Notas:

Hola, he vuelto :)

¡Espero que esta historia sea de su agrado! Supercorp siempre xD, digan lo que digan.

Se agradecen las críticas constructivas, disculpen si hay algún error en la trama, más o menos traté de considerar todo lo que ha sucedido hasta la temporada 3, pero seguro algunos detalles se me han escapado.

Serán varios capítulos los cuales ya tengo prácticamente terminados salvo algunos detalles, porque no quiero que me suceda lo mismo que con otras historias largas _

En fin, los dejo con la historia porque no los quiero aburrir con mis notas :P

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VIDERE.

PARTE I

No era su primera vez en ese bar, pero sin duda era la primera vez que recibía miradas curiosas del bartender. El muchacho, un hombre joven y moreno un poco más alto que ella, secaba vigorosamente un vaso recién lavado para después acomodarlo en su lugar, sin dejar de observarla. Lena estuvo a punto de reacomodarse el gorro de lana color rojo que llevaba puesto para intentar disimular su identidad. Quizá era algo raro llevarlo en el interior del bar, pero prefería eso a ser reconocida. Aunque el joven seguramente ya la había identificado.

- Día difícil, supongo.

- ¿Sabes que es una cualidad el saber guardar silencio cuando no se inicia una conversación?

El muchacho alzó las cejas, pero no dio señales de sentirse ofendido. Incluso pareció divertirse con su respuesta muy poco amigable.

- De acuerdo, señorita Luthor.

- ¡Shh! – lo calló Lena cuando lo escuchó pronunciar su apellido. No quería llamar la atención de los presentes.

- Hay tres personas en el bar, nadie lo va a notar. – murmuró el muchacho.

- Te sorprenderías. - respondió, dando el último sorbo a su vaso con whisky.

- Cuanta paranoia.

Lena suspiró, pensando que se tiene derecho a ser paranoica cuando han atentado más de una vez contra tu vida. El bar era de por sí bastante caro y bien conocido por la discreción que solía guardar el personal siempre que algún cliente importante los visitaba, pero eso no garantizaba que los clientes fueran igual de prudentes, mucho menos con algunas copas encima.

- Además, si mi guardaespaldas fuera Supergirl me preocuparía menos. – murmuró el muchacho, y Lena apretó la mandíbula porque ese tema era justo el que no quería tocar en aquel momento.

- Supergirl no es mi guardaespaldas.

- Mmm…

- ¿Qué?

- Todo el mundo sabe que le ha salvado la vida en varias ocasiones y-

- No quiero sonar grosera pero ¿Vas a darme otro whisky? - Lo interrumpió porque en verdad no quería tener esa conversación. Azotó el vaso sobre la barra y lo empujó hacia el chico con más fuerza de la necesaria. El vaso se deslizó más allá del borde y él alcanzó a sostenerlo antes de que cayera al suelo.

- Romper un vaso y llamar la atención, excelente estrategia si quiere pasar desapercibida. - Le dijo, sonriendo sardónicamente.

El moreno sacó otro vaso limpio, colocó un par de hielos en el interior, buscó la botella de whisky y sirvió generosamente.

- El tercero de la noche. - le dijo sonriendo amigablemente mientras le entregaba el vaso a Lena, que le dio un sorbo tan pronto lo tuvo en la mano.

- ¿Disculpe?

La joven millonaria tuvo que contenerse para no emitir un gemido de desagrado cuando escuchó una voz desconocida detrás de ella. Todo lo que quería era beber en silencio sin que nadie la interrumpiera, ¿era eso mucho pedir?

- ¿Es usted la de la fotografía?

Entonces su gorro de lana no había sido suficiente disfraz. El hombre le estaba mostrando la primera plana de un diario de ese día, en donde una fotografía de ella en un gesto defensivo frente a Supergirl había causado conmoción por el titular de "Luthor VS Super, el inicio de una Guerra"

- Obviamente no, ¿parezco rubia? - Le respondió señalando a la heroína en el periódico.

El hombre no entendió el mal chiste, encogió los ojos y observó la foto para después escudriñar su rostro.

- No... ella no, me refiero a Lena Luthor.

