Disclaimer. Los personajes presentados no me pertenecen, son propiedad de Rumiko Takahashi. Historia creada sin fines de lucro.
...
Después de ti
...
.
Capítulo 1 "El regreso"
.
"No existe mejor viaje que el de regreso a casa"
.
.
10 am
Era extraño regresar de esta manera, caminar por este enorme pasillo, tan blanco, tan pulcro, tan frío; lleno de vidrierías y anuncios llamativos, máquinas de bebidas por donde lo advirtieras, lo único disonante, eran las personas que en su gran mayoría vestían de colores oscuros, arrebujados en ropa cálida y enormes bufandas, a muy pocos se les veía el rostro por completo, no es como si realmente me interesará ver sus caras, pero, era algo que me sacaba de quicio sin querer. Caminaban en silencio con la vista baja, dando pequeños pero rápidos pasos, se escuchaba algún que otro murmullo, tan bajos, casi imperceptibles, nada demasiado intenso para traerme de vuelta a este mundo.
.
.
Él caminaba entre el gentío, sobresalía por donde se le viera: alto, rozando el 1.90, piel aceituna, espalda ancha, brazos fuertes, cabello negro azabache peinado en una trenza que llegaba justo a sus omóplatos; caminaba seguro, altivo, con piernas y pies firmes, con la barbilla en alto y sus enigmáticos ojos azul cobalto miraban algo, algo lejano a este plano existencial, vestía ropas chinas, camisa verde esmeralda con pequeños signos chinos en color negro, llevaba un cinturón de tela color negro que acentuaba su bien trabajada cintura, pantalones negros y zapatos chinos a juego, vestía demasiado ligero para el clima actual, pero a él parecía no importarle.
―"Era principios de marzo y el invierno ya estaba en sus últimos días, ya no había nieve, pero el viento era tan frío que amenazaba con traer nubes cargadas de aguanieve o peor aún, de una nieve tan densa que amenace con cubrir todo el suelo con su manto blanco. Como sea tuve suerte, no cancelaron el vuelo en el que iba a volver, sino aun seguiría en China." ―Pensaba, mientras se alejaba del lugar. Sus mejillas pronto resintieron el clima, estaban totalmente coloradas, su nariz estaba intensamente fría y de su boca salía el poco calor de su cuerpo.
Se apresuró a salir del aeropuerto, el lugar lo hacía sentirse como un intruso, si por él fuera hubiese llegado nadando, pero no se podía dar el lujo de perder más tiempo. Abordo un autobús -otra chatarra del infierno- que lo llevaría a Nerima, su mirada estaba perdida por completo en el paisaje de la ciudad de Tokio: un lugar lleno de enormes edificios, calles abarrotadas de gente y autos, una jungla urbana en toda ley. Pronto el bus se alejó de ese mundo, empezó a ver casas más pequeñas, algunos parquecitos, por fin estaba de vuelta. Bajó con rapidez del vehículo, lo primero que lo recibió fue un viento fresco que le hizo espabilarse, comenzó a andar y no perdiendo la costumbre salto sobre una barda y continúo su camino. Sin saber realmente por qué, ya no pudo continuar, permaneció de pie sobre la barda, dio un salto y se sentó sobre un tejado observando como todo empezaba a iluminarse por el sol.
.
.
―"Han pasado casi seis años desde la última vez que estuve aquí. Pareciera que nada ha cambiado, pero todo es distinto... este lugar, las personas que conozco, incluso yo mismo, todo es diferente, todo se siente extraño" ―reflexionaba―. "De pronto me siento como si hubiese sido ayer cuando llegue a este lugar por primera vez, ese día igual había vuelto de China y llovía en aquella ocasión, pero de eso ya ha pasado tanto y ya poco queda de aquel chiquillo, aun hay veces que pienso que todo fue solo un sueño, aunque en momentos se siente como una verdadera pesadilla, una que amenaza con devorarme para siempre, que me hace querer huir, que me hace desear tanto dejar de respirar, porque ha sido demasiado peso para una sola vida, para una persona" ―suspiró intranquilo.
