Disclaimer: La mayoría de los personajes de la presente historia pertenecen a J.K. Rowling.
Personajes ficticios son creación propia, lo mismo que los nombres de cada uno de ellos.
Capítulo 1
Breves Conversaciones
I
- ¡Draco Malfoy! – Gritó fuerte alguien para llamar su atención dentro de la cafetería.
- ¿Blaise? – Preguntó confundido Draco al verlo parado ahí, tan temprano.
Blaise emitió un gemido de dolor, se arrepintió al segundo de haber gritado porque la resaca aun no se iba.
- ¿Resaca? – Preguntó Draco con una ceja alzada.
- Estúpida resaca – refunfuño Blaise mientras caminaba – Estúpida poción.
Se refería a la poción para la resaca, que demoraba treinta minutos para surtir efecto. ¡Sólo habían pasado quince minutos!
- Eso pasa por tomar más de lo que debemos – recriminó Draco mientras caminaba hacia una mesa vacía.
- ¡Tú tomaste más que yo! – Recriminó Blaise – De eso estoy seguro.
- Resisto al alcohol mejor que tú – respondió Draco sin mirarlo - ¿Piensas ir a trabajar vestido así?
- No, pedí el día libre – contestó Blaise .
En ese momento, Blaise reaccionó. Estudio con la mirada a Draco, quien estaba correctamente vestido, traje gris, cabello perfectamente peinado, no engominado.
- ¿A dónde vas vestido así? – Cuestionó Blaise incrédulo de verlo así - ¿Cuánto dormiste?
- Tres horas para ser exacto – respondió Draco sonriendo a medias – No puedo descuidar mi apariencia por una noche de fiesta. Trabajo en el ministerio.
- Fue mi cumpleaños – respondió indignado Blaise por la forma en que Draco minimizó la noche anterior.
- Tu cumpleaños fue hace dos semanas – repuso Draco.
Era verdad, el cumpleaños de Blaise fue hace dos semanas, festejándolo a lo grande durante todo ese fin de semana. Pero también, lo festejaron el fin de semana pasado y este último fin de semana, donde se reencontraron con varios amigos del colegio, como Nott, Pansy, Goyle, entre otros Slytherins.
- Tu sabes que lo festejaremos todo este mes, siempre ha sido así – dijo sonriente.
- ¿Tu qué haces despierto tan temprano? ¿No deberías estar acompañado por una de las Greengrass? – Cuestionó Draco mirándolo con el ceño fruncido.
- Daphne Greengrass – contestó con una sonrisa lujuriosa Blaise – Pero tenía que salir de ese departamento y de su cama – dijo moviendo la cabeza negativamente – Roncaba.
- Suerte para la próxima – mencionó Draco riéndose.
Blaise hizo una mueca con la mano y luego, lo miro a los ojos.
- ¿De verdad piensas ir a trabajar? – Preguntó Blaise incrédulo.
- Si – contestó Draco serio – No todos podemos ser irresponsables y vivir a la ligera como tú – continúo mientras se alisaba arrugas imaginarias de su traje.
- Es un privilegio el estilo de vida que llevo – repuso Blaise levantando la taza que tenía frente a él, como si brindará.
- Lo mismo para mi es trabajar en el Ministerio de Magia – contestó firme.
Draco trabajaba en el Ministerio de Magia desde hace cuatro años, en el departamento de Cooperación Mágica Internacional, siendo asesor en varios proyectos del propio jefe de departamento, Sir Gulliver Cunningham y jefe del área de cooperación mágica de Europa y Asia.
- Es aburrido trabajar en el ministerio – comentó Blaise desinteresadamente.
- Por el contrario – repuso Draco - Tengo negocios que atender con diferentes magos y brujas diariamente, cerrar tratos, el trabajo en el ministerio de magia…
- Ministerio de magia es un compromiso que he tomado y mi posibilidad para alcanzar lo que quiero, mejorar mi imagen y derrotar al engreído de Cormac McLaggen – remedó Blaise rodando los ojos.
Draco lo observó en silencio por unos segundos, antes de volver a beber su té negro.
- Si lo sabes, no deberías preguntármelo todos los días – respondió tranquilo, sin alterarse.
