La universidad "R", es el instituto con mayor repertorio de carreras del mundo. Cada uno aprendía lo que quería aprender. Dicen las malas lenguas, que en esta universidad pasan cosas que uno no desean que pasen y que transforma a las personas, supersticiones tontas.

Mi nombre es Feliciano Vargas, entré recién este año a la carrera de artes visuales de la universidad "R", lo que aún no sabía era que ese lugar sería todo lo que había soñado y a la vez, mi peor pesadilla.

Como es la costumbre, los antiguos saludan a los nuevos en una gran fiesta de bienvenida, la verdad es que a mí me agradaban las fiestas pero no soy del tipo de personas que va solo. Necesitaba a mi hermano o a mi mejor amigo aquí.

Mi hermano, Lovino Vargas, era un chico de segundo año en la carrera de administración de empresas (lo cual siempre me pareció extraño, ya que él no era de esos que les gustaban las oficinas) y al parecer era un chico muy popular. Se dice que Lovi es una persona muy simpática y amable, lo cual también me pareció extraño.

Por otra parte, mi mejor amigo, Antonio Fernández, era un chico español muy alegre y divertido. Es muy apuesto y siempre consigue a la chica que desea con su forma de ser, eso siempre me pareció una genial cualidad del moreno de ojos verdes. Aunque, debo admitir que también cambio en esta universidad, lo digo porque no persigue chicas. Estaba terminando su carrera de veterinario, solo le quedaba este año.

Respiré profundo, porque tenía miedo pensar en que forma iba a cambiar yo con respecto a cómo soy ahora. Sumergido en mis pensamientos, no me di cuenta del camino y choqué con un chico alto, rubio, de ojos azules y aspecto fornido. Tenía miedo de que fuera un bravucón.

-¡LO SIENTO! ¡NO ME MATES!- grité, mientras un montón de chicos reían y miraban como el nuevo se humillaba en frente de todos.

-No pienso matarte- dijo el otro chico, mientras reía con el resto de las personas. –No soy de esa clase de hombres.- Me ayudó a levantarme del piso y miró al resto. –Vamos, no hay nada más que ver aquí.- dijo, mientras todos retomaban su vida, con la diferencia de que ahora tenían de qué hablar.

-Gracias, por no matarme.- comencé a reír con nerviosismo al darme cuenta de que nos habían dejado solos.

-Oye, ya dije que no era esa clase de hombre- me miró con el ceño fruncido y con una apariencia de pocos amigos. -¿Cómo te llamas?

-Soy… soy Feliciano Vargas, entré este año a la carrera de Artes visuales.- dije, mientras tragaba saliva con la intimidante presencia que tenía a mi lado. -¿y tú?

-Soy Ludwig Beilschmidt. Bienvenido chico nuevo.- Me extendió la mano, en forma de saludo. Yo no pensé dos veces y la estreché con él. –Nos vemos, debo ir a mi clase.- dijo para finalizar nuestro primer encuentro.

Proseguí mi camino, hacia el salón de artes. Arreglé mi mechón de cabello y me dirigí con mis compañeros. Al principio, vi a unas cuantas chicas sonriendo y hablando a mis espaldas. Me di cuenta de la realidad… ¡ERA EL ÚNICO CHICO DE ESA CLASE!... Con esto van a pensar más que soy un chico raro, la verdad es que nunca me importó hacer el ridículo, pero ahora tenía miedo de que hicieran mi vida un infierno.

-¿Te perdiste?- me dijo una chica con una flor en el cabello y lindas facciones.

-No, este es mi salón. –Sonreí muy convencido.- Soy Feliciano Vargas, el chico nuevo – sentí que ella me miraba de una manera un tanto extrañada, lo cual me dejó un poco triste.

-Mucho gusto, soy Elizabeta Héderváry, voy en segundo año –sonrió y yo sentí que estaba en confianza con ella. –Ven, siéntate a mi lado.- señaló un asiento solo y su caballete que estaba cerca. No quería sentirme solo, así que me senté.

-Qué lindo es- Escuché a la chica al lado de Eli, como me di la libertad de decirle.- ¿Crees que sea gay? –escuché decir en un susurro casi mudo, pero por algún motivo, perceptible para mis oídos.

Las miré, era raro que piensen eso solo por mis gustos, aunque no habían errado. Me había declarado gay a los 15 años cuando me enamoré de un chico de mi instituto medio. Alguien a quien no he olvidado a pesar de los años. Era un joven muy apuesto, algo reservado y nunca dejaba que yo me sintiera mal estando a su lado. ¡Ah!, que lindos recuerdos.

Dejando a mi ex novio de lado, mi primera clase fue muy entretenida, mi profesor me halagó por un simple dibujo que mostré a modo de presentación a la clase. No tenía idea que lo que hice con inspiración podía causar tal efecto en las personas que lo ven, todos sonreían por lo feliz que era el ambiente del dibujo, que para que tengan una idea, era un grupo de personas riendo durante una festividad española llamada "La Tomatina". Lo dibujé cuando Antonio nos invitó a su casa para celebrarla, en fin me divertí tanto y no me pude contener con el dibujo. Ahora me alegro de haberlo hecho.

Saliendo de clases, me dispuse a averiguar dónde quedaba mi habitación. Al ser estudiante extranjero, no puedo quedarme en mi casa, así que me dieron una habitación compartida en la universidad. Esperaba que mi compañero fuera mi hermano o fuera Antonio, pero creo que ellos duermen juntos. No lo tomen mal, me refiero a que ellos comparten la habitación, aunque sé que a mi hermano le encanta Antonio por la forma que lo mira y por lo torpe que se pone cuando está cerca de él, pero siempre le dije que era heterosexual, para que se olvidará de él como algo más.

