Disclaimer: Nada nos pertenece, esto es sólo con fines de entretenimiento. La bella y la bestia tiene diversas versiones, aquí tomamos un poco de todas desde la película de disney con el mismo nombre, la versión de Alex Flinn con su libro Bestial, así como la película que crearon basada en el mismo, la historia de Jeanne-Marie Leprince de Beaumont, Gabriela Susan Barbot de Gallan de Villeneuve entre otros que tengan derecho sobre el argumento. Nosotras únicamente creamos una adaptación de la trama a los personajes de J.k. Rowling.


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PÉTALOS NEGROS

By

The darkness princess & Lady Muerte


Para ustedes que nos miran desde el cielo.

Siempre estarán en nuestros corazones.

D.B.M.

*·º·*·º·*

La maldición.

Draco Malfoy, desde que había nacido había sido reconocido por su belleza, con el paso del tiempo había embarnecido, sus rasgos finos se habían ido acentuando, el cabello rubio había pasado por varios peinados y ahora caía en un look desenfadado sobre sus ojos plateados, tenía largas y esbeltas extremidades. Sin duda se había convertido en un adonis que a primera vista parecía ser perfecto como dios griego, pero su interior carecía de esa beldad.

Los años en Hogwarts sólo le habían servido para elevar su ego y popularidad entre las chicas, su educación como sangre pura se había encargado de volverlo altivo, frío y despectivo, convirtiéndolo en un digno heredero de dos apellidos altamente reconocidos en el mundo mágico.

Su vida parecía estar resuelta con un futuro prometedor, hasta aquel momento en que «el niño que vivió» había decidido reaparecer sólo para rechazar su amistad y no conforme con eso, había decidido adueñarse de la escuela como si fuera el rey. Él, un mestizo simplón, amigo y defensor de los círculos de antisociales, pobretones, traidores de sangre y no podían faltar los sangre sucias.

Los años avanzaron haciendo crecer su enemistad, él se había convertido en el «príncipe de Slytherin», perseguido por las féminas, no sólo de su Casa, si no de otras también.

Y entonces su vida había dado un terrible vuelco, cambiándolo todo, su padre había sido descubierto como mortifago y encerrado en Azkaban como rata callejera. Voldemort lo había arrastrado a sus filas, marcándolo de por vida, llevándolo al límite al encargarle la misión de matar a Albus Dumbledore y de ahí en adelante su existencia se había convertido en un infierno hasta que San Potter había cumplido con su destino salvando a todos del destino oscuro y lleno de terror que les esperaba, ganándose el título de «el salvador del mundo mágico».

Y a pesar de su historial de conflictos, Harry Potter lo había salvado de morir y de ir a Azkaban el resto de su vida con su familia, podía asumirse que tenía una deuda de vida con él, pero el maldito Potty la tenía con su madre, así que eso emparejaba de alguna forma las cosas.

El problema era que su estatus en la sociedad mágica había cambiado, ahora su apellido no infligía respeto, honor ni grandeza, ahora estaban incluso por debajo de los hijos de muggles y squibs; habían caído en desgracia, convirtiéndose en repudiados por haber estado en algún punto de la guerra en el bando equivocado.

A casi tres años la huella de sus acciones aún lo perseguía, en él había recaído la labor de sacar su apellido del lodo. Al entrar a una especialidad en lo que podía considerarse como la universidad mágica, lo había llevado a enfrentarse a su nueva realidad; acostumbrado a ser observado desde pequeño, había aprendido a no darle importancia, así era la popularidad después de todo, antes había sido objeto de admiración, pero ahora a su alrededor se concentraba una serie de emociones distintas: odio, repulsión, rechazo por parte de algunos de sus compañeros que habían sufrido perdidas por los mortifagos y sabían que él era un hombre marcado.

Y encontraste a eso, estaban las chicas que revoloteaban a su alrededor babeando, ahora no sólo era: el ex príncipe de Slytherin, si no que había adquirido una fama de tipo malo que parecía atraerlas más, aunque algunas lo miraban con ternura como si fuese un niño pequeño que necesitaba amor, por lo que había sufrido por ser el mortifago más joven en el ejercito de Voldemort.

Suponía que al final lo que importaba era que siguieran hablando de él, bueno o malo, rechazado o amado, seguía siendo noticia, después de todo era un Malfoy.

