PROLOGO

Un aire gélido, de origen desconocido azotaba su cuerpo, alborotando su cabello e instándola a irse de allí. Sin embargo, aquella llamada sin palabras la cautivaba, la llamaba instándola a proporcionarle la libertad. Ésta le mostró el camino que había de tomar en esa especie de santuario, ya que a pesar de tener ante sí un suelo redondo sin muros cuyos únicos límites eran el vacío, el camino que la llevaría hasta ella estaba constituído por tan sólo unas pocas baldosas. Las runas se encendieron al contactar su pie con ellas. Otras tantas se encendían según avanzaba, arrojando un destello rojizo a la oscuridad de aquella dimensión antagónica a la Sociedad de Almas. Cuando finalmente alcanzó la zanpakutô una sensación de bienestar la envolvió con la misma calidez que una madre. Después un tifón de imágenes se sucedían violentamente, con la rapidez del rayo. La aparición de decenas de pares de ojos rojos que la contemplaban desde las cuencas de las máscaras blancas.Bosq, de nuevo un alivio que pronto fue arrastrado por una sensación de angustia. Sangre... dolor y muerte.

Krunzik despertó envuelta en un sudor frío, todas las noches comenzaba soñando con algo normal, pero tarde o temprano el trance onírico acababa desembocando en lo mismo. Los recuerdos la acosaban todas las noches, vívidos, detalle a detalle, y con ello por unos segundos el dolor se adueñaba de su corazón.

- Krunz... ¿por qué te levantas tan temprano...? Todavía queda noche para dormir.

Una sonrisa curvó los labios de la joven al oír a su compañera.

- Gaby... ya es de día, apenas queda media hora para desayunar. Vamos perezosa... despierta¡!

Ambas se habían conocído hace un par de días, con el comienzo del curso académico, las dos eran de primer año y habían congeniado rápidamente. Una cara masculina se asomó a la habitación de las chicas, donde prácticamente todas las académicas se habían ya levantado.

- Chicas, ¿todavía no os habéis cambiado? Daros prisa, con un poco de suerte podremos ver a los de tercer curso luchar.

Aquello pareció acabar de despertar a Gaby quién en cuestión de segundos pasó de un estado adormecido a dejarse gobernar por la inquietud que caracterizaba su carácter.

- Diez minutos, vamos Krunz - resolvió agarrando de la manga del pijama a su compañera - Db, no seas pervertido, tenemos que cambiarnos - cerró las puertas en sus narices.

Tras desayunar rápidamente los tres compañeros corrían por la zona externa del Seritei, en el ala norte del mismo donde estaba situada la Academia shinigami. Desde la zona residencial a la propia academia había varios edifificios pequeños para la gestión de la misma y los dojos de entrenamiento exteriores, para el entrenamiento de los alumnos en su tiempo libre.
Al llegar a éstos últimos aligeraron la marcha aprovechando a su vez para retomar el aliento. Tal y como esperaban allí había unos cuantos estudiantes peleando.
En uno de los dojos, una lucha protagonizada por dos muchachos estaba en su máximo apogeo. Ambos sudaban abundantemente, sin embargo, los dos seguían combatiendo con una sonrisa en la cara que indicaba que estaban disfrutando.

- Vaaaya, ambos tienen zanpakuto - dijo Gaby asombrada.

- Bueno, krunz ya tiene la suya - dijo db.

- Si, pero no sabe utilizarla, por lo que me contó, no es capaz siquiera de levantarla - continuó la chica de mechones plateados.

- Aaanda, y yo que la admiraba por ello... qué decepción...- el chico se llevó una mano al corazón sobreactuando.

- ¬¬ oye, que estoy aquí delante, pero vosotros no os cortéis... - dijo la aludida ofendida.

- Bueno, Wenmarc, podemos dejarlo por hoy aquí, va a empezar la clase y todavía tenemos para rato hasta saber quién habría ganado- comenzó el académico de pelo castaño-oscuro que caía por su espalda en forma de coleta.

