Día 1: Misty es los post-os de las Películas
De nuevo ausente
En el interior del Gimnasio Pokémon de Ciudad Celeste, una gran discusión sacudía los cimientos y los cristales de todo el edificio. Esto resultaba algo común para los Pokémon y las hermanas de Misty Waterflower, la líder de aquel recinto, cada vez que Ash Ketchum se atrevía a llamar para informar que se encontraba en otra región; pidiéndole de favor a su amiga de cabello color naranja, que fuera a visitar a su madre para que no se sintiera sola.
Durante los primeros años esa petición resultó molesta, sin embargo, a Misty le agradaba conversar con Delia, por eso aceptaba el favor como una "amiga" no sin antes darle un regaño a su "amigo".
Pero al paso de los años, al aumentar la distancia entre ellos por las regiones cada vez más lejanas a donde viajaba, aquella petición de "amigos" se transformó en una daga dolorosa que le apuñalaba el corazón a la líder de gimnasio; sin embargo, Misty igualmente aceptaba el encargo tratando de sonreír, pero su carácter explosivo y su orgullo dañado provocaban que de inmediato estallara en una discusión tremenda; como la que ahora se producía entre ella y el monitor del videoteléfono donde se mostraba el rostro confundido y enfadado del aspirante a Maestro Pokémon de Pueblo Paleta.
— ¡¿TANTO TE CUESTA PASAR PARA SALUDARME, PEDIRME QUE VISITE A TU MADRE EN PERSONA Y LUEGO DESPEDIRTE DE MI?!— el reclamo en voz viva de Misty estaba más que justificado. Ash lo sabía y por eso su enfado vacilo un momento; pero la sirena de Ciudad Celeste pudo notar en la mirada de su amigo, que este se obligaba a mantenerse terco en su postura de hombre ignorante— ¡¿NO CREES QUE AL MENOS ME MERECIA ESA CONSIDERACION, ESTA VEZ?!— a pesar de sus esfuerzos y la rabia de mostrarse débil, Misty no pudo evitar que sus palabras sonaran suplicantes mientras un par de lágrimas rebeldes escapaban de sus ojos.
Las hermanas sensacionales intentaban actuar ignorantes al griterío de su hermana menor mientras un silencio tenso se apoderaba del lugar; aquellas mujeres eran conscientes de los sentimientos de la más joven de la familia por aquel entrenador Pokémon de Pueblo Paleta, pero desconocían lo que le ocurrió a su hermana cuando fue a Alola para visitar la escuela Pokémon, y claro, disfrutar de aquella excusa para visitar a Ash Ketchum. Sea lo que fuera que sucedió, dejo en claro que la relación entre ambos jóvenes había avanzado. Apenas un milímetro; pero por Arceus, eso resultaba un motivo de celebración después de tantos años.
— Tienes razón, Misty… lo siento, fui desconsiderado…— declaró Ash sonado apenado y suspirante, sin embargo, sus palabras resultaban lejos de parecer una disculpa— Pero el Profesor Oak necesitaba que trajera un encargo a esta nueva región lo antes posible. Y como mi "mejor amiga" creí que entenderías la situación— fueron sus palabras dichas con cierto resentimiento, pero de inmediato pareció arrepentirse llevándose ambas manos a la cabeza en señal de frustración.
Durante toda esta discusión, Pikachu se quedo a un lado del monitor observando angustiado a ese par de entrenadores importantes para él, pero al escuchar las palabras del muchacho de cabellos color azabache estallo en reproches por aquella actitud con la amiga de ambos.
— "Mejor amiga". Claro. Yo dije esas palabras— susurró Misty de forma audible, temblando ligeramente por la frustración que estaba invadiéndola— Jajaja ¡Soy una tonta! Jajaja ¡Soy una tonta, una tonta, una tonta! Jajajaja…. ¡Soy una tonta por creer que algo tan obvio traspasaría el muro de concreto que tienes por cabeza Ketchum!— exclamó con renovado enfado, riendo con histeria. Misty estaba harta, harta de todo, harta de observar el rostro de aquel hombre, harta de esperar ilusionada que entendiera sus sentimientos, harta de no poder decir lo que sentía en ese momento. La sirena de Ciudad Celeste se encontraba harta de no tener el valor de decir: "Te amo, grandísimo tonto".
