Bleach no me pertenece, es propiedad de Tite Kubo, yo sólo tomo prestado a los personajes para fines de esta historia.

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Advertencias: Universo Alterno, Ooc. Clasificación "M" debido a escenas explicitas de muerte y Limme. Insinuación de IchigoxRukia así que no te gusta esta pareja por favor abstente de comentar o leer el fic… gracias.

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Capítulo 1. "Víctimas".

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Ruego… imploro y clamo cada noche por la idea ilusoria del perdón y sin importar cuánto suplique por la absolución, sé que ésta jamás llegará… porque soy la aberración descarada de un hombre dañado.

Algo está mal conmigo esa es la noción que tengo sobre mí, entonces no necesito la indulgencia de un ser superior, tan sólo alguien que pueda desarmarme y arreglar los engranes de mi mente.

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"La melodramática expresión en su rostro me pareció incluso más irritante que el motivo que me llevó a incrustarle el cuchillo en la garganta, y los gimoteos apagados que luchaban por escapar de él sólo hicieron que mi desagrado escalara a la cima de lo medianamente tolerable en esa situación.

Odio la voz de las personas y las palabras sin sentido que emiten en su discurso, sin embargo los sonidos agonizantes de su muerte me parecen aún más repugnantes porque solo representan el clamor de su último suspiro de vida. Se pasan la mayor parte del tiempo desperdiciando su existencia en nimiedades y aprecian el valor de su vida cuando son acogidos en los brazos fríos de la muerte.

¡Patéticos!

¿Podrían culparme por matar a este sujeto? ¿Un hombre extraño que tuvo la osadía de atentar contra los límites de mi paciencia? El ultimátum sobre mi descontento fue enviado tras el gruñido de mi propia garganta y sin embargo decidió ignorar la preciada oportunidad que le estaba otorgando… entonces he de decir que esto no era enteramente culpa mía.

Las personas por lo general ignoraban las señales cuando se enajenaban en sus propios deseos egoístas. Entonces nadie podría negar que con esa inherente acción humana se condenaban a sí mismos en su propia y desvalida miseria, después, sin embargo, cuando las consecuencias de dichas decisiones se presentaban eran lo suficientemente idiotas para no querer asumir el correctivo.

No. No me arrepiento de nada. No sigo mis propios deseos egoístas, eso siquiera es repugnante; seguir los instintos básicos para alcanzar una inexistente plenitud es una idea muy absurda y superflua. Yo creo en mis motivos y la necesidad de tomar sus vidas es algo que tengo que hacer para mantener a raya a la bestia dormida, no quiero enojarla, no deseo que escape… prefiero mantenerla satisfecha con el sacrificio y la sangre que demanda…

No sé cómo luce pero es algo que no quiero averiguar.

Nadie lo sabe y no sospechan de mi, algo que no entiendo del todo y que no me molesto en cuestionar sabiendo que las personas se cierran a sí mismas e ignoran las respuestas obvias ante sus ojos.

He pensado en más de una ocasión que no se trata de la ignorancia humana o de golpes de suerte sino de una fuerza más allá de cualquier entendimiento. Una que gobierna mi existencia y se empeña en mantenerme como su peón.

Pero volviendo a ese hombre, me tomé la libertad de tener una pequeña charla antes de silenciarlo ¿puedes creerlo? Incauto me cuestionó sobre mis acciones y he de decir que su cuestión me pareció graciosa como un chiste de humor negro, pero no más graciosa su expresión al confesarle que lo mataría sólo porque estaba colmándome la paciencia… no era descabellado… él se lo merecía de una u otra manera.

Y la bestia… bueno, ella clama por la sangre de este pobre infeliz… mis manos todavía sienten esa viscosidad y la calidez de su sangre…"

El hombre dejó la pluma a un lado como si hubiese recordado algo en ese mismo instante, sus ojos ocres se desviaron hacia su mano vuelto un puño sobre la mesa. ¿Cuándo siquiera había apretujado su agarre y clavado las uñas en su carne? La sangre fresca bajó el sendero predestinado desde la herida recubriendo su piel y manchando ligeramente la madera, ¿era su propia sangre o la del desdichado hombre insolente? Miró su otra mano con la palma hacia arriba, examinando con cuidado el líquido marrón rígido y concluyendo así que la sangre que manaba le pertenecía a él.

