Bajo una luz.
Me deserte a mitad de la noche a causa de un sueño extraño, me quede despierto a pesar de que estaba realmente exhausto; dude durante unos segundo sobre que hacer, tratar de dormir no era buena opción ya que ni quería otra pesadilla ni parecía que mi mente se relajara para descansar.
Me levante en silencio, todo estaba oscuro, me acerque a la ventana cerrada esperando que un poco de luz y de aire despejaran mi cabeza y me permitieran volver a dormir, recorrí la cortina y un rayo de luna se coló a la habitación... Cayendo directamente sobre ella.
Por un momento me quedé totalmente paralizado, y es que probablemente estaba ante la visión más perfecta del mundo... La luz de la luna iluminaba su rostro y se reflejaba contra su cabellos oscuro, la luz iluminaba su cuerpo apenas cubierto con la sabana; Era la visión de una diosa desnuda, mi propia diosa... Probablemente nada en el mundo era comparable a una imagen así...
Sonreí ciertamente complacido y por ese instante me sentí el hombre más afortunado del mundo, podía tener cada noche en mis brazos a la mujer perfecta y cada mañana podía ser la primera visión de mis ojos, ese era el mejor de los sueños. Y lo más sorprendente es que ella me amaba, tanto como yo la amaba a ella, más que a nada en el mundo.
No sé cuanto tiempo me quede así, mirándola embobado y enamorado, deseando que ese único rayo de luna jamás se apartara de su cuerpo... Entonces, quizás advertida por la luz o mi ausencia a su lado ella despertó, por un momento apenas y parpadeo con el cambio de luz, luego me busco con la mirada y sonrió.
Su sonrisa también fue como una revelación para mis ojos, no podía entender como antes había sido tan ciego, como era posible que no hubiera elegido estar con ella desde el primer día en que la vi, o al menos desde el primer segundo en que tuve oportunidad.
-¿Qué haces Aarón?- me preguntó ella mirándome mirarla
-Mirarte...-
-Vuelva a la cama, o me temo que yo tampoco dormiré hoy, agente Hotchner- sonríe sin dejar de mirarme a su vez.
Regresé a la cama sin quitarle los ojos de encima, de verdad que era un hombre con suerte, aun en medio del sueño ella se veía tan... perfecta, que no pude dejar pasar la oportunidad; tomé la caja que se encontraba en el cajón al lado de la cama, ella no parecía entender nada, me senté en la cama justo a su lado...
-¿Qué sucede?- preguntó intrigada
-Cásate conmigo- solté de golpe a la vez que abrí la caja con el anillo reluciente
Ella se quedó sorprendida mirándome alternamente a mi y al anillo, sonrió y me besó; tal vez las tres de la mañana no era le mejor hora para una proposición así, y tal vez la cama tampoco era el lugar indicado, pero definitivamente la luz de la luna contra su cuerpo hacía que todo fuera indicado para aquello... Ella era perfecta, con eso bastaba para mi, nada de declaraciones románticas ni escenarios estudiados, ella era perfecta y era todo lo que necesitaba para pedirle matrimonio, ¿además quien dice que ese rayo de luz no era el mejor lugar?
-Sólo una duda Aarón- dijo ella sonriendo abiertamente- ¿si me caso contigo podemos volver a dormir? – bromeó
-Por supuesto que si- dije con una sonrisa casi saboreando la respuesta
-Entonces definitivamente me caso contigo- dijo al tiempo que volvía a besarme
Rodee mis brazos alrededor de su cintura profundizando el beso; al cabo de una hora ambos estabamos otra vez dormidos en los brazos del otro, abrí los ojos una última vez antes de perderme en mis sueños y me pareció que bajo ese mismo rayo de luz, en la misma cama pero abrazada a mi, Emily Prentiss se veía aun más perfecta.
