Disclaimer: Obviamente los personajes no me pertenecen, son del genial Kishimoto :3
Bueno, es un pequeño one-shot, no tengo ni idea de dónde podría colocarlo en parte de la trama de Narutín, pero se me acaba de ocurrir escuchando la canción "The reason" de Hoobastank.
Así que bueno, espero que os guste tanto como a mí.
Gracias por leerme :3
Hinata lloraba, lloraba como nunca jamás nadie había podido llorar.
No entendía qué sucedía exactamente y todo estaba de color negro a su alrededor. Solo se podían escuchar llantos, gritos de dolor, de desesperación... Y ella no podía razonar, en realidad todo había perdido su sentido.
¿Pero cómo era posible que él se hubiera marchado así? ¿CÓMO PODÍA HABERLA DEJADO SOLA? Siempre se había sentido decepcionada por su comportamiento de niño pequeño, pero...¿Dejarla de esa manera? ¿Así de sola? Eso no se lo podía perdonar.
Y cayó de rodillas al suelo, y siguió llorando descontroladamente. Quería despertarse de esa pesadilla, olvidar todos esos dolorosos recuerdos y borrar todo el sufrimiento que la invadía desde hacía unos escasos minutos.
Porque todo había sido en cuestión de segundos, su sonrisa se desvaneció, su voz se perdió con el viento, sus ojos se quedaron sin expresión... Y ella, ella se quedó sin alma.
Clavó sus pulcras uñas en el suelo y se arrastró como pudo hacia él, porque moriría con él, aunque fuera lo último que hiciera.
Se movía con dificultad, no conseguía acompasar su respiración pero... ¿Qué más daba? No había nada que perder, todo era oscuro y estaba maldito.
Sabía que tenía que darse prisa, que estaba ahí, solo tenía que estirar su mano y ya podría tocarle. Pero el tiempo se detuvo, y él parecía que estaba cada vez más lejos.
—No...—Susurró Hinata, no tenía fuerzas para avanzar, sabía que no quería rendirse, que no debía. Pero no podía, algo se lo impedía.
Se llevó una mano a la sudorosa frente y apartó su flequillo con rudeza.
—Naruto... Naruto... ¡NARUTO!-Gritó esperando una respuesta, pero no la encontró. Y un gemido ahogado brotó de su garganta por pura desesperación.
Sacó las fuerzas de nadie sabe dónde y se siguió arrastrando con todo el dolor de su alma, pero aquel dolor era contrarrestado por la fuerza de su corazón, que aun bombeaba por aquel rubio.
Y llegó hasta él y se aferró a su cuerpo inerte ocultando su delicado rostro en el pecho de Naruto. Lloró con más fuerza, pero esta vez era rabia... Rabia por sentir su olor que pronto se marcharía, y por sentir su débil respiración...
Respiración.
Él estaba vivo, a penas podía apreciarse, pero su pecho se hinchaba lentamente y ella pudo sentirlo.
Una sensanción de extrema calidez invadió su pecho, y recobró la fuerza y las ganas. Y Hinata borró todo rastro de lágrimas y sonrió, porque sabía que ahora sí podrían estar juntos para siempre.
—Naruto-kun...—Susurró con dulzura la ojiperla y él se limitó a apretar los párpados, para que ella supiera que la escuchaba.
—Gracias por darme la fuerza y las ganas, por enseñarme a ser mejor persona, por todas las sonrisas que gracias a ti han iluminado mi vida y sobre todo... Gracias por ser mi razón de vivir. —Susurró ella con un dulce hilo de voz.
Y él abrió sus profundos ojos azul celeste que iluminaron los perlados irises de la mujer que estaba abrazada a él. Y a pesar de la derrota, del cansancio y de saber que el final estaba ahí... Él, Naruto Namikaze Uzumaki, le dedicó su última sonrisa a la mujer con la que probablemente habría compartido su vida. Y así, juntos se fueron a un lugar mejor, apretando fuerte sus manos y con una sonrisa de tranquilidad pintada en la cara.