- Tienes razón... aunque esto nos queda pendiente... a menos que tengas miedo - una sonrisa cómplice afloró a sus labios.

- Sabes que te machacaré - respondió el otro con tono amistoso.

Entonces fue cuando vieron a los tres novatos. Dos chicas y un chico. Los tres observándolos con unos ojos abiertos como platos que en cuanto fueron descubiertos miraron a otra parte mientras un rubor asomaba en las mejillas del trío. El chico era moreno, de ojos oscuros, más alto que sus dos compañeras. Wenmarc y Kaede las observaron, la primera de ellas era morena, a excepción de dos mechones plateados enmarcaban su rostro, pero lo más llamativo eran sus ojos: uno negro y otro rojo, más tarde averiguarían que se llamaba Gaby. Krunzik, la restante, llevaba su cabellera castala recogida en una larga trenza, y sus ojos también llamaron la atención a ambos, no por su color marrón oscuro si no porque parecían observar todo lo que los rodeaba, recopilando toda la ifnormación que recogían.

- Hola - saludó Kaede amablemente - ¿sois nuevos? - era evidente que sí, pero preguntó por amabilidad.

- Eto... - Gaby se había quedado sin palabras.

- Lo somos, somos de primero - db por el contrario parecía muy suelto. Al fin y al cabo, toda su vida social hasta ese momento había girado en torno a las dos chicas, y el conocer a dos chicos era toda una oportunidad - pasábamos a ver cómo entrenábais los de tercero. Encantados.

Tan solo dio tiempo a las presentaciones, ya que las clases estaban a punto de comenzar y hoy no tenían ni la más mínima intención de faltar a clase: hoy empezarían las clases de combate.

La visión del edificio de la Academia era todo un espectáculo. Sus paredes de mármol blanco se alzaban intentando alcanzar el cielo. La silueta del edificio era una "u", dejando un amplio patio que se adentraba en él, invitando a los académicos a entrar en el complejo. A pesar de ser el tercer día, los tres académicos cruzaron aquel umbral con la boca inconscientemente abierta.

El impacto contra el suelo sacudió sus huesos, de nuevo. Gaby y Db, junto con otros muchos compañeros yacían en el suelo.

- vaya, vaya, parece que nadie obtendrá un sobresaliente, jijiji, a quién se le ocure... el primer día de clase... ¿y pensabais que ya podías derrotarme? Por favor, soy vuestro profesor, os puedo enseñar técnicas, trucos, a leer en los movimientos del adversario pero señores... si hay algo con lo que tenían que haber entrado por esa puerta era con sentido común.

Aquel viejo (en nociones humanas ya que en la SS la edad era otra historia...), había dejado caer la jugosa idea de obtener un sobresaliente a final de trimestre si alguien conseguía hacerle un rasguño. Ninguna herida profanaba su piel. Estaba intacto y ni una sola gota de sudor perlaba su frente.

- Tú, la de la zanpakuto, puedes cogerla si quieres, te dejo intentarlo de nuevo.

Un escalofrío recorrió la espalda de Krunzik. Como dijese Gaby unas horas antes, no era capaz de sostenerla debidamente, pesaba demasiado...

- No... no hace falta...

- Insisto - el profesor le dedicó una sonrisa llena de regocijo.

Le hicieron falta las dos manos para levantar la espada.

- Como imaginaba... vale vale, puedes bajarla. Aunque poseas la zanpakuto, no te sirve absolutamente de nada...

- Menos para q me diga impertinencias... - murmulló Krunzik para sí.

- ¿Decías?

- Na... nada, nada

- Bien... es todo por hoy... a menos que alguno más quiera enfrentarse a mí de nuevo.

Un movimiento captó la atención de la joven, Gaby se había lanzado de nuevo al ataque. Con la espada de madera proporcionada por el profesor asestó varias estocadas que tan sólo cortaron el aire. Lanit, como se llamaba él esquivaba todos los ataques con movimientos gráciles y elegantes, dejando entrever que aquello para él se limitaba a un mero juego de niños...