*º*º*º

Draco caminaba por los pasillos con su andar elegante y despreocupado, el lugar estaba hecho un alboroto, eran las últimas semanas del curso, por fin se graduaría y se iría muy lejos de Londres.

Hacía unos meses había ganado el premio de príncipe de la escuela en el Baile de primavera, claro que eso se veía venir, no había alguien que pudiera competir con él, no con Potter en la Academia de aurores, esa vena de héroe jamás se le iba a quitar pero allá él.

Algunos de los afiches con su foto en movimiento seguían pegados en las paredes, así como los de sus contrincantes, apartó su mirada aburrido, tres años que había estado en esa escuela, tres veces que había ganado la corona.

Inesperadamente se detuvo cerca de una hilera de casilleros al ver una de sus imágenes, con grandes rayones.

¡Mortifago! ¡Asesino! ¡Perdedor narcisista!

—Alguien te ama mucho —susurró guasón a su espalda Blaise, su mejor amigo desde hacía años.

—Idiota —farfulló molesto, arrancando el cartel de la pared haciéndolo una bola que de inmediato deposito en el cesto.

—No lo tomes personal —aconsejó Theo, palmeando su espalda.

Malfoy gruñó apretando sus puños, odiaba que lo trataran como escoria, esas palabras habían sido como sal para su herida y no iba a permitir que su pasado dominara su futuro. — ¡Averiguaré quién demonios hizo eso!

—Relájate, hay por lo menos 400 alumnos aquí, sin contar el personal académico y de limpieza —señaló con su tono listillo que irritó más a su amigo—, sólo déjalo pasar.

—Nottyto tiene razón —le pasó el brazo por los hombros, colgándose de él—, sólo quieren divertirse a tus costillas.

—No le veo lo gracioso, tal vez si les lanzó un «crucio», lo entienda —manifestó empuñando su varita, de la cual salieron unas pequeñas chispas.

—Recuerda la política de la escuela, no puedes comenzar un duelo sin razón y mucho menos utilizar una maldición.

Draco rodó los ojos, no necesita un *pepe, el grillo que le dijera qué hacer. Se arrancó del agarre de Zabinni y avanzó con cara de pocos amigos, buscando entre la gente al posible culpable de esa baja acción.

—Vamos Draqui, velo con sentido del humor.

Los estudiantes les abrieron el paso. Theo era el mejor en su grado, su puntaje era excelente y no estaba de más que era simpático a la vista con su apariencia de ñoño, ojos azules y cabello caramelo, todo un niño rico; que escondía a un diablillo que podía llegar a ser peor que sus dos amigos y no podía faltar el moreno de fuego que le ponía chispa a su amistad: Blaise Zabinni, era el mejor para animar las fiestas, buen alumno pero lo suyo sin duda era la diversión y ser golpeador en el equipo de Quidditch de la universidad.

—Amor —dijo Pansy, enredando sus manos en el cuello de Draco.

Él soltó una exclamación de fastidió. —Ahora no.

— ¿Qué pasó? —cuestionó separándose, pasando sus ojos por su par de amigos.

—Aquí, tu noviecito que no tiene sentido del humor —informó Blaise, riendo.

*º*º*º

Ginny Weasley se había convertido en una atractiva chica de cabellos de fuego y pequeñas pecas espolvoreadas por doquier, su cuerpo delgado y atlético del colegio, ahora tenía ligeras curvas que lucir.

Se encontraba por terminar su segundo año de periodismo, había recibido una oferta de unirse a las Arpías de Hollyhead, pero había pospuesto su entrada al equipo al querer tener una profesión, porque sabía que no podría jugar toda la vida y menos con la clase de lesiones que te podían suceder en los partidos, desde romperte la cabeza hasta pasar meses inconsciente en St. Mungo.

¿Y en todo esto dónde cuadraba Harry? No había sido fácil para él continuar después de la última batalla y bueno estaba el hecho de que ella había regresado a Hogwarts a concluir su formación y él no. Al graduarse él ya se encontraba en la Academia de Aurores, al tratar de retomar su relación no había salido nada bien, parecía que aunque sus caminos se entrelazaban, estaban destinados a estar separados.

Esa mañana se le había hecho tarde, pero todo había ocurrido por una tarea que la había desvelado, dejándola dormir apenas unas horas. De ahí que ahora corriera presurosa por los pasillos, para llegar al aula donde le tocaba su próxima clase, estaba esquivando a sus compañeros hasta que sin querer chocó con la peor persona con la que podía haberlo hecho.

