Para todas quienes esperan que el amor triunfe por sobre todo. Para quienes creen que el amor de esta pareja es uno de los más hermosos e incomprensibles del mundo, para todas quienes sabemos que toda la felicidad que Rick pueda darle a Lisa Hayes es pocas comparada al dolor que le provocó por tantos años y especialmente a quienes creen que al amor verdadero hay que darle una nueva oportunidad…Este era el Bonus prometido, la idea es que pueda leerse como independientemente de "Una Mañana Lluviosa" ,ya que es una nueva interpretación de Hasta las Estrellas …y Más Allá…por razones que escapan de mi comprensión, soy pésima resumiendo por lo que también tendrá un par de capítulos. Hayase aquí va tu SOFT ultra SOFT.
Gracias a todas por sus reviews! Y por darse el tiempo de leerme
Namaste!
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"y soplé cenizas del ayer"
La puerta metálica se cerró silenciosamente tras la espalda de la Comandante Hayes mientras ella comprobaba con cierta estupefacción, que a veces los deseos se cumplen mágicamente si una los desea de todo corazón y si bien seguía avergonzada de su comportamiento casi infantil especialmente porque su superior le había dejado claro lo obvia que estaba siendo con su vida personal no podía creer que de la nada, el Alto Mando pensara en ella para esta nueva misión, que la llevaría de regreso al espacio, por tiempo indefinido.
Aquella mañana estaba resuelta a abandonar el ejército, a pesar de lo que Claudia le había dicho mientras había ido a buscarla al antiguo Puente que servía de mirador, en orden de huir de su propia imposibilidad de afrontar un nuevo y doloroso quiebre sentimental que muy dentro de ella sabía, era más un invento de su mente que una relación propiamente tal. Y había seguido igual de resuelta cuando ingresó a la cabina Privada del Almirante Gloval , quien, como un balde de agua fría le había hecho darse cuenta que estaba anteponiendo su bienestar personal cuando podía ser parte de una aventura que quizá, de tener éxito; terminaría con la indefensión de la Tierra ante el ataque de cualquier raza alienígena que quisiera aproximarse en busca de la Protocultura oculta en el viejo SDF1. Le había hablado a su lado militar, ese que su familia, su padre especialmente se había dedicado a cultivar desde que ella tenía memoria y ella no podía negarse a cumplir ese deber, porque se ofrecía también con ello, la posibilidad de dejar atrás a Rick Hunter y todo el daño que su simple recuerdo le provocaba.
La última vez que habló con Claudia acerca de él, lo hizo deseando con toda su alma una nueva asignación que la alejara de él y su estrellita, pero no pedía ir tan lejos como el Planeta de Los Maestros Robotech guardando la secreta esperanza de que quizá él se diera por enterado que la quería como ella a él.
Le dolía saber que Rick no estaba dentro del personal asignado y aquello le producía sentimientos encontrados ante la certeza de alejarse de él definitivamente y el dolor inevitable de la separación irremediable y de la ausencia. Era como cuando perdió a Karl, pero esta vez el dolor era muchas veces más insoportable y no sabía exactamente cómo enfrentarlo. Tal vez, imaginando que él había muerto el consuelo llegaría primero. Ella ya había pasado por eso, tendría que saber sobrellevarlo. No debía olvidar que todas las probabilidades apuntaban a que no volvería a la Tierra y de hacerlo, también las probabilidades apuntaban a que lo menos que podría esperar a su regreso era a una hermosa y numerosa familia Hunter.
Suspiró, tratando de ver el vaso medio lleno porque principalmente ya tenía el alma cansada de darle vueltas al mismo sentimiento, de perdida y derrota. No había nada más que hacer, salvo empacar, puesto que se hacía imperioso llegar a un acuerdo o una tregua antes de que llegasen al planeta. Con el SDF 1 averiado, aún se podía hacer frente Khyron y sus seguidores, pero no a una nueva invasión como la que el Ministro Excedore tanto temía.
Cuando entró al puente sus compañeras la miraban con una mezcla de orgullo y curiosidad, puesto que conociendo la historia reciente, tanto a través de rumores como de primera mano, no sabían si debían felicitarla o sentirse tristes, de todas maneras iban a extrañarla, porque ellas, tampoco estaban dentro de los militares llamados a la Misión. Las cuatro la miraban expectantes, ella simplemente se llevó ambas manos unidas al mentón mientras sus ojos brillaban intensamente.
-Mi propia nave….- fue todo lo que pudo decir antes de que todas se abalanzaran sobre ella riendo y llorando al mismo tiempo.
-Qué alegría!-sonrió Kim
-Te lo mereces, al fin!-le dijo Vanessa con orgullo.
-Ay, Comandante! Que haremos sin usted!- lloriqueó Sammie honestamente entendiendo que el puesto de Lisa iba a ser cubierto por su persona y el simple hecho de pensarlo ya la estresaba…
Claudia le abrazó largamente.
-Es lo mejor que ha podido pasarte, no? Me siento orgullosa de ti.
-Gracias Claudia
-Ves?- le preguntó bajando la voz-Eres tan valiosa y tan competente que no puedes permitir que "eso" te detenga. Acaso no te das cuenta que vas a hacer historia, querida?
