Primera preparatoria de Odaiba, la preparatoria de más alto prestigio en Tokyo. Un alto nivel académico y un comportamiento ejemplar, es lo mínimo requerido por esta academia. Para cualquier alumno que aspire a una gran universidad era imprescindible llegar a graduarse de esta preparatoria.
A simple vista es solo una academia con un alto nivel de enseñanza y unas estrictas normas de comportamiento. Pero aquellos que conozcan un poco más allá de las apariencias te podrían decir que aquella institución poseía dos irregularidades.
- mmmm, suena algo loco que una escuela de este prestigio tenga defectos – una joven de cabello negro jugaba con su cabello. Al igual que su amiga ese día ingresarían a la primera preparatoria de Odaiba - ¿Qué son? ¿Fantasmas? ¿Escaleras en mal estado? ¿Profesores robots? –
- Dos alumnos – ella solo había escuchado esa historia de su hermana mayor que había asistido a esa preparatoria, pero no sabía si era realmente cierto – Se dice que esta escuela concede dos puestos especiales a los alumnos –
- ¿Puestos especiales? –
- Si, según lo que me conto mi hermana existen dos puestos para los alumnos. Esos dos alumnos tienen más autoridad dentro de la preparatoria que los maestro o el concejo estudiantil. Solo la directora está por encima de ellos –
La primera preparatoria de Odaiba otorgaba a dos alumnos seleccionados total poder sobre la institución. Aquellos dos alumnos podían decidir el menú de la cafetería, saltarse clases, exámenes, incluso podían despedir a un maestro si así lo deseaban.
- Alumnos despidiendo maestros, es un poco surrealista – afirmo mientras miraba el enorme edificio blanco que se alzaba antes ellas – suponiendo que es verdad, quienes son esos alumnos –
- La princesa o príncipe de la preparatoria y el presidente del comité disciplinario – suspiro, para ella también era difícil creer aquel rumor. Después de todo sonaba demasiado loco para ser real.
La princesa o príncipe de la preparatoria era el puesto concedido al mejor alumno de la preparatoria, aquel con mejores calificaciones, personalidad, cualidades. El estudiante modelo por excelencia, aquel que serviría como el ejemplo a seguir, alguien a quien todos admirarían e intentaran igualar.
- Siempre es seleccionado en una votación por todos los estudiantes y el profesorado a un alumno de segundo año para ese puesto –
- ¿Y el presidente del comité disciplinario? – pregunto aunque supondría que sería seleccionado de la misma manera, miro el reloj en su muñeca – vamos se nos hará tarde para el discurso de bienvenida – tomo a su amiga de la muñeca mientras se dirigían al gimnasio.
- Es elegido por la directora – la miro algo sorprendida.
- ¿Por Yuuko Yagami-sama en persona? No me gustaría estar en los zapatos de ese chico –
Yuuko Yagami directora de la primera preparatoria de Odaiba, era quizás la mujer más conocida en todo Japón. Fundo aquella academia hacia unos años y en poco tiempo la convirtió en la mejor de Tokyo, además de poseer grandes inversiones en numerosas empresas, además de su propia línea de ropa y maquillaje. Definitivamente una mujer impresionante y cualquiera que fuera seleccionada por ella tendría un gran peso sobre sus hombros.
- A mí tampoco, aunque nosotros tendremos suerte, este año eligen a los nuevos dos alumnos especiales, así que cuando los reelijan estaremos en tercero –
- Saben – una chica de gafas a su lado llamo la atención de ambas, ya todos los nuevos estudiantes ingresados se habían formado en el gimnasio – se rumorea que este año los seleccionados son de primer año –
Antes de que pudieran preguntarle sobre ello el sonido de un carraspeo en los altavoces hiso que todos dirigieran su vista al frente. Una hermosa mujer vestida con un traje negro y el cabello atado en una coleta baja se encontraba en el escenario del gimnasio. Todo el mundo se quedó observándola embelesado, poseía un hermoso y largo cabello castaño, unos ojos mieles que reflejaban una amabilidad inmensa y una sonrisa tan cálida como las brisas de verano.
