Tratamiento Psicológico.
Capítulo uno: La nueva psicóloga.
Hitsugaya Toshiro no sabía lo que estaba mal con él.
Desde sexto año de primaria él asistía a una psicóloga escolar debido al "trauma" que había supuestamente sufrido después de la muerte de sus padres.
Ciertamente él no se consideraba traumado.
Solo se había vuelto mucho más frío y antisocial de como era antes.
¿Qué esperaban? ¿Qué se la pasara sonriendo?
Él pensaba que había reaccionado lógicamente al volverse mucho más apático e introvertido.
No podían esperar que sea el mismo que antes. Eso, hubiera sido ilógico.
Por eso no sabía porque tenía que seguir soportando esas malditas citas con la psicología aún en la preparatoria.
Así se lo dijo al director en cuanto lo mandaron a su oficina para darle los nuevos horarios con la psicóloga en su tercer año.
-Esto es absolutamente ridículo.- masculló fríamente al director Ukitake. –Yo no requiero de tratamiento psicológico. Ya han pasado más de cinco años desde que mis padres murieron. Tengo diecisiete años. No necesito que me traten como a un niño perdido que no sabe lidiar con su vida.- se cruzó de brazos.
Ukitake se notaba visiblemente incómodo.
-Hitsugaya-kun, entiéndelo, tengo una orden directa de tus tutores, yo no puedo hacer nada.- el chico bufó, haciendo una nota mental de estrangular a Gin y Rangiku. –Aparte, de que si creemos que es necesario para ti, es porque… eres joven, y necesitas tener más amigos… socializar más. No puedes encerrarte en una burbuja y tratar mal a todo el que intente acercarse a ti.- lo miró paternalmente.
-Yo no trató mal a nadie.- se defendió. –Nunca le faltó al respeto a nadie, soy educado. Que no me porte amigable es una cosa completamente distinta.- a pesar de su bien validado argumento, pudo notar que el albino mayor realmente no podía hacer nada para ayudarlo, así que se levantó de su asiento y comenzó a retirarse. –Gracias por su tiempo. Que tenga buen día.- dijo fríamente antes de marcharse de la oficina.
Pasó el resto del día de clases bufando.
Tenía notas altas y más de una admiradora en la escuela, pero todos, incluidos profesores, ya habían aprendido que no era alguien a quien le interesaran los halagos o tener cualquier tipo de relación con otro alguien.
Todos habían aprendido a simplemente quitarse de su camino.
Al llegar la hora del receso, tomó su Bento y se dirigió a la oficina de la psicóloga.
Ella no había llegado aún, así que se sentó en el diván y comenzó a comer.
Verdaderamente odiaba cuando sus citas con la psicóloga eran en el receso, a la hora de comer.
Estaba terminando su Onigiri cuando ella finalmente entró.
Una mujer, joven, más baja que él, de cabello negro recogido en un moño desordenado, piel blanca, y ojos oscuros detrás de unos gruesos anteojos.
Vestía una camisa holgada que la cubría hasta el muslo, pantalones deportivos y botas militares.
No lucia en absoluto profesional, ni como la psicóloga que lo había atendido el año pasado.
Así que se sorprendió cuando se sentó frente a él, sacando una libreta.
-Soy Kurosaki Karin.- se presentó. -¿Tú eres Hitsugaya Toshiro?- ni siquiera lo estaba mirando, solo anotaba en su libreta.
-Sí.- contestó fríamente, volviendo a comer.
-Un gusto entonces, Toshiro…-
-Hitsugaya.- la interrumpió, corrigiéndola.
-…Hitsugaya-kun.- finalmente lo miró, estudiándolo con aquellos intensos ojos oscuros. –Dime, ¿cuántos años tienes?-
-Diecisiete.-
-Me han pasado tu expediente. Lamento mucho lo de tus padres.- sus ojos se suavizaron.
Él no quería su lastima. Ni la de nadie.
-Yo también.- siguió comiendo.
Por un momento, ella permaneció en silencio.
-Me he enterado que no estás muy de acuerdo con estas sesiones.- finalmente habló.
-No lo estoy en absoluto.- admitió sin pena.
-¿Puedo saber por qué? ¿Quieres hablar al respecto?-
Le hubiera contestado que no era asunto suyo, pero en realidad, apreciaba un poco el hecho de que ella le diera la opción de decirle o no decirle, los demás simplemente preguntaban, sin tomar en cuenta su opinión respecto a hablar, siempre queriendo saber.
-No creo necesario…- no podía creer que realmente le estaba respondiendo. –No creo necesario nada de esto. Yo no tengo ningún trauma, y muchos otros chicos son antisociales como yo y sin embargo nadie los obliga a ir cada día de escuela con un psicólogo. Simplemente no entiendo porque siguen insistiendo en que tenga estas sesiones. En verdad no las necesito, estoy bien.- aseguró.
Apenas terminó de hablar, ella despegó sus ojos de él y volvió a anotar en su libreta.