Lisa le sonrió sinceramente agradecida de ese cariño, preguntándose qué sería de ella sin la guía eterna de su querida amiga
-Qué será de mi sin tus consejos, amiga!
-bien…-le contesto alejándose a su puesto- si me lo preguntas, empezar a ver por ti misma. Pero como aún no te marchas, debo seguir en mi papel y –su suave tono se tornó graciosamente autoritario mientras le enseñaba la puerta- decirte, qué esperas para ir a empacar!, recuerda que no te vas de vacaciones por un mes, señorita!
Todas sonrieron y Lisa aceptó dándole la razón, se despidió de ellas con un gesto y salió del Puente.
Claudia bajó la vista a su consola y cerró los ojos, hacía tiempo, mucho tiempo que no lloraba y esta vez las circunstancias lo ameritaban. Una lágrima silenciosa rodó por su morena mejilla. Las chicas lo notaron y entre todas se abrazaron a ella sollozando puesto que ya era oficial. Era una despedida.
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Minmei se había refugiado en la cocina luego de un desayuno silencioso. Rick seguía contemplativo. Inmerso en sus pensamientos y ella había sido incapaz de sacarle algo más que monosílabos de respuesta. Lo observaba desde el umbral, mientras jugaba distraídamente con un pequeño avión, réplica de uno de esos horribles robots que tanto le encantaban. No podía entender cómo alguien tan pacífico como él pudiera seguir en la milicia, cómo era posible que aún no se desencantara con tanta muerte y destrucción pero tampoco podía entender cómo Rick podía haberse enredado con aquella mujer que tanto le disgustaba en el pasado. Todo lo que recordaba de ella era lo fastidiosa que era con él. Lo mandona y desagradable. Qué pudo haber ocurrido entre ellos para qué el llegara al punto de nombrarla tan desesperadamente cuando hacían el amor la noche anterior?. Era acaso por ella que él estaba tan distante? Oh, Rick…-pensó- necesito que vuelvas a mí. Haré todo lo que esté a mi alcance para que te olvides de ella.
El, en cambio, sentía que todos los pensamientos venían a su cabeza al mismo tiempo, por un lado seguía avergonzado de su terrible error la noche anterior, por haberse dejado llevar por el momento y no poder evitar nombrar a Lisa, no poder evitar desear que fuera ella quien estuviera entre sus brazos, entregándose a él con tanta desesperación. Por qué tenía que seguir pensando en ella si tenía a Minmei junto a él. Maldita sea! Había penado los últimos cuatro años de su vida por ella, porque lo viera, porque renunciara a su mundo para estar con él y ahora que Dios sabe por qué, lo había hecho no pudiera simplemente aceptarlo, disfrutarlo y agradecerlo. Lisa había dejado todo claro y él, el aún no podía, aún no quería escarbar dentro de si mismo por temor a lo que iba a encontrar si pensaba en ella. Mientras que Minmei insistía una y otra vez en su idea de que dejara el ejército para volver a ser un civil, sin otra responsabilidad que trabajar para mantener una casa, una familia.
Miró hacia afuera, a los cielos revueltos y suspiró. Por Dios! Ni siquiera se imaginaba con una familia!
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El jeep se alejó dejando una leve nube gris tras de sí. Lisa se quedó un segundo mirándolo partir
-Ahí se va mi vida- pensó –todo lo que tengo cabe en la maleta de un jeep. Vaya qué fortuna!- se volvió y entró a su casa, recorrió los pocos cuartos que tenía porque temía que de no hacerlo se iba a olvidar de todo lo que había vivido allí. Eran los últimos minutos que tenían ella y su casa, esa noche debía estar en el cuartel a la espera del llamado a abordar la Nueva Fortaleza. Al llamado de su nueva vida. Sin sus amigos, sin Rick- imagino que al fin eres feliz, Rick.- se detuvo ante el retrato de Riber y ella y lo tomó con manos trémulas, tratando de recordar lo que fue amar al hombre en el retrato y no consiguió nada salvo el recuerdo de unos ojos azules, una piel ardiente y una sonrisa traviesa-Me alegro por ti aún cuando quisiera que todo fuera distinto.- depositó el retrato junto a una pequeña caja que Claudia vendría a recoger eventualmente. Estaba dejando atrás todas sus ataduras para empezar su vida nuevamente desde cero. Sin Karl y sin Rick, Simplemente esperando lo que viniera. Sabía que en su intensión de empezar de nuevo aún le quedaba una sola cosa por hacer para cerrar el libro de su antigua vida y era recoger su orgullo e ir donde Rick para decirle de una vez por todas lo que sentía por él y no para que él lo supiera de ella sino para finalmente liberar ese sentimiento de la jaula en la que lo había encerrado en su afán de no ser débil ante él.
Se arregló el uniforme y salió de su casa sin más que su aplomo y determinación. Ni Minmei podría evitar que se sincerara de una vez por todas. Con eso esperaba devolver sus sentimientos a quién los había provocado para no llevarse nada consigo salvo la esperanza de volver a sonreír de nuevo sin pensar en lo que pudo haber sido y no fue.
EL viento estaba frío y despeinaba sus largos cabellos castaños mientras caminaba con paso decidido hacia el otro extremo del barrio militar-
