Disclaimer: Digimon y sus personajes no me pertenecen.


No era primero de agosto, pero después de varios años, los primeros ochos elegidos se iban a reunir. Solo los primeros ochos, debido a que Miyako, Ken y Iori están pasando sus vacaciones en Hawái, Daisuke por su parte, había tomado distancia del grupo hace tres meses por motivos personales, evitando a una peculiar castaña.

La aludida, una chica de contextura delgada de orbes color cobrizos y de castaña cabellera, yacía en su habitación dando los últimos detalles a su apariencia, portando un sencillo pero ceñido vestido color rosa vieja que se acoplaba perfectamente a su figura y que recién había comprado en una tienda para la esperada ocasión. Desordeno un poco su cabello y echo una última mirada al espejo, definitivamente estaba complacida con su apariencia, sonrió saliendo de su habitación con un bolso y celular en mano, miró por última vez la hora en el aparato electrónico ''30 minutos de retraso'' pensó, salió del modesto departamento que aun comparte con sus padres sin despedirse, pues ellos no se encuentran en la estancia debido a que están visitando a su abuela, la madre de su padre y pasaran la noche allá.

Mientras la castaña esperaba el elevador, se empezó a escuchar una peculiar melodía para los oídos de la joven, pues esta provenía de su celular, al mirar quien era sonrió de manera casi inevitable y tomo la llama sin esperar más. –Mochi mochi.

−Hikari, donde estas metida? –Se logró escuchar una voz varonil por medio del aparato.

−Tai, ya estoy tomando el elevador –La chica suspiró resignada –Ya voy a tomar un taxi y salgo para allá.

−Apenas vas a tomar el elevador Hikari? –Interrogó su hermano un poco alterado y continuó –Date prisa que estoy abajo.

−Si, si, allí voy, además es tu culpa Tai –Logró soltar un puchero y cortó la llamada.

Se adentró al elevador que ya había llegado a su piso, marcó planta baja, y el elevador se dispuso a andar llegando a su destino. Salió del edificio y efectivamente el auto de su hermano estaba esperando en el estacionamiento. El joven tocó la bocina de su auto para que su pequeña hermana apresure su andar. Abrió la puerta y se sentó en el puesto de copiloto –Lo siento Tai –Le dio un beso en la mejilla y un cálido abrazo a su hermano.

−Sí, cierra la puerta y vámonos.

−Que grosero. –Cerró la puerta con fuerza y miro al frente haciendo un puchero que no pasó de ser percibido por su hermano, el cual soltó una carcajada.

−Estas guapa –Sonrió de lado, pues está seguro que va terminar sacándole los ojos a sus amigos, en especial a un rubio. Puso el auto a andar en dirección a la casa que comparten Sora y Yamato.

El resto del trayecto se torno sin conversación alguna, ambos escuchaban la buena música que colocaba Tai, y por su parte la pequeña castaña iba sumergida en sus pensamientos, mientras tarareaba la letra de las canciones, se sentía emocionada, pues vería a su amiga de la infancia Mimi que hace cuatro meses no veía, y a su mejor amigo, que este, por su lado, no lo veía desde hace tres años.

−Ya llegamos… −Dijo el mayor, pero la pequeña Yagami no hizo caso alguno a su hermano, iba tan sumergida en sus pensamientos que no se percato de que le habló y tuvo que zarandearla para traerla de vuelta a la tierra, y esta lo miró con interrogante – Que ya llegamos, Kari, estas en la luna –Rió el mayor bajándose del auto y la pequeña hizo lo mismo. –Toma, lleva esto –Le pasó unas bolsas de plásticos con diversas botanas dentro –Si quieres ve, yo llevare el licor –Dicho esto fue hasta la parte trasera del auto y abrió la cajuela.

La castaña obedeciendo a su hermano, se dirigió a la casa de los ya antes mencionados, Sora y Yamato, en opinión de la castaña, a pesar de ser una casa modesta, siempre estaba arreglada y bien decorada. Al estar frente a la puerta, llamó tocando el timbre, y en un par de segundos, Sora abrió la puerta, quien los saludo gustosa –Kari, Tai, los estábamos esperando –Sonrió maternalmente la mejor amiga del mayor Yagami, los dos hermanos sonrieron de vuelta –Pasen, adelante –Dijo Takenouchi muy enérgica, y haciéndose a un lado para que sus amigos pasaran, pasando Tai primero, y luego la pequeña Kari, que al pasar junto a su amiga la estrecho en un abrazo –Que gusto verte Kari.

