Disclaimer: Los personajes e historia original le pertenecen a Rumiko Takahashi. Esta historia pertenece a una chica del foro ¡Siéntate! (luego, revelaremos a quien).

Fic participante del juego del foro ¡Siéntate!, Mes de la Amistad: Amigo Secreto. Este fic particular está escrito para fifiabbs, de su amiga secreta.

¡Le dejamos la pequeña viñeta para que lo disfruten!


Para mi Ficker secreta, lo hice con mucho cariño, ¡espero lo disfrutes!


Strangers

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El alto volumen de la música y la gente que chocaba constantemente con ella la desesperaban. Sango se encontraba sentada en un pequeño bar en "el mejor bar de toda la ciudad y el más exclusivo", según Kagome.

La exclusividad olía a cerveza rancia y sonaba estridentemente. Más tarde aclararía con su mejor amiga la definición de estos términos, por ahora, trataría de terminar el Martini que había ordenado hace algunas horas. Miro su teléfono que yacía justo al lado de la copa y nada.

No mensajes.

No llamadas. Ni siquiera la niñera.

Se movió incomoda sintiéndose de repente observada. Alisó con cuidado su vestido verde y su cabello manteniendo un atisbo de esperanza, todos podíamos tener un elegante retraso… de dos horas. Miró hacia los lados y no encontró ni rastro ni pista de él.

-Idiota-susurró y de un solo sorbo terminó con su martini.

-Debe serlo si la dejó aquí plantada.

Un hombre tomó asiento a su lado. Su cabello, de un negro profundo, estaba atado al comienzo de su nuca en una pequeña colita. Sus ojos azules refulgían extrañamente bajo las distintas luces de la discoteca.

-Un whisky para mi… Y para la señorita un martini.

-No bebo con extraños-dijo ella sin siquiera mirarlo-.

-Miroku-tomó su mano izquierda y depositó un suave beso-. Un placer.

Hubo unos minutos de silencio en los que ella miraba su celular con el ceño fruncido, ignorando por completo al hombre y al martini a su lado.

-Su esposo debe ser un hombre muy afortunado-habló el tocando el dedo donde descansaba el anillo de matrimonio de ella.

-Quisiera decir lo mismo de su esposa,-Sango clavó su mirada en la alianza que llevaba en hombre en su mano izquierda.-pero aquí está usted, tocando la mano de otra mujer. ¿No tiene alguna otra cosa que hacer?

-Probablemente… Pero la encontré a usted aquí, luego de vagar sin sentido por estas calles… Quizás eso signifique algo.

-Significa que el whisky le cayó pesado y debe volver a su hogar-hablo ella alzando la voz más por su molestia que por el ruido de la música en el establecimiento.

Un par de manos se acercaba a ella con parsimonia, la primera en abordarla tomó la mano en donde descansaba su anillo de matrimonio, dándole vueltas lentamente a la pequeña alianza, captando a su vez la mirada chocolate de la mujer sentada a su lado. La siguiente fue a dar hasta su cintura, haciéndola bajar del pequeño taburete donde estaba sentada y situándola justo en frente de él.

-Lamentablemente, en mi hogar no se encuentra la persona con la que quisiera estar esta noche… Y…-El Dj de turno gritó algo en el micrófono sobre el comienzo de la "Happyhour" y una música aún más estridente y horrenda que la anterior comenzó a sonar por los altavoces, acallando así las últimas palabras de aquel hombre que ahora paseaba sus dedos por sus pómulos y labios. Ella no realizo movimiento alguno, expectante a la siguiente acción de él.

Con cuidado se acercó hasta su oído, rosando con sus labios una sonrosada mejilla.

-No me atrevería a besar una dama en un lugar como este, si gusta acompañarme…

Ella solo asintió y recogió su celular de la mesita del bar. Al segundo siguiente se encontraba cruzando un mar de gente de la mano de aquel pelinegro. Al llegar a las afueras del recinto él la encamino hasta su auto, abriéndole la puerta del copiloto. Ella no sabía si era la brisa otoñal o la expectativa lo que la hacía temblar ligeramente, sin embargo se adentró en el auto sin chistar. El dio la vuelta para entrar y lo recibió el ceño fruncido de su ahora acompañante. El solo le dirigió una sonrisa.

Se acercó hasta ella, más de lo necesario, para abrochar su cinturón. Rozo en el trayecto la piel que de sus hombros y un pequeño tramo de su pecho descubiertos a propósito por su vestido. Antes de retirarse depositó un casto beso en la comisura de sus labios, pidiendo permiso para algo más, al mirarla a los ojos supo que lo había conseguido.

La besó con cuidado. Y ella le respondió como si lo hubiera querido hacer desde siempre, cruzando sus brazos alrededor de su cuello, quebrantado el modo calmo con el que él había comenzado. Miroku se separó con cuidado depositando un último beso sobre su compañera y retirando sus manos que habían llegado a los muslos de ella bajo el vestido.

-No tardaremos en llegar-habló finalmente, mientras se pasaba una mano por el desorden que había dejado Sango en sus cabellos y encendía el auto.

Llegaron en poco menos de media hora. Él se adelantó hasta la puerta de su casa y ella le seguía algo incomoda un poco más atrás. Se adentraron en la oscuridad del salón y ella suspiró en frustración.

Nada. Lo había olvidado.

Extendió su mano a donde muy bien sabia estaba el interruptor de la luz. La sala se iluminó con un suave 'clic'.

-¡SORPRESA!-gritaron al unísono unas veinte personas en su sala. Su pequeña cartera salió volando por su sorpresa.

-¡Feliz cumpleaños Sango!-Gritó Kagome desde atrás de un mueble.

-¡Felicidades, mami!-se abalanzaron hacia ella tres pequeños niños con sus respectivos gorritos de fiesta. Sango los abrazó como pudo y luego se volteó a mirar al hombre que la había traído hasta aquí, el mismo que amaba, su esposo.

-¡Feliz cumpleaños!-susurró cuando ella se acercó a abrazarlo- Te dije que aquí no estaba la persona con quien quería estar esta noche…

Y el resto de mi vida

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Nota:

*Se pone mascara y capa para escribir esto*

Llegados aquí, espero no haber sido descubierta( y que no haya salido muy OOC) :3. Este pequeño one-shot es el primero de cinco regalitos para mi amiga del foro ¡Siéntate! ¡Disfrútalo, belleza tropical!

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La amiga secreta.


¡Gracias a todos por leer! Esperamos ese comentario.

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