Disclaimer: Los personajes e historia original le pertenecen a Rumiko Takahashi. Esta historia pertenece a una chica del foro ¡Siéntate! (luego, revelaremos a quien).

Fic participante del juego del foro ¡Siéntate!, Mes de la Amistad: Amigo Secreto. Este fic particular está escrito para Fumiis Braginski, de su amiga secreta.

¡Le dejamos la pequeña viñeta para que lo disfruten!


Fumiis:

Te traigo el primer capítulo de tu regalo, estará centrado en una idea sobrenatural (atendiendo la ficha), incluyendo el resto de los elementos a los capítulos. Espero que satisfaga tus gustos(L). Un besote, nena.

Tu amiga secreta.


Prueba de Valor

1. Encuentro.

Nadie le creyó cuando dijo que lo haría sola.

Por eso se metió en el bosque y caminó, sosteniendo firmemente la lamparita que le iluminaba el camino a sus pies. Tras de ella, la penumbra se devoraba todo, sin ninguna piedad. Y eso no la detuvo de seguir su camino.

El sendero que se dibujaba en el suelo iba adelgazándose hasta que, al dar una vuelta detrás de un árbol, se fue difuminando hasta desaparecer.

Y luego tuvo la sensación de que estaba perdida.

Pero ya no había vuelta atrás; así que se convenció de que retomaría el camino al viejo cementerio pasando esos árboles que estaban más adelante, a algunos 5 metros de distancia.

Trató de avanzar un poco más rápido, pero al seguir el recodo, se encontró con una maraña de troncos de árboles desperdigados sin ningún patrón en especial. Ahora se arrepentía de haber aceptado entrar sola al bosque.

Todo porque era demasiado mala para rechazar las apuestas.

Nadie le había enseñado a Higurashi Kagome que debía rechazar esa clase de provocaciones por su propio bien. Justo ahora le habría venido muy bien esa lección aprendida, antes. Ahora pagaba las consecuencias de sus actos y su falta de prudencia en esta clase de cosas.

Su cabello azabache se meció con una fresca brisa, muy característica de mediados de otoño. Pero justo ahora estaba terminando el verano, así que no tenía sentido que fuera así de fría. A los lejos escuchaba las olas en la playa rompiéndose, producto de la luna llena que se mostraba poderosa en el firmamento nocturno.

Esto sólo era un juego de niños. Una simple prueba de valor. Para ella, la única que no se atrevió a hacerla junto al resto de sus compañeros.

Niñatos. De tercer grado de secundaria, para ser precisos.

Entonces la brisa que antes había sido suave, sopló con más fuerza, al punto en que Kagome casi tuvo frío. El hálito de su respiración se volvió tibio y salió de su boca en forma de vapor. De pronto no se sintió sola. Su lámpara se apagó.

Mierda y recontra mierda.

—¡Chatarra de porquería! ¡Justo tenías qué elegir el peor momento para descomponerte! ¡Estúpidas baterías! —La joven golpeó desesperada su lámpara, con la esperanza de que eso le trajera un poco de luz artificial de nuevo.

Un vaho frío resopló a su alrededor, obligándola a encogerse de hombros.

Se detuvo un instante, apenas capaz de moverse. El viento soplaba un poco más recio. Y ella no encontraba ni el jodido cementerio, ni el camino de regreso al campamento.

Angustiada, agitó su lámpara nuevamente, esta vez más fuerte que antes. La oscuridad del bosque comenzaba a ponerla nerviosa y lo que menos deseaba en ese momento era esperar. El movimiento de los arbustos aledaños a su persona la turbó profundamente y luego se encogió a sí misma, lívida del terror.

Y luego un maullido resonó furioso y lo que le pareció un gato (negro, gracias a la penumbra del bosque) salió corriendo cerca de ahí, rozándole la pierna.

Kagome ahogó un grito, mientras temblaba. Quizás era un buen momento para volverse y huir...