— Misty… Yo…— el rostro de Ash mostraba una confusión total, una gran desesperación, y un profundo dolor. Pero las palabras que tenía pensado gritar de una vez, fueron acalladas por la voz irritada de la líder de gimnasio.
— ¡NO TE PREOCUPES, QUERIDO "AMIGO"!— gritó Misty a todo pulmón luego de golpear la mesa con toda su fuerza— ¡Siempre es un gusto visitar a Delia, le mandare tus saludos! ¡Me alegró verte Pikachu! ¡Que tengas un buen viaje, Ash!— al decir el nombre del entrenador la voz de Misty se transformo en un gruñido debido al enfado que sentía por su propia cobardía y lo despistado que siempre resultaba ser ese hombre; sin decir otra palabra la líder de gimnasio presiono el botón para terminar con la llamada y el rostro de Ash desapareció de la pantalla.
Misty fue directamente a su habitación para estar sola, afortunadamente para ella, todos procuraban apartarse de su camino, se encerró en su cuarto y se recostó en su cama tratando de recuperarse de la fatiga emocional que acababa de sufrir.
Así comenzaba nuevamente la rutina depresiva de Misty, por no haber tenido el valor de confesar sus sentimientos; desde que el rostro de Ash desapareció de su vista, su corazón golpeaba fuertemente en su pecho para expresar su descontento y el deseo de verlo inmediatamente. Las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos, pero no las derramaría, no hasta que el entrenador regresara sano y salvo.
Las preguntas se arremolinaban en la cabeza de la sirena respecto a los motivos del Profesor Oak para mandarlo tan lejos y tan apresuradamente. Sin duda se trataría de algo peligroso, y la forma de ser de Ash, de anteponer su propia seguridad para salvar a otros lo metería en graves problemas. Como ya conocía perfectamente de sus aventuras previas; el recuerdo de casi verlo morir ahogado durante la aventura de Lugia le vino a la mente, así como los peligros provocados por los Unknow que tuvieron que enfrentar, las adversidades al ayudar y rescatar a Celebi, el peligro en que se vieron envueltos durante la aventura de Latios y Latias. Pero con un gran escalofrío, a Misty le llego el recuerdo del momento en que casi pierde a Ash para siempre cuando aquel muchaho quedo petrificado en la batalla de Mewtwo contra Mew.
— ¡Ya basta! ¡Deja de pensar en esas cosas!— se regaño Misty a si misma hundiendo la cabeza en la almohada.
Pero era imposible.
La preocupación por el bienestar de aquel aspirante a maestro Pokémon era un ácido que le corroía las entrañas a la bella sirena de Ciudad Celeste. Y aquel dolor se acrecentaba ahora que conocía el resto de aventuras arriesgadas que Ash llevo a cabo junto a May, Dawn e Iris. Groudon, Deoxys, Rayquaza, Darkrai, Giratina, Dialga, Palkia, la lista de Pokémon peligrosos que Ash enfrento para salvar a todos era inmensa.
Misty siempre supo que la actitud temeraria de Ash le traería problemas, y durante los años que estuvo esperando a que regresara de sus aventuras imaginó que se metería en varios líos. Pero jamás, ni en sus más locos sueños, llego a pensar que se enfrentaría a Pokémon que fácilmente podrían devorarlo de un bocado, o destrozarlo con el poder que irradiaban.
Desde luego, sus amigas y ex compañeras de viaje de Ash, redujeron el relato de los peligros que atravesaron para salvar el día. Sin embargo, su imaginación volaba mostrándole al entrenador de Pueblo Paleta lanzándose al ataque sin medir consecuencia. Obviamente la valentía de Ash le resultaba encantadora, y el estar dispuesto a ayudar a todos era una característica fascinante de su personalidad. Esas razones fueron las que hicieron que se enamorara de Ash Ketchum.
— Solo asegúrate de regresar en una pieza, grandísimo tonto— susurró Misty sonrojándose ligeramente, observando el techo de su habitación. Sintiéndose ella misma como una gran tonta por repetir esta rutina una y otra vez.