Lena lo ignoró.

- Solo quiero hacerle unas preguntas.

- Agradecería que te retiraras.

- ¿Es verdad lo que dice el diario?

- No quiero hablar ahora.

- Estás molestando a la señorita. - le dijo el bartender, y Lena agradeció silenciosamente el intento poco exitoso para quitarle al tipo de encima.

- Yo solo quería saber si ahora que se han declarado la guerra el mundo corre peligro.

- ¿Por qué habría de correr peligro? - preguntó Lena genuinamente confundida.

- Ya sabe, lo de su hermano. Dicen que la locura se hereda, ¿Y si pierde la razón como él?

Suficiente. Lena había tenido suficiente.

- Sírveme un whisky para el caballero. - pidió al bartender con tono dulce.

El chico la observó con cautela pero obedeció. El hombre desconocido sonrió. El bartender depositó el vaso en la barra y ella lo tomó tan solo para arrojar el contenido directamente a la cara del indeseable acompañante.

- ¡Qué diablos te pasa! - exclamó el hombre, con el rostro y la mitad de la camisa empapada.

- ¡Qué diablos te pasa a ti! - le respondió Lena, con el mismo tono agresivo.

Después todo pasó en un santiamén. El hombre se le fue encima, el bartender gritó una advertencia, Lena soltó un puñetazo porque no quería averiguar las intenciones de su atacante, que un par de segundos después tenía la nariz rota y la camisa manchada de whisky y sangre.

- ¡Maldita perra!

- ¡Suficiente!

- ¡Llama a la policía!

- ¡Por supuesto! ¡Llámala!

- Cree que porque tiene dinero puede hacer lo que le plazca.

- NO, ¡tú eres el que quiere hacer lo que le place a pesar de que la gente te manda al carajo!

- ¡Cálmense los dos!

- Estoy llamando a mi abogado.

- ¡Ah! ¡Excelente! ¿Vas a demandarme? ¡Tengo testigos!

La verdad era que de las otras dos personas una se estaba retirando sigilosamente y la otra estaba casi dormida sobre la mesa, pero en fin... aún quedaba el bartender, ¿no?

- Estúpida mujer, ni siquiera con tu dinero vas a salvarte de-

- ¿Qué está pasando aquí?

Alguien acaba de abrir la puerta del bar y se había encontrado con lo que anunciaba ser un verdadero desastre. La voz le pareció familiar a Lena, que se dio media vuelta para confirmar su sospecha.

- ¿Qué haces aquí? - preguntó Lena entre ofendida y sorprendida cuando Kara Danvers atravesó la puerta del bar, a las dos de la mañana, de manera inesperada y absurdamente casual.

- Estaba...

Claramente no había pensado en una explicación, y Lena lo sabía. Hacía aspavientos con las manos y se acomodaba los lentes de manera nerviosa. ¿Qué es lo que esperaba decir? ¿Pasaba por ahí y escuchó los gritos?

- Por Dios, Kara. - siseó Lena, furiosa.

Tomó su bolso, se acomodó la bufanda roja que llevaba alrededor del cuello y el gorro de lana sobre la cabeza, extrajo efectivo suficiente para pagar los tragos y una generosa propina, luego se dirigió al hombre desconocido que retrocedió un par de pasos pensando que recibiría otro golpe.

- Si vas a demandarme puedes llamar a este número - le entregó una tarjeta que había extraído previamente de su bolso - mi abogado se comunicará contigo, lamento lo de tu nariz, manda el recibo de los gastos médicos.

No se detuvo más tiempo del necesario y pasó junto a Kara sin dirigirle una mirada.

- ¿Tu chofer te está esperando?

- No necesito guardaespaldas. - murmuró Lena tan bajo que cualquier otra persona que no fuera Kara no la habría escuchado.

Caminó para salir del bar y la rubia se fue detrás de ella. Era otoño y hacía frío, el cambio de temperatura fue brusco pero Lena lo agradeció porque sentía la cabeza ligeramente obnubilada, y cuando dio los primeros pasos por la acera se desorientó un poco.

- Lena… ¿podemos hablar?