—Algo está muy mal —Reconoció por un instante.

Tomó la hoja amarillenta y la levantó ante sus ojos para re leer cada palabra, recordándose mentalmente que tendría que anexarla a su colección de escritos al que él denominaba como su propia bitácora.

—La hoja se ha manchado —continuó, agitándola en el aire y examinando cada detalle—. Incluso en el proceso, la sangre adquiere una variedad de colores. Se apaga y oscurece ¿no lo crees? —cualquier atisbo de cordura se disolvió.

Una ligera risa resonó en la pequeña habitación. El hombre reconoció el tinte de diversión en el sonido contenido de la carcajada, estaba burlándose de él.

"Se le llaman matices, idiota". Resolló aquella nueva voz.

— ¿Qué es lo que quieres? —gruñó el hombre.

"Simplemente contemplar tu último berrinche… el número tres por cierto, ¿una semana difícil Ichigo?"

La insinuación le molestó no por el significado sino por el tono condescendiente y mordaz en el que fue mencionado, en especial el énfasis asignado a su nombre. Su sangre hirvió de ira, si había algo que odiara más que a las sucias criaturas que lo rodeaban; era a esa voz. Quería acallar el molesto sonido que provenía de su cabeza no obstante aquello implicaría arremeter contra su propia vida y ese era un precio que no estaba dispuesto a pagar, porque poner fin a su existencia significaba acabar con su miseria y él no merecía tal dicha.

Un gruñido fue lo único que profirió Ichigo.

— ¿Dónde está Kon? —El pelinaranja frunció el ceño al notar la ausencia del molesto peluche.

"Clavado en la pared de la cocina por supuesto" respondió de nuevo la voz con obviedad. "Estuviste a punto de sacarle el relleno por ocultar tus revistas pero preferiste tomar el cuchillo y apuñalarlo repetidas veces antes de reclamarle y dejarlo ahí colgado".

Cierto. Se recordó Ichigo, ese maldito muñeco siempre tomaba sus cosas y las escondía en otro lugar, ese día no fue la excepción. Reconoció que estuvo tentado a sacarle todo el relleno y tirarlo a la basura o incinerarlo, pero prefirió clavarle el estómago y dejarlo en la pared acallando sus gritos con la cinta adhesiva. Tal vez con eso escarmentaría.

Quiso decir algo más cuando el sonido de su celular reverberó desde la otra habitación. Ni siquiera recordaba dónde lo había dejado o si al caso tenía algún celular. Dubitativo caminó con cautela hacia el aparato preguntándose quién podría estarle llamando, la regla número uno era el aislamiento y la limitada interacción con los demás, Ichigo despreciaba con fervor la compañía no deseada y los intentos de acercamiento premeditados.

Alargó la mano para tomar el celular cuando lo divisó sobre uno de los muebles de la sala y oteando el identificador de llamadas marcó el número como desconocido. No era de sorprender, de hecho su lista de contactos era inexistente y en ese momento incluso le pareció absurdo poseer ese aparatejo sin darle algún uso. Con una ceja elevada en incredulidad deslizó su dedo por la pantalla lo que le resultó difícil al principio debido al líquido carmín endurecido en su piel.

El sonido de una voz resaltó después de unos segundos cuando llevó el celular a su oreja al tomar la llamada.

"¿Ichigo?". La voz tras el otro lado de la línea indudablemente pertenecía al de una joven mujer.

El interior de su mente se revolvió tratando de reconocer dicha voz. No dijo nada o emitió un sonido dando la impresión de que la línea estaba muerta.

"Soy Rukia".

— ¿Rukia? —La impresión sobrevino casi de inmediato tornando el rostro de Ichigo en extrañeza.

Era la chica de la librería, la chica que miraba desde las sombras a través del cristal de la enorme ventana del local, con quien compartió un par de conversaciones durante las últimas semanas cuando pasaba por algunos ejemplares para matar el tiempo. Irónico.

"Tomé el número de tu celular en el último registro".

— ¿Tú qué?

"Estúpido". Ladró la voz en la mente del pelinaranja.