Me acerqué a la recepción de la universidad, me dieron el número de la habitación y la llave. La habitación era la número 201 del segundo piso (se me olvidó comentar que la universidad tiene tres pisos, uno para las clases y dos para el alojamiento de estudiantes) y me puse en marcha, esperando que mi nuevo compañero fuera alguien agradable. En el camino, volví a chocar con un alemán, pero no era Ludwig (supuse que Ludwig era alemán por su cuerpo y su modo de hablar). Este chico era albino de ojos rubí y con un enorme ego.

-Mira que tenemos aquí, el asombroso yo encontró al primer idiota que se metió en artes visuales- sentí como los que estaban alrededor reían por las palabras recién dichas de ese tipo.- No creas que te será fácil ser diferente, aquí todos tenemos nuestro lugar y las artes son para las nenas, al menos claro, que seas una.- No sé qué le hice a este chico, ni tampoco sé porque todos reían con las cosas que él decía. Me empecé a sentir muy mal con eso.

-Déjalo ya, Gilbert.- Escuché que una voz conocida me defendía.

-No me digas que has entablado conversación con este chico.- Le decía el nuevo alemán llamado Gilbert, quien al parecer, tenía un odio contra lo diferente.

-No es eso, solo no juzgues sin conocer.- Elizabeta me estaba defendiendo, pero se veía muy tensa al hacerlo.

-¿Cómo puedes defender a alguien de la carrera que tanto odio?- Escuché bien, ¿la carrera que tanto odia?, ¿qué le han hecho los artistas a este chico?

-No lo defiendo, pero déjalo tranquilo por hoy.- Creo que Elizabeta no estaba de mi lado, o al menos, ella quería pasar desapercibida con eso.

-Está bien, solo lo hago por ti, la mejor chica que he conocido y la mejor abogada que puede salir de aquí.- ¿Cómo dijo?, ¿ABOGADA?, pero si ella estaba en mi clase de artes, no puede escoger dos carreras a la vez.

Después de eso, ellos se fueron y me dejaron ahí. No entendía porque Gilbert dijo que Eli era abogada, ¿acaso no sabía que ella era artista? ¿Por qué le mentía?, si de verdad la quisiera, no le preocuparía si estuviera en Artes o en Leyes.

En fin, ese no es un problema del que me deba preocupar por ahora, así que seguí mi camino a mi habitación, estaba muy nervioso por mi nuevo compañero. Después de subir la escalera y perderme como por 20 minutos en los pasillos, me encontré con la habitación 201. Abrí la puerta y me encontré ahí con que aún no llegaba mi compañero de su clase.

Como también venía cansado, me recosté en la que supuestamente era mi cama, y dormí una pequeña siesta, no sin antes ver que tenía mis maletas y mis cosas para la segunda clase que comenzaba en un par de horas.

Comencé a despertar cuando sentí una presencia en la habitación, al parecer había llegado mi compañero. Era la oportunidad de quizás, hacerme un amigo, no podía desaprovecharla.

-Hola, soy Feliciano, mucho gusto.- dije, volteando y abriendo lentamente los ojos.

-Creo que es una coincidencia muy extraña esto.- Me sorprendí al ver que mi compañero era alguien que había conocido esta mañana y uno de los pocos que me trato bien.

-Ludwig.- dije abriendo mis ojos como platos y pensando por qué era mi compañero.

-Bueno, hola de nuevo Feliciano.- dijo y se acomodó en la otra cama. Estaba algo nervioso, era la primera vez que compartía habitación con un alemán, no sabía cómo podía ser eso. Tenía miedo de que me rechazara, como lo había hecho el otro alemán, pero me salvó esta mañana. Quizás será mejor que me resigne a conocer el estilo de vida alemán.

-Oye…-empecé nerviosamente a entablar un tema de conversación, pero lo único que se me ocurrió fue…- ¿Por qué tienes un compañero de primer año?

-Soy un chico de segundo año en ingeniería mecánica –dijo orgulloso- pero, mi antiguo compañero se graduó y me quede solo. Es la ley de esta universidad, se va uno y llega otro.- dijo con su semblante serio, como lo vi hace unas horas atrás.-

En verdad, a pesar de su semblante, era "fácil" hablar con él (lo pongo entre comillas, porque si no fuera por mi nerviosismo, sería mejor.) Ahora que lo pienso, ¿Por qué estoy nervioso?, es un chico muy amable, no era un patán como el otro chico alemán. Quizás el mezclarlos sea un problema, estoy deduciendo su actitud sin conocerlo, pero la verdad es que el albino que se hace llamar "asombroso" da miedo.

-¿Feliciano?- escuché que dijo mi compañero, mientras estaba atento a mis pensamientos, es algo que al parecer me pasa normalmente con Ludwig.

-¿Qué? ¿Dijiste algo?- dije, para no mentir sobre mi situación.

-Te pregunté sobre tu familia y amigos.

-Lo siento, estaba pensando en un chico que me dio miedo.-dije sin titubeos, porque era mejor ser honesto a ocultar lo que tienes.

-Déjame adivinar, es albino de ojos rubí y a primera vista se ve su odio a los que estudian artes visuales.- dijo muy confiado en haber acertado.

-Si.- dije al notar que había acertado.- ¿Lo conoces?

-Lo conozco mejor que nadie.- dijo un poco más serio de lo normal.- Porque ese chico es mi hermano.