Un rápido gesto del profesor y Gaby golpeó de nuevo con el suelo.

Los golpes y magulladuras que sentirían durante los próximos días, semanas y años servirían para educarles, perfeccionar su técnica, su manera de pensar ante el enemigo, su forma de enfrentarse a las cosas, en definitiva, servirían para forjar su alma. Sin embargo había que tener cuidado, ya que durante un proceso de forja los martillos endurecerían el arma, la harían más fuerte, más resistente... pero un martillazo a destiempo o con más fuerza de lo normal podría quebrar el trabajo... al igual que pasaba con las almas...

CAPITULO 1: La familia Crece xD

En el siguiente parpadeo ya se encontraba en otro lugar. Un lugar distinto, frío y oscuro, cuyas tonalidades solo abarcaban tonos rojizos, marrones y negros, donde existía otro tipo de ambiente y un viento proveniente de algún sitio desconocido traía susurros que erizaban la piel.Se desplazaba... tardó unos segundos en adivinar que no estaba en su cuerpo.
Podía ver Hueco Mundo a través de los ojos de alguien.. o algo. Unos hollows aparecieron en la lejanía... una sensación agradable recorrió su espina dorsal y un pensamiento floreció en su mente... ya estaban más cerca... . Un movimiento rápido con el brazo, mortal.
El primero de ellos se dividió en dos trozos.. la sangre salpicó su máscara que cubría tan sólo media cara. Sus ropas blancas contrastaban con el rojo sangriento que la manchaba. Una euforia se apoderó de aquel cuerpo, disfrutaba con aquella actividad. Ella sin embargo sólo podía observar... y recibir las sensaciones de aquel cuerpo a través del cual era una simple observadora. Cuando los tres hollow cayeron aquel cuerpo no estaba fatigado en absoluto... y una sonrisa curvaba sus labios.

- Ring, riiiing¡¡¡¡!! Soy tu despertador¡¡¡!! Krunz, levanta, que tenemos que ir a desayunar - Gaby la trajo de nuevo a la realidad.

El recuerdo de aquel sueño revolvió su estómago. Todavía sentía la sangre salpicando aquel cuerpo que no era suyo. Se sentía sucia... como si fuese a ella a la que le había salpicado.

- No tengo hambre... luego os alcanzo.. - salió corriendo en dirección a las duchas.

El agua fría corría por su cuerpo, reactivando su circulación. Con una esponja se frotó enérgicamente, intentando borrar de su cuerpo el rastro de una sangre que realmente nunca había llegado a tocarla. Las imágenes volvieron a su mente y su estómago se contrajo por el asco. ¿Qué había sido aquello? El agua acabó templando sus nervios... sin embargo no pudo deshacerse totalmente de aquella sensación, ya que intentaba contrarrestar un fenónmeno psicológico, que estaba en su mente, con otro físico que era el agua limpiando su piel.

Cuando llegó al comedor, db y Gaby la estaban esperando.

- Por fin, tienes poco tiempo para comer, Krunz - dijo Gaby a modo de saludo

- No tengo hambre

- Tienes mala cara - observó su compañero.

- Sí... esque no he tenido muy buena noche precisamente...

- Bueno, al menos te has despertado, no como aquella - Gaby señaló a una chica.

La joven tenía delante un cuenco de cereales y un bollo, que apenas había tocado. Pero aquello no era lo que les había llamado la atención. En una postura con la espalda arqueada y ligeramente inclinada hacia alante, estaba en un estado... de somnolencia, en definitiva, sobando como un oso perezoso. A pesar del precario equilibrio que le proporcionaba esa posición, la joven parecía dormir plácidamente. Otro académico que andaba por allí, algo entrado en carnes vio a la chica y lanzó una mirada codiciosa a la comida. Desplazándose sigilosamente, se acercó por detrás y extendió la mano hacia el bollo...