- Creo que lo que dije en nuestra última conversación fue suficiente, ¿o hablé en otro idioma?

- Lena, por favor... hay muchas cosas que tengo que decirte –

- Vaya, ahora sólo lo estás empeorando, ¿Qué más has ocultado?

- Lena...

Ni siquiera sabía a dónde iba, se detuvo y dio media vuelta sobre sus talones, tambaleándose un poco porque tres vasos de whisky era más de lo que podía ingerir sin sentirse ligeramente mareada. Se acercó a la rubia y se permitió observarla un par de segundos.

- Parece que te lastimaste - le dijo Kara, señalando brevemente la mano de Lena que hacia un par de minutos se había impactado contra el rostro de su atacante.

Era verdad, sus nudillos estaban rojos e irritados. No dolía demasiado, pero estaba segura de que eso iba a cambiar dentro de algunas horas.

- Un poco de hielo y alguna pomada ayudaría para-

- Mira, no necesito consejos de primeros auxilios, búscate a otra persona para jugar al héroe. - le espetó.

- Lamento todo esto, yo-

- Kara, debiste pensarlo antes de… - Suspiró. Estaba furiosa pero también estaba harta. - ¿Sabes algo? Es todo, no quiero tener esta conversación otra vez, no hay nada más que decir.

La calle estaba desierta y el sonido de sus pasos sobre el pavimento puso fin a la discusión.

- No vuelvas a hacer algo tan imprudente. El hombre estaba armado, lo vi por mi visión de rayos x. Podría haberte disparado.

Algo parecido al miedo se alojó en su estómago, aunque también podía ser rabia. Últimamente sentía tantas cosas que querer diferenciarlas era una pérdida de tiempo.

- ¿Y a ti qué diablos te importa? - susurró - Ah claro, tu instinto heroico.

Era momento de llamar a su chofer o pedir un taxi, porque empezaba a caer una lluvia ligera. Sacó el móvil y solicitó el servicio, no quería esperar demasiado y su chofer tardaría más tiempo en llegar. Se detuvo en la esquina, se acomodó la bufanda alrededor del cuello, tembló ligeramente porque el frío empezaba a calarle un poco. Kara permaneció a su lado y Lena decidió que la situación era ridícula.

- Di lo que tengas que decir de una vez. - le dijo, y Kara se apresuró a hablar.

- No te lo oculté por tu apellido. Es decir... no es que desconfiara de ti. Después las cosas se complicaron y para cuando me di cuenta no había manera de arreglarlo, no había manera de decírtelo sin que sacaras las conclusiones equivocadas.

La escuchaba, pero poco le importaban los argumentos.

- Todo lo que sé es que una de las pocas personas en quien confiaba, no confió en mí lo suficiente como para decirme que era Supergirl. A pesar de que tuviste muchas oportunidades. A pesar de que sabías lo importante que eras para mí.

- ¿Era? Lena… no es un asunto de confianza...

- ¡Es totalmente un asunto de confianza! ¿Sabes algo? Me rindo. Incluso un imbécil desconocido tiene miedo de que me vuelva loca e inicie el apocalipsis. Supongo que les hubiera hecho un favor a todos si me hubiera dado un tiro hace dos minutos.

- Lena, no digas eso.

- Te hubieras quitado un problema de encima.

- No eres-

- Por favor no digas nada.

¿En dónde estaba el estúpido Uber? Llevaba esperando lo que parecía una eternidad y no quería seguir discutiendo el mismo tema que hace unas horas la había orillado a irse a beber sola a un bar. Kara le había ocultado que era Supergirl, y no sabía que era peor, sentirse traicionada por quien en algún momento había considerado su mejor amiga o darse cuenta de que a pesar de todo, nada de lo que hiciera o dejara de hacer la convertiría en alguien digno de, por lo menos, tener algo parecido a una amistad.