- Es absurdo – prosiguió Blaise – Eres mejor que McLaggen.
- Lo sé – continúo Draco con una sonrisa luminosa.
- ¿Entonces? ¿Por qué te esfuerzas tanto? – Preguntó Blaise sin entender.
- Porque no lo sabe Sir Gulliver Cunningham, jefe del departamento de Cooperación Mágica Internacional – contestó Draco – Puesto que ocuparé dentro de poco y a quien debo demostrar que McLaggen es un perfecto incompetente, una pérdida de espacio y tiempo en la oficina.
Sir Gulliver apreciaba y admiraba el trabajo de Draco, era de sus hombres de confianza, pero McLaggen había ingresado a trabajar porque su padre era amigo cercano de Sir Gulliver y no era el hombre adecuado para el área, no le interesaba. Algo que Draco no estaba dispuesto a aceptar porque amaba su trabajo y por ello, se había empeñado desde el inicio de demostrar que era un incompetente y que su interés era hacer relaciones más íntimas con las brujas que trabajan en el área que cooperar con el mundo mágico.
Blaise lo escuchó aburrido, fingiendo bostezos.
- ¡Sólo quiere acostarse con todas las embajadoras! – Exclamó Draco, ligeramente irritado.
- Tú también – recalcó Blaise.
- Pero hago mi trabajo – repuso Draco convencido – No como ese fanfarrón.
- Eres aburrido cuando hablas de trabajo – comentó Blaise mirando alrededor.
Draco le lanzó una mirada de pocos amigos.
- Y ¿Puedo preguntar? – Preguntó más entusiasmado Blaise.
Pero antes de que Draco mencionará algo, Blaise preguntó:
- ¿Por qué no fue a mi fiesta de cumpleaños? – Preguntó emocionado y mirándolo fijamente.
- Fue a tu fiesta de cumpleaños – contestó Draco.
- Me refiero a esta última fiesta de cumpleaños – corrigió Blaise interesado.
- Práctica de quidditch – respondió.
- ¿Práctica de quidditch? – Preguntó Blaise incrédulo - ¿A qué hora?
- De dos de la mañana hasta el mediodía – respondió sin mostrar tanto interés como Blaise – La capitana quiere que ellas mejoren sus habilidades nocturnas.
- ¡Es explotación! – Exclamó levantando los brazos – Hermano, ya no me duele la cabeza – mencionó luego de descubrir que la resaca había desaparecido por ahora.
Draco se levanto de hombros, tampoco entendía el problema mental de la capitana, pero no lo iba a comentar con su amigo.
- Deberíamos secuestrarla para nosotros por un fin de semana, ¿No crees? – Cuestionó Blaise - ¡Se esta perdiendo de los placeres de la vida!
- Me tengo que ir al ministerio – dijo Draco de pie mirando su reloj de bolsillo – Nos vemos.
- ¿Almorzamos? – Preguntó Blaise saliendo del café con él.
- No, voy a almorzar con ella – contestó Draco.
II
Ginny estaba agotada, la práctica de quidditch había sido simplemente salvaje.
¡Gwenog Jones no las había dejado bajar de las escobas en ningún momento!
Ginebra Weasley era jugadora de las Arpías de Holyhead desde hace seis temporadas, ocho si se cuenta su tiempo como jugadora de reserva. ¡Cuatro años en el equipo!
Muchas cosas habían cambiado desde antes de empezar a jugar con las Arpías de Holyhead. Luego de terminar el colegio, tomo un año sabático, donde viajo a diferente lugares junto con los gemelos y aprendió sobre diferentes culturas, también a cuidar dragones, gracias a Charlie, y sobre idiomas por la hermana menor de Fleur. Pero, sobre todo, a ser más independiente, algo que su madre recriminaba porque no era la vida que deseaba para su única hija mujer. Cuando decidió ser jugadora de quidditch, también decidió independizarse de sus padres, por la necesidad de estar más cerca del campo de entrenamiento y poder disponer libremente de su tiempo sin que su madre estuviera siempre detrás; Charlie y los gemelos la apoyaron en convencerlos.
Eso no cambio en nada su dinámica familiar, seguía asistiendo a los almuerzos Weasley de los domingos, siempre que su horario de entrenamiento y los juegos en distintas ciudades se lo permitieran.
