Volví con una nueva y emocionante historia pero no de mi autoría. (Información adicional al final de este capitulo)
Espero que disfruten esta historia tanto como yo lo hice.
Enjoy
The looking glass, so shiny and new (El espejo, tan brillante y nuevo)
How quickly the glamour fades (Con qué rapidez se desvanece el glamour)
I start spinning, slipping out of time (Empiezo a girar, escapándome del tiempo)
Was that the wrong pill to take? (Raise it up) (¿Fue esa la píldora equivocada? (Elévalo))
You made a deal, and now it seems you have to offer up (Hiciste un trato, y ahora parece que tienes que ofrecer)
But will it ever be enough? (Raise it up, raise it up) (¿Pero será suficiente? (Elévalo, elévalo))
It's not enough (Raise it up, raise it up) (No es suficiente (Elévalo, elévalo)
I look around, but I can't find you (raise it up) (Miro a mi alrededor, pero no puedo encontrarte (elévalo)
If only I could see your face (raise it up) (Si tan solo pudiera ver tu rostro (Elévalo)
Instead of rushing towards the skyline (raise it up) (En lugar de correr hacia el horizonte (Elévalo)
I wish that I could just be brave (Ojala pudiera ser valiente)
Rabbit Heart (Raise It Up) - Florence and the Machine
Ella conoció al diablo en una cálida noche después de un día de (irónicamente) clima celestial.
El sol acababa de desvanecerse del cielo, dejando rastros naranja-purpura a su paso. Era un atardecer magnifico, y Rachel había estado todo el tiempo sentada en el bar del hotel con su espalda hacia la ventana y un trago en su mano.
(El hielo se había derretido, pero ella no había tomado un solo sorbo)
El barman sabía que rezar no valía la pena, pero cuando Rachel captó al hombre observándola por tercera vez en los últimos cinco minutos, se bebió el vaso de un largo trago.
Cuando su copa vacía regresó a la mesa, había un hombre sentado dos asientos a su izquierda que, Rachel estaba segura, no estaba ahí diez minutos atrás. Un líquido de color ámbar brillaba en el vaso de cristal ante él. Antes de que pudiera apartar los ojos, el hombre levantó la cabeza y capturó su mirada.
Él sonrió y levantó su vaso hacia ella, en un brindis silencioso.
Rachel frunció el entrecejo, confundida. Lo examinó por un momento, tratando de recordar si lo había visto antes. Eso explicaría el hecho de que estuviera dirigiéndose a ella con aquel gesto. Ella era una reconocida estrella de Broadway y una artista en ascenso, por lo tanto, también tenía una buena cantidad de acechadores y fans con ningún concepto de espacio personal.
Él llevaba un traje a medida. Cabello castaño bien recortado, aunque un poco extravagante, con patillas perfectamente definidas. Ojos verdes brillando a cada lado de su nariz larga y puntiaguda.
Un zorro. Él le recordaba a un zorro elegante y bien alimentado.
- Era un hermoso atardecer, ¿no? - Dijo él abruptamente, sorprendiéndola.
- Si usted nunca ha visto uno antes, si - Respondió Rachel con aire burlón.
- Si, supongo que tienes razón. ¿Sería muy presuntuoso de mi parte decir que pareces una de esas chicas que ven el vaso medio vacío? - Él hizo un gesto hacia la bebida frente a la morena - O, tal como parece, completamente vacío.
Ella sintió una oleada de furia recorrer su vientre - Lo sería- le respondió al hombre, poniéndose de pie - Buenas noches.
Definitivamente un acosador, pensó Rachel mientras se dirigía a su habitación
En lugar de pasar la noche siguiente como había pasado las demás, Rachel fue invitada a una de las muchas fiestas organizadas por los dueños de las casas vacacionales de la isla Mustique. La habían invitado en otras ocasiones pero ella se negó a asistir en cada una de estas. Ella había venido aquí para alejarse de todo, y asistir a eventos sociales llamativos era solo otro día de trabajo para Rachel Berry; actriz, cantante y súper estrella de Broadway.