- Buenos días a todos mi nombre es Yuuko Yagami me da mucho gusto que decidieran ingresar a esta preparatoria, me llena de felicidad recibir a tantos buenos alumnos – les brindo una cálida sonrisa a todos los presentes que sin importar su sexo se ruborizaron debido a la belleza de su poseedora – Estoy segura de que muchos habrán escuchado que esta preparatoria posee dos puestos para los alumnos que sean considerados aptos. Eso no es solo un rumor, es un hecho que les confiamos esa autoridad a dos estudiantes. Aunque este año hay una pequeña excepción puesto que siempre son seleccionados alumnos de segundo año, pero debido al bajo desempeño de este año he decidido seleccionar a una alumna de primer año para el puesto de Princesa – los susurros entre los alumnos de primero y segundo año no se hiso de esperar, aunque era algo que ella ya tenía sabido con antelación – Aunque dudo que se opongan a esta decisión pues pienso que he seleccionado muy bien, sus notas en el examen de ingreso fueron perfectas en todas las materias, además ella ya posee una popularidad bastante grande entre los jóvenes de su edad –
Se detuvo un momento para observar la reacción en común de todos los estudiantes, después de todo los rumores corrían con velocidad. Este año habían dos grandes rumores que recorrían su campus, uno era que los alumnos especiales serian de primer año; el segundo, una muy conocida idol ingresaría allí, aunque nadie sabía quién era, bueno nadie excepto ella.
- Ahora me gustaría presentarles a la persona que dará el discurso de bienvenida y también quien ocupara el puesto de la princesa de la preparatoria, denle una cálida bienvenida a Mimi Tachikawa –
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Suspiro con cansancio. Cuando abandono su carrera como idol para ingresar a la preparatoria esperaba llevarla de la manera más tranquila posible. Pero la directora había insistido en que sea ella quien posea el título de "Princesa". Había intentado negarse pero esa mujer podía ser muy convincente.
No le molestaba la atención y el poder que conseguiría con el puesto, después de todo ser el centro de atención era una de las que cosas que conllevaba ser una idol juvenil. Pero no quería ser rechazada por sus compañeros, aunque por el recibimiento que le dieron, parecía que se habían tomado las cosas de buena manera.
- Mimi-sama – una voz a su lado la saco de sus pensamientos. Elevo la vista para encontrarse con el profesor, al parecer estaba tan perdida en sus pensamientos que no estaba prestando atención a la clase. Ahora se llevaría un buen regaño – Si no se siente bien puede ir a la enfermería –
- Gracias – se levantó algo avergonzada y abandono la clase en silencio. Tras cerrar la puerta sonrió triunfante, ahora que lo recordaba ella era la nueva "Princesa" tenía incluso más poder que los profesores. Podía hacer lo que quisiese y nadie podría regañarla o detenerla – Creo que daré un paseo, después de todo esa clase era aburrida – volvió a sonreír comenzando a caminar por los pasillos mientras tarareaba una canción.
Con la idea de tomar un poco de aire fresco giro en el pasillo sin fijarse mucho. Choco contra algo firme y debido a que iba distraída no pudo evitar caer sentada ante el golpe. Levanto la vista algo indignada de que una persona chocara con ella y más aún que no se disculpara. Se encontró con un joven de cabello castaño y desordenado que desafiaba a la gravedad, poseía unos ojos chocolates y una expresión que estaba en el punto medio entre el aburrimiento y el fastidio.
- ¿No piensas disculparte? ¿Acaso no sabes quién soy? – le reclamo al chico con sumo enojo, el cual solo le resoplo en respuesta. Se levantó rápidamente para encararlo, le apunto con el dedo una vez estuvo a su altura o algo así, pues el chico era varias centímetros más alto que ella pues lo tenía que mirar hacia arriba – Podría hacer que te expulsen si lo quisiera –
- Mmmmm, así que esta vez es una princesa caprichosa – comento al aire con aburrimiento, ni siquiera la estaba mirando, eso la hacía enfurecer aún más al punto de apretar los dientes – Muévete la directora quiere verte – sin esperar una respuesta de su parte, el joven se dio media vuelta y comenzó a caminar. Ese chico realmente la enfurecía, era clase de persona que ella odiaba, las que la ignoraban. Pero como no conocía el camino decidió seguirlo en silencio, claro que maldiciéndolo en sus pensamientos.
Fue un camino realmente corto hasta la oficina de la directora, pero le dio tiempo a desearle la muerte de 28 maneras diferentes al joven, incluso una en la que un gato le mordía el cuello por robarle su comida; si tenía una gran imaginación.
Golpeo la puerta dos veces suavemente y tras esperar un momento decidió abrir la puerta. Ella levanto una ceja con curiosidad ¿Quién se creía para entrar en la oficina de la directora sin permiso?