El vehículo que la llevaría a su casa finalmente se acercó y después de corroborar las placas y el nombre del conductor, se subió justo cuando la lluvia empeoraba. No le dirigió palabra a Kara, que se quedó ahí de pie, preguntándose qué hacer para remediar la situación. La rubia suspiró y se alejó en dirección opuesta a la que había tomado el coche que transportaba a Lena, la calle seguía desierta y solo un coche de color arena pasó junto a ella como señal de que era tarde y a nadie más le apetecía estar fuera en esa noche tan fría. Se preguntó si sería muy imprudente llamar a Alex y pedirle algún consejo, si se molestaría al verla llegar a su casa con cervezas y pizza para llorar en su hombro. Al final decidió que eso tendría que esperar, después de todo no quería ser la culpable de una noche de desvelo de su hermana mayor.

Volvió a pasar junto al bar del que había salido hace unos minutos y pudo ver al bartender limpiando el piso de una mancha de whisky y sangre. El muchacho levantó la mirada y alcanzó a observarla, saludándola con una mano y encogiéndose de hombros mientras sonreía de manera resignada. Kara avanzó hasta la puerta del bar y volvió a entrar pensando que no sería mala idea ayudarlo.

- ¿Necesitas ayuda?

- No gracias, lo siento, ya cerramos.

- Está bien... no estaba buscando emborracharme. - Y aunque así lo quisiera, lo que tienes aquí no serviría de mucho, pensó.

- ¿Eres amiga de Lena?

- Algo así.

- ¿Y la dejaste ir sola? - preguntó el muchacho con incredulidad.

- No creo que hubiera querido mi compañía en este momento.

- Mmm... Sí. No se veía precisamente contenta cuando te vio entrar.

El muchacho continuó limpiando el piso y sonrió como si acabara de recordar algo.

- Tengo que reconocerle que tiene agallas, mira que romperle la cara a ese imbécil.

La rubia también sonrió.

- Sí... por cierto, ¿ya no te dio más problemas?

- Dejó un desastre en el sanitario pero ya lo limpié, salió sin dejar propina y se fue en su auto sin decir una palabra y echando humo por las orejas, pero sólo eso.

Kara asintió y el corazón le dio un salto.

- ¿Hace cuánto? ¿Sabes de qué color era el auto?

- Tal vez cinco minutos, y creo que era café, o arena.

Era el auto que había visto en la calle, en la misma dirección que el taxi de Lena. Aguzó el oído y escuchó un rechinido de llantas, un grito...

-Oye, ¿todo bien?, estás muy pálida...

- Tengo que irme.

Salió corriendo sin decir nada más, encontró un callejón y se despojó de la ropa de Kara Danvers para quedar en el traje de Supergirl. Voló tan rápido como pudo hasta el origen del grito, ignorando el sonido de un impacto repentino.

Por favor por favor que no sea Lena. Pensó una y otra vez.

Pero llegó al lugar del accidente y sus esperanzas se desvanecieron. El auto en donde iba Lena estaba volcado y las llantas aún estaban girando indicando que tan solo habían pasado unos segundos.

No no no no.

En un segundo se hallaba inspeccionando el interior. El chofer estaba consciente pero Lena, en el asiento trasero, no lo estaba.

- Tranquilo, voy a sacarlos de ahí.

Llamó enseguida a su hermana Alex.

- Alex, lo siento, necesito ambulancias, bomberos, es Lena.

- ¿Qué?

La voz de su hermana se escuchaba adormilada.

- Un accidente de auto, fue provocado, Lena no se ve bien, por favor.

- Entiendo, están allá en minutos.

Mientras hablaba doblaba fierros retorcidos y desgarraba vestiduras.

- ¿Lena me escuchas?

Por favor contesta. Por favor.

Pero la muchacha estaba inconsciente y tenía la mitad del rostro cubierto de sangre. En algún momento había perdido el gorro de lana y sólo la bufanda estaba enredada en su cuello. De alguna manera, el conductor había logrado liberarse e intentaba salir del auto. Kara lo ayudó y lo colocó suavemente sobre el piso, dándole un respiro. No parecía en exceso lastimado, así que regresó al auto para intentar liberar a Lena del montón de fierros retorcidos.

Finalmente lo logró, depositándola suavemente sobre el pavimento.

- Vamos niña, no me hagas esto, despierta.

Tenía pulso pero no abría los ojos.