−Que va, el gusto es mío, Sora –Siempre que abrazaba a Sora, se sentía consentida, como si estuviera en los brazos de su madre. Sin más se separaron y Kari se adelanto un poco mientras su amiga cerraba la puerta; miró con detenimiento el pasillo, quedando deslumbrada por la nueva decoración – Wow, esta vez te luciste Sora.

−Jaja, gracias –Sora sonrió y posó una mano en el hombro de su pequeña amiga –Ahora dame eso y ve a saludar a los demás –Le arrebató las bolsas de las manos y la adentro a la sala principal, donde el resto de sus amigos estaban reunidos y ya estaba su hermano junto con ellos.

−Bien –Esbozó una sonrisa antes de continuar.

Se dirigió a la habitación contigua mientras su amiga iba a dejar las bolsas en la cocina; al entrar a la sala, a la primera que diviso, fue a su queridísima amiga Mimi, quien esta, al ver a la pequeña Yagami, se le fue encima en un abarrotado y eufórico abrazo, que la pequeña no dudo en corresponder.

−Kari! –Frotaba su mejilla junto con la de su amiga con emoción hasta casi llorar –Te extrañe mocosa.

−Já, no más que yo, gruñona –Esta vez el abrazo pasó de eufórico a nostálgico, siempre el reencuentro con sus amigas era nostálgico y un boom de sensaciones. Todos los expectantes, sonrieron tiernamente, pues sabían los lazos fraternales que unían a sus amigas –Me alegra que estés aquí, y estas más guapa –Ambas se limpiaron las lagrimas que amenazaban por escaparse de sus ojos.

−Esta fiesta sin mí, no tendría motivo –Aseguró la castaña mayor, y la pequeña solo podo soltar una carcajada y asentir –Y que va, tú estás más guapa de lo que aparentas en tus fotos de FB –La mayor tomó la muñeca de su amiga, la hizo girar, finalizó dándole una nalgada, que hizo sonrojar a la pequeña a más de uno de sus amigos, y logrando hacer fruncir el ceño de Tai –Que trasero tan perfecto, suertudo el Daisuke que pudo palpar tan perfectos globos –Esbozó una sonrisa traviesa, dejando a Kari atónita.

−Mimi! –Gritaron al unisón Tai y Sora, el primero se levanto de golpe, irritado; y la segunda se tapo los ojos con una mano, en muestra de desaprobación. Por otro lado Kari se echo a reír a carcajadas y a su vez contagio a su amiga.

−Mejor vamos a saludar a los demás –Propuso Kari abrazando a su amiga y la aludida asintió.

La pequeña se dirigió hasta donde estaban sus amigos Joe y Koushiro, después de la distracción ocasionada por Mimi, ambos volvieron a su tema, que a la vista era muy ameno para ambos, ella saludo y tuvieron una breve conversación los tres, preguntando de cómo iban sus estudios y cosas cotidianas de la vida. Giró su mirada y diviso a su hermano discutiendo con Mimi, ella se veía muy divertida con la situación, y Tai, muy enojado. Buscó a Sora con la mirada, y la encontró en la cocina con él, su mejor amigo de la infancia, trago en seco, y se dispuso a anda, pero en el trayecto se encontró con Yamato en la barra preparando unos tragos, se decidió saludarlo a él primero.

Llegó hasta la barra y saludo con la mano en alto, a su amigo y mejor amigo de la infancia de su hermano, este le sonrió de lado, era un hombre de pocas palabras –Bienvenida Kari, sabes que estás en tu casa – Habló él primero, siempre ha sido muy hospitalario.

−Gracias, estoy contenta de estar aquí – Sonrió y él también.

−Me alegro, yo también estoy contento de que ustedes estén aquí. Quieres algo de tomar?

−Sí, solo un refresco.

−Ok… −Posó un vaso frente a ella con hielo y abrió una coca-cola vertiendo liquido negro en el vaso –Bueno, ya vuelvo, iré a llevar esto –Yamato salió de la barra con cuatro vasos en sus manos, con un liquido rojo y espeso.

−Gracias –Dijo en voz alta para que le escuchara y este volteó y le giño un ojo. La pequeña tomó con una mano el vaso y giró sobre sus talones, para observar el ambiente, pero lo que vio fueron dos zafiros observándola con devoción.