-Dime, Hitsugaya-kun. ¿Acaso no te hizo bien decirme todo eso?- seguía sin mirarlo.
El chico frunció el ceño.
Era cierto, realmente se sintió bien decirle esas cosas, soltar esas verdades a alguien que sabía lo estaba escuchando.
-Un poco…- admitió derrotado.
-Comprendo y respetó tus creencias. Pero no tienes que pensar que estas sesiones son para llegar a alguna meta en específico. Puedes… puedes simplemente tomarlas como un método para desahogarte.- nunca lo había pensado de esa forma… -Puedo notar que tienes muchas frustraciones, y se nota que las canalizas en algún deporte físico.- lo miró de arriba a abajo.
Sus mejillas ardieron.
-Sí, bueno… yo practicó algunas artes marciales… y juego futbol.-
Una leve sonrisa tiró de los labios rosados de la pelinegra.
Ella, pensó, tenía una sonrisa bonita.
Ahora que escaneaba bien su rostro, más allá de los horribles anteojos, ella en realidad era muy hermosa.
-Me gusta el futbol.- susurró sorprendiéndolo. –Solía jugarlo mucho cuando era más joven… ahora solo a veces con mis sobrinas.-
Ella sin duda no parecía alguien que jugara futbol con sus sobrinos, no con esos anteojos tan horribles.
Pero aun así no dudo de sus palabras.
-¿Quién le cuenta su vida a quién?- bromeó tratando de aligerar el ambiente.
La mayor rió, y se encontró pensando que también tenía una risa bonita.
-Oye, escucha. Más allá de canalizar tus frustraciones de ese modo, también es bastante bueno hacerlo simplemente hablando. ¿Por qué no hacemos un trato?- él alzó una blanquecina ceja. –Me cuentas todas las cosas que te molestan, o lo que quieras, y si sientes que eso te hace sentir mejor, mañana regresas, pero si no te hace sentir mejor, entonces yo personalmente hablare con tus tutores y les diré que ya no es necesario que sigas asistiendo a terapia.-
Los ojos turquesas se ampliaron.
-¿Harías eso?- cuando la mujer asintió, el albino solo pudo pensar que en realidad ella no era alguien a quien le molestaría ver todos los días de clases. –Pero… ¿Qué puedo decir? En realidad mi vida no es tan interesante…-
-No tiene que ser interesante.- seguía anotando en su libreta. –No tienes que contarme cosas que puedan interesarme, solo tienes que contarme cosas que…- por un momento, dejó de escribir, buscando las palabras. –Cosas que sientas… que son un peso en ti.- se quitó los lentes, mirándolo con hermosos ojos negros. –Y ten la confianza de contarme lo que sea.- le sonrió, antes de volver a colocarse los anteojos.
Él suspiró.
-Bueno… siempre me ha molestado que la gente sienta lastima por mí, por lo de mis padres y eso.- ella dejó la libreta, prestándole completa atención, y él dejó su almuerzo. –Claro que dolió mucho, y es algo que ha afectado enormemente a mi vida y mi manera de ver el mundo, pero ya han pasado muchos años, y creo estar lidiando bien con la pérdida.- ella no lo contradijo ni dijo nada, solo estaba escuchándolo. –Sinceramente creo…- siguió hablando, contándole todo lo que en realidad ya le había dicho a más de uno.
Pero, por primera vez, sintiendo que realmente, en serio lo estaban escuchando.
Que no lo estaban creyendo un niñito que no tenía idea de lo que hablaba.
Y que ella no era solo una molesta psicóloga más hablando de traumas y sus sentimientos.
Le contó no solo acerca de su odio a ser tratado como un niño, sino de cosas menos importantes, como su disgusto por las golosinas, su molestia porque su tutora fuera una holgazana borracha y su tutor tuviera tendencia a sacarlo de sus casillas con sus descaradas bromitas, su hastío por el acoso femenino, su fastidio por el calor, su horror por el desorden, y su opinión sobre la psicología.
-¿Crees que es estúpida?- la pelinegra alzó una ceja, divertida.
Por un momento, él había olvidado que ella se ganaba la vida con eso.
-Eh… bueno, creo que es estúpido que una persona quiera resolver los problemas de un desconocido cuando no puede resolver ni los suyos propios.- admitió, firme en sus convicciones pero algo vacilante por como reaccionaria.
Pero ella rió.
-Sí, sin duda es completamente estúpido.- asintió. –Pero no imposible.- él arqueó una ceja. –Yo creo que hay distintos tratamientos psicológicos para cada caso. Pero a veces hay casos, y a veces no hay casos.- sonrió misteriosamente.
-¿Qué quieres decir con eso?- ella era completamente incomprensible para él.
-Yo creo que a veces no se necesita un gran y complicado tratamiento psicológico para algunos casos.- se ajustó sus horribles anteojos. –Creo que a veces solo se necesita un buen amigo.- su sonrisita no se iba. –Y yo quiero ser tu amiga, Toshiro.-
Toshiro, por primera vez, le sonrió. Levemente y por un segundo pero lo hizo.