El hálito helado que la rodeaba se hizo más frío y luego sintió que alguien respiraba en su oído. La chica soltó una exclamación aturdida y horrorizada. Pegó un brinco mientras se revolvía, como si quisiera sacudir esa desagradable sensación que le llenaba el cuerpo.

—Eres más escandalosa de lo que pensé. —Una voz espectral obligó a la chica a seguir aquella voz, que se colocaba a sus espaldas. Tiritando, lentamente, Kagome se dio la vuelta hasta seguir aquella voz fría y sin emociones que la llevó hasta una criatura de características divinas, sentada sobre una lápida de lo que parecía la supuesta entrada al cementerio.

"Bien hecho, Kagome"; pensó con ironía mientras su desbocado corazón se aplacaba y el vértigo disminuía de su torrente sanguíneo. En un instante, una vez sopesado el terror inicial, se dio cuenta de que aquel ser no se movía de su sitio, que ni siquiera daba señal alguna de atacarla o atemorizarla.

Parecía un joven, de finas facciones y proporciones. Era alto, más bien gallardo. La observaba, con fastidio en la mirada. Una de color dorado, como si fuera oro puro. Tenía un cabello largo, sedoso, que, si no hubiera sido por su voz, le hubiese hecho creer que se trataba de una mujer. Una mujer anciana de platinados cabellos. Pero quizá la parte más impactante y curiosa de él, era la enorme estola, como de estrella de Hollywood, que traía en torno al cuerpo.

—¿Eres un fantasma? —No supo cómo obtuvo el valor para hablar con aquella criatura, que apenas tenía la intención de dirigirle la hermosa mirada. "Es como si se sintiera un ser superior", reconoció Kagome con indignación.

Pero no obtuvo respuesta alguna. Sólo un gruñido.

—¿Qué demonios eres?— Exigió saber ella mientras daba un paso hacia adelante, repentinamente más aventurada y valiente que antes. Entonces, el hombre descansando en la lápida desapareció rápidamente y, para cuando Kagome pudo reaccionar, dio un paso hacia atrás, chocando contra algo frío y duro. La chica atinó a dirigir su vista a dicho punto, encontrando al hombre que interrogaba. Y se dio cuenta de que sus orejas eran largas y puntiagudas y usaba una armadura—. ¿Qu-...?

—Humana irritante. —dijo el hombre mientras la tomaba del brazo, tratando de halarla.

—¡Para tu información, esta humana tiene nombre y es Kagom-...! —Forcejeó ella por soltarse en vano, porque en ese momento, el individuo que la sostenía, aplicó un poco de presión en cierta parte entre el puente del hombro y cuello de ella, haciéndola desmayar y caer inconsciente en el suelo.

El hombre bufó con cierta humillación al observar a la mujer tirada en el suelo. ¿Ahora qué? Suponía que ahora tenía qué llevársela. Tenía qué cumplir con el trato. Si quería salir beneficiado de todo ello.

Escuchó los gritos que llamaban a la humana que tenía en el piso. El aire fresco, señal de actividad sobrenatural en el área, se intensificó cuando hizo uso de toda su fuerza de voluntad para agacharse en el suelo y levantar a la mujer como costal de papas, y moverse con toda la intención de desaparecer junto con la chica.


Cuando el grupo de búsqueda compuesto por un profesor y cinco alumnos varones, llegó hasta el cementerio, unos cinco minutos después; encontraron la lámpara que Higurashi Kagome había llevado a su propia prueba de valor, botada y encendida. Hacía frío en la locación, pero al no encontrar rastro de la chica, se temieron lo peor.

Y en los siguientes tres días, ni rastro de ella se encontró.

Continuará...


¿Qué te parece Fumiis? Espero que te haya gustado o que esté cumpliendo tus expectativas. Serán otros cuatro capítulos, los cuales he planeado cuidadosamente ;)

Para todos los que leen, espero que les guste. Y no, no se dejen llevar por las apariencias, wajajaja :B

Un beso a todos y todas.

La amiga secreta.


¡Gracias a todos por leer! Esperamos ese comentario.

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