−Wow, Yagami Hikari, 21 años y tomando refresco –Se burlo el chico frente a la pequeña, dejándole admirar una radiante sonrisa que la hizo temblar.

−Bueno… Sabes que no me gusta el alcohol y los efectos que este conlleva –Desvió su mirada a otro punto del lugar, mientras sus mejillas se inflaron en forma de puchero.

−Tonta, lo sé, solo te molesto –Posó su varonil mano en la cabeza de su pequeña amiga, y esta volteo a verlo, y esta vez sonreía de manera tierna, una sonrisa cálida, y ella también le regalo su sonrisa, estuvieron así por unos minutos, sonriéndose el uno al otro, hasta que de los labios de ella se escapo algo que solo fue audible para él, lo que lo hizo sonreír más y devolverle el cumplido –Tu estás mucho más guapa –Sonrió mordiéndose ligeramente el labio –Era algo que te quería decir desde que te vi llegar, pero ya ves, Mimi se adelanto.

−Que va…−Bajó su mirada apenada, por lo que se le había escapado antes, sentía vergüenza de ella misma, escabullida en sus pensamientos, fue sacada al sentir la calidez de la mano de su amigo tocando su mejilla y le hizo mirar.

−Fui el último al que saludaste… −Dijo con voz ronca muy cerca de ella.

−Los últimos, siempre se llevan la mejor parte –Ella le sonrió, él le sonrió de vuelta, y el abrazo fue inevitable, fue reconfortante.

Estuvieron así por un largo y a la vez corto lapso de tiempo, él embriagándose con el aroma que emana la esencia de Hikari, y ella deleitándose por el formidable cuerpo de su amigo Takeru. Ambos estaban de acuerdo de que querían que el tiempo se detuviera allí, pero fue imposible, fueron interrumpidos por alguien que ambos adoraban, su querida amiga Mimi.

Mimi tomó a su amiga de la mano y se la dirigió a Takeru diciéndole ''Te la robo por un instante, vale?'' Le guiño el ojo y arrastro a su amiga al centro de la pista, donde la castaña mayor empezó a contonear sus caderas mientras incitaba a la castaña menor a hacer lo mismo. Por su parte, todos se divertían viendo a las castañas contonearse en medio de la sala, ya que los mayores habían empezado un juego de retos y de eso consistía el reto de Mimi. Pero Takeru observaba una castaña en particular, una cabellera corta se movía al compás de su cadera, nublándole y deleitándole la vista al joven rubio, estaba tan sumergido en sus pensamientos que no se dio cuenta de que su hermano yacía a su la dalo.

−Tendré que buscar una cubeta, empaparas la alfombra de baba –Habló en rubio mayor en tono burlón.

−Es inevitable hermano… −Suspiró el menor, y volteó para mirar al rubio mayor –Sabes lo que siento por ella –Volvió su mirada a la que solía ser su mejor amiga.

−Sí, pero le fallaste Takeru –Yamato entre en la barra a prepara nuevos tragos, y su hermano se giró para queda frente a él, ya que las chicas habían dejado de bailar –Ella sí te espero –hizo una pausa y lo volvió su mirada a Takeru –Hasta más de un año después de que tú iniciaras una relación con esa chica.

−Lo sé, hermano –Dijo el menor un poco afligido por los reproches de su hermano –Solo fue un momento de debilidad emocional, de miedo a que ella no fuera a cumplir su promesa, de que se cansara de esperarme…

−Vaya momento de debilidad! Momento que duro casi dos años –Rió con ironía Yamato –Lo mejor es que no planees tener otras intenciones con ella, porque no dejare que Tai te patee, lo hare yo mismo Takeru –Advirtió a su hermano, y tomó los vasos con la bebida prepara, fue hasta donde estaban sus demás camaradas.

El joven rubio volteó siguiendo con la mirada la trayectoria del recorrido de su hermano, y se encontró con la concentración de sus amigos, todos reían amenos al momento, divertidos, contando anécdotas, como solía ser cuando se reunían; extrañaba esto, extrañaba a cada uno de ellos, extrañaba a una en especial; juntos ellos se complementaban, cada uno tenía una personalidad y temperamento diferente, y eso les hacia los mejores amigos.

El joven fue observando a cada uno de ellos y no podía evitar sonreír, recordando anécdotas con cada uno, fue así hasta que su mirada se topó con una de ojos cobrizos, ambos se regalaron una sonrisa acompañada con unas miradas picaras.

