Life Burns! Es una serie dedrabbles para la tabla de vicios de la comunidad de 30vicios de Livejournal. Se centra en torno a la relación amistosa entre James y Sirius, con toques JamesLily y SiriusRemus (sobre todo de esto último UxD).

Sabéis a quién pertenecen estos personajes, bla bla. Jótaka Róulin, la de las servilletas.

Las reviews son premiadas con sabrosos werters XD .


Ego

Hay veces en las que James Potter se pregunta cómo su mejor amigo puede tener tanto, tantísimo ego. Esas veces se dan cuando Sirius, antes de bajar al Gran Comedor a desayunar, se mira en el espejo con satisfacción para después darse la vuelta de forma elegante y salir por la puerta como si lo siguiente que fuera a hacer fuese comerse el mundo. Prácticamente lo hace. De camino a clase, no pierde el tiempo. Observa su reflejo en los vidrios de los cuadros, incluso en los charcos si es que ha llovido y tienen que cruzar el jardín, y le sobran minutos para atormentar a un par de slytherins y arrancar suspiros de varias chicas por el camino.

No es que James no se mire al espejo. Suele hacerlo, para asegurarse de que su pelo continúa revuelto –y si no lo está lo suficiente, se encarga de despeinarlo con los dedos– y comprobar que no tiene nada en la cara que le pueda dejar en ridículo delante de las chicas. Porque él también arranca suspiros varios allí por donde pasa. Y le encanta martirizar a los slytherin, desde luego.

Pero es que lo de Sirius no tiene nombre. Siempre exhibiéndose, siempre haciéndose notar. En la Sala Común se sube a la mesa, canta y hace como que tiene una guitarra con la que suena la música imaginaria que acompaña a la letra. Claro que lo hace porque James es el primero en subir y cantar, y le invita a que haga lo propio. Sirius no se lo piensa dos veces.

Porque le encanta hacerse notar, claro.

James no pretende que la gente esté atenta a lo que él hace. Es que le aman, y no puede –ni quiere– hacer nada por evitarlo. No es culpa suya ser tan tremendamente carismático. Pero no se lo tiene creído en absoluto; simplemente, sabe que es lógico y normal que la gente esté pendiente de él. Al fin y al cabo, cuando Sirius se aburre¿a quién se le ocurre cómo hacer que comience la diversión? A él, ni más ni menos. Porque su mente trabaja rápido, es ágil e imaginativa.

Esa mañana se mira al espejo junto a Sirius antes de bajar a desayunar. Remus, que les espera en la puerta, emite un suspiro de resignación.

-A vuestro ego hay que echarle de comer aparte –asegura justo antes de salir de la habitación.

Al escuchar la voz del licántropo, el joven Black sale al trote por la puerta, abandonando su propio reflejo como si jamás le hubiese importado. Y se oye su voz retumbando por el pasillo cuando ladra:

-No es ego, Lunático. ¡Es autoestima!

James no está seguro de si es ego, autoestima, o qué narices puede ser. Lo único que le importa es que, ahora que Sirius se ha marchado, el espejo es todo suyo.