-Ya te dije que es Hitsugaya.- murmuró, pero ahora no tan convencido. –Y perdona, pero… ¿cómo era que te llamabas?-
Ella volvió a carcajearse.
-Kurosaki Karin.- repitió, volviendo a tomar su libreta y anotando. –Oh, y será mejor que comas. Tu comida ya debe haberse enfriado.- señaló su Bento que había quedado de lado.
Él tomó su comida y comenzó a ingerirla, sin importarle que ya esté fría.
-¿Cuánto falta para que acabe el receso?- preguntó entre bocados.
Karin miró en su reloj de muñeca.
-Ya acabo, y te estás perdiendo una clase desde hace media hora.- sonrió tímidamente.
Él casi escupe su Onigiri.
-¡¿Qué?! Diablos… la clase de historia…- bufó. –Ese profesor nunca me dejara entrar a mitad de la clase.- se pasó una mano por el cabello. –Supongo que me puedo quedar aquí una media hora antes de ir a la siguiente clase…- la miró como pidiendo permiso.
-Claro.- se encogió de hombros. –No tengo a nadie más que atender hoy…-
-Por cierto.- seguía comiendo. -¿Qué pasó con la psicóloga del año pasado? ¿Tú eres nueva?- la miró curioso.
-Este es mi primer trabajo.- sonrió alegremente, sorprendiéndolo. –Es lo único que conseguí, debido a que soy principiante. No sé qué habrá pasado con la otra, seguramente fue a trabajar a otro lado.- se encogió de hombros. -¿Y qué me dices, volverás mañana?- lo miró interesada.
Él terminó de comer mientras pensaba.
En realidad, no era tan malo tener a alguien a quien contarle todos sus problemas, alguien que en verdad lo escuche.
Podría volver… solo un par de días más…
Finalmente, justo cuando terminó la media hora y finalmente tuvo que irse, le contestó a la pelinegra, que había esperado pacientemente a que pensara bien el asunto.
-Volveré.- sonrió de lado antes de irse para pasar el resto del día escolar.
Continuara...
No estaba muerta, andaba de parranda! ~
Lectores: *le lanzan piedras*
Ok, ok, ok, sé q muchas de ustedes se han estado preguntando donde diablos me he metido...
Bueno, la verdad es q la escuela me ha estado sofocando y mis padres se separaron, provocando grandes cambios en mi vida (y si, les digo eso para q sientan lastima por mí y no me maten :D Muajajaja!) Ok, no xP
Ehh... apreció mucho a todas las q me mandaron mensajes y dejaron reviews preocupandose por si seguia viva xD
Umm... bueno, ahora, supongo q estaran intrigadas de q haya vuelto con este fic largo.
La verdad es q esto originalmente iba a ser un OS muuuuuuuyyyy largo, pero bueno, al final decidi volver con un Long fic en lugar de un simple OS mas, pero seguira contando como mi OS 77 para mí apesar de q no tiene mucho sentido XD
Normalmente hago a Toshiro el mayor y Karin la menor, esta vez, decidi variar un poco y lo hice al reves n.n
Y bueno, la verdad es q esto nacio de mi pervertida fantasia de ellos haciendolo en un divan e.e
Esperen Lemons y Limes futuros 8D
Estoy muy apenada por toda mi inactividad, prometo q no tardare mas de 4 días en subir caps, aunq eso depende del numero de reviews e,e
Si me dejan más de 7 reviews ahora, incluso podria subir el siguiente cap de esto mañana, ya tengo casi toda la historia escrita, en realidad xD
Desde ya les aviso q las escenas de Lime y Lemon futuras van a ser muy fuertes e_e
Y si, sé q les debo la continuación de Dejar Ir y otros OS, pero de eso hablare al final de este fic, ya q este fic no es solo mi regreso, tambien es mi despedida u_u
AL TERMINAR ESTE FIC NO VOY A VOLVER A ESCRIBIR OS's HK HASTA DICIEMBRE.
O sea, hasta q lleguen las vacaciones de verano en mi pais cx
Lo siento, quiero hacer OS's pero tengo Longs fics q terminar TTnTT
Lo explicare todo mejor al terminar este fic q más de 15 caps no va a tener :)
No voy a subir NADA durante la realización de este fic, solo lo dejare aquí con sus 15 capitulos para q ustedes disfruten de mi ultima obra completamente HK hasta q llegue diciembre y vuelva a subir muchos OS's diarios Cx
Bueno, sé q esta no es la mejor trama q se me pudo haber ocurrido para mi fic de despedida, pero este fic por ahora va a ser solo de comedia, romance y cosas pervert! oQo
Es un fic para disfrutar... por ahora... ewe
SI TIENEN DUDAS, PREGUNTAS O RECLAMOS DEJENLOS EN UN REVIEW QUE YO LES CONTESTARE TODO EN EL CAP 2! ! !
Recuerden q los amo :3
Los personajes de Tite Kubo!
COMENTEN! *O*
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
