Bueno quería decir que este es mi primer fic y eso que era una idea que no paraba de rondarme la cabeza y si no la escribía explotaba. Normalmente cuando escribo me lo guardo, pero después de que fanfiction se convirtiera en mi mejor amigo del verano decidí darme una oportunidad y publicar.
Por favor, ¡Criticarme! Todo lo que queráis, bueno o malo ya que estoy ansiosa por seguir escribiendo y me gustaría saber que tal lo hago y como puedo mejorar :3
Espero que os guste 3
-PRÓLOGO-
Siempre he sido feliz...
Me esfuerzo por serlo recordado que siempre hay alguien peor que yo ... la escusa siempre me había sido válida...
Tengo diecisiete años, vivía justo en primera línea de playa en un hermoso pueblo mediterráneo. Trabajaba desde los quince. El primer año mi madre me había pagado por que me ocupara de toda la limpieza de la casa. El segundo y el tercero había trabajado en la tienda de mi tía, siete meses por años, incluso en los meses con clases. El último año además, también había dado repaso para sacarme un dinerillo extra. Por suerte era aplicada y podía dedicarme a algo tan fácil como la enseñanza.
Era estudiante de segundo de preparatoria, bueno, estaba por serlo.
Llevaba saliendo con mi novio dos años... él había sido antes mi mejor amigo... podía haber peleas, pero eramos una pareja ciertamente fuerte. Quitado a mi madre, era la persona a la que más amaba en el mundo.
Mi vida...no era perfecta, pero yo procuraba disfrutarla.
Es irónico el cambió que dio todo ese día. Ir a comprar un tinte con mi madre nunca fue nada de otro mundo. Me había aburrido durante todo el verano esperado con desesperación al comienzo de las clases y solo estaba a un día de eso...En un momento un poco confuso vi como una niña pequeña se metía en la carretera y como un coche doblaba la esquina acelerado. No pensé en lo que hacia cuando me lancé hacia ella empujándole. Tampoco sabia que mi madre había pretendido hacer lo mismo conmigo.
El choque nos dió a las dos. Eso es lo último que recuerdo.
...
Dicen que cuando mueres ves oscuridad, otros dicen que ves luz. Yo vi ambas. Se arremolinaban en frente de mi como si se quisiesen convertir en una. Y entonces me encontré en una amplia habitación. Frente a una mujer de músculos marcados y hermoso rostro. El pelo negro estaba recogido en una coleta y llevaba un hermoso vestido blanco al estilo romano. Sus ojos color oliva me miraban expectantes. Yo sabía quien era ella.
-¡ OH , Dios estas bien ! - me dijo mi madre mientras se me abrazaba desesperada. Yo le correspondí olvidándome del resto.
-Mami... ¿ estas bien?- le pregunté, mirándole el cuerpo y solo entonces encontrándome con que estaba desnuda y con que yo estaba en las misma condiciones.
Podía sentir a nuestro alrededor murmullos aunque además de a mi madre yo solo estaba dispuesta a prestarle atención a Ella.
-Si , si estoy bien ,¿ pero que...?- la solté mientras ella registraba en su cabeza el lugar donde nos encontrábamos. Yo redirigí mi atención hacia la mujer de los ojos oliva.
-¿ Quién eres? - la mujer sonrió divertida mientras su cuerpo se destensaba y desequilibraba el peso de su cuerpo dejándolo caer más sobre una cadera que la otra y colocando la mano en la que había quedado más alta.- Es una pena, creí que me reconocerías.
Lo hacía. Claro que la reconocia no solo había estudiado sobre ella en mis estudios de lenguas clàsicas si no que también había buscado información por mi cuenta porque ella me fascinaba. Su lanza, su diadema con forma de semi casco, y ese brazalete dorado que le cubria todo el antebrazo con la imagen de una gorgona...
-Eres Atenea- ella sonrió, para ser la diosa de la guerra no me parecía tan feroz como la habían descrito.
-Es bueno que me hayas reconocido Caos. - dijo ella con un gesto de felicidad- Escuchaba como me llamabas constantemente desde la tierra...intenté cuidarte de todo... pero al final me pillaron con la guardia baja- explicó con cara de desagrado- cuando vi que ibais a morir fue como sentir que perdía una guerra... y ya sabes, yo no pierdo guerras.
-¿Tus nos salvaste?- preguntó de repente mi madre intentado entender algo. Atenea asintió con la cabeza y mi madre se lanzó hacia ella abrazándola y agradeciéndole.- No se quien eres... pero gracias...- la olímpica hizo una mueca cuando escucho que mi madre no sabía quien era ella.
-Mamá... Ella es … ella es Atenea... la diosa de la sabiduría y la guerra estratégica para los griegos ...- mi madre me miró como si estuviese loca.- ya lo se que es una locura pero... bueno he estudiado para poder reconocerla.. es ella... es la hija favorita de Zeus, el señor de los dioses...
-¡Oh madre Gea ! No le menciones tanto, como oiga que los labios de una chica joven y atractiva como tu menciona tanto su nombre querrá venir y preñarte.- ante el comentario no pude evitar reír, Atenea me trataba como si fuese siglos más joven que ella cuando en realidad ella apenas aparentaba veinte y pocos años.
-No quiero problemas con Hera- ella rio pero de un momento a otro se puso seria – Hera no puede, ni quiere hacerte nada... Después de todo … eres Caos.
-¡Mi hija no es el caos!- interrumpió mi madre mientras nuevamente se colocaba a mi lado- Puede que su habitación antiguamente fuese un caos, pero ella no es mala.- en ese momento mi madre comenzó a avergonzarme...
-Mamá, en la mitología griega el caos es lo que había antes de la existencia del universo, cosa por la cual es imposible que yo sea el caos- me referí a Atenea que comenzó a reírse.
-No eres el caos, EL caos es la referencia al desorden, Tu, eres Caos, no solo lo previo al universo, si no el universo en si.- dijo mientras sonreía y entonces escuche el ¡ EHHHHHH ! De una multitud y por primera vez me giré a ver quienes nos acompañaban. Me esperaba a los dioses del Olimpo, a ninfas, centauros y nereidas pero no me esperaba ver hadas, mucho menos a ESAS hadas.
No importaba que solo los hubiese visto en anime o en manga, aun así los había reconocido. Por favor, eran mis favoritos. Me pasaba las noches leyendo todos los fanfics que encontraba en inglés y español sobre ellos, ¡Como no iba a reconocerlos si había podido reconocer a Atenea ! Que ahora los viese en su forma de humanos no cambiaba gran cosa. Aunque hubiese estado en la tierra; un gato azul, una rubia pechugona y un pelirosa me hubiesen llamado la atención igualmente.
-Oh por dios... estamos en Earthland... mamá... ¡ Estamos en Fairy Tail !