—Ah… rayos —se agachó a recoger el contenido de su bolsa que se había esparcido.

— ¿Por qué no te fijas por donde vas? —exclamó molesto, sacudiendo su ropa como si hubiera sido manchada por el contacto, bajó la mirada topándose con Ginny de inmediato una mueca apareció en su rostro—. Tenías qué ser tú…

—Idiota… —resopló Ginevra al reconocer esa voz.

— ¿Qué dijiste? —rumió molesto.

—Draco, por favor —pidió Blaise, agachándose para ayudarla, desde hacía tiempo no perdía oportunidad alguna para quedar bien con la pelirroja que le había quitado el sueño durante sus años en Hogwarts—. ¿Estás bien?

Ginny le lanzó una mirada de incredulidad, aceptó sus cosas casi arrebatándoselas pensando que se trataba de una mala pasada, se levantó como impulsada por un resorte. —No gracias a tu amigo —reprochó lanzándole una mirada asesina al rubio, pasó entre él y Pansy, golpeándolo con su hombro.

—Ya me la pagaras… Comadreja.

— ¡Achh, que modales! ¿Estas bien bebé? —preguntó Pansy con su tono meloso— No es más que una salvaje, ¿por qué la ayudaste Blaise?

—Porque es linda —le respondió con descaro, guiñándole un ojo.

— ¡¿Qué?!

—Los tiempos han cambiado Pans… ¿y sabes lo qué significaría andar con ella…?

Draco estrechó sus ojos con recelo observándola partir, Weasley era tan popular como él, la diferencia era que ella tenia una imagen positiva, todos la admiraban por lo que su familia y ella habían hecho al participar en la resistencia en la batalla contra el Señor Oscuro.

Ella pertenecía al grupo que lo detestaba, seguramente sabía quién había arruinado sus posters. Sabía que no había sido ella por el simple hecho de que era lo suficiente insolente, bruta y demás para decírselo de frente.

Aún recordaba aquel incomodo momento en el que había compartido el estrado con ella, pues había resultado ser la princesa del Baile de Primavera. Pansy había hecho la rabieta de su vida, pero no había nada que él pudiera hacer para cambiarlo, la plebe la había colocado ahí y lamentablemente ni su dinero, ni nada que hubiera provenido de él hubiera cambiado ese hecho.

—Ya suéltame Pansy —se alejó de ella irritado—, ¿ustedes qué miran? Perdedores… —espetó a un grupo de chicos que se habían quedado parados observando la escena.

Una figura femenina miraba la escena con interés, desde que había conocido a Draco Malfoy se había vuelto su sombra, ella conocía de primera mano lo que era ser el objeto de odio y las burlas de él, había creído que después de la guerra había cambiado pero al parecer aún había personas que no eran suficientes para él, no estaban a la altura, galladura y riqueza del «príncipe de Slytherin», pero hasta a él le llegaba la hora.

—Disculpa…

Draco se giró encontrando a una diminuta chica andrajosa, ni siquiera podía ver su rostro debajo de esos lentes de cuatro ojos y esa melena que parecía nido de ratas de colores.

— ¿Qué quieres? —preguntó de mala talante.

—Una entrevista para el periódico escolar... —balbuceó la chica, encogiéndose un poco ante la mirada helada de Draco, aunque eso no evitó que le tomara una foto con su cámara mágica.

—No tengo tiempo para perderlo contigo y deja de seguirme, alguien como yo… no se fija en alguien como tú —profirió, tomando su cámara aventándola al suelo, logrando que se estropeara.

Pansy rió divertida. —Claro que no.

—Basta —pidió Nott, jalándolo—, discúlpalo, es un mal momento.

—Toma, espero que esto reponga lo de tu cámara —añadió Blaise, dándole un par de monedas—, él esta en su faceta de ogro, no habla enserio… —no supo porque dijo eso, pero sabía que debía decirlo, algo en ella le indicaba que debían tener cuidado.

Se llevaron a Draco a tirones, mientras la chica recogía lo que había quedado de su aparato, sin que ellos alcanzaran a ver la sonrisa siniestra que se adueñó de sus labios.

*º*º*º

Más tarde la pelirroja se encontraba en el salón de periodismo, revisando lo que se publicaría en la emisión semanal del diario escolar.

—No te molesta la forma en que te trata Draco Malfoy.