Primero jugó dos temporadas como jugadora de reserva para los Tushill Tornados hasta que Gwenog Jones, capitana de las Arpías de Holyhead la invito a formar parte del equipo.
- No siento mis brazos – susurró Ginny para sí misma mientras caminaba por el pasillo – Gwenog nos va a matar un día de estos.
Ella jugaba en la posición de cazadora junto con Chloe Smiles y Shonagh Mashford, ambas eran solo un año mayor que ella.
- ¡Ginebra! – Gritó una persona corriendo hacia ella.
Ginny no tuvo tiempo de voltear a ver quien era, porque la había agarrado del cuello y le estaba dando coscorrones en la cabeza.
- ¡Suéltame Chloe! – Gritó Ginny tratando de zafarse de los brazos de ella.
- Escapándote, ¿No? – Preguntó Chloe sin soltarla.
- Ya déjala en paz – mencionó una persona caminando hacia ellas.
Ginny dejo caer su maletín al suelo, el cual ocasionó un fuerte sonido al tocar el suelo.
- ¡Por Merlín! – Exclamó Chloe soltándola - ¿Qué llevas ahí?
- ¿Estás huyendo con todo nuestro equipo? – Cuestionó Stefania entre sorprendida, por el peso del maletín, y divertida.
Stefania era una de las bateadoras del equipo, ella recién se había casado.
- Muy graciosas – contestó Ginny libre de Chloe – Solo mi equipo, voy a limpiarlo en casa.
- Con solo escuchar ese sonido, me da pena el pobre de Torrence – mencionó Hattie con ambas manos en las mejillas.
Hattie era la guardiana del equipo y la mayor de todas las jugadoras. Era distinta a los guardianes de los demás equipos por ser pequeña en estatura, pero era muy ágil para cuidar los tres aros en el juego.
- Pobre Torrence – mencionaron todas a la vez.
Torrence era parte de los asistentes de la capitana, se encargaba de cuidar y trasladar todas las escobas y demás utensilios de estadio en estadio.
- Espero que se acuerde de usar magia para trasladar todo – bromeó Stefania.
Algunas de ellas rieron, pero Hattie movió la cabeza como si se hubiera acordado de algo y miro a Ginny.
- ¿Vas a ir con nosotros al bar? – Preguntó Hattie.
- No, voy a ir al departamento a dejar mi equipo - respondió Ginny.
- Pero déjalo aquí y después vas a tu departamento – objeto Chloe sonriente y pasando un brazo por los hombros de ella - ¡Tienes que aprovechar que vives en un estupendo departamento y no pensionada!
Ginny rompió en carcajadas. Chloe había vivido pensionado por dos años enteros y fue la peor experiencia de su vida, según relataba una y otra vez.
- La verdad – comentó Shonagh, la otra cazadora junto con Chloe y Ginny – Yo quisiera que me llevaran a San Mungo y me dieran pociones para relajar los músculos y dormir hasta el próximo entrenamiento.
- Mejor renacer, ¿No crees? – Cuestionó divertida Ginny.
- Poción Fénix – propuso Stefania moviendo las manos como si vislumbrará el nombre frente a ella – Deberían crearlo de una vez.
- Nosotras se lo agradeceríamos – comentó divertida Chloe, pero anhelando esa poción al mismo tiempo.
Ellas la apoyaron con su idea, porque era necesario una poción así para los jugadores de quidditch. Ellas no veían el día en qué pudieran usarla.
- ¿Vamos al bar? – Preguntó otra vez Shonagh.
- No puedo, debo de ir al departamento – contestó Ginny - ¿De verdad, piensan tomar desde el mediodía?
- No seas exagerada, Ginny – contestó Stefania – Ni que fueran las siete de la mañana.
- En el bar también venden café a esta hora – comentó Hattie muy sonriente.
- Panqueques y hamburguesas – agregó Shonagh.
- Y otras bebidas que no nos interesan como la cerveza y otros tragos – comentó Chloe sonriendo inocentemente.
Ginny miro reprobatoriamente a Chloe, sabía que iban por las cervezas de mantequilla.
- ¿Y si vamos al departamento de Ginny a comer y pasar el rato? – Propuso Hattie.
