»Disclaimer: Los personajes no son de mi propiedad y no hago esto con ánimos de lucro. Son de Amano Akira, creadora de KHR.
»Advertencias: Team Verde, sólo eso y creo que es suficiente.
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Padre
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–Maestro~ –
–Por cuarta vez, ¿Qué? –Mukuro sonaba exasperado. –
–… Maestro~ –El de mirada bicolor suspiró, rendido. A su lado Verde reía. –
–¿Qué es tan gracioso, profesor? –El mencionado encogió sus pequeños hombros y esbozó una sonrisa cínica. –
–Tú trabajo como padre deja mucho que desear, Mukuro. –Contestó el de homónimo cabello, mientras aludía al mocoso de hebras más claras que las suyas. –
–¿Padre? ¡No soy padre de nadie! –Se quejó el maestro, contradiciendo en un ademán con su diestra lo dicho por el científico. –
–Cuidas de él, controlas sus horarios de internet y TV, te aseguras de que tenga un horario de comidas medianamente normal; y no olvidemos que cada vez que el chico te lo pide, le cuentas historias para que se duerma. –Expuso la reencarnación de Da Vinci. – Eres su padre, o intento de, Mukuro. –
Rokudo observó a su aprendiz, quien todavía seguía buscando su atención; pese a saber que ya le había preguntado qué es lo que quería. Volvió su vista a Verde, quien reía siniestramente, pensando vaya a saber qué cosa para sonreír de tal forma.
–¿Usted cree, profesor? La verdad, yo lo veo como un molesto ser al que acogí por el mero hecho de ser una aparente pieza útil en este juego de poderes, kufufufu~ –El de cabellos violáceos acompañó con su coqueta carcajada al arcobaleno al que representaba. –
El niño con el ilusorio sombrero de manzana apreció a su tutor y al loco magnate de la ciencia reír cual borrachos tras empinarse la más costosa bebida alcohólica de un pobre bar en los suburbios más apestosos y sucios de la pacífica Namimori. Pensó muchas cosas, entre ellas, que tanto el guardián de la niebla y el bebé del rayo, estaban irrevocablemente locos –cosa que no se alejaba de la sana realidad–.
–Oi, Maestro~ –Extrañamente, las risotadas de ambos se volvieron más fuertes, y ahora no logró ser el centro de sus miradas. – Papi~ ¿Me cuentas una historia antes de ir a dormir? –
Las risas cesaron, y el de irises desiguales vio a su alumno con la sorpresa impregnada en cada poro de su piel facial.
–¿Cómo…? –
–Sí me cuentas un cuento antes de acostarme~ –Los ojos verdes brillaron, mas su tono de habla reflejaba lo mismo de siempre: nada. – Papá~ –Agregó, para satisfacer su retorcido deseo de ver las caras varias de su maestro contraídas en desesperación. –
El silencio se propagó por unos breves instantes, hasta que la carcajada metiche del único portador de la llama relampagueante acotó.
–¿Ves? Te lo dije. –Mukuro lo fulminó. –
–¡Maestro~! Tengo sueño, ¿Me contará la historia o no? –Insistió el menor. –
–… Si con ello te callas. –Contestó el ilusionista mayor. – Sí. –Terminó en pocas palabras. –
–Genial~ ¿Podría contarme de nuevo la verdadera Blancanieves? –Dijo, mientras se perdía con su tutor por los pasillos oscuros del destartalado parque de diversiones. –
En la sala –o intento de ello– sólo quedó el maldito ser con súper inteligencia.
–Supongo que aquí se incertaría la popular frase de "tal palo, tal astilla". Ese mocoso es tan o más bizarro que Mukuro. –Razonó en soledad, y tras un breve minuto de meditación, esbozó otra risa típica de loco. –…Aunque yo no me quedó atrás~, después de todo, la idea de los cuentos se la di yo. –
Acto seguido: cambio el canal con su diminuta mano.
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Fin
Espero que les haya gustado~ ¡Viva el Team Verde! xD
