Rurouni Kenshin es propiedad exclusiva del genial e talentoso Nobuhiro Watsuki.

Advertencia: Este fanfic es lemon, tiene un alto contenido en descripciones gráficas y un cierto grado de violencia. Así que no es recomendable para todo el público.


Marcados por el amor
Uno

Kaoru se despertó completamente sudada justo cuando el despertador empezaba a sonar. Llevo ambas manos a la cara para contener un grito de desesperación. ¡Volvía a tener aquellas viejas pesadillas de nuevo!

En realidad, se estaba preguntando cual la noche en que no las tenía. Pensaba que ya se había acostumbrado a ellas, pero aquella noche en particular la pesadilla había conseguido ser todavía más angustiante. Aun podía visualizar perfectamente la escena, como si fuera una película. Mordió en interior de su mejilla en una tentativa de sé tranquilizar; no ganaba nada con ponerse histérica.

Se levantó de la cama decidida a no pensar más en lo que había soñado. El psicólogo la había aconsejado vivamente a olvidar lo ocurrido. Era la única manera de salir de la depresión que la estaba consumiendo a cada día. Dadas las circunstancias, ¿cuál era el sentido de sé seguir culpando cuando ni siquiera había sido su culpa?

Pero Kaoru continuaba a culparse, pese ya que ya había visualizado su dilema desde una perspectiva más fría. Y continuaría a sé culpar, pues lo ocurrido había destruido los sueños del hombre que amaba.

Kaoru se decidió por un baño relajante en la bañera que ahora estaba llena de una sal afrodisíaca que ayudaba a relajar los músculos del cuerpo. Cuando hubo terminado su baño, descubrió que se encontraba muchísimo mejor que cuando se había despertado. Por lo menos ya no volvió a pensar en la terrible pesadilla que tuvo y incluso logro sacar a luz su buen humor. Ahora completamente relajada y ya terminando de secar el cabello, Kaoru empezó a pensar que tipo de ropa usaría.

Miro dentro de su guarda-ropa, pero nada de lo que había le agradó. Hasta que sus ojos se fijaron en un pequeño conjunto de ropa que había comprado hacia ya mucho tiempo y que jamás lo vistió. El conjunto consistía en una falda que ni siquiera llegaba a las rodillas, de un color rosa suave, y un pequeño top del mismo color, solo que un poco más oscuro, que tenía un perturbador "v" en la frente. Sonrió, y decidió que vestiría aquel conjunto.


El restaurante estaba abarrotado de gente, aunque eso no sorprendía mucho a Kaoru. El "Akabeko" era el tipo de lugar que siempre estaba lleno de gente, quizá por el ambiente que parecía incitar a que la gente se sentara e relajara durante un raro, u por la comida Fuera lo que fuera, a Kaoru la razón verdadera no le importaba mucho.

Sonrió simpáticamente cuando vio a la pequeña chiquilla que estaba sirviendo algunas bebidas en el bar, y se aproximo de ella.

— Bueno días… — Saludó y esperó a que ella terminara de atender a un cliente impaciente antes de aproximarse de ella. — ¿Sabes dónde está tu madre?

— Oh, buenos días señorita Kaoru. — La saludo cortésmente Tsubame. — ¿Mi madre? Creo que ha dijo algo sobre ir al baño…

— Bien, lo entiendo. — Respondió Kaoru, se preguntando cuanto tardaría Tae en salir del baño. — Sírveme un café, ¿si?

— En seguida se lo sirvo, señorita Kaoru.

Miró alrededor, y se dió cuenta que todas las mesas estaban ocupadas. Bueno, excepto una que estaba junto a un enorme vaso con flores. Caminó hasta la mesa y se sentó en la silla esperando por el café y a Tae. Tsubame no tardó mucho en traerlo y cuando estaba a medio beber se fijó en que Tae salía del baño y entraba al bar. Miró en su dirección después que Tsubame le dijo que estaba allí. Tae empezó a caminar en su dirección con una calidez en su mirada que le decía a Kaoru que ella también la había extrañado.

— Vaya, no te esperaba hoy aquí. — Comentó Tae mientras se sentaba en la otra silla vacía. — Supongo que has venido a hablar conmigo, ¿ne?

— Lo cierto es no me apetece mucho hablar de ello.

— Puede que no lo quieras hablar, pero al menos debería tomar una decisión respecto a este tema. — Tae la agarró por las manos, como si aquel simple gesto la salvara de caer a un terrible precipicio. — Sabes que tarde o temprano tendrás que tomar un decisión.

— ¡No puedo! ¡Es todavía muy pronto para tomar cualquier tipo de decisión!