- Debí acompañarte. No me di cuenta. – Le dijo, sosteniéndole suavemente el rostro por miedo a lastimarla. Los dedos se le mancharon de sangre.

Observó a su alrededor y se dio cuenta de que el auto del hombre que la había atacado se había impactado contra un árbol, y el conductor, para sorpresa de Supergirl, estaba saliendo por su propio pie.

La rubia corrió hacia él y lo aferró de la camisa levantándole varios centímetros del piso.

- Vas a pagar por esto. - le dijo, sintiendo que la sangre le hervía.

- Fue un accidente...

Ella lo sacudió y el hombre encogió el rostro sintiendo dolor.

- Sabes que no lo fue, te juro que voy a… - se quedó en silencio pensando en la palabra que estaba a punto de salir de su boca. - Vas a quedarte aquí hasta que llegue la policía, o te juro que vas a arrepentirte.

Lo volvió a dejar sobre el piso pero no quiso arriesgarse. De entre los escombros del accidente, tomó algo parecido a un alambre y lo enrolló alrededor de las piernas y las muñecas del hombre.

Un gemido de dolor la hizo sobresaltarse. Era Lena que había recuperado el conocimiento.

- Hey. – le dijo Kara, acercándose.

- Qué...

- Tranquila, tuviste un accidente... ya viene una ambulancia, voy a estar contigo.

La tomó de la mano y la apretó ligeramente. Lena hizo un gesto de dolor y cerró los ojos.

- Perdón por lo de la kriptonita... debí decirte...

- No es el momento, Lena...

- Es que...

- Nos equivocamos las dos, vamos a hablarlo después. Cuando estés bien.

- ¿Podrías perdonarme?

- Lena, por favor, no ahora.

- Nunca he querido hacerte daño… nunca…

- Lo sé, tranquila. Los médicos van a estar aquí en un momento.

Si por ella hubiera sido, la habría llevado en sus brazos al hospital más cercano, pero no quería arriesgarse a lastimarla más de lo que ya estaba.

Para alivio de Supergirl, el sonido de las sirenas de las ambulancias se escuchó a la distancia, pero para cuando los paramédicos bajaron de los vehículos Lena había perdido el conocimiento nuevamente.

La hicieron a un lado para tomarle los signos vitales, le aplicaron medicamentos y Kara solo podía observar mientras la atendían y la subían en una camilla para llevársela.

Por un momento se debatió entre quedarse o dejar todo y subir a la ambulancia.

- ¡Supergirl!

- Alex.

La mayor de las Danvers había llegado en su motocicleta, y a pesar de que seguramente se había levantado hacía sólo unos minutos, su gesto era de alerta y en cuanto posó los ojos sobre Kara la preocupación invadió su rostro, sobre todo cuando la camilla con una Lena inconsciente y con medio rostro todavía cubierto de sangre pasó junto a ella. Se quedó observando a la menor de las Luthor con gesto intranquilo pero de inmediato se dirigió a Supergirl.

- Vas a decirme todo lo que pasó después pero... creo ese tipo está en problemas. - le dijo, señalando al hombre atado de pies y manos.

- Hubo una discusión en un bar... - comenzó Kara, sin dejar de observar a Lena mientras la subían a la ambulancia - ... y salieron... - Perdió el hilo de la conversación cuando los paramédicos subieron a la ambulancia.

- ¡Denme un minuto! – les dijo Alex - Hay una persona que la va a acompañar.

- No podemos esperar, está grave.

Alex apretó el brazo de Supergirl.

- Muévete. Yo me encargo.

Kara asintió y alzó el vuelo, en un santiamén Kara Danvers llegó corriendo a la escena.

- Gracias. - susurró a Alex.

Subió a la ambulancia y se acomodó junto a Lena intentando no estorbar a los paramédicos. Durante todo el camino revisaron sus signos vitales y aplicaban soluciones en un suero. Hablaban en términos médicos que Kara no alcanzaba a comprender, pero sí pudo entender que no estaba bien. Y que no sabrían la gravedad de sus heridas hasta que realizaran varios estudios.