La joven de ojos cobrizos sintió sus mejillas arder, cuando la mirada del joven rubio se hizo más intensa en ella. Su corazón latía rápidamente, había visto esa mirada antes, cuando ellos eran algo, él la miraba de esa forma, con amor, ternura, pasión, deseo. Siempre le pareció magnifica y hermosa su mirada, tanto, que la hacía doblegarse en muchos sentidos.

Al instante fue sacada de sus pensamientos por su hermano mayor, para preguntarle que si quería comer, ya que todos estaba comiendo de la pizza que recién había llegado, asintió y se dispuso a tomar una rebanada con tocineta y maíz. La charla fue amena, todos reían, a veces tenían momentos melancólicos recordando a sus Digimon's que hace un par de años que no ven. Y luego se formaron dos grupos, las chicas se sentaron aparte, puedes tenían que hablar ''cosas de chicas'' mientras los chicos se quejaban, bueno, Tai se quejaba porque querían saber lo que hablarían.

Las chicas se sentaron en el otro extremo de la habitación y fue Mimi la primera que hablo.

−Ahora si me dirás bien lo que paso con Daisuke –Sentencio la castaña mayor, Sora se llevo una mano al rostro para cubrirse los ojos en modo de indignación y la pequeña Kari suspiró resignada.

−Bien… Te lo diré de nuevo Mimi –Suspiró afligida –Terminamos porque no quise tener sexo con él, es decir, no lo amo tanto como para avanzar a ese nivel –Terminó de decir ella con un suspiro ahogado. Mimi la miró con comprensión y Sora con orgullo.

−El es un patán –Sentencio Mimi.

−Mimi! –Exclamó Sora indignada, y luego las tres se echaron a reír.

Los chicos por su parte, hablaban sobre videojuegos, informática y diversos ''temas de hombres'' que Tai se encargaba de resaltar a cada rato para que las chicas voltearan, pero ellas hacían caso omiso. Luego de un rato platicando tonterías y cosas sin sentidos, fue Joe el que habló.

−Es una lástima que los demás chicos no estén.

−Sí, pero me llegó un email de Miyako avisando que regresaran de viaje el sábado y nos podremos juntar el domingo, Daisuke dijo que también iría –Esta vez fue Koushiro quien habló.

−Ah! Daisuke porque fue que no vino hoy? –Pregunto Joe y notó lo incomoda que se volvió la atmosfera, Yamato y Koushiro suspiraron viendo a Tai, Takeru por su lado volteo hacia otro lado tratando de hacerse el indiferente, pero realmente le interesaba el tema.

−Joe, tu siempre tan distraído –Suspiro Tai rascándose la melena –Bueno, él ha estado evitando los lugares donde esté Kari, por eso ya casi no se junta con nosotros.

−Es una lástima –Acotó Joe desanimado.

−Sí, él se lo pierde –Finalizó Tai y todos rieron.

Luego Yamato intervino comentando que pronto iba a iniciar una carrera de ingeniería y que su banda ya iba a lanzar un segundo álbum, todos se alegraron por eso, felicitando al rubio mayor. Koushiro aporto que pronto iba a trabajar con el gobierno de Japón. Y Joe acotó que ya había empezado con su posgrado de Medicina. Takeru por su parte dijo que solo le faltaba y año para finalizar su carrera de literatura, después de eso volvería a Japón para recuperar lo que había perdido. Tai rió a carcajadas y Yamato frunció el ceño mirando a Takeru, que a en ese instante observaba a cierta castaña. Tai finalizó comentando que había asistido a una entrevista de trabajo en un bufete de abogados y si corría con suerte obtendría el trabajo, todos le animaron y le dijeron que lo obtendría.

Al otro lado las chicas seguían platicando de sus cosas, ignorando por completo la existencia de los chicos. Sora habla un poco de cómo iba su relación con Yamato, mencionaba que cumplía todas sus expectativas, y que dentro de dos meses lo iba a extrañar mucho ya que iba a representar a Japón en el mundial de tenis, las dos castañas gritaron eufórica felicitando y apapachando a la peli-naranja. Tuvieron toda la atención de los chicos, Tai frunció el ceño igual que Yamato, Tai porque consideraba que las chicas eran egoístas al excluirles de sus pláticas y Yamato por que le apachaban a su mujer.