» "Mi cabeza es un competo lío. Ha pasado tanto tiempo, que temo no recordar como sonaba su voz, como se escuchaba al decir mi nombre, no me lo perdonaría. Nunca recibí noticias suyas, claro, ¿cómo podría?, si ni yo mismo envié noticias sobre mí, o el lugar donde me encontraba, que idiota fui, no debería quejarme, lo hecho, hecho esta y realmente quisiera haberlo hecho diferente... después de todo la última vez que la vi, fue muy duro, tan difícil, que aun no puedo sacar de mis recuerdos las lágrimas que brotaban de sus ojos tristes, "Yo iré contigo, por favor, no me dejes", decía mientras sollozaba, nunca antes la había visto así y eso me hacía sentir como un desgraciado, tan patético e inútil ante ella."
» "Pero este viaje tenía que hacerlo solo, no podía llevarla conmigo, aunque quisiera, aunque deseara tanto tenerla a mi lado, no podía, no quería arriesgarla de nuevo. Si tan sólo por un momento, por un instante, ella se hubiera puesto en mi lugar... tendría que entenderme, tendría que haberme entendido, pero no lo hizo. Sin embargo eso ya no tiene importancia, he vuelto y sólo necesito algo, necesito verla, aunque sea un momento, aunque ella no me vea, sólo quiero saber que está bien, que es feliz, aunque eso signifique que me haya olvidado..." ―Él aspiró fuerte el frío aire, se estremeció un poco y soltó un fuerte suspiro―. Olvidado... ―repetía a la nada.
Intentaba apartar todos esos recuerdos, pero no se iban, por el contrario, ahora que había vuelto los sentía más intensos, mucho más brutales, casi tan reales que podía tocarlos. Estaba muy tentado en no volver, y ahora eso le parecía imposible, su hogar está allí, su vida es… por supuesto que era ella.
―"Ya no es como antes... antes me avergonzaba de lo que sentía, me costaba aceptar que algo crecía en mi interior, no podía aceptarlo frente a nadie, mucho menos frente a ella, pero era aún más difícil aceptarlo frente a mí mismo, pero ahora, en este instante no puedo apartar este sentimiento que invade cada centímetro de mi cuerpo, que me eriza la piel, yo la a... necesito saber que esta bien, necesito verla, quiero saber que es feliz no importa si esta con otro. ¿Seguro lo soportaré?... Hmmm aún no lo sé... maldición para que regrese."
.
.
Ranma había pasado horas dándole vueltas a los pensamientos que golpeaban fuertemente su cabeza, no se había percatado de cuánto tiempo había pasado, pero ya eran más de las tres de la tarde. Estaba totalmente absorto, con las piernas cruzadas, sus codos apoyados sobre las piernas y en una de sus manos posaba su barbilla mientras la otra bamboleaba los dedos sobre la nada, su gran mochila se encontraba a su lado, estaba sobre el tejado de una tienda en la zona comercial de Nerima, ajeno a todo, hasta que de pronto, casi como un aviso, algo hizo que virara su cabeza sobre su hombro y como un espejismo, la vio salir de una tienda de libros, parecía como si el tiempo no hubiera pasado por ella, llevaba un vestido amarillo pálido de tirantes anchos, su cabello lucía casi igual, un poco más largo, pero seguía corto como hace tanto tiempo, parecía totalmente ajena al mundo que la rodeaba, irradiaba tanta belleza que más de un transeúnte se detenía para observarla y absorber un poco de la paz que emanaba, sobresalía entre la multitud, caminaba apacible cargando con un bolso enorme, y en sus manos llevaba un libro de... ¿¡cocina!?
.
.
.
―Es ella ―Ranma soltó esas palabras como un suspiro― pero… ¿cómo? ―su rostro enrojeció más, pero no era frío, ahora era un calor intenso que recorría cada fibra de su cuerpo.
Obedeciendo a sus instintos, Ranma empezó a seguirla, sus pies lo guiaban; mientras en su cabeza no paraba de repetir su nombre, pronunciándolo como si ella pudiera leer su mente, quería que volteara, sólo por un segundo y comprobar que estaba bien, aunque fuera desde lejos, quería ver sus ojos, aquel brillo que emanaba y que hacía que él se sintiera real, necesitaba ver su sonrisa, la sonrisa de Akane. El hombre iba por los techos, sobre las bardas, a una distancia tan corta, que si Akane no hubiera estado tan distraída con el libro se habría dado cuenta de su presencia…
―"Akane voltea, espera por favor" ―pensaba Ranma incapaz de pronunciar las palabras, mientras la seguía a muy poca distancia.