"Mira voy a ser directa con esto" escuchó Ichigo aun sin emitir otra palabra "quiero invitarte a cenar, sé que es algo precipitado y que nos hemos conocido muy poco en estos dos meses pero ésta podría ser una buena oportunidad para hacerlo" el pelinaranja reconoció la confianza en la chica al no titubear durante su discurso.

Sin respuesta.

Su perfil ciertamente no encajaba en el prospecto de una persona sociable dada su inherente incomodidad hacia las demás personas… sin embargo después de escuchar con atención la invitación, algo dentro de su mente se removió y por un momento realmente consideró aceptar. Casi.

—Tengo cosas que hacer. —respondió con firmeza.

"Las personas no se matan solas… espera, sí lo hacen. Pero los negocios son negocios ¿no es así Ichigo? ¿Por qué desperdiciar un buen asesinato por lo placeres de la carne que te puede ofrecer un buen revolcón?" La voz se burló de nuevo.

—Cierra la maldita boca. —murmuró Kurosaki hacia él mismo.

"¿Qué dijiste Ichigo?" La voz de Rukia se tiñó con un ápice de molestia.

El murmullo no fue tan silencioso como Ichigo esperó.

—No es una buena idea Rukia y no me apetece salir ésta o cualquier noche.

Un ligero jadeo de exasperación fue emitido desde el lado de la chica, por muy tentadora que fuese la oferta el pelinaranja no podía arriesgarse a salir con ella por mucho que la mujer le atrajera. En efecto, era agradable a la vista y alguien muy segura de sí misma tanto como astuta lo que significaba que quizá fuese igual de perspicaz y eso no era bueno para Ichigo. Ella sabría lo que escondía y él no quería recurrir a medidas extremas para acallarla.

"Escucha no creo…"

Cualquier razonamiento lógico que Rukia fuese a darle quedó en el olvido cuando Ichigo cortó la llamada e incluso después de dar por terminada la charla, el celular volvió a la vida con el ligero pitido desesperante que lo caracterizaba. Se negó a responder colocando el aparato tan lejos de él como le fue posible.

Una y otra vez el zumbido exponencial perforó sus oídos, con la decisión tomada Ichigo desapareció por el pasillo con dirección al armario de donde tomó uno de los martillos oxidados del estante, regresó a la estancia con el fin de silenciar el infernal sonido con un certero golpe que partió en un centenar de pedazos al aparato.

Golpeó una y otra y otra y otra vez el celular hasta que sus manos se cansaron por el peso de la herramienta. No quedó nada. Satisfecho con su trabajo arrojó a un lado la pesada herramienta y dio la espalda a los fragmentos regados por el suelo, una última mirada por encima de su hombro bastó para que Ichigo saliera de ahí con la intención de regresar a su pequeño estudio.

Su lapsus de descanso y escritura fue interrumpido con esa llamada y ahora tenía que retomar su trabajo primordial.

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"—Ha estado así desde hace unos días amo.

El eco fantasmal de la criatura que le habló le molestó, no por el sonido de la voz en sí sino por la reciente premisa que le había comunicado. Quiso acercarse al artífice de su molestia y al hacerlo se percató de lo que su sirviente le decía; un diminuto halo de luz escapaba de la fina manta que cubría e impedía la visión del objeto, un hilo dorado que se estiraba hasta él a través de las sombras.

La habitación en la que estaba, el calor sofocante y la ruidosa respiración de su acompañante, todo careció de importancia entonces. La luz, reconoció que no brillaba con la misma intensidad de antes, ahora era visible cuando de antaño aquel halo era cegador al punto que podía vislumbrarlo al otro lado de la habitación sin problema alguno.

¿Entonces por qué me lo comunicas hasta ahora? —bramó violentamente aquel al que la criatura llamó "amo".

La única respuesta que obtuvo fue un avasallador silencio. Esto encendió la ira en él, esperaba que al abrir la boca pidiendo explicaciones alguien inmediatamente se las entregara. Pero no, todo lo contrario a eso nadie podía darle razones cuando las pedía ¡cuánta incompetencia!

Pero señor usted dijo que nadie lo molestara cuando… —La criatura, más bien un demonio con aspecto espectral cerró la boca súbitamente. Su señor quien minutos atrás le daba la espalda volteó la cabeza para mirarlo.