Esta noche era una excepción. La mismísima Pippa Middleton, la anfitriona del actual evento, había ido a requerir su asistencia e insistirle en su encantadora británica manera. "No todos los días tenemos a Rachel Berry aquí con nosotros" y Rachel, simplemente no pudo negarse. La morena sacó a relucir su mejor sonrisa de espectáculo y le aseguró a Pippa Middleton que estaría encantada de asistir y tal vez cantar una o dos canciones.
Tal como parecía, la Aristocracia Británica no era tan diferente cuando se trataba de organizar fiestas. Ella había cantado algunos de sus canciones más populares cuando se lo pidieron y aceptó las bebidas, pero Rachel no se estaba divirtiendo. El bullicio de la gente hizo que su cabeza empezara a palpitar, e incluso la (sin duda buena) música, no hizo mucho para levantar su espíritu.
(Ha pasado un tiempo desde que le fue posible disfrutar la música)
- Hola
Esta vez, su compañía no deseada se trataba de una mujer. Era inusualmente alta, con piernas que seguían por millas, y largo cabello rubio en un peinado demasiado lujoso. La forma de su mandíbula le recordaba a Brittany, pero esos ojos - no, no a Brittany. Esos eran ojos color avellana.
Quinn
Rachel quedó sin respiración por un momento
La mujer sonrió - ¿Ves algo que te guste? – Preguntó con socarronería
- Yo… me disculpo, eso fue grosero de mi parte - dijo Rachel, apartando su mirada - Eres muy atractiva, y me recuerdas a mi… amiga.
- Gracias - ronroneó la mujer. Se acercó a Rachel, quien hizo su mejor esfuerzo para no estremecerse ante la inesperada falta de espacio personal - Es un poco ruidoso aquí adentro, y realmente me gustaría conocerte mejor. – La rubia le susurró al oído - ¿Vamos a otra parte?
- Que... lanzada de tu parte – Respondió la morena, sin molestarse en ocultar su sorpresa.
- No me gusta perder el tiempo –dijo la rubia, girándose hacia atrás - ¿Vienes? - preguntó sobre su hombro, esperando la confirmación de la morena.
Rachel se sintió obligada a aceptar, a pesar de su mejor juicio. Siguió a la mujer rumbo a la terraza con vistas a la playa. Cuando se sentaron en el banco, Rachel notó que su compañera había, de alguna manera, adquirido dos bebidas en el camino.
- Pareces una chica de martini - dijo, entregándole una de las bebidas a Rachel, que la aceptó con una sonrisa - Brindo por el olvido.
La mano de Rachel se sacudió, derramando martini en la mesa - ¿Perdón? – Preguntó, estupefacta
La mujer tomó un delicado sorbo de su bebida y la colocó sobre la mesa. - Te he estado observando desde que llegaste, no has sonreído con sinceridad una sola vez y no te has movido de ese rincón del bar hasta que llegué. Alguien te ha herido demasiado - Afirmó
- Pido perdón por no ser una buena compañía - dijo Rachel con rigidez - Yo... tengo mucho en mi mente lo cual, de hecho, estaría feliz de olvidar.
- ¿Y si te dijera que podría ayudarte con eso? – Dijo la misteriosa mujer con una mirada sugerente
Rachel rió amargamente. - Lo siento, pero no veo cómo puedes influir en mi vida privada. No estoy interesada en iniciar otra relación.
- Estas equivocada en ambos casos, Rachel Berry - Su enigmática compañera sonrió. Sus rasgos parecían borrosos y cambiaban.
En un instante, Rachel miraba al acosador del bar del día anterior. Ella dejó caer su copa en shock, provocando que se rompiera en pedazos contra el suelo. Rachel, no le prestó atención, y siguió observando al hombre con estupefacción.
