Los pasillos del castillo estaban en completo silencio, roto solamente por el sonido de unos pasos apresurados. Sin embargo, si alguien hubiese tratado de localizar al responsable de ello habría fracasado rotundamente. Nadie podía ver a través de su capa mágica... Bueno, a excepción del ojo mágico de Moody...pero él no frecuentaba el castillo de Hogwarts durante los nueve meses que duraba el año lectivo.

Finalmente llegó a su destino: la sala común de Slytherin, situada en las frías mazmorras. Cualquiera que no fuese un slytherin que hubiese echado un vistazo a donde miraba el joven griffindor no habría visto nada más que un trozo desnudo de pared. Y es que la sala común estaba totalmente oculta ante ojos extraños. Harry aún recordaba la primera vez que estuvo allí.. Segundo curso. Tratando de sacarle a Draco Malfoy quién era el heredero de Slytherin… sin éxito alguno, por supuesto. Cuatro años después, ya en sexto curso, Harry aún recordaba dónde se encontraba la sala común… Que comunicaba con los dormitorios de los chicos… y con Draco Malfoy. Un Draco Malfoy que iba a recordar cómo se sentía uno siendo un bebé. Los ojos del pelinegro brillaron divertidos ante la perspectiva de ver a Malfoy convertido en un bebé… Sería realmente humillante para el príncipe Slytherin verse así.

-Basilisco- susurró, recordando cómo le había sacado la contraseña a ese tonto de Goyle. Introducirse en su mente había sido asombrosamente fácil… aún habiendo recibido escasas lecciones sobre legeremancia (NA: era asi? xD) por parte de Snape.

La entrada se abrió, dejándole acceso libre a la sala común Slytherin. Ni siquiera se molestó en observar a su alrededor. Su vista estaba centrada en la puerta que daba paso al dormitorio de los chicos de 6º… al dormitorio de Draco Malfoy. Un Draco Malfoy que iba a ser víctima de una broma fruto de las largas horas que pasaban Harry y Ron juntos, aburridos hasta el extremo, ideando bromas pesadas contra su mayor enemigo en Hogwarts. Y, al fin, aquella fría noche de noviembre , Harry iba a lanzarle a Malfoy un hechizo que había creado junto a su mejor amigo.

Aunque, si hubiese sabido lo que iba a ocurrir, tal vez nunca hubiese cometido aquel error que iba a darle a su vida un giro de 180º.

Abrió tratando de hacer el menor ruido posible la puerta del dormitorio de los chicos de 6º… En la habitación había cuatro camas con los colores de la casa: verde y plateado. La luz de la Luna iluminaba, a través del gran ventanal que había en la habitación, la cara de quien iba a ser la víctima de aquella broma pesada. Malfoy dormía tranquilamente en su cama, sin poder prever lo que iba a ocurrir a continuación. Harry se acercó a él sigilosamente, sin hacer ruido en absoluto, con la varita preparada para lanzar el conjuro que habían creado Ron y él en una de sus muchas tardes de ocio. Si se hubiese percatado del giratiempo que colgaba del cuello del Slytherin, tal vez se lo hubiese pensado dos veces… y hubiese hecho bien.

Pero no lo hizo.

Levantó la varita poco a poco, mientras el brillo de travesura en sus ojos se hacía evidente. Sería divertido ver a Malfoy humillado. Sería un buen castigo para él.. por haber ayudado a Umbridge formando parte de la maldita Brigada que casi había acabado con el Ejército de Dumbledore… Draco Malfoy un molesto bebé. Eso sería digno de ver. Todos los Griffindor habían mostrado su entusiasmo con a idea a excepción de Hermione. Separó sus labios para finalmente susurrar el hechizo que tanto iba a humillar a ese engreído de Malfoy…

-Reversi aged

Algo imprevisible sucedió. El hechizo, en vez de ir directamente hacia Malfoy, rebotó en el giratiempo que este llevaba colgado, haciendo que éste rebotara cambiando de color. El rayo que había salido de la varita de Harry era rojo, pero cuando rebotó se tornó a un color mas similar al… negro. Y pronto Harry vio todo negro antes de caer en la inconsciencia.

Sin saber que a partir de entonces nada iba a ser igual… al menos no para él…

Ni para su actual Némesis.