como sabía que sonaría.

-¿Qué pasa? ¿Estás bien? Te oyes un poco...

-Necesito... necesito ayuda.

-¡¿Te pasó algo?! Iré corriendo a tu casa.

-No, no vengas, no. Iré yo a la tuya. Solo... ¿puedo quedarme en tu casa esta noche?

-Claro, claro.


¿Y? ¿Gustó o no gustó?

:) ¡Dejenme saber!

Klisses :*