Cuando dejaron de asfixiar a Sora, fui Mimi quien continuo, contando lo de su ruptura con Michael por motivo de que le gustaba Koushiro, y que este la fue a visitar un par de veces en Tokio el último mes, se le sonrojaron las mejillas a la castaña mayor, mientras su otras dos amigas estaban atónitas y para concluir dijo que solo le faltaba un semestre para finalizar su carrera de diseño de modas, sus amigas la felicitaron por ambas cosas.

Después fue el turno de hablar de la pequeña Yagami, comentando que le faltaba un año y medio para terminar su carrera de Arte y fotografía, pues le ofrecieron una beca para terminarla en la universidad de Tokio gracias a sus excelentes calificaciones. Sus amigas la felicitaron y por su parte Mimi se sentía muy contenta, pues tendría a su pequeña amiga cerca por ese tiempo.

Estuvieron así por un largo tiempo hasta que el reloj marcó la 01:00 de la madrugada, y supieron que ya era hora de marcharse cada uno a su casa. El primero en irse fue Joe, ya que tenía que madrugar para ir al hospital por la mañana, luego Koushiro y Mimi, la castaña mayor no se quería ir sin ayudar a Sora en limpiar su casa, pero sus amigas insistieron y Kari le prometió que no se iría hasta terminar con la limpieza. Tai y Takeru ayudaban a Yamato a poner orden en la sala, mientras Kari ayudaba con la limpieza y Sora lavaba los trastos.

Finalizaron casi a las 02:00 de la madrugada, dejando la casa ordenada y limpia. Los hermanos Yagami se despedían de sus amigos hasta que el joven rubio habló.

−Oye Tai! –Exclamo el joven, llamando la atención del aludido y todos los demás –Si Kari quiere, yo la puedo llevar a su casa –Dijo tragando en seco, estaba nervioso de que ella se negara, pudo ver como ella separo sus labios pero se arrepintió de decir algo, por su parte Yamato y Tai fruncieron el ceño, por último, el Yagami mayor volteó a ver a su hermana.

−Que dices tú? –Se dirigió a su hermana, ya no podía negarle nada, ella era mayor de edad, tenía 21 años, no podía inmiscuirse en su vida y tomar decisiones.

−Está bien Tai –La Yagami miró a su hermano y le regalo una cálida sonrisa, mientras que el rubio menor al escuchar esas palabras, se lleno de gozo, la castaña continuó –Además tú vives al otro extremo de la ciudad, debes estar cansado…

−Si claro… −Dijo no muy convencido –Bueno, me voy, adiós Sora, Yamato –Se despidió de sus amigos – Takeru, lleva a Kari a casa, no quiero desvíos ni que mamá me llama preguntando por ella, entendido? –Se dirigió al rubio en modo serio, muy pocas veces visto en él, Takeru asintió rápidamente, y luego el castaño miro a su hermana – Te veo luego –La besó en la frente y emprendió su marcha, aunque le costaba aceptar que su pequeña hermana ya era toda una mujer, para él seguía siendo la pequeña que siempre iba a proteger.

Observaron como el auto de Tai se alejaba a través del sendero, perdiéndose en la oscuridad de las calles de Odaiba. Por su parte los dos jóvenes, se despidieron de Yamato y Sora, dejándolos por fin descansar en paz por esa noche, pero antes de que emprendieran marcha, Yamato le advirtió a su hermano que tuviera cuidado y regresara temprano. Con esto el joven rubio asintió, y se marcharon en el auto de su hermano.

.*.*.

Estuvieron todo el tiempo en completo silencio, un silencio un tanto incomodo, no sabían por dónde empezar un tema de conversación, había tanto que querían saber del uno al otro, pero se reprimieron las preguntas, de la nada, el rubio dobla en una esquina, desviándose del trayecto a la casa de Kari, dejando a la mencionada confundida.

−A donde vamos TK? –El joven la miró, ella manifestaba confusión, él mordió su labio para reprimir una enorme sonrisa, debido a que lo llamo ''TK'' hacia mucho que no le decía así. Ella volvió a interrogar –Por favor, responde. A donde vamos?

−No lo sé… −Musito, de verdad, no tenía la más remota idea de adonde ir, pero solo quería estar a solas con ella.

Volvieron a quedar en total silencio mientras Takeru seguía conduciendo por las solitarias calles de Odaiba; por su lado Kari confiaba en él, y no haría nada para perjudicarla, lo miraba de reojo, estaba más guapo que la última vez que lo vio hace tres años, su corazón enloqueció de nuevo, él le hacía tener ese tipo de sensaciones únicas.