Ginny respingó asustada, se giró de golpe mirando en el rincón a su compañera, jugando con su varita.

— ¡Por Cirse!, me haz dado un gran susto… creí que estaba sola —comentó con una pequeña sonrisa—, supongo que he aprendido a tener oídos sordos a sus taradeces.

— ¿Estas de acuerdo con lo que hace?

—No, por supuesto que no —respondió segura—. ¿A qué vienen esos comentarios? ¿Te hizo algo cuando trataste de entrevistarlo? ¿Es eso? Te dije que olvidaras eso, podemos publicar otro artículo sobre otro estudiante que seguro se lo merece más.

—Nada que no les haga a otros.

—Sólo ignóralo, es un idiota —dijo sin darle mayor relevancia, retomando su labor.

— ¿Crees qué él pueda cambiar?

Ginevra pareció meditar la pregunta, el tiempo que llevaban en ese grupo habían pasado por sus manos varias fotos del rubio petulante, varios artículos sobre él. No había sido algo agradable y la mayoría del tiempo al leerlos le habían parecido egocéntricos, vacíos, falsos.

Ella creía en esa frase de que nunca lograbas llegar a conocer a una persona por completo, pero el hurón rebotador se había dado a conocer por su acciones, que para nada lo hacían quedar bien, así que en realidad no sabía si él ocultaba algo bueno dentro de lo podrido que estaba o si quizás sus buenas acciones —que podían ser contadas con los dedos de sus manos—, sólo se debían a las circunstancias en las que había estado.

En su experiencia personal, Malfoy sólo había tenido malos tratos para ella, así que por muy guapo e interesante que lo encontraran otras chicas, para ella era un cero a la izquierda hasta que demostrara que valía la pena el esfuerzo de conocerlo y no creía que eso sucediera.

— ¿Sabes? No me había puesto a pensar en eso, pero hay personas que pueden cambiar cuando en verdad lo desean, algunas no lo logran por completo depende de las situaciones en las que se encuentren y bueno… Malfoy no creo que quiera cambiar, aunque ya no es el idiota de Hogwarts sigue siendo un pesado, tonto.

—Entonces ¿no crees…?

—No lo sé, quizás… exista más de él de lo que aparenta en alguna parte de su egoísta ser.

—Mmm…

— ¿Te gusta o algo así? —la pelirroja arrugó su nariz con desagrado.

— ¿Te molesta si me reservo la respuesta?

—No, claro que no —sonrió con sinceridad—. ¿Quieres ayudarme con esto? Colín no vino y estoy echa un lío.

—Claro…

*º*º*º

Habían pasado unos días desde ese fatídico día, las cosas habían vuelto a la normalidad en su vida, a lo aburrido y monótono que eran. Seguía reinando en esa escuela, las chicas seguían buscándolo, los chicos buscándole problemas. Pansy seguía siendo la de siempre y sus amigos, bueno ellos eran los únicos que hacían pasables sus días.

Entró al Black Moon, un bar donde había quedado con Blaise y Theo, el lugar estaba a reventar, caminó a la mesa que estaba reservada para ellos que podían pagar esa clase de exclusividad. Al estar en el Callejón Knockturn no temía ser tratado mal por su pasado como le había ocurrido en otros establecimientos, donde incluso lo habían echado como vil rata a la calle.

Un elfo tomó su orden, se quitó su túnica quedándose con una camisa negra abierta de los primeros botones y un pantalón a conjunto. Se tocó su brazo izquierdo donde yacía su *marca oscura, ahí seguía, recordándole las atrocidades que había visto y hecho.

— ¿Mal recuerdo?

Una voz suave lo trajo de vuelta de su oscuridad, levantó su cara encontrándose con una chica bastante atractiva, su cabello era negro azulado tan largo que podía haberle llegado a la cadera, sus ojos eran iridiscentes algo que jamás había visto antes, su cuerpo tenía las curvas exactas para él; lucía un vestido plateado que se amoldaba perfectamente a su figura.

Desfrunció su ceño y quito esa expresión de bobo que seguramente tenía, dibujando una sonrisa confiada de esas que podían hacer caer a cualquiera.

—No.

—Parecía.

— ¿Nos conocemos?

—Más de lo que crees.

— ¿Cómo…? No creo que nos hubiéramos visto antes.

—Oh, claro que nos hemos visto.