- ¡Claro, es una buena idea! – Comentó Stefania.
- No, no es una buena idea – cortó Chloe seria – De seguro va a estar el fanfarrón – agregó haciendo un gesto desagradable.
- Es verdad – dijo Shonagh con una mano en los ojos – Me había olvidado del fanfarrón.
Mentira. Ellas nunca se olvidaban del fanfarrón, siempre que podían lo sacaban como tema de conversación para hablar de todos sus malos hábitos.
Ginny solo rodó los ojos.
- ¿Segura de querer ir a tu departamento? – Preguntó Chloe – Podría estar merodeando por ahí el fanfarrón.
- Estoy segura – contestó Ginny asintiendo con la cabeza – Voy a estar bien, solo quiero llegar y relajarme un poco, después comeré algo.
- Está bien – dijo a regañadientes Shonagh – ¿Vamos Stefania?
- La verdad chicas – contestó Stefania sonriendo nerviosa – Yo tampoco voy a poder ir, voy a ir a almorzar con mi esposo.
- ¡Ay, no! – Exclamó Chloe con las manos en la sien – No nos puedes cambiar por tu esposo, somos tu equipo.
Ginny las dejo peleando por convencer a Stefania, solo podía reírse por las tonterías de sus amigas.
III
Ginny se encontraba completamente relajada en su departamento, echada en el sillón, recordando las nuevas estrategias que había aprendido.
La puerta del departamento se abrió.
- ¿Eres tú? – Preguntó Ginny sin moverse.
- ¿Qué clase de pregunta es esa? – Cuestionó bufando el fanfarrón.
Ginny se rió y se sentó, mirándolo.
- Que hermoso es ver tu rostro tan temprano – saludo Ginny burlándose.
- Pelirroja – dijo como saludo, mirándola extrañamente - ¿Tanto se han tardado tus ojos en darse cuenta?
- Acabo de llegar del entrenamiento, no fastidies – contestó mientras se levantaba.
- El sillón no es para echarse – recriminó mirándola - Siéntate.
- Estoy cansada – dijo resoplando - Pero lista para comer – contestó levantándose y mirándolo curiosamente - ¿Qué haces aquí tan temprano? Pensé…
- Dos de la tarde no es temprano – contestó secamente – Vengo a recoger unos papeles para llevarlos al ministerio.
- Da igual – dijo Ginny sonriente – ¡Andando!
Ambos salieron del departamento y fueron por una calle llena de restaurantes que se encontraba cerca de donde vivían.
Ginny lo observaba de reojo al momento de caminar, le divertía la forma como él arrugaba el ceño al ver pasar personas cerca de ellos y caminaba con aires de superioridad.
- ¿Admirándome? – Cuestionó sin siquiera mirarla.
Ginny bufó, odiaba sus ínfulas de hombre atractivo e irresistible.
- ¿Eres Ginevra Weasley de las Arpías de Holyhead? – Preguntó un niño acercándose a ella con una gran sonrisa.
- Si – respondió Ginny agachándose a la altura del pequeño - ¿Cómo te llamas?
El pequeño niño le entrego una pergamino y una pluma mágica, sonriéndole. Ella sin perder la sonrisa, le dio un autógrafo. Cuando acabo, ella se volteo a mirarlo con una gran sonrisa, una que él no devolvió.
- No pensé que me fueran a reconocer aquí en Londres – admitió Ginny – Sólo llevo jugando dos temporadas en el equipo.
- A mi me sorprenden que supieran como se llama el equipo – objeto antes de volver a caminar.
Ginny lo alcanzo indignada.
- ¡Somos un equipo reconocido y respetable! – Exclamó Ginny enojada por el comentario.
- ¿Cuántas copas europeas han ganado? – Preguntó retándola.
- Hemos ganado catorce campeonatos de la Liga de Irlanda y Gran Bretaña – se defendió Ginny.
- Tienes toda la razón, Ginevra. Ningún campeonato europeo – concluyó sonriendo.
Llegaron al restaurante, donde verificaron su reserva y se dirigieron hacia su mesa, lejos de la puerta y ventanas.
- En dos semanas comienza la liga europea y estamos preparados para ganar – comentó Ginny muy emocionada.