El joven logro divisar el gran parque central de Odaiba, decidió ir para allá, estarían solos, y tal vez con suerte platicar.

Al llegar Takeru aparcó el auto en el estacionamiento, se bajo de auto e invito a su acompañante a bajar, pero esta se negó, después de unos minutos, imito al rubio, y se recostó en el auto, a su lado, contemplando la fría noche y la bahía de Odaiba, que dejaba a la vista las luces del imponente Tokio.

−Que hacemos aquí? –Fue ella quien hablo, mientras se frotaba los brazos con sus manos para apaciguar el frio. Él lo notó, se quitó su chaqueta y se la coloco a ella en los hombro.

−Para hablar…−Musitó.

−Vale…

−Por que terminaste con Daisuke? –La pregunta saltó de su boca casi escupiéndola.

−Las cosas no funcionaron… No lo ama –Balbuceó, dejando su mirada fija en la bahía.

−Ya veo… −Aunque no lo demostraba, se sentía feliz por saber esto, tuvo que morderse el labio para no sonreír.

−Tú? Como vas con tu novia? –Preguntó sin dedicarle una mirada, aun le dolía que estuviera con otra.

−Terminamos hace un par de meses –Suspiró antes de continuar –Era una buena chica, pero, yo no la amaba, porque nunca deje de amar a cierta chica que deje aquí –Se sincero, miró a la castaña y no logro obtener reacción de ella, eso le agobió.

−Te diste cuenta demasiado tarde, TK… −Ella mantenía la vista fija en la bahía, si lo miraba iba a perder todas sus fuerzas, aunque su corazón le pedía a gritos que fuera con él, la razón le gritaba aun más fuerte que ''él se volvería a ir''

−Tienes razón… Fui un idiota al dejar tan valiosa joya –Tocó con una mano la mejilla de su compañera, sintiendo entre sus dedos tan suave textura, más suave de lo que recordaba. Ella lo miró, y se encontró con esos ojos azules que denotaban tristeza, él solo contemplarlos le hacían querer retractar sus palabras –Pero hare todo lo posible y más para recuperarla –Posó ambas manos en las mejillas de su compañera, pudo ver como sus hermosos ojos rojizos se llenaban de lagrimas que amenazaban con salir; conmovido fue acercando lentamente su rostro al de ella, esperando su aprobación o rechazo, ya no podía controlar más su necesidad de poseer sus preciosos labios.

−TK… No… −Logró musitar al momento que cerró sus ojos dejando escapar las lagrimas, sellando la unión de sus labios, un beso, suave y tierno, su corazón lo anhelaba, su cabeza lo rechazaba. No pudo luchar contra su corazón, se dejo llevar.

−Lo siento, Kari…−Susurró el joven, al instante de separarse por falta de oxigeno.

−Ya no importa, TK –Entrelazo sus dedos entre las hebras doradas del chico, sin perder el contacto visual, se acerco de nuevo al aludido –Por esta noche… Nada importa –Volvieron a unir sus labios esta vez en un beso más intenso, en donde expresaron todos sus deseos reprimidos.

Esta noche donde se volvieron a unir dos almas, dos corazones, dos cuerpos, en un mismo sentimiento, separados por la distancia. Expresaron aquel amor que creían haber olvidado, pero que siempre estuvo presente. No importaba el ayer, ni los años que pasaron, tampoco importaba el mañana y el dolor que otra separación les dejaría, solo importaba ahora, ese momento, estaban juntos, transmitiéndose todo aquello.

.*.*.*.

Dos meses después.

Una joven de castaña y corta cabellera iba saliendo del hospital con un sobre blanco en manos, suspiró al encontrarse el cielo despejado y los rayos del sol palpando su cara. Miró el sobre, saco el papel que este contenía, suspiro por última vez y lo abrió.

Positivo.


1. Gracias por leer 3.

2. Disculpen el mal uso de los signos de exclamación e interrogación, pero tengo un teclado gringo :c y no me aparece los signos.

Este es mi segundo Takari (el primero no lo he publicado por que fue para fue para un concurso y aun no me han dado los resultados) y me hace mucha ilusión por DA Tri 3. Dejo en final un poco (Muy) abierto, porque espero hacerle una continuación. Pero ahorita tengo una historia en mi cabeza de ellos y la empezare a escribir.

Sin más, estoy abiertisima a criticas constructivas.