Draco por un momento pensó que trataba de hacerse la interesante, pero el brillo en esos extraños ojos, le hizo desconfiar. No estaba frente a cualquier chica, la piel se le erizó como pocas veces en su vida.

«¿Qué diablos?».

—No, temo que no hemos sido presentados.

Una sonrisa serpenteó los labios carmesí. —No es necesario, nos hemos visto tantas veces, por años me haz tratado como una basura…

— ¿Qué? ¿Cuándo? Nunca antes te había visto —se defendió, mirándola como si estuviera loca, buscó alrededor a sus amigos, quizás fuera sólo una broma.

—Soy *Orla Quirke.

Las cejas rubias se encontraron, ese nombre ni siquiera aparecía en su mente. — No se quién eres, y si no te importa estoy ocupado.

— ¿No sabes quién soy? —soltó una risa fría y de algún modo espeluznante— Déjame refrescarte la memoria —se acercó a él con una sonrisa picada—, en cuarto año en el colegio en San Valentín te di un chocolate ¿y qué hiciste? —se llevó el dedo índice a sus labios— Tirarlo frente a mis ojos y pisotearlo, para después romperle el corazón a otra chica que trataba de confesarte sus sentimientos, ¿al menos la recuerdas a ella? ¿Mandy Brocklehurst?

Malfoy se levantó bruscamente, deseando alejarse de esos ojos que lo acribillaban.

— ¿Te molesta escuchar a cuántas personas lastimaste por tu arrogancia? Sólo porqué alguien como tú… no se fija en alguien como yo. ¿Te suenan esas palabras?

Él estaba tan pálido que podía haber pasado por un cadáver, pero esa no era noche de brujas, ni ese un disfraz; sus palabras habían logrado helarlo, la última vez que las había dicho había sido con esa fea chica que lo perseguía cada momento por una entrevista.

— Tú… no puede ser —balbuceó impactado, aquella chica carecía de gracia y la que tenía enfrente era completamente distinta, no entendía ¿cuál era su juego? Él sin duda elegiría verse bien antes de pasearse con esa facha por el mundo mágico.

—Sientes miedo —profirió con satisfacción, acortó la distancia entre ellos rozando con sus dedos la línea de su mandíbula—, tan perfecto por fuera y tan monstruoso por dentro ¿no te parece una ironía?

— ¡Estúpida loca! —tomó su mano por la muñeca, aventándola lejos de él—. ¿Qué es lo que quieres?

— ¿En verdad no te das cuenta? —soltó un carcajada— Eres malo y cruel, tu fealdad alcanzara tu exterior, mostrando al mundo lo que en realidad eres.

— ¡Lárgate! —rugió con la cara enrojecida, trató de tomarla del brazo y arrancarla del lugar, pero su intento se vio obstaculizado por la aura de magia que la envolvía, la fiereza de sus orbes iridiscentes hizo que trastabillara hacia tras golpeando el borde del sillón, el miedo se apoderó de él llegando hasta lo más profundo de su ser, removiendo recuerdos oscuros.

No estaba frente a una típica mujer, algo en ella le hizo recordar a Voldemort, sus ojos asustados volaron alrededor del lugar, pero la gente que estaba ahí parecía no darse cuenta de lo que estaba ocurriendo a excepción de él, seguro se trataba de un hechizo bastante poderoso para afectar a tal cantidad de magos.

Su mano se deslizó temblorosa por su ropa alcanzando su varita, que no dudo en empuñar hacia ella.

— ¿Ahora utilizaras tu magia oscura contra mi? —su semblante se ensombreció— De nada te servirá, yo también me se un par de trucos que seguro que no querrás jamás haber conocido…

Draco trató de lanzar un hechizo, pero su boca parecía haber sido cocida, su cuerpo se le fue endureciendo sin explicación alguna, sus ojos asustados se posaron en el bello rostro de aquella maligna mujer, observando sus labios carnosos moverse rápidamente en una plegaría que sabía se convertiría en su muerte, si no lograba defenderse pronto. Intentó los hechizos no verbales, pero nada ocurrió.

—No puedes hacerme daño —se mofó cruelmente, la varita de Draco cayó al suelo como una simple rama de madera.

¿Acaso así sería como su vida terminaría? ¿A manos de una psicópata fan que no sabía como manejar el rechazo?

—Tus actos hablan por si solos… es tiempo de que sepas lo que es estar en el otro lado… immanis deformibus perterrentes tenebrosi anima —las ondas de energía que emitía lo alcanzaron, obligándolo a cerrar sus ojos.