- ¿Quiénes están en tu grupo? – Preguntó mientras miraba alrededor.
- Puddlemere United – comentó Ginny haciendo una mueca de asco, eterno rival de su equipo – Mag-Bordeaux y Castores de Zaláu.
- Supongo que terminará la copa europea pronto para ustedes – comentó levantando ambas cejas, esperando reacción de ella.
- No nos tienes fe – mencionó Ginny entrecerrando los ojos – Pero te vas a arrepentir.
Llegó el mozo y conversaron de otros temas hasta que se acerco a ellos, un señor mayor.
- Señorita Weasley – dijo el señor llamando la atención de ella al tocarle el hombro.
- Dígame señor – contestó Ginny mirándolo muy sonriente.
- Creo que está en gran peligro al estar sentada en la mesa con este jovencito – dijo señalando al acompañante de Ginny con el bastón.
- Oh, no se… - comenzó a decir Ginny intercambiando miradas entre ambos.
El señor la miro incrédulo y carraspeo.
- ¡Es Draco Malfoy! – Exclamó señalándolo – Es un mago de no fiar.
- Debes de creerle, Ginevra – comentó Draco sin mirar al señor – Puedo espantar niños con mi presencia.
- No me tome el pelo, señor Malfoy – contestó el señor frunciendo los labios de la ira, ese jovencito estaba burlándose de él - ¡Usted sabe todas las fechorías que ha hecho!
Draco estaba por contestarle al señor, pero Ginny se lo impidió.
- Señor – contestó Ginny en un tono civilizado – Conozco perfectamente al señor Draco Malfoy y sé que gran parte de las fechorías que se le imputan son difamaciones de mi querido hermano Ron Weasley – terminó con una sonrisa y apoyando su mentón en ambas manos.
El señor la miro con los ojos muy abiertos, incrédulo de lo que escuchaba.
- Gracias por la advertencia, pero no es necesaria – dijo Ginny con firmeza – Considero a Draco Malfoy un gran amigo – terminó con una gran sonrisa.
El señor se fue contrariado, moviendo la cabeza como si estuviera teniendo una pelea consigo mismo.
Ginny volteo a mirar a Draco, esperando alguna reacción específica de él.
- No deberías decir algo como – comenzó Ginny a decir – "Gracias por defenderme Ginevra" – lo mencionó imitando una voz más profunda y gruesa.
- De nada Ginevra – contestó Draco – Siempre es un placer ofrecer este espectáculo para ti.
Ginny sonrió a medias.
- Por cierto – comentó Draco – Blaise reclamó que no fueras a su fiesta de cumpleaños.
- ¡Claro que fui! – Exclamó Ginny indignada por la acusación.
- A su última fiesta de cumpleaños – agrego Draco.
- Tenía entrenamiento – mencionó Ginny sin darle mucha importancia - ¿Fue Luna?
- No – contestó Draco – Tampoco Longbottom.
- Ya me lo esperaba – pensó Ginny.
Cuando estaban por salir del restaurante, Ginny observó de reojo como una pareja de señores mayores los miraba y comentaban entre ellos.
Suspiro resignada.
- Creo que nunca acabaran – confesó Ginny.
Draco la miro con el ceño fruncido, claramente no sabía a qué se refería.
- Los prejuicios por nuestra amistad – contestó Ginny.
- No me perjudican
- Ellos no conocen todo lo que ocurrió en el colegio – mencionó Ginny.
- Mejor así – dijo Draco – No quiero malograr mi reputación.
Ginny sonrió divertida.
Esa historia solo era de ellos, de Neville, Luna y Blaise; ni siquiera sus hermanos lo iban a saber porque no entenderían todo lo que ocurrió en el colegio el año que el trío fue a buscar los horcrux y la dejaron sola, enfrentando todo.
Esto es todo el primer capítulo. ¿Qué les pareció? De verdad, espero que les haya gustado como a mi me gusto escribirlo!
¿Se esperaban que ellos vivieran juntos? ¿Qué creen que va a pasar entre ellos?
No se olviden de dejar review, ya saben que me alegra a mil ver sus comentarios y todo lo que piensan del capítulo y más, de esta nueva historia.