- Quieto parao - sin abrir los ojos, un brazo de la chica se movió rápidamente y su mano se cerró alrededor de la muñeca del pequeño delincuente - esa comida es mía. Si la tocas, date por muerto- esta vez sus párpados se retiraron para mostrar unos ojos ambarinos que miraban con fiereza al chico.

El joven se había quedado paralizado por la rapidez del movimiento, lo cual le acabó de convencer de que no había escogido precisamente a la víctima adecuada, tras lo cual se dio media vuelta y la dejó en paz. Cuando ya le había dado la espalda, la chica se sumió de nuevo en su letargo.

- Una chica curiosa - una sonrisa bailaba en los labios de db

- ... y así están constituídas las 13 divisiones... - la voz de la profesora conseguía producir en sus alumnos un curioso estado de sopor, provocando que éstos hiciesen de todo menos atender...

- ¡¡Gaby!! ¡¡No te cantees tanto!!
ZASSS!!
eso sí... la jodía tenía una puntería...

- ¡¡Oucchh!! - se quejó Gaby con el impacto de la tiza

- Señorita Wolf, haga el favor de atender.

- Te lo mereces u.u

- Joo, Krunz, no seas mala, ¿es que has visto qué bueno está ese chico de ahí...?

- Gaby - contestó su compañera - por bueno que esté te canteas un montón, ya podrías haber buscado una buena vista en las filas de alante en vez de en la otra punta de la clase, así al menos parecería que escuchas... como simulamos todos...

- Pero esque... mírale...
ZASSS!!

Los tres compañeros llegaron a la conclusión de que si querían mantenerse despiertos, deberían centrar su atención en otras cosas...

- krunz... - empezó db - fíjate en quién tienes a tu derecha.

Los tres se fijaron en la figura silenciosa que estaba a la derecha de la chica. Al parecer había alguien que estaba consiguiendo combatir el aburrimiento. Un pañuelo rojizo con una calavera en la parte anterior hacía inconfundible a la joven. Su pelo ámbar se extendía hacia el suelo hasta la altura de la cintura, liso y recogido grácilmente en una coleta. Sus hábiles manos garabateaban con habilidad en un papel un dibujo de un chico sentado en la rama de un árbol.

- Vaya, tiene un aire felino - le comentó Krunzik fijándose en el dibujo - la chica hizo un gesto de asentimiento, tras lo cual se giró para observarles.

- Vosotros estábais en el comedor esta mañana, ¿no?

- Jajaja, vaya, pensábamos que estabas algo ocupada durmiendo - intervino db. - Encantado, yo soy db

- Yo Gaby, y ésta es Krunz.

- Aham, yo Yuta, duermo al lado de vosotras, imagino que ya me habréis visto.

-...

- Bueno, esque suelo dormir más de lo normal, así que no me habréis visto acostarme... ni levantarme...

Aquella pequeña charla levantó el ánimo a Krunzik, quién todavía le daba vueltas a su sueño.

-¡¡¡¡CHICOS!!! Prestadme atención un momento. Unos alumnos de 3º van a pasar a informaros de algunas ventajas que tendréis a lo largo del curso, haced el favor de atenderles.

Tras aquella noticia todo el mundo pareció despejarse, abriendo los ojos atentamente y esperando a ver qué ocurría, al fin y al cabo no todos los días podían ver a alguien de tercer curso... y a sus zanpakutos. El silencio se hizo dueño de la clase, roto al cabo de unos segundos por unas voces que venían de fuera.

- No, no y no, no estoy dispuesta a entrar ahí. El tonto de Grave se va de erasmus al rukongai y nos toca pringar a nosotros por el castigo del año pasado - era una voz femenina y... no muy contenta.

- Vamos sora - intervino otra voz más dulce - no tenemos más remedio, si no no aprobaremos este año, da igual lo bien que lo hagamos en los exámenes.

- Basta de cháchara chicas, adentro.