Su magia se coló en sus huesos haciéndolos zumbar, su cuerpo ardió al mismo tiempo, encendiendo sus terminaciones nerviosas, no hubo tiempo de sentir dolor, todo pasó tan rápido que era como si nada hubiera pasado en realidad.

Abrió sus ojos, examinándose, todo seguía en su lugar. — ¿Qué me haz hecho? —preguntó al instante.

— Pronto te darás cuenta —una sonrisa gatuna se adueñó de su rostro al pasar su mirada por el desalineado rubio que tenía una expresión de pavor memorable—, mi intención era dejarte de esa forma lo tendrías bien merecido, pero le debes a una gran chica que siempre haz molestado el hecho de que te conceda la oportunidad de poder revertir mi maldición.

Draco sentía el ambiente pesado como si no fuese capaz de conseguir el oxígeno necesario para mantenerse en pie y consciente, una sensación espinosa se instaló en su cuerpo.

—Esto no es real, estoy alucinando… —balbuceó con una sonrisa trémula.

—Ahora tendrás que demostrar que puedes ser una buena persona, vas a tener que encontrar un corazón puro de una bruja que te ame a pesar de tu maldición, pero lo difícil será que tendrás que buscarla entre las personas que haz despreciado.

—Estoy volviéndome loco —exclamó, ignorando las palabras de la mujer.

—Escucha bien Malfoy —ordenó con voz autoritaria—, esta rosa negra representa tu corazón —mostró una hermosa y peligrosa flor que resplandecía con aura verdosa—, en 19 lunas llenas se pondrá blanca, si para entonces no haz logrado encontrar a esa chica, te quedaras así para siempre y no habrá poder que pueda deshacer la maldición.

Él ni siquiera procesó sus palabras, estaba más preocupado por lo que le estaba sucediendo, estaba sudando como puerco y eso no era algo normal en él. En cuanto pudo moverse, sólo pensó en huir de ahí, de esa escalofriante chica.

— ¡Eres una maniática, el Ministerio se enterara de esto! —arrastró sus pies hasta la salida, escuchando a su espalda la risa de Orla Quirke.

*º*º*º

Luna y Ginny caminaban entretenidas en su conversación, después de disfrutar de una cena en el Callejón Diagon con otras chicas de su curso, pero ahora sólo quedaban las dos.

— ¿Quieres un helado? —preguntó la pelirroja al pasar frente a Florean Fortescue.

—Sería un buen postre, la noche es cálida.

—Eso mismo pensé.

No tardaron en salir con un cono y dos bolas de helado cada una. Ginny apenas le había dado una probada cuando un tipo tropezó con ella, haciendo que su nieve terminara embarrada en el suelo.

— ¡Oye! —se giró furiosa, observando la espalda del sujeto— ¿Malfoy? —inquirió al reconocerlo— ¡Vuelve… arrghs, es tan…! —pateó el suelo, enfurruñada— Seguro lo hizo apropósito.

—No lo sé, no parecía estar bien —manifestó Luna, mirando el lugar por el que se había ido Malfoy.

—Es un idiota, seguramente quería molestarme pero como es cobarde ni siquiera se quedó a enfrentarme —cruzó sus brazos con una mueca de desagrado—. Ahora tendré que comprarme otro.

—Puedo invitártelo —sugirió Lunita, en su rostro aún se registraba un atisbo de preocupación que había adquirido al notar una extraño hálito en el hurón.

—Gracias, pero puedo pagarlo —su expresión se suavizó, después de todo no había mucho que pudiera hacer.

— ¿Por dónde se fue? —cuestionó Nott, logrando captar la atención de las chicas.

—No lo sé —resopló Blaise, pasando su mano por sus cabellos rizados, fue entonces que vio a las dos chicas—, espera…

—Buenas…

—Ahórratelo —Ginn alzó su mano frente a la cara del moreno—, tu amiguete ese se fue por allá y dile que pagará por mi helado —masculló torciendo su boca.

—Oh… yo pagaré por él —enunció galante.

—No quiero tu dinero.

—Entonces quizás otro día…

La pelirroja rodó sus ojos. — ¿Es en serio? —soltó con marcado sarcasmo— No, ya tuve suficiente de ustedes, vámonos Luna.

—Weasley…

—Corta el rollo, Draco nos necesita —le recordó Theo, golpeando su hombro, antes de seguir la dirección que Ginevra había indicado.