Esa mirada. Los ojos de su amo se veían huecos con pequeñas llamas carmesí gemelas parpadeando en las profundidades. Y toda la atención se centró peligrosamente en él, tanto que incluso pudo oír las voces de muerte susurrantes en el interior de su cabeza que le pedían que escapara de ahí.

Demasiado tarde.

No podía pedir piedad alguna, no había necesidad de utilizar ese último recurso, conocía mejor que nadie la ira de su amo. El demonio inclinó la cabeza en señal de rendición y esperando el castigo que fuesen a darle.

Su amo lo rodeó, arrastrando los pesados pies por el frío suelo de la habitación. Cada paso se convirtió en la manecilla de un reloj, marcando peligrosamente su castigo; esperó lo que para él fue una eternidad y justo cuando la esperanza comenzó a hacerse presente, también lo hizo el dolor punzante contra su espada mientras las llamas abrasaban su cuerpo. El crepitar de las llamas fue ensordecedor, pero no más que el sonido de su piel chamuscada por las mismas.

¡¿cómo te atreves a venir a mí a darme tan importante noticia hasta ahora?! —reprendió furioso el amo. Dio un paso audaz hacia él y derribó al demonio de un solo golpe—. Debería echarte del castillo ahora mismo. —amenazó como si el castigo que estaba propinándole no fuese suficiente.

El frío suelo lleno de guijarros arañó la piel del demonio cuando el otro sujeto plantó su pie sobre su columna chamuscada y lo mantuvo ahí sobre su estomago y a sus pies.

No se volverá a repetir amo Selkek.

Selkek bajó la mirada con repugnancia hacia su sirviente, la visión del demonio le pareció patética. Él sacudió la cabeza en negación; podía ver la punzante agonía de su víctima.

¡Lárgate! —bramó hacia el sirviente apartando la mirada.

Lo quería lejos, muy lejos de sus manos. Si no lo hacía, si no se marchaba en ese instante entonces podría tomarlo por la garganta y enviarlo lejos él mismo.

El lacayo a duras penas se incorporó y salió de la oscura habitación mientras el amo miró su patética huida por encima del hombro. Selkek pasó una imperiosa mirada al lugar y sus afilados ojos carmesí se detuvieron en un cuadro que colgaba de la pared, con total cautela se acercó a ésta para reconocerla.

Un grave error del que se arrepintió de inmediato. La imagen que descubrió era un recordatorio de su miserable existencia; sus manos alcanzaron el fino oleo tan sólo para rasgar violentamente la pintura de un extremo a otro. Y a pesar de ello, la pieza hecha girones no borró la imagen de su mente y la miseria de la burla imperdonable que esa obra representaba para él.

Un relámpago palpitante atravesó su cuerpo impregnándole con una furia inconmensurable que nubló su juicio. No podía evitarlo después de todo, la ira estaba tan arraigada a él que en ocasiones tomaba su propia forma y controlaba sus acciones y pensamientos, convirtiéndolo en una criatura cegada por el puro instinto de destruir todo cuanto estuviera a su paso.

La bestia incorpórea que regía su vida.

Dio un paso atrás y apartó la mirada, el fuego crepitó de sus dedos alzándose sobre su objetivo y desapareciendo la cruel aberración, cualquier recordatorio de una vida lejana añorada con fervor ya no existía más y nunca lo haría.

Maldijo obscenamente al culpable, escupiendo todo el veneno en sus palabras pero ni siquiera eso calmó su furia.

Lo sabía, el tiempo apremiaba y consumía su triste alma…"

El cursor parpadeó en la pantalla del computador, Rukia detuvo su actividad para mirar hipnotizada el intermitente movimiento de la pequeña línea vertical sobre su hoja electrónica. ¿Qué seguía ahora? Obviamente estaba perdiendo el hilo de la historia y las palabras se negaban a aparecer en su cabeza y formar una oración decente para terminar de una vez por todas a ese maldito capítulo.

¿Por cuánto tiempo permaneció inamovible en la incómoda silla de su puesto en la recepción de esa librería? Una eternidad al parecer si era consciente de que la espalda se le partía a la mitad y los ojos le ardían como si hubiese vertido sobre ellos detergente de platos o jugo de limón, simplemente no podía creer su falta de ideas.

El supuesto bloqueo creativo había durado lo suficiente -mes y medio para ser precisos- ¿pero quien contaba los días después de todo?

