Naruto es de Kishi...

Summary: En ocasiones, todos tenemos un antojo repentino. NarutoxAnko.


Capricho

Anko caminaba por las calles de la aldea con su acostumbrado paso que dejaba a todo hombre que se le cruzase por el frente casi babeando y mirando su figura hasta que se perdía de vista.

Antes de llegar al puesto de dango, observó la cabellera del único rubio que se vestía de naranja en toda la aldea, parado esperando algo o a alguien.

Se paseó frente a él, pero se percató de que éste no la miraba como el resto.

Se acercó hasta su posición y se dio cuenta de lo cambiado y crecido que estaba. Bastante sexy desde su punto de vista.

La pelimorada sonrió pícara y besó sus labios de la manera más apasionada que labios algunos hubiesen tocado los del ojiazul.

La gente de alrededor quedó pasmada por la acción, algunos hombres con la envidia marcada en sus rostros.

Anko se apegó a su cuerpo, sintió la presión del pecho del rubio sobre sus senos, haciendo de aquella caprichosa acción, un momento sensual, provocativo y lujurioso.

Ella sentía que faltaba algo, así que instó al rubio a sostenerla. Posando su mano sobre la de él, la guió hasta su cintura en un posesivo abrazo que hacía verles de una manera netamente erótica.

Anko dirigió su mano a la espalda del rubio, haciendo un recorrido hasta llegar a su nuca, para luego apretatujar el cabello circundante.

La chica le miró a los ojos con lujuria, obteniendo una mirada cargada en deseo como respuesta, esto le encendió el líbido.

Le empujó por los hombros hasta una pared justo detrás de él sin despegar la vista, y bajó la cremallera de su chaqueta. Sorprendida por lo que se posaba frente a ella deleitó sus ojos y se le antojó hacer un recorrido con el dedo índice de su mano derecha. Levantó la vista y le picó el ojo con picardía. Tras dejar aquel diminuto pero excitante contacto posó su dedo en sus labios y lo lamió de la forma más lasciva que Naruto había visto en su vida.

Se volteó y siguió su camino. Soltó una sonrisa triunfal al saberse observada por el rubio, de una manera para nada inocente, con ganas de más e intentando imaginar qué era lo que se escondía tras su ropa.


-Fin-

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