Blaise asintió, una vez más había perdido la ocasión de acercarse a Weasley, pero algún día lo conseguiría.

—Algo serio esta pasando con respecto a Malfoy —expresó Luna con la frente poblada de arrugas.

—Quizás sólo tuvo una pelea con sus amiguitos —dijo sin querer darle más importancia.

—Mmm… —murmuró, un mal presentimiento azotó su corazón, había maldad en el ambiente asustando a las criaturas mágicas.

*º*º*º

Draco llegó al departamento que compartía con Theo y Nott en la universidad, como pudo se internó en su cuarto, la espalda le dolía como si se hubiera rotó los omoplatos y su cabeza seguía dándole vueltas cual si hubiera recibido un gran golpe. Se sentía extraño, pesado como si se tratara de una estatua y tan torpe como un troll en sus movimientos, parecía que su cuerpo no le perteneciera.

¿Acaso su maldición era cierta o sólo era que se había sugestionado?

—Vine a traerte un recuerdito que no deberías perder de vista —susurró Orla señalando la rosa que había depositado en la mesa central, sacándole un buen susto a Draco, el cual agrando sus ojos a más no poder al verla recostada a lo largo del sillón, como si de una diva se tratara.

La bruja se levantó con movimientos de gacela del sillón y en un parpadeó se encontraba frente a Malfoy. —Tan hórrido y lóbrego —musitó dulcificando su voz, haciendo el amague de deslizar su mano por su cara.

—Aléjate —no dudo ni un minuto en rechazarla, la lastima que había visto reflejadas en sus orbes no le había agradado, incrementaba su ansiedad y la ola creciente de miedo que ya lo estaba carcomiendo por dentro.

—Sigue siendo mezquino y acabaras muerto —puso en aviso, apartándose de él deambulando por la habitación quedándose en silencio unos segundos—, por cierto olvide mencionarte que tu debes de amar a esa chica. ¿Algo que por cierto tu desconoces, no? —profirió mirándolo directamente a los ojos— Suerte con eso, porque de lograrlo tendrás que sellar su amor con un beso, sólo así vencerás la maldición, querido —Orla sonrió con maligna satisfacción, un espejo de mano tallado en madera apareció en sus manos.

—Estás loca, no existe esa maldición…

— ¿Tan seguro estas de eso? —cuestionó con sorna, colocando el espejo frente al estupefacto rubio —Sólo mira…

El corazón se le detuvo a Malfoy al ver la espantosa imagen que aparecía en el espejo, tenía que estar mintiendo esa horripilante criatura no podía ser él. Se replegó hasta la pared gritando de forma desgarradora, alzó sus manos temblorosas notando un par de garras.

— ¡Noooo! ¿Qué me haz hecho maldita?

—No, no, no… haces la pregunta equivocada, eso que ves es lo que eres, tienes mucho trabajo por hacer Draco Malfoy. No olvides mis apalabras tienes 19 lunas llenas para que encuentres a alguien que logre amarte en tu actual estado… —desapareció dejando el eco de sus terribles palabras.

Él quiso detenerla pero se esfumó entre sus manos, aterrorizado se miró en el reflejo de los ventanales de la habitación encontrando un monstruoso ser, que parecía haber sido sacado del mismísimo infierno, ese no podía ser él.

*º*º*º

Continuará…

¡Gracias por leer!

*º*º*º

* Personaje que asemejaba la conciencia de Pinocho.

* JK mencionó que la marca oscura desaparecía con la muerte de Voldemort dejando una fea cicatriz. Aquí mantendremos el tatuaje por cuestiones de la trama.

* Personaje de JK de Ravenclaw, modificamos los años que estuvo en Hogwarts para beneficio de la historia.

*º*º*º

* Historia basada como ya se menciono en el disclaimer la historia de La bella y la bestia. Realizada para el Drinnyfest: reto cuento infantil del grupo Drinny/Dranny: ¡El mejor amor prohibido! En Facebook.

Ojala puedan leer nuestras otras historias de esta pareja.

* Inesperado (one-shot)

* Desleal tentación (longfic)

Por otra parte, quienes quieran hablar con nosotras, pueden buscarnos en FB como Nenasfashion o Nenas Walpurgis.

En twitter es (arroba)NenasFashion

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(´¸.·*´¯`*»— — The darkness princess & Lady Muerte.