Desafortunadamente, cuando llegaron al hospital y la ingresaron a urgencias no pudo quedarse junto a ella, así que lo que siguieron fueron varias horas de angustia porque nadie le informaba del estado de Lena.

Eran cerca de las 7 de la mañana cuando su paciencia era como una fina capa de hielo a punto de romperse en pedazos con la más mínima presión.

Una enfermera caminó hacia ella con una bolsa de plástico en las manos, y tuvo la esperanza de recibir informes acerca del estado de su amiga.

- Señorita, estas son las pertenencias de la Señorita Luthor. – le dijo, extendiendo la bolsa que contenía la ropa que Lena había llevado puesta, junto con su teléfono celular. Las prendas estaban manchadas de sangre, incluso la bufanda, así que Kara sólo extrajo el celular, identificaciones, tarjetas, y lanzó el resto de las cosas a un cesto de basura decidiendo que después se disculparía con Lena y le repondría la ropa. Lo hizo molesta y a punto estuvo de patear el bote de basura con todas sus fuerzas, sin embargo logró contenerse cuando una mujer que limpiaba el piso le dirigió una mirada recelosa.

Caminó de un lado a otro respirando, o intentando respirar calmadamente. Se dirigió a una señorita en la barra de informes y preguntó, por quinta vez, cómo se encontraba Lena.

- Señorita, ¿saben algo de Lena Luthor?

La señorita suspiró, seguramente porque después de tantas veces no era necesario que le repitieran el nombre.

- En urgencias, aún no tenemos reporte.

- ¡Ya lo sé! - exclamó, arrepintiéndose de inmediato. - Pero es mucho tiempo... - le dijo en voz baja, llena de ansiedad.

- Kara, ¿por qué no tomas esto y te acompaño hasta que nos den informes?

La rubia se dio media vuelta y se encontró con el rostro compasivo de su hermana. Llevaba un café grande en la mano y una bolsa que parecía contener varias rosquillas. No alcanzó a sonreír.

Alex caminó hasta ella y colocó una mano sobre su hombro, guiándola a la sala de espera.

- El hombre que provocó el choque ya rindió su declaración y se declaró culpable, así que estará un buen tiempo en la cárcel, porque fue una tentativa de homicidio. Además portaba un arma ilegal, lo que empeora su situación. - le dijo Alex, mientras se sentaban en un sofá. - El conductor del taxi tuvo heridas y contusiones menores, está en observación y en un par de horas es muy probable que lo den de alta.

- Gracias Alex.

- Lo que sea por mi hermana favorita. - le respondió con una sonrisa y extendió el brazo para entregarle el café.

Kara lo tomó y hasta entonces se dio cuenta de que su mano aún tenía algunas manchas de sangre de Lena. Se le revolvió el estómago de la ansiedad y no pudo beber un solo trago de café.

- Seguramente pronto van a darnos informes.

- ¿Pero por qué tardan tanto?

- No es sencillo Kara, sus heridas fueron graves.

- No me di cuenta... el auto pasó a un lado de mí, pero até cabos demasiado tarde.

-Esto no es tu culpa...

- ¡Lo sé! Pero... si hubiera llegado un minuto antes...

- Kara...

- Lena sabe que soy Supergirl.

- ¿Qué?

- Estábamos teniendo una discusión acerca de la kriptonita que fabrica y de repente fui incapaz de seguírselo ocultando, así que se lo dije... creo que por eso estaba tomando en ese bar.

Alex se quedó en silencio observándola. Kara se forzó a darle un trago al café. Estaba dulce y tenía un toque de vainilla. En otras circunstancias lo habría disfrutado.

- No quiere volverme a ver, discutimos, está furiosa... la seguí hasta el bar, era muy tarde y estaba preocupada porque no quería dejarla sola. Alex... es mi mejor amiga, y era genial no tener que ser Supergirl con ella, sólo Kara. Podía hacer que me olvidara del resto del mundo.

- ¿Tienes idea de cómo suena eso?

- ¿Qué cosa?

Alex sonrió y negó con la cabeza mientras la rodeaba con un brazo, abrazándola.