— Llevas cinco meses diciéndome eso, y lo cierto es que solo veo como esta situación te está consumiendo. ¡Pero si incluso estás perdiendo peso a proporciones gigantescas!

— Lo siento, pero de verdad… No puedo. ¡No ahora!

Tae bajo la mirada y se fijo en sus delicadas manos. Eran unas manos femeninas, muy bien cuidadas, pero a Kaoru no le importaba eso. En realidad, sólo había una cosa que le importaba en la vida; y ni siquiera se daba cuenta que eso la estaba matando.

— Supongo que hoy es el día que irás a verlo, ¿no?

Kaoru sonrió con amargura.

— Al menos ahora no voy todos los días a visitarlo.

— ¡No lo haces porque tus padres se han metido en todo este lío!

Kaoru se mordió la lengua; era cierto lo que Tae decía. No podía negarlo, aunque lo intentara.

Koujiro y Sakura Kamiya se habían visto forzado a tomar cartas en el asunto cuando se dieron cuenta que Kaoru estaba yendo por un camino autodestructivo. Después de que su madre la descubriera intentándose ahogar en la bañera, tanto a ella como su esposo supieron que no les quedaba otra alternativa que internarla en centro psiquiátrico. Aunque no dijo porque se intentó suicidar, todo el mundo sabía cuál era la verdadera razón: Kenshin Himura.

Personas que la conocían afirman haberla visto salir del departamento donde vivía Kenshin completamente desecha en lágrimas. El único motivo para que Kaoru quedara en un estado tan lastimoso es porque había tenido una terrible discusión con Kenshin, que terminó por llevarla a cometer una locura. La internaron tal y como habían decidido, pero al cabo de unas semanas, Sakura obligó a Koujiro a sacarla de ahí porque no soportaba ver a su hija encerrada en un sitio como aquel.

Obviamente le fueron impuestas ciertas reglas que deberían cumplir. Debería ir diariamente a una sesión con un psicólogo, además de que aceptaría ser vigilada constantemente. Y las visitas a Kenshin se resumirían a dos días por semana.

— Mira, no puedo evitar… Estoy cumpliendo con mi deber.

— Todo esto está acabando con tu salud mental. Deberías aceptar la propuesta de tus padres y marcharte de aquí mientras puedas.

Kaoru se sintió tentada a decirle que lo pensaría, hasta que miró el reloj en la pared y se dio cuenta de lo tarde que era.

— ¡Dios mío! ¡Que tarde es! — Kaoru se levantó apresurada de la silla, deposito algunas monedas en la mesa. Vistió la chaqueta y corrió hasta la salida, más preocupada con lo que tenía que hacer que ni siquiera se acordó que tenía que despedirse de Tae.

— Pobre muchachita. ¡Va directa al infierno y ni siquiera parece darse cuenta! — Comentó un viejo que había reparado como Kaoru se marchaba.

Tae no dijo nada. Sabía que más tarde tendría que consolar a Kaoru. Así que solo asintió silenciosamente con la cabeza y se dirijo al bar dispuesta a empezar a trabajar.


Se suponía que debería estar allí hacia ya un cuarto de hora, pero la conversa con Tae la había distraído por completo. Claro que Kenshin no le importaba si ella se retrasaba o si llegaba temprano. En realidad, siquiera le importaba si ella simplemente no llegaba. Buscó la llave del departamento en su bolso y cuándo la hubo colocado en la cerradura, rogó a Dios que él no hubiera cambiado de cerradura. Sólo para que no pudiera entrar.

Cuando escuchó un 'clic' y observó a la puerta abrirse, suspiró de puro alivio. Entró y colocó su bolso en la pequeña mesa que había justo en la entrada. Se quitó la chaqueta y miro alrededor, escuchando únicamente al silencio. Empezó a caminar hacia la sala y paró en seco cuando escuchó un chasqueo de lengua.

Tragó duramente saliva.

— ¿Qué rayos haces aquí?

— Hoy es martes. — Respondió Kaoru como si eso lo explicara todo.

— No quiero que estés aquí.

Kaoru no dijo nada, sintiendo como las lagrimas inundaban sus ojos. ¿Por qué tenía que tratarla como si valiera menos que un perro? Sólo quería cuidar de él…

— Me imagino que todavía no has comido nada. Voy a echar un vistazo a la cocina y ver que es lo puedo preparar.

No lo miro. No porque no quisiera, sino porque mirarlo le todavía más pues solo se tropezaría con su odio y desprecio. Quiso encender una luz, pero él reclamaría si hacia eso. Así que camino en la oscuridad, esperando no tropezar con nada en el camino. Al llegar a la cocina procuró por el frigorífico y lo abrió. No había mucha comida, tal y como había supuesto. Anotó mentalmente que en la próxima visita traería algo de comida del supermercado. Sacó un queso y decidió que un sándwich de queso sería una buena merienda.