—Todos los días te veo mirar fijamente esa pantalla sin agregar una sola palabra al escrito ¿no crees que es tiempo de aceptar el hecho de que las ideas murieron?

Rukia reconoció a Rangiku Matsumoto por el sonido de su voz aun sin siquiera volver la mirada a ella. El timbre de voz de la exuberante mujer era inconfundible ante cualquiera ya que ésta hablaba con un inusual timbre alegre como si arrastrara las palabras tras una perpetua borrachera, lo que algunos hombres consideraban en ella sensual por razones inexplicables.

Rangiku dejó su bolso a un lado del mostrador donde deliberadamente se recargo para poder observar lo que Rukia estaba haciendo, como era una costumbre desde que comenzaron a trabajar en turnos convergentes en la librería.

—El editor necesita al menos un avance Matsumoto, han pasado dos semanas desde que le envié la última actualización y correcciones que solicitó.

—Claro, el omnisciente editor que da muerte a la expresión y creatividad… por supuesto se me olvidaba —La mujer rubia lanzó un desdeñoso gesto al aire antes de quitarse el abrigo que llevaba sobre ella y lanzarlo a cualquier lugar en el suelo—. Honestamente no sé por qué sigues escribiendo para él Rukia.

—No escribo para él.

Kuchiki cerró el computador sabiendo el rumbo de la conversación que se avecinaba y teniendo en cuenta que no podría hacer nada más por su trabajo esa tarde.

—Es un amigo de mi hermano y fue el único que se molestó en leer el primer borrador que escribí —continuó Rukia hundiéndose en su silla para aliviar el malestar o al menos para disimular frente a su amiga.

—Y créeme cuando te digo que estabas mejor sin él, al menos disfrutabas lo que hacías.

— ¿Crees que no disfruto lo que hago ahora?

—Cariño yo sé que no lo haces —Rangiku haló una de las sillas para sentarse al lado de Rukia y darle por centésima vez la misma charla—. No puedes seguir engañándote Kuchiki, reflexiona sobre ello. Vives presionándote para poder avanzar y cumplir las exigencias pero no lo haces con la voluntad con la que escribes tus otras historias, no te veo emocionarte como lo haces con los borradores que mantienes en esa computadora.

Quizá había algo de razón en ello. La vida se estaba convirtiendo en la monotonía interminable de su existencia, Rukia se regía por la rutina que la llevaba de su casa al trabajo y viceversa durante esos ocho años desde que se mudó a esa pequeña ciudad. El decaimiento comenzó entonces cuando su hermano le consiguió la oportunidad de su vida en la editorial de un viejo amigo suyo, lo que antes era una ilusión ahora lentamente escurría sobre ella como una molestia mal disfrazada que le consumía la motivación.

—Sólo es una mala racha… se irá después de un tiempo. —O al menos es lo que Rukia siempre se repetía.

—Lo que tú necesitas es salir, no creo que permanecer enclaustrada en tu departamento te ayude a recrear la mente —Ciertamente no era la mejor actividad según los estándares de Rangiku, Kuchiki se restringía a sí misma como si realmente evitara algo—. ¿Por qué no invitas a salir al tipo de la cabellera extravagante? Creo que es un tal Kurosaki.

Genial justo lo que Rukia necesitaba, una casamentera.

— ¿Ichigo? Ni siquiera parece del tipo que disfrute el contacto humano aunque he hablado con él un par de veces, fuera de eso parece agradable. —Y siendo más sincera al respecto, Rukia debía admitir que la personalidad misteriosa de Kurosaki le parecía interesante.

Definitivamente no era un esperpento, aunque ese ceño fruncido que siempre se cargaba le daba una particular característica que podría considerar casi atractiva.

—Sí, no parece muy sociable e incluso se ve espeluznante cuando te mira por esa ventana pero aparenta ser un buen sujeto.

—Él no me mira… simplemente él, bueno… es raro. —Sí, incluso ella podía admitir la rareza de su ser.

—Lo es y lo he visto más de un par de veces hacerlo como si se debatiera en querer entrar y hablarte pero después simplemente arrepentirse y marcharse. —Habían ocasiones en las que incluso Matsumoto podía verlo mascullar algo para sí mismo antes de irse, Rukia simplemente se hacía de la vista gorda e ignoraba el suceso.