- ¿Así que ahora tengo tu atención?- Preguntó su ahora compañero. Su bebida había pasado a ser un whisky, el cual continuó bebiendo. Los fragmentos de la copa de Rachel volvieron a juntarse sobre la mesa cuando él les hizo un gesto con la mano libre.
Rachel miró fijamente el vaso ahora intacto. - Esto es una broma ¿no?, ¿algún truco publicitario? – preguntó Rachel en voz baja. - Debo pedir a tus camarógrafos y editores que usen la toma más halagadora. – Terminó la morena más segura
- Oh, soy muy real, Rachel, y ahora mismo estoy interesado en ayudarte. Acepta mis disculpas por tomar aquella forma, pero tuvimos un mal comienzo antes y supuse que esa era la forma más rápida de llamar tu atención.
- No entiendo por qué estás tan empecinado en conseguir mi atención, pero debo pedirte que respetes mi privacidad.- Dijo Rachel cortante, levantándose - Buenas noches.
Él la miró fijamente. - Quieres olvidar - Le dijo. No era una pregunta. Era una afirmación - Puedo ayudarte.
- Te escuché la primera vez.
- No parecías haberlo hecho - dijo el misterioso hombre
- No estoy dispuesta a poner en peligro mi carrera con drogas o lo que sea que usted me este...
Su acompañante se echó a reír, ahogando el resto de la diatriba indignada de Rachel. - Señorita Berry, acabo de cambiar mi cuerpo de una mujer por el de un hombre, y reparar su copa - Dijo señalándose a sí mismo y al recientemente reparado vaso - ¿Qué te hace pensar que soy un simple humano vendiendo drogas alucinógenas?
- ¿Humano? – Preguntó Rachel débilmente, mientras un escalofrío recorría su espina dorsal.
- Mucho más que eso - le respondió, examinando sus uñas con despreocupación.
- Podrías ser uno de esos magos callejeros - dijo Rachel en secreto estado de pánico - O podría estar siendo parte de una broma, como cuando Ellen consigue que alguien salte a asustarme cuando asisto a su programa
- Estuviste casada con Jesse St James pero nunca lo amaste de verdad.
- ¿Que? – Esta vez Rachel no se preocupó por ocultar su sorpresa ante tal afirmación.
- Tu mayor temor no es el fracaso, sino que alguien mire a través de ti y no vea nada verdaderamente especial - Afirmó el hombre. Sus labios se curvaron ante el rostro en shock de la mujer ante él. - Dime, Rachel, ¿cuándo fue la última vez que realmente sentiste la música que tocas noche tras noche?
Ella palideció.
- Siéntate - Le ordenó a la morena
Rachel obedeció. - Supongo que has probado tu punto - murmuro la diva, aun en estado de shock. - Estoy totalmente preparada para creer que eres... de otro mundo. Pero ¿Qué querría alguien como tú de mí?
- Diversión, más que todo, es algo así como mi especialidad - Él sonrió cuando ella lo fulminó con la mirada. - Es verdad, ¿qué podrías ofrecerme que quisiera, o al menos no pudiera conseguir por mí mismo? La ayuda que te estoy ofreciendo no es porque quiera algo tangible a cambio.
- ¿Tus términos? - Preguntó Rachel. El acto juguetón del hombre desapareció en un momento, y apartó su vaso, colocándolo sobre la mesa.
- Te doy tres deseos. Todo lo que quieras sin barreras: dinero, poder, fama, inmortalidad, todo tuyo
- Suena bien, ¿cuál es el trampa?
El hombre arrugó la nariz. - Nada de esa mierda de "deseo más deseos" o haré tu vida miserable. - El hombre sonrió ampliamente, dejando ver sus dientes anormalmente afilados.
- ¿Y luego qué? ¿Tomas mi alma? - Preguntó la morena, aun escéptica
- No, eso es un jodido cliché. Ya nadie toma almas. No cuando ya las ofrecen tan fácilmente.