Cuando Ash se encontraba lejos, la frustración e impaciencia por verlo de nuevo siempre la tenían de mal humor, y para relajarse iba de visita a Pueblo Paleta para saludar a Delia, y también para enterarse del desarrollo de los viajes de aquel tonto de cabellos alborotados color azabache.
Y aquellas ocasiones en que Misty se reencontró con Ash sin previo aviso, eran recuerdos de dicha suprema y enfado desmesurado por no haber cedido a sus impulsos de abrazarlo para demostrarle la falta que le hacía. En esos momentos, Misty detestaba su orgullo y su resolución de no abrumar la mente de Ash con su confesión. Como casi lo hizo al bromear con Ash cuando se despidieron en el aeropuerto luego de su viaje escolar al laboratorio Pokémon antes que regresara a Alola.
En fin, arrepentirse de las cosas que dejo pasar y no hizo, además de esperar impaciente su pronto regreso; eran las cosas que Misty hacía mientras Ash se iba de viaje. Y usaba aquel tiempo para idear la mejor forma para confesarse, ya que por lo visto aquel hombre jamás lo haría por su cuenta. Pero en cuanto lo tenía cerca, la sirena de Ciudad Celeste actuaba como una niña, nerviosa y sonrojada todo el tiempo, simplemente feliz de tener cerca a Ash de nuevo; incapaz de pronunciar las palabras que practico tanto tiempo por temor a que todo se volviera extraño entre ambos. Y sobre todo por temor a ser rechazada por el hombre de quien estaba enamorada.
Ese temor la acompañaba desde que se despidieron en las afueras de Ciudad Verde, cuando dieron por terminado el maravilloso viaje de aventuras que realizaron. El autocontrol que demostró en ese entonces ya no existía, si tuviera la oportunidad de regresar en el tiempo, Misty estaba más que segura que le daría a Ash un beso de despedida en los labios antes de marcharse, sin importarle las consecuencias que eso le traería a los sueños de Ash Ketchum. Porque en ese entonces la conciencia de la líder de Gimnasio no la dejaba de fastidiar con las implicaciones de alborotar las emociones de un niño que apenas comenzaba a seguir sus sueños, a pesar de conocer perfectamente los sentimientos escondidos que Ash sentía por ella. Misty se prometió a si misma que esa sería la única vez que lo dejaría ir sin decirle lo que sentía.
Pero tras todos estos años, cada vez le resultaba más difícil calmarse y expresar calmadamente sus sentimientos, ya que le era más fácil a Misty sucumbir a su furia interna y los deseos de no arruinar su amistad.
Con un gran suspiro, la mente de la entrenadora de cabello color naranja se encargo de mostrarle la imagen de Ash, caminando desinteresadamente hacía un peligro inminente. El revoltijo de emociones que abrumaban su corazón no dejaron de molestarla hasta que finalmente se quedo dormida mientras por su ventana se lograba ver el sol ocultándose en el horizonte.
Ash se golpeaba repetidamente la cabeza contra el mostrador del Centro Pokémon, atrayendo la mirada incomoda de todos a su alrededor. Pero el entrenador de Pueblo Paleta no le prestaba atención a esas cosas, lo que amenazaba con resquebrajarle la cabeza no eran los golpes que se daba, sino las palabras que no pudo decirle a Misty hace un momento y los reclamos de su querida amiga, que su mente repetía una y otra vez agregando culpa y frustración renovada a la mezcla.
Ahora mismo, el aspirante a Maestro Pokémon, se encontraba completando el encargo del Profesor Oak en lugar de regresar inmediatamente a Kanto para disculparse con Misty. Ansiaba. Deseaba regresar al lado de su amiga. Trataba, pero no podía romper aquella voluntad superior que parecía estar dominándolo y guiándolo. El entrenador de cabello color azabache ya tenía sus sospechas de lo que le ocurría, y si resultaba ser cierto jamás podría tener un futuro con Misty. Por eso, hasta estar seguro, continuaría obedeciendo aquella "voluntad" antes de empezar a actuar.