Las personas pasaban por alto pequeños detalles que son evidentes para otras.

—Cuando lo dices de esa manera incluso lo haces sonar espeluznante. Aunque lo intenté el día de ayer pero me dejó en claro que no está interesado cuando me colgó el teléfono a mitad de la conversación.

Decir que estuvo un poco decepcionada por la actitud evasiva del pelinaranja era poco, de acuerdo a ella le gustaba Kurosaki mucho más de lo que podía aceptar públicamente y de no ser así entonces jamás se hubiese atrevido a llamarle para invitarlo a cenar. La poca dignidad que le quedaba tras el rechazo se ocultaba en la fingida indiferencia con la que informaba la noticia a Matsumoto.

—Entonces ¿lo dejarás así?

— ¿Por qué, acaso debería hacer algo al respecto? —Rebatió Kuchiki a la defensiva—, de todas maneras estoy demasiado ocupada para rogarle a un idiota.

—Aunque ese idiota sea la única distracción a tus problemas existenciales —Las manos de Rangiku acogieron sus mejillas con aburrimiento mientras su mente maquilaba un plan B para Rukia—. Si la tortuga no regresa al mar entonces el mar puede arrastrar a la tortuga hasta sus aguas. —comentó con suspicacia la rubia.

La delgada ceja de Rukia se alzó ante comentario sin sentido de Matsumoto.

—La mayor parte del tiempo no tengo idea de lo que hablas Rangiku.

La susodicha se levantó de su puesto con la elegancia que la caracterizaba, Matsumoto pasó junto a Rukia y se dirigió a uno de los estantes traseros del mostrador exactamente hasta una de las cajas de cartón que se encontraban ahí.

—Leí en algún lugar que la mayoría de los escritores toman sucesos reales y los plasman en sus historias —La mujer encontró lo que buscaba y se lo arrojó a Rukia quien alcanzó el objeto a medio camino de su trayectoria aérea—. Kurosaki parece un sujeto interesante después de todo y tú necesitas un poco de eso en tu vida, quizá el sujeto te ayude a salir de tu bloqueo. —Matsumoto se encogió de hombros restándole mayor importancia al asunto antes de marcharse para comenzar con su trabajo.

Rukia miró el objeto en su mano sin digerir del todo lo que su amiga le había dicho, era consciente de que su vida necesitaba algo de emoción pero no estaba segura que salir con un hombre fuese la solución a sus problemas al menos no cuando su historial de citas estaba en números rojos.

La última que tuvo terminó con un bochornoso accidente que ella prefirió borrar de su memoria. El destino caprichoso sólo ponía idiotas en su camino ¿Por qué Ichigo sería diferente al resto? Peor aún, Rukia dudaba que él aceptara otra oferta para salir aunque fuese en plan amistoso.

Reconoció que las charlas -escasas- que tuvo con el pelinaranja fueron buenas, Kurosaki era un sujeto al que le gustaba leer, Shakespeare en su mayoría pero también otros ejemplares de autores peculiares pero interesantes. Además, parecía alguien reservado omitiendo por supuesto el carácter huraño que se cargaba, pero cuando se omitían esos pequeños detalles era una persona medianamente civilizada para entablar comunicación.

¿Sería una buena idea conocer a Kurosaki? ¿Por qué no? Se trataba sólo de una simple salida.

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Continuará…

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La idea principal de este fic se basa en el cómic "Johnny the Homicidal Maniac" de Jhonen Vasquez (muy buena por cierto si les gusta la sátira, el humor negro y si no les molesta las muertes gráficas de personajes), esta especie de "adaptación" es algo así como mi "especial de Holloween".

Consta sólo de tres partes y Sibreka Echizen puede dar fe y legalidad de que esta mierda ya está TERMINADA, por lo que el capítulo 2 se publicará el día Domingo y el capítulo 3 el día 31 (Miércoles).

Los que han leído fics míos con anterioridad sé lo que están pensando y sólo quiero decirles que declaro a esos fics descontinuados (recibe todas las piedras y tomates), ésta sea probablemente la última historia que haga para Bleach, me reservo los motivos para aclarar en los avisos que publicaré en los fics en hiatus.

Bien, quizá no merezca los Reviews pero de todas maneras son libres de dejarlos si quieren… hasta la próxima…