- Voy a darte un poco de tiempo... y voy a ser sincera contigo, creo que no había manera de que ambas pudieran mantener ese tipo de secretos y que las cosas se desarrollaran de otra manera. Además, creo que lo que Lena te ocultó es peor.

Kara frunció el ceño y negó con la cabeza.

- No he querido pensar en eso… intento entender sus razones pero también me siento culpable por haberle mentido, creyó en mí como no lo había hecho en nadie más… debe ser horrible pensar que por fin has encontrado a alguien que no te juzga de la misma manera que el resto del mundo y después…

Kara suspiró sin saber que más decir, dejó caer los hombros en señal de abatimiento.

- ¿Familiares de Lena Luthor?

- ¡Sí! - Kara dio un salto y se movió rápidamente hasta donde se encontraba el médico que acababa de salir de una de las salas de urgencias. - Es decir... no soy su familia-familia, pero algo así.

El médico arqueó una ceja.

- Supongo que sabe la historia de los Luthor, así que somos lo más parecido a una familia que tiene en este momento. – intervino Alex, mientras Kara asentía dándole la razón. "Somos", había dicho su hermana, y por alguna razón eso le dio un sentimiento reconfortante.

- Sí... bien... entonces, les doy informes a ustedes.

La rubia asintió vigorosamente con la cabeza.

- Está delicada, pero estable.

Kara exhaló sintiéndose parcialmente aliviada.

- Tiene múltiples contusiones, fracturas en el brazo derecho y costilla. No es algo grave.

Alex le dio una palmada sobre el hombro a Kara, que le sonrió.

- Sin embargo hay un problema más delicado.

Los músculos en el cuerpo entero de Kara se tensaron, como un resorte a punto de ser liberado.

- Un traumatismo cráneo encefálico que pudo haber dañado su visión.

- ¿A nivel ocular o nervioso? – preguntó Alex.

- Nervioso, pero es probable que solo sea temporal y producto de la inflamación. Buscamos lesiones en las estructuras adyacentes pero no hemos encontrado ninguna.

Kara se cruzó de brazos.

- ¿Eso qué significa? - les preguntó.

-¿La alteración de la visión es grave? – preguntó Alex.

- Me temo que sí.

- ¿Qué? ¿A qué se refiere? – intervino Kara.

- Hay una amaurosis postraumática pero no tenemos datos de alguna oclusión arterial o venosa en el área del trayecto óptico.

- ¿Entonces cuál es el pronóstico? – preguntó Alex.

- Por el momento es reservado.

Alex y el médico parecían ignorarla, y entonces Kara se molestó.

- ¿Eso qué demonios significa?

- Señorita Danvers... – le dijo el médico - La señorita Luthor tiene pérdida de visión total en ambos ojos.

- ¿Qué?

- Por el momento no tenemos manera de asegurar la extensión de la lesión.

- ¿No puede ver?

- Sí, eso fue lo que dije.

- Dijo un montón de cosas que no entendí, ahora me está diciendo que Lena no puede ver y que no sabe si esto será permanente, Alex, explícame qué demonios está-

- Hey, cálmate.

Kara abrió la boca para decir algo pero no pudo formular ninguna palabra.

- Vamos a tener que esperar para conocer la gravedad del daño de su lesión, esto solo pudo ser causado por el golpe y existe la posibilidad de que recupere la vista en un par de semanas. Requerirá de estudios más detallados, por lo menos una resonancia magnética para evaluar la lesión.

- Pero... ¿cuáles son las posibilidades de que vuelva a ver?

El médico negó con la cabeza.

- Preferiría esperar los estudios para darle una respuesta.

Ella no quería pensar en la reacción de Lena cuando le dijeran que podía haber perdido la visión para siempre.

- ¿Está consciente?

- No. Sedada por el momento, despertará en algunas horas más. Es posible que solo esté un par de días más aquí, el resto de sus lesiones no son de gravedad y el golpe en la cabeza requerirá de cuidados especiales solo un par de días. Después haremos una resonancia y pruebas más a detalle para conocer el daño. En una hora saldrá de terapia intensiva y pueden pasar a verla, aunque recuperará el conocimiento después.

Ambas mujeres asintieron, y Kara no tuvo más remedio que seguir esperando.

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