Por internet circula un rumor (infundado) de que Shinichi Kudo y Kaito Kuroba son primos. ¿Qué pasaría si así fuera? Por otra parte ¿Qué pasaría si Kaito se enfrenta su verdad cara a cara con esa persona tan especial para él?

Esta es una pequeña, y mi primera, historia. Tiene sólo dos capítulos y se basa en posibilidades y suposiciones más que en la historia en si. Espero me disculpen por las divagaciones tan extrañas, pero bueno, algún día publicaré algo en relación a esas divagaciones.

Me declaro fan de Kaito Kid, así que podrán leer algunas cosillas mías sobre este personaje uno de estos días. Tengo varas cosas escritas, pero recién ahora me animo a publicarlas. Bueh... otra declaración... soy la reina de la tragedia y del drama, pero espero que les guste mi fic, aunque confieso que me conformo con publicarlo pues para mí será valor agregado si pueden dejar reviews. No los espero, pero son bien recibidos. Gracias por leerme.

Ultima declaración...

Disclaimer: Estos personajes son de Gosho Aoyama (Pero es un gusto tomarselos prestados por un ratito ^^)


Esa persona

Kaito Kid tomó aquella joya. Un perfecto ámbar sin valor alguno. Lo levantó lentamente, lo observó a la luz de la luna y al momento vio el resplandor rojizo.

En sus ojos se asomaron dos lágrimas sin caer. La había encontrado y nunca fue lo que había pensado.

Con la decepción más amarga, se dio vuelta para huir con la joya, pero al momento vio que la puerta se abría lenta y pesadamente.

Tomó su lanza naipes y dispuso su defensa pero lo que vio fueron unos gastados zapatos muy familiares.

La puerta se abrió con lentitud. Kaito recorrió con la mirada a esa persona que se le aparecía frente a frente, desde el suelo hasta su barbilla. No pudo levantar la vista hacia el rostro porque el miedo le invadió.

¡No era posible! ¡Esa persona no! Si se encontraban de frente sabría quien era.

La puerta se abrió completamente y ambos se miraron cara a cara. Los ojos de Kaito se expandieron al infinito y sus pupilas se dilataron. La confianza desapareció súbitamente de su rostro y un Kaito aterrado y sorprendido supo que todo el circo de mentiras habían terminando pero que la vergüenza del engaño era lo que no podría soportar. Se dijo: ¡No mires! ¡No por favor, no así! ¡No ahora!

Esa persona dio un paso atrás y ambos sintieron como el silencio se apoderó del lugar y del tiempo. Apenas lo vio, lo supo.

Un hilo de lágrimas plateadas y un leve rubor apareció en las mejillas del joven mago. Temblaba. Fue un encuentro gélido y lleno de confusión, totalmente alejado de la comprensión que hubiera esperado el joven delincuente y absolutamente insospechado para ambos. Kaito sintió su cuerpo como si estuviera flotando en alguna parte, tan cerca y tan lejos a la vez de aquel ser tan querido.

Esa persona, tan sorprendida como Kaito, dio un paso hacia el costado pero Kaito corrió a abrazarle.

- "Perdóname por ser quien soy ahora. Nunca pensé que…"

Después de haber aceptado el abrazo de él, esa persona lo abrazó con dulzura. Kaito notó que algo rígido se escondía entre sus ropas.

Un sonido metálico sonó a sus espaldas y el mago notó el percutor de un arma apuntándolos a ambos. Kaito recién pudo notar que lo sentido antes era un arma. En los ojos de esa persona ocurrió una transformación; del cariño infinito a la disposición de matar por amor. Aquella persona lo apartó de un empujón rápida y violentamente.

Él, que ya tenía su lanzador de naipes en las manos, adaptó en una fracción de segundos la presión del arma y volteó rápidamente antes de caer. No permitiría que esa persona manchara sus manos por su culpa, ni mucho menos que le mataran. Giró sobre sus talones y los tres dispararon al mismo tiempo.

Sólo un proyectil cumplió su objetivo. El naipe de Kaito cortó el índice derecho del hombre de negro.

Los otros dos proyectiles terminaron en un cuerpo diferente al previsto. El impacto fue tan fuerte que el cuerpo de Kaito fue suspendido a centímetros del suelo por ambas balas. Un segundo eterno en el que esa persona creyó morir. El cuerpo del chico cayó al suelo exangüe. Su chaqueta blanca ahora se teñía de escarlata y su monóculo rodó hasta que perdió equilibrio.

Esa persona cayó de rodillas al suelo con expresión vacía. Como si no tuviera alma en el cuerpo. Se perdían, ambos se perdían para siempre.

De pronto otra puerta se abrió abruptamente y los jóvenes detectives descubrieron la escena. El hombre de negro huyó a pedir refuerzos.

Los detectives se acercaron rápidamente al cuerpo de Kaito. El detective moreno notó que seguía con vida. El más pequeño remeció a esa persona, la que al fin mostró algo en sus ojos; terror y dolor. El grito fue traspasador.

Fuera de la puerta desde la que había desaparecido el hombre de negro, se sintió a muchos otros correr.

Esa persona se arrastró hasta Kaito, lo abrazó y le besó tiernamente su frente. Afuera sonaban sirenas de patrullas y los pasos de los hombres de negro se alejaron, a la vez que voces indicaban huir.

Aquella persona pidió a los jóvenes detectives que sacaran al malherido Kaito, que lo llevaran al hospital y que le cambiaran parte de sus ropas. Nadie se enteraría de la verdadera identidad del ladrón 1412. Entretendría a la policía. Alegaría secuestro y defensa propia frente al disparo contra el hombre de negro. Le creerían. Lo sabía.

Al levantar a Kaito, este abrió levemente los ojos.

- "No te vayas, no me dejes."

- "Nunca lo haré, Kaito. Iré contigo muy pronto."

Esa persona acarició delicadamente la cabeza de Kaito y le quitó un mechón de pelo de la cara.

El pequeño detective miró fijamente a esa persona desde la puerta trasera. Eran idénticas… definitivamente era esa persona.

Al salir, los detectives cambiaron parte de su ropa con la de Kid. El detective de Osaka quiso saber porqué no era posible entregar a Kid.

- "Porque Kaito Kid es mi primo, Kaito Kuroba."