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Derechos para un hombre... eh... (bromeo) James Barrie. Y, una advertencia seria: hay algo... como lime. Esta es una Wendy algo... hm, bueno es una Wendy no-Wendy porque Wendy nunca haría algo así y yo lo tengo muy claro. Pero es mi imaginación, es mi historia, y es mi advertencia así que, como dicen, el que avisa no es traidor. Incluso cuando me siento enferma por hacer esto (es un cuento para niños por Dios, ¿qué será lo siguiente?)

Ah. Y dedicado a Disastro. Cinco minutos hablando y tiene una viñeta, hay gente tan encantadora en este mundo (?)


Naturally

«No puedes dejarme ni hoy ni nunca,

porque yo soy la primera (y la última)»

Después, mucho tiempo después de marcharse, Wendy cierra los ojos y piensa en ello y hay un nombre que tiene bajo la lengua y tiene que morderlo para que no escape bajo los labios (morderlo fuerte como muerde el beso escondido en la esquina de su boca, que a veces amenaza con caerse). Es casi indecente pensar en ello cuando está en la cama con su marido pero, sintiéndolo mucho, Wendy no lo controla (y no quiere controlarlo). Así que ahí está y han pasado años pero sabe que a veces él se acerca a la ventana a escuchar cuentos mezclados, disparates encantadores donde la Cenicienta es un pirata que al final se queda con el príncipe (así tenía que ser, les dice a sus hijos, así, sin más) y Dios. Frunce la boca, la boca roja que ahora es de carmín porque Wendy Darling es una señora respetable, una con un beso oculto y largas piernas secretas bajo un vestido travieso.

(Wendy Darling aún es aquella niña de mirada inteligente que se asombró de sirenas y hadas y que le robó un toque de labios a Peter Pan).

Más de uno. (Tantos chasquidos perdidos en el aire, invisibles). Incluso en ese entonces sabe que está mal, cuando las paredes de su habitación y el rostro masculino de su esposo desaparecen, todo se desvanece y vuelve a estar a solas en una casa del árbol con un niño despeinado de aire rebelde (encantador). Son la madre y el padre, se toman de la mano después de que Wendy insista cinco minutos. Mejillas desconfiadas y ojos filosos (como la espada con la que lucha). Preciosos ojos y su pequeño corazón de niña mentirosa acelerado (Wendy men-ti-ro-sa).

Las madres y los padres hacen estas cosas, le dice Wendy, y se inclina hacia él con la boca entrebierta. Peter se escapa, asustado, confundido, y la mira (Wendy, ¿qué haces?). Ella se ríe y sonríe y él se alivia porque cuando las madres sonríen todo está bien (no pasa nada, las madres y los padres lo hacen, Peter), y nosotros somos eso, ¿no? Así que ella insiste y

(Él cae).

Peter pierde.

(Wendy gana y Peter) crece. Porque las madres y los padres son adultos que se han revolcado en una cama, no importa como de agradables se vean luego. Hubo un momento en que todo latía y ardía y ahora que Wendy es una señora, piesa en Peter (abre más la boca...) y quiere reírse pero tiene una lengua ajena en la garganta y no puede. Wendy le habla de aquellas cosas a Peter (y su mano cae accidentada en todas partes) pero a Peter no le importa (porque Peter pierde y crece) y Wendy es tan cálida.

(Por un instante).

Un momento a solas (y luego, no, luego es niño, claramente un niño). Unos pasos callados, un camisón de chica que lentamente se acerca a ese camino complicado de la adultez. Labios carnosos, pelo rubio. (Un ángel), un demonio. Y Peter es un niño y los niños no son nada sino niños, pero cuando Wendy (sí, sí, está muy bien así, acércate un poco más ahora) deja caer sus rizos de oro sobre él, se tambalea. No hay cuentos, princesas ni piratas ni princesas piratas, hay (padres y madres) y un juego. (Secreto).

Es lo que hacen los padres, dice Wendy, y Peter le cree, naturalmente.