Las tres figuras hicieron acto de aparición. Los académicos de primer año contuvieron el aliento al darse cuenta de que, efectivamente, los tres senpais portaban una zanpakuto. Un chico de pelo negro, oscuro como la noche empujaba a las otras dos chicas, hasta que éstas, al ver al alumnado recobraron la compostura y siguieron andando por su propio pie. La profesora había habilitado un micrófono, cortesía de la sección de desarrollo humano de la división 12, para que hablasen a las decenas de ojos que los observaban con avidez. Tras babear unos segundos ante la visión de las armas, los chicos evaluaron a las dos jóvenes de tercero. Una de ellas tenia el pelo ligeramente rizado, rubio y algo más corto por la parte de atrás, con unos ojos dorados que examinaban con curiosidad la estancia. Su compañera, de la misma estatura, tenía el pelo moreno como su compalero, aunque lo que más destacaba de ella era su colección de pendientes que llenaban la totalidad de sus orejas y uno de ellos adornando la ceja derecha.

Fue ésta últtima la que tomó la iniciativa y cogió el micro.

- A ver renacuajos - su mirada se fijó en los alumnos. Parecía estar notablemente cabreada por algo, según dedujeron por aquel Grave del que hablaban - estamos aquí para meteros en la cabeza que...

- Sora, será mejor que hable Koe... - El chico había puesto la mano delante de Sora, quién se revolvía furiosa - ..cada día estoy más seguro de que irás a la 11... entre tu genio y tu amor por la lucha...

- Gracias Meik... - la tal Koe cogió el micrófono - Bueno... - se sonrojó ligeramente ante tanto público - ..hola, soy Koe, de la clase 3-A -un murmullo recorrió la clase, el grupo A de cada curso solía ser el más selectivo en cuanto a alumnos, de hecho ellos también estaban en el grupo A de primero, pero aquello no tenía por qué mantenerse en 2º. La chica continuó - estamos aquí para informaros de que, si tenéis algún problema a lo largo del curso, además de poder recurrir a vuestros profesores, podéis preguntarnos a cualquiera de nosotros tres. Sobre cualquier materia...

Todo el mundo observaba al trío. Krunzik se preguntó si en tercer curso ellos, ahora cuatro seguirían así de unidos. Su vista se dirigió inconscientemente hacia el chico, Meik. El pelo le caía hacia los lados, enmarcando un rostro ligeramente alargado, con unos ojos azules cristalinos algo apreciables desde la distancia desde donde estaba sentada la académica. A media altura del lóbulo derecho, un pendiente perforaba la piel, lanzando ligeros destellos plateados hacia los asientos. En aquel momento el chico le llamó un tanto la atención. De estar en otra situación, si no hubiese tenido una mala mañana, quizás podría haberse interesado más por él. Sin embargo no sería hasta dentro de unos cientos de años, cuando Meik la salvara de un ataque de un Hollow, cuando se fijaría por fin en él. Aunque claro, en aquel futuro todavía lejano, él apenas la recordaría... al fin y al cabo.. era un hombre.

- .. en resumen - continuaba la agradable voz de Koe - cada uno tenéis asignado un estudiante de tercer año para que os ayude. Esto por supuesto no quiere decir que sea vuestro esclavo - dijo con algo más de confianza y leyendo la mente de los de primer año - y además, si él no estuviese disponible podéis preguntarnos a cualquiera de nosotros tres... ¿alguna pregunta?

Un chico levantó la mano.

- ¿Por qué vosotros tres? Es decir.. no digo que me disguste ni muchísimo menos - dijo con una gran sonrisa en dirección a las dos chicas - ¿pero qué pasa? ¿Acaso sois los mejores del curso?

- N...no... - de nuevo el rojo tiñió sus mejillas- ...es que... es una pequeña compensación a un profesor...

- Osea, un castigo - concluyó el académico divertido

- Más o menos - intervino Meik para sacar a su compañera de un apuro - ¿algo más? - lanzó una mirada al resto de chicos que tenían intención de preguntar a Koe. Sus ojos azulados les quitaron las ganas de hacer más preguntas tontas - Bien, encantados, os vemos por ahí.

