Hiccup
Todo en el era demasiado perfecto, sus verdes ojos, llenos de amor y devoción; su bella y hermosa sonrisa, que brilla como las estrellas; su personalidad, tan leal, capaz de creer y confiar en que siempre podrán salir de cada una de sus aventuras; sus mejillas que se ponían rojas, casi tanto como el rojo de la mitad artificial de su cola, cuando recibía un cumplido o alago; su cabello café rojizo, como las hojas en otoño; sus infantiles y felices gritos al volar y tocar el cielo, juntos.
Eso era todo lo que amaba de su jinete, todo lo que protegía de él y todo lo que más de una vez creyó ya no volver a ver nunca.
Pero siempre volvía a ver
Por que eso era suyo, él era suyo, su Hiccup.