- Directora le he dicho cientos de veces que debe responder al llamado de la puerta – el joven le hiso señas de que entrara. Observo a la joven directora sentada en su escritorio de roble mientras tomaba una taza de té.
- Perdón Tai-chan estaba algo distraída – respondió con una sonrisa traviesa mientras sacaba suavemente su lengua y se daba un golpecito en la cabeza.
- Ya le he dicho que no me llame así en la escuela – la directora se levantó de su asiento y ante la sorpresa de Mimi rodeo al joven y colocándose a su espalda lo abrazo coquetamente.
- Vamos Tai-chan no seas tan frio conmigo – ronroneo y mordió su oreja, Mimi se sonrojo visiblemente.
- Lo siento, si me disculpan – el joven castaño se deshizo del abrazo e hiso una reverencia – Debo encargarme de unos asuntos – tras un resoplo de la directora Tai, como lo había llamado ella abandono la oficina.
- Ni siquiera un sonrojo, tan imperturbable como siempre – esas palabras llamaron la atención de Mimi. La castaña mayor le indico que tomara asiento mientras regresaba al suyo propio – Disculpa esa escena, pensé que si intentaba avergonzarlo frente a ti conseguiría molestarlo, pero Tai-chan es tan frio – lloriqueo la directora mientras apoyaba sus brazos sobre el escritorio y agachaba la cabeza totalmente derrotada.
- Directora disculpe la curiosidad, pero ¿Quién es él? –
- Ese chico no tiene remedio, mira que no presentarse ante una hermosa jovencita – Mimi se sonrojo ante el cumplido, Yuuko Yagami sonrió con travesura, tal vez tendría alguien a quien molestar – Ese jovencito es el nuevo presidente del comité disciplinario y al igual que tú también fue seleccionado de primer año, de la clase 1-E, Taichi Yagami –
- Yagami – susurro para sí misma, le tomo unos segundos caer en cuenta de cierto detalle - ¿Acaso? –
- Si es mi hijo, ¿No es guapo? – pregunto divertida mientras Mimi se petrificaba de la sorpresa. Ese chico odioso era el hijo de la directora y el presidente del comité disciplinario.
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Las puertas de la oficina se abrieron y él no necesitaba dirigir su vista hacia la persona que había salido de allí, distinguía el sonido de sus delicados pasos. Ella se detuvo a observarlo, mantenía sus ojos cerrados y aun apoyado en la pared con total calma, hasta ella podía notar que estaba totalmente atento a lo que ocurría a su alrededor.
- Ahora que sabes quién soy – comento mientras caminaba hacia ella y su expresión cambiaba a una de suma molestia – Es mejor que no me provoques, "Hime" – Mimi apretó los dientes, se podía tocar la burla en esa última palabra.
- No deberías escuchar conversaciones ajenas. Con su permiso "Kaichou" – comento con la misma burla que él, haciendo una corta reverencia se marchó de allí. Taichi Yagami, si ella definitivamente comenzaba a odiarle desde lo más profundo de su ser.
- Así que esa es la posición que tomaras con ella – susurro en su oído mientras lo abrazaba con cariño. Taichi se sorprendió, mas no lo demostró. Yuuko Yagami, su madre podía llegar a ser una mujer realmente tenebrosa, no la había sentido llegar hasta que le hablo – Si crees que es la mejor forma, no te regañare, pero recuerda que debes protegerla. No puedes permitir que nadie la capture –
- No te preocupes Mama, jamás permitiré que eso pase –
- Recuerda que tu vida y la de ella están vinculadas. No quiero perderte Tai-chan – deposito un suave beso en su nuca permitiendo que su hijo se librara de sus brazos.
- Mi vida no me interesa, pero protegeré la de ella hasta con mi último aliento – aseguro el joven comenzando a alejarse de la oficina en la misma dirección que lo había hecho la castaña hace unos minutos.
- Ella realmente te gusta hijo ¿Verdad? – susurro para sí misma volviendo a entrar en su oficina, con calma la recorrió hasta llegar al enorme ventanal que le daba una hermosa vista del atardecer de Odaiba – Un ángel negro y un demonio blanco, tendrán un camino difícil – comento al observar como su hijo abandonaba el campus siguiendo a la distancia a cierta castaña. Taichi dirigió su vista a la dirección opuesta mientras a ella se le formaba una sonrisa – Así que también notaste a nuestros invitados escurridizos, después de todo eres mi hijo, cuida a tu princesa Tai-chan -