Cuando la puerta se cerró a sus espaldas, los tres compañeros soltaron un suspiro.

- Meik, tendríais que haberme dejado hablar, ¿ves lo que preguntó ese? En cuanto empiecen a combatir lo pienso dejar K.O

- Sora, sora, estás todavía muy afectada por la marcha de Grave.

- ¿Tú estás loco? Solo me pasa - dijo bajando la voz - que nos ha dejado colgados y nos ha tocado pringar... además a él se le daba bien hablar en público.

- Bueno, no ha salido tan mal - añadió Koe.

- Sí, y ya verás lo que le va a gustar a Kaede que le cuente lo tímida que te has puesto - le contestó Meikram con una sonrisa.

Ella se ruborizó de nuevo.

En el interior de la clase el murmullo había vuelto a tomar el control, los alumnos hablaban excitados sobre la posibilidad de entrar en contacto con gente de cursos superiores... y sobre todo, entrar en contacto con gente guapa del sexo opuesto algo más mayor que ellos.

- Vaya, vaya, parece que ésta clase se ha acabado - Yuta se levantó.

- Vaaaaaaya - Gaby y db estaban con la boca abierta- ¿llevas ya una zanpakuto?

Como impulsada por un resorte, Krunzik se dio la vuelta, tenían razón, la joven llevaba una zanpakuto sujeta al cinto.

- Genial, creía que era la única...¿cómo se llama?

- Corli.

- ¿Sabes usarla? - preguntó Gaby - Krunzik todavía no puede usarla en condiciones... ¿tu sí?

La aludida no se molestó, sino que aguardó con la misma ilusión la respuesta de su compañera.

- Bueno... en eso estamos, no vamos del todo mal, pero con Corli hay que ir tranquilamente, es una espada muy fuerte... - su mano acarició la empuñadura- .. pero también tiene un carácter muy curioso.

- Te entiendo perfectamente - en aquel momento, Krunzik se sintió muy identificada con su compañera - Armonius siempre está diciendo impertinencias - la espada de ésta vibró ligeramente en su funda como hacía siempre para indicarle que le había oído.

- Vaya, - prosiguió Yuta - parece que te ha oído. Qué curiosa, no es muy común que respondan así, suelen tardar mucho en contactar con su amo. Hagamos un trato - los ojos dorados encontraron al par marrón oscuro, con una promesa en sus ojos - cuando sepamos manejarlas mínimamente bien, lucharemos, amistosamente, claro, pero una lucha en condiciones.

- Me parece perfecto - respondió la interpelada - será interesante.

- Bien, todo dicho, os veré más tarde por ahí, ahora voy a echarme una siesta, que esta clase ha sido muy pesada...

Eran pocas ya los farolillos que alejaban la oscuridad de la noche para otorgar una visibilidad mínima a los académicos que se dirigían a sus habitaciones. Tras despedirse de db, Gaby y Krunzik entraron en la habitación de las chicas.

- Anda mira - comenzó Gaby - Yuta está ahí ya roncando.

con una pierna fuera de la litera, Yuta dormía encima de la cama de Krunzik.

- Vaya, no sabía que estaba encima mío.

- Espero que no le huelan mucho los pies, como saque un poco más la pata de la cama puede afectarte - una carcajada bajita salió de la boca de Gaby.

- jajaja, qué graciosilla, venga, durmamos, que mañana nos toca de nuevo con ese profe viejo.

Gaby se puso el pijama en un periquete y se tumbó en su cama, la cama inferior de la litera al lado de la de Krunzik. Ésta última se tumbó lentamente, meditando durante unos instantes si se debería entregar fácilmente al sueño o resistirse... No sabía si se volvería a repetir lo de la noche anterior... temía que así fuera, sin embargo, el sueño fue haciendo más pesados sus párpados, que finalmente se cerraron para dejar a su mente viajar al mundo de lo inconsciente.