Trató de buscar al pan, pero se quedó completamente helada cuando escuchó pasos viniendo en su dirección. Fue un choque cuando las luces se encendieron de repente; así que se llevó las manos a los ojos y los masajeo con las yemas de los dedos.

— No quiero que me prepares nada. Ni siquiera quiero que estés aquí. ¿Es que no entiendes lo que te digo?

— Si entiendo, demo

— ¡Quiero que te vayas ahora mismo!

Kaoru se sobresaltó por la forma brusca en que le habló. Intentó decirle que no había sido su intención molestarle, pero se dio cuenta que no encontraba las fuerzas para hablar.

Quizá no había sido buena idea ir allí aquel día. Él parecía estar de muy mal humor.

— Está bien. Si eso es lo que quieres, me iré.

Colocó al zumo y al queso sobre la mesa de madera que había en el centro de la cocina, lo contornó y se dirijo a la salida. Ya casi había llegado a la puerta cuando escucho como él la llamaba.

— Kaoru…

— ¿Sí? — Respondió Kaoru, ya al borde de las lágrimas.

— Quédate.

Ella asintió con la cabeza, no confiando en su propia voz para hablar. Tenía la impresión que se echaría a llorar en cualquier momento.

— Voy… Voy a preparar el sándwich… — Balbuceo Kaoru cuando ya sentía que podría hablar sin que se desmoronase.

— Ven aquí. — Le dijó Kenshin con una voz tan suave que hizo que Kaoru se estremeciera.

Cuando lo miró reparó que había un extraño brillo en su mirada. Extendió una de sus manos y cuando Kaoru coloco la suya sobre la de él, Kenshin la empujó de encuentro a su pecho. Kaoru sintió como el aire huía de sus pulmones. Se quedó completamente alarmada pues sentía el calor de su cuerpo y eso la ponía nerviosa.

Hacia tanto tiempo que Kenshin no la tocaba...

— No me has besado. — Susurró él, sus labios a milímetros de los suyos.

Ella abrió los ojos, totalmente sorprendida. No había esperado que dijera algo como eso.

— Yo…

— Si fuera un tipo celoso, lo desaprobaría.

Kaoru se estaba preguntando a donde quería llegar con todo aquello. Tragó saliva no muy segura de que debería contestarle.

— ¿Qué tal si corregimos eso? — Preguntó con una voz tan sensual que logró despertar todos los sentidos a Kaoru.

La punta de la lengua de Kaoru mojó sus labios. Estaba más nerviosa que nunca y Kenshin lo sabia.

La mano deslizó por su cara, por detrás del pescuezo. Los dedos se ahogaran en su cabello y con un movimiento brusco, Kenshin la empujó de encuentro a su boca. Ella suspiró contra aquellos labios y se derritió como si fuera un helado. El beso fue lento, caliente, completo. Perfecto. Era la única palabra que ella podría pensar para describir aquello.

Sus pechos se endurecieron y sintió como un calor alcanzaba su parte más intima. Apretó sus piernas en un vano intento de aplacar el fuego, pero él solo creció todavía más. Las manos de Kenshin viajaron por su espalda y apretaron su trasero, haciendo que Kaoru se diera cuenta de su estado de excitación.

— ¿Consigues sentir cuanto te deseo?

Kenshin no esperó por la respuesta. En cambio, tomó sus labios nuevamente, voraz, distribuyó una lluvia de besos desde su oreja hasta su pescuezo. Kaoru inclino la cabeza hacia tras y gimió cuando los dientes de él pellizcaron suavemente la curva de su hombro. Una mano continuaba en su trasero, mientras que la otra recorría su vientre hasta llegar a uno de sus senos.

La respiración quedo suspensa en su garganta cuando él empezó a acariciarla, corrientes de placer radiaban de su seno yendo en todas las direcciones. Ella se movía incomoda en sus brazos, sentía que estaba llegando a algo maravilloso. Él deslizo su top hacia arriba hasta que mostrar sus senos y bajó su cabeza. Ella apretó los dientes con anticipación, la respiración caliente acariciando su pezón. Kaoru abrió los ojos al darse cuenta de él no la estaba tocando.

— Por favor… — Ella rogó.

— ¿Por favor qué? Dime lo que quieres.

— Tu boca. Quiero tu boca.

— ¿Aquí? — Él beso la cormisura de sus labios. — ¿O quizás aquí? — Beso justo por la punta de su nariz. La tardanza estaba molestando a Kaoru, agarró a su cabeza y la dirigió a su boca.

El rió.

— Oh, quieres decir aquí… — Él chupó su labio inferior y Kaoru gimió de placer.

Lo rodeo por el