- Entonces, ¿qué consigues?
Una sonrisa ocupó el rostro del hombre, lentamente - No estoy en libertad de revelar eso.
- No veo cómo esperas que acepte un acuerdo como este, considerando que no se me están dando a conocer muchos de los términos importantes.
- Eres una mujer de negocios muy astuta – Afirmó el hombre con un aire de sorpresa.
Rachel sonrió sin alegría - Años de negociación de contratos y disputas sobre la letra pequeña te enseñan algunas cosas.
- Pero, para lo que te estoy ofreciendo vale la pena un salto de fe, ¿no? - El hombre pasó su mano abierta sobre el vaso de Rachel mientras hablaba. Cuando apartó la mano, el vaso estaba lleno. - Y siempre has sido alguien de tener fe, tanto en las cosas como en la gente.
Rachel se quedó en silencio. - ¿Puedes... regresar el tiempo? - Preguntó esperanzada luego de algunos minutos.
- Sí, pero no te lo aconsejaría, quizás no te gusten las consecuencias. Lo que haría sería abrir una realidad alternativa para que... digamos, ¿sigas el camino que no tomaste anteriormente?
- Pero no olvidaré que he hecho un deseo y recordaré cuál es mi vida realmente
- Exacto ¿No es genial?, una cláusula de salida, perfecta para la gente que disfruta salir corriendo. - Dijo el hombre, agitando expresivamente su mano libre
Rachel ignoró el último comentario - ¿Cómo voy a... volver aquí? – Preguntó la diva, señalando a su entorno
- Te mueres - respondió él con simplicidad, riéndose de la expresión de la morena al escucharlo. - Piénsalo de esta manera: si decides cambiar tú pasado en este "mundo alternativo", llegarás a vivir las consecuencias, y volverás a tu vida real cuando mueras. No habrás muerto, claro, no realmente, porque esa vida nunca fue real para empezar. Sería una gran experiencia para futuros roles. - Dijo la última frase en una mala imitación de Rachel.
El rostro de Rachel se oscureció. - Ya no soy esa persona -
- Como tú digas - afirmó el hombre, tomando su copa de nuevo - Bueno, ¿qué va a ser, Rachel Berry? Estoy muy ocupado y no tengo tiempo suficiente para esperar tu respuesta.
- Parecías perfectamente lúcido para perseguirme en varias formas.
El no pareció escucharla, centrando su atención en su bebida. - Esta oferta tiene una fecha de caducidad - Advirtió, con su mirada aun en su copa
Rachel se mordió el labio inferior. Era un trato con el diablo, literalmente, pero era tan tentador. Él estaba en lo correcto; ella quería cosas tan imposibles que sólo él podía dárselas, y sin consecuencias a largo plazo.
Una parte de ella solo quería despertar, sola y con resaca, en su cama. La otra parte de ella era muy humana y se encontraba muy tentada.
- Lo haré - dijo Rachel con determinación y con miedo que ocultó satisfactoriamente
El hombre sonrió y extendió su mano hacia la diva. En el momento en que Rachel la tomó, su mano se sintió fría y caliente al mismo tiempo.
- ¿Cuál es tu primer deseo? – Le preguntó expectante el misterioso hombre
Las palabras salieron de la boca de Rachel inmediatamente, sin pensarlas un solo instante.
- Deseo que Quinn Fabray nunca haya tenido ese accidente
Esta es la traducción del increíble fic "For You I'd Burn the Length and Breadth of Sky " de la asombrosa escritora yumi michiyo. Leí esta historia y mi primer pensamiento al terminarla fue "¡No puedo dejar que este fic deje de ser leído por personas de habla hispana! ¡ESTO ES UNA GENIALIDAD!" Así que, después de pedir la bendición de la autora... ¡aquí estoy!
Sobra decir que ni Glee ni ninguno de sus personajes nos pertenece, a ninguna de las dos.
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Próxima actualización: 20 de Agosto de 2017