¡Hola! Este es mi primer fic, espero que les guste :D
Bueno, primero que nada les recomiendo que si no han visto todo el anime de Bleach o leído el manga hasta la temporada de los Fullbrings, denle a la flechita de atrás y olvídense de la existencia de este fic… (Bueno no, pero no quiero arruinarles el resto de la serie c:)
¡Como sea!
Los personajes pertenecen al genialotso Tite Kubo
Capítulo 1: El secreto de la pareja fugitiva
Vaya, soy la última en llegar. La reunión todavía no ha comenzado, eso me alivia pero… ¿cuál será el motivo?
Al llegar, observo que todos aguardan en silencio. Me dispongo a colocarme en mi lugar de siempre pero Kuchiki me detiene, tomándome del brazo y con sus ojos cerrados.
–Intenta comportarte –me murmura serio y pausadamente.
¿Comportarme? Me suelto de su agarre enojada por su gesto. ¿Podría ser un poco más directo no? Y además, ¿desde cuándo esa actitud de tanta confianza conmigo?
El Capitán Comandante se dispone a comenzar. Me ubico en mi sitio e inicia la reunión.
–Veo que nadie se ha ausentado… –Dirige sus ojos a cada uno de los presentes–. Este es un día muy importante, desde hace siglos que…
–Disculpe, Genryuusai-dono –interrumpe Ukitake tosiendo–. Si no es mucho pedir, ¿podría ir directamente al grano?
Todas las miradas se dirigen a su rostro. Hoy se le ve más enfermo de lo normal, apuesto a que no podrá estar mucho tiempo aquí parado sin desmayarse o algo por el estilo.
El Comandante se dispone a comenzar de nuevo:
–Está bien, Capitán Ukitake. –Hace una pausa–. Como sabrán, el exiliado, Urahara Kisuke y la antigua Capitana de las Fuerzas Especiales, Shihōin Yoruichi se…
Al escuchar sus nombres un escalofrío recorre lentamente mi espalda, de abajo hacia arriba. Mi mente se llena de antiguos recuerdos que he intentado reprimir, con todas mis fuerzas, tantos años…
(Flash Back)
Yoruichi-sama me había citado un viernes por la tarde, como ya había hecho en otras ocasiones, a entrenar al bosque. Pero justo ese día, ese maldito día, no llegó. ¿Por qué? ¡No lo sabía! Al principio pensé que habría tenido un percance así que esperé. Pero, al ver que no llegaba y que oscurecía, mis pensamientos idiotas empezaron a invadir mi mente. Comencé a imaginarme que estaría peleando indefensa, sangrando, rogando mi ayuda.
Que imbécil fui… "La gran Yoruichi Shihōin implorando auxilio de una simple shinigami como yo".
Pasaron por lo menos dos horas hasta que me convencí a mi misma de ir a buscarla: recorrí el bosque usando el shunpo más rápido que logré realizar, y al no encontrarla, continúe así por los cuarteles de la Segunda división.
Tampoco se encontraba ahí.
Fui a la mansión Shihōin y los guardias me dijeron que Yoruichi-dono había informado que iba a pasar la noche con su escuadrón.
Mi búsqueda no terminó. No podía ser que Yoruichi-sama no se presentará a un entrenamiento, ella siempre cumplía.
La busqué por todas partes: por acantilados y algunas ruinas, distritos cercanos al Seireitei y casas abandonadas, por lugares que hacía ya años que nadie visitaba. Incluso fui hasta el sexto, octavo, cuarto y décimo tercer escuadrón, sin poder evitar más de alguna mirada extraña.
Se me hiso de noche, y aún con la vaga esperanza de encontrarla, regresé al bosque. En el trayecto hacia allá fue cuando al fin logré sentir un poco de su reiatsu: iba cruzando por debajo de la colina del Soukyouku cuando distinguí del interior de ésta su energía espiritual.
Se podían sentir dos grandes masas de presión. Sin duda que una pertenecía a Yoruichi-sama, y sin duda también que se encontraban luchando. No lo pensé dos veces cuando subí precipitadamente, necesitaba rescatarla.
Al llegar a la cima, escondida entre algunos arbustos, había una puerta de madera incrustada en la tierra.
Era un escondite.
Pensé que podría ser la guarida de algún poderoso criminal y que Yoruichi-sama se había visto obligada a enfrentarse ella misma a él. Era lo más lógico ¿no?
Estaba exhausta. No había parado de correr y hacer el shunpo durante horas, en esas condiciones no le sería de ayuda… Pero de todas formas me decidí a entrar.
Escondí mi reiatsu, una técnica que había aprendido hace muy poco con Yoruichi-sama, abrí la pequeña puerta y me adentré de un salto.
Aterricé sin hacer ruido mientras abría mis ojos cegados por el polvo y la luz del día…
Estaba de día.
Observé a mí alrededor, era simplemente sorprendente:
En el interior de la cima había todo un escondite. Era un espacio enorme, macizos de tierra abundaban en el lugar, había algunos árboles verdes y unas aguas termales se distinguían a lo lejos. No parecía la guarida de un criminal, no había armas ni nada de eso, era más bien como una especie de parque.
Me escondí detrás de una pequeña colina y busqué con la mirada a Yoruichi-sama.
La encontré de inmediato.
Estaba luchando, no logré ver contra quien, un montículo me impedía ver al enemigo. Sigilosamente empecé a acercarme, escondiéndome, a medida que me acercaba, por entre los cerros de tierra. Cuando estuve a unos cuantos metros de ella, logré observar mejor: cerca de las aguas termales se encontraban dos haoris de Capitanes. Uno era del segundo escuadrón y el otro… no podía ser…
– ¡Vamos, Kisuke! ¿Ese laboratorio tuyo te ha dejado en mala forma acaso?
–Urahara… –mascullé entre dientes.
Siempre sospeché mal de él ¿cómo se atrevía a luchar contra Yoruichi-sama? Ambos se apoyaron de unas colinas, paralelas la una de la otra.
–Como siempre tus movimientos son muy poderosos, Yoruichi-san.
–Lo que tú digas –dijo antes de comenzar a pelear otra vez.
Leían cada uno de los movimientos del otro, estaban casi sincronizados, sin duda que no era la primera vez en que se enfrentaban. Me parecía imposible… ¿Cómo se atrevía ese idiota? Pero no, no estaban precisamente luchando, estaban más bien jugando. Mientras pensaba en eso, se detuvieron sujetándose de las mismas colinas de antes.
–Creo que fue suficiente por hoy, Kisuke.
Yoruichi-sama se estiró y comenzó a caminar hacia las aguas termales, seguida por Urahara.
– ¿Cansada, Yoruichi-san?
– ¿Con quién crees que estás hablando? Además, este tipo de cosas no son las que me provocan cansancio precisamente.
– ¿Cansancio? ¡Pero qué de todo lo que haces podría cansarte!
– ¿Eh? ¿¡Insinúas que no hago nada!?
Ella se dio vuelta bruscamente, para mirarlo con el ceño fruncido.
– Oh, yo no hice eso…
– ¡Oh, sí que lo hiciste! Bien, escucha: hoy tenía un entrenamiento y lo cancelé solo para venir aquí contigo, ¡lo que significa que ahora estaría muy cansada si no fuera por ti!
– ¡Está bien, está bien! ¡Lo entiendo! –Se acercó un paso a ella, Yoruichi-sama no retrocedió–. Aunque suena como si te hubiera hecho un favor.
–Debo admitir que hoy no tengo muchas ganas de entrenar precisamente –le dijo, dándole la espalda con las manos en las caderas.
Fue entonces cuando di un respingo: ese atrevido de Urahara la besó en la mejilla, abrazándola por el dorso al mismo tiempo. Ella no se resistía.
Me confundí, asuste y avergoncé por completo. Era una posición bastante… íntima ¿Es qué acaso tendrían una especie de… de… relación? Mi respuesta fue respondida cuando Urahara empezó a darle besos en el cuello a Yoruichi-sama.
Sí, la tenían. ¿Desde cuándo? Y más importante que eso, ¿¡cómo podría volver a mirarlos sin tener esas imágenes en mi cabeza!? Imaginarme la situación me hiso ruborizarme de antemano.
–Kisuke…
– ¿Hm?
Urahara se hacía más insistente, la atrajo hacia sí y Yoruichi-sama ladeó la cabeza para darle más acceso. Eso hizo que me sonrojara, no debía estar viendo esa situación.
–No dejaste nada pendiente en el laboratorio ¿verdad?
–No –dijo en su cuello, luego la observó con cara de confusión–. ¿Por qué me preguntas eso?
–Hace un rato sentí un reiatsu acercándose. No me concentré en averiguar quién era, pero creo que ya se fue.
Yoruichi-sama se escabulló de los brazos de Urahara y volvió a encaminarse hacia las aguas termales. Él se quedo quieto mientras ella comenzaba a sacarse la ropa. Desvié mi mirada bruscamente, para no observar su cuerpo desnudo. Ya lo había visto antes, cuando me enseñó su maravillosa transformación de gato a mujer. Pero esa vez me sentía raramente incomoda, debió haber sido por la presencia de Urahara.
Necesitaba irme de ahí, no quería ni imaginarme lo que sucedería después. Además, necesitaba un lugar donde poder aclarar mis pensamientos. ¿Lo que había visto era cierto? Aún no podía creerlo.
¿Pero cómo podría huir de allí sin ser vista? En esos momentos no estaban distraídamente jugando para que yo pudiera escabullirme y hacer como si jamás hubiera estado ahí. Estaba perdida. Me tapé los oídos e intente pensar en otra cosa.
– ¿No piensas venir, Kisuke?
No me había cubierto lo suficientemente fuerte los oídos.
Observé en la dirección de Urahara y ahí estaba él, mirándome con la mayor de las tranquilidades. Di otro respingo e inconscientemente me tape la cara con las manos. Me habían descubierto. Sentía como las orejas y mejillas se me sonrojaban.
–Olvidé darle la llave del laboratorio a Hiyori-san –dijo sin desviar su mirada de mí.
–No te tardes.
Y de un instante a otro el cielo se volvió negro otra vez, mientras sentía como el viento me golpeaba fuertemente en la nuca.
Íbamos a una altura y velocidad increíble para mí en ese entonces, la colina del Soukyouku ya prácticamente no se advertía y los árboles se veían bastante más pequeños desde allí arriba.
Unas manos me sujetaban bruscamente de la cintura, como si se tratase de cualquier cosa. Eché la cabeza hacia atrás para observar, al revés, a quien me sostenía: Urahara. Al mirarle a la cara me sonrojé, no podía dejar de recordar lo ocurrido antes.
– ¡Vaya, vaya! Parece que atrapé a una avispita curiosa. –Desvié bruscamente mi mirada de él e intenté soltarme. No lo logré, me apretaba más fuerte cada vez que pretendía zafarme–. Vamos, quieta, Avispita. No huyas de mí.
– ¡Calla, Urahara!
Maldito… ¿Avispita? ¿¡Quién se creía él para dirigirse a mí de esa forma!? Y esa maldita sonrisa suya pegada en la cara, me enfurecía y hacía que me sonrojara más de lo que ya estaba.
–En verdad yo soy el que quiere pedirte eso.
– ¿Qué quieres decir? –Le dije, intentando no entender lo que me decía.
¿Eso era lo que él quería no? Que su secreto estuviera a salvo aparentando no haber visto nada. Y eso también era lo que yo quería, olvidarme de todo lo que ocurrió. Aunque fuera sólo fingiendo.
–Comprendes rápido. Pero conmigo no es tan necesario, Avispita.
–No me digas "Avispita" –le recriminé. Se estaba pasando y repasando de la raya.
– ¿Pero por qué? Las avispitas curiosean el polen de las flores, como tú algunos asuntos.
– ¡Esas son las abejas, idiota!
Intenté de nuevo zafarme, sin obtener resultados.
– ¡Vamos! Quieta, Avispita. –No le obedecí. ¿Quién se creía él para darme órdenes?–. ¿Qué diferencia tienen? Avispa-Abeja ¡Qué más da! Además…
Hiso una pausa y ese idiota me dejo caer.
El choque contra el aire no fue doloroso, pero si lo sería el desmoronarse contra la tierra del bosque a esa altura. Mi cuerpo no podía darse la vuelta para poder aterrizar y hacer del impacto algo menos agudo, iba agarrando cada vez más velocidad. Estaba a punto de caer contra el que me pareció de pronto un mortal suelo.
Pretende matarme, pensé, pero no fue así.
–…Avispita suena mejor.
De pronto ya no estaba cayendo a punto de tener una caída espantosa, sino que estaba a salvo en el suelo del bosque, torpemente afirmada por debajo de las axilas, a punto de caer sentada si no fuera porque Urahara me sostenía. Aunque me costara admitirlo, ese idiota en verdad era fuerte. Claro, que ahora yo lo soy aún más.
– ¡Vaya! Un poco más y no te atrapo. –Me soltó y yo caí sentada con las piernas abiertas. Segundos después la sonrisa odiosa de ese imbécil estaba frente a mí–. Bueno, bueno… Creo que este será nuestro pequeño secretillo ¿no es así, Avispita?
Me tocó la punta de la nariz y antes de que pudiera retirar su estúpida mano de mi cara, ya se había ido.
(Fin Flash Back)
–Tomando en cuenta esos requisitos, se ha decidido… –Vuelvo a la reunión. Doy un vistazo rápido a todos los Capitanes, escuchan mirando hacia el suelo. Supongo que nadie habrá notado mi falta de atención–…que la Capitana de la Segunda división, Soi Fong y el Capitán de la Décimo Tercera división, Jushirou Ukitake, irán al mundo humano a cumplir con la misión y a darles el mensaje a los antes mencionados.
Un momento…
¿¡Qué!? Misión, mensaje, mundo humano, Urahara y Yoruichi-sama ¡ni hablar!
–Capitán Comandante –comienzo a decir.
Todos dirigen sus ojos hacia mí. ¿Cómo digo que no tengo ni el más mínimo deseo de ver juntos a esos dos? Y más que eso, ¡sin que los otros Capitanes se den cuenta de la razón del porqué no quiero verlos! Lo más probable es que lo tomen como un capricho personal. Además, ¿es necesario que vayan dos Capitanes? Si hubiera prestado atención a la reunión, sabría por lo menos cuál es el mensaje. ¡Ni si quiera sé de qué va la misión! Calma, es cosa de decir que tengo asuntos más urgentes que atender con mi escuadrón.
–Hable, Capitana Soi Fong.
Ni si quiera alcanzo a abrir la boca para decir algo, cuando ya Ukitake me está interrumpiendo. Comienza a toser de una manera espantosa, se tapa la boca y advierto como registros de sangre desean escapársele de las manos. Se tambalea y antes de que se desmaye o algo peor, Kyoraku se lo lleva de la sala. Noto como éste último le dedica una mirada de reproche al Capitán Yamamoto, que extraño.
–Discúlpenme –dice la Capitana Unohana, antes de marcharse a la siga de los dos ya no presentes.
Después del sonido de la puerta al cerrarse, todo queda sumido en un completo silencio. Bien, me preparo para continuar con lo que decía…
–Tsk, ¿a quién se le ocurre venir en esas pintas? –Comienza a decir Kenpachi. ¡Grandioso!, otro más que no me deja hablar–. Ni que fuera tan importante el asunto éste.
–Uno de los deberes de un Capitán es asistir a las reuniones, Zaraki –le sigue Kurotshi–. Aunque dudo mucho que tú logres comprender eso.
– ¿Eh? ¿A qué vino eso? ¿Acaso es que echas de menos a ese Urahara o qué?
– ¡Cierra la boca! ¡Lo que dices no tiene ningún sentido!
– ¿Por qué le das tanta importancia a esto sino?
– ¡No le estoy dando importancia! ¡Tengo un centenar de cosas más importantes en las cuales pensar!
–Si es así para que me interrumpes, estúpido.
– ¡¿Estúpido?! ¡Cómo te atreves! ¡Te voy a-!
– ¡Silencio! –El Capitán Yamamoto coloca orden, ese par de idiotas se callan–. Como pudieron ver, dado al inestable estado de salud del Capitán Ukitake, se solicita a alguien que lo remplace. ¡Voluntarios! –Dice golpeando el suelo con su katana.
Todos se quedan en silencio. Percibo que los ojos del Capitán Comandante miran un tanto suplicantes a Kurotshi. ¿Cree que él va querer ir? ¡Por favor! Las comparaciones entre la primera y segunda generación del Instituto de Investigación y Desarrollo fueron suficientes como para que en él se sembrase un rencor hacia Urahara incluso mayor que el mío.
Ninguno hace ademán de hablar.
Hmm… Si nadie se ofrece, la misión podría cancelarse. Aún me queda una vaga esperanza.
–Capitán Kuchiki, según lo que sé, usted parece conocer a Shihōin Yoruichi y a Urahara Kisuke desde hace ya varios años. Creo que es suficiente como para ocupar el lugar del Capitán Ukitake. –Kuchiki no responde–. Por este último evento, el Capitán de la Sexta división, Kuchiki Byakuya, y la Capitana de la Segunda división, Soi Fong, emprenderán rumbo al mundo humano al atardecer. Tendrán un plazo de una semana, no más, no menos. ¡Termina la reunión de Capitanes!
–Capitán Comandante… –digo apenas en un susurro.
Todos comienzan a abandonar la sala.
¡Rayos! Cumplir con la misión, ir donde esos dos, a darles un mensaje del cual no tengo ni idea de que se trata. Esto no puede ser peor… Especialmente por tener que verle la cara a ese idiota de Urahara.
CONTINUARÁ…
Notas: ¿Qué les pareció? Si tiene algo que sea muy ñeee o faltas de ortografías háganmelo saber por favor c:
El siguiente cap. es IchiRuki ;D
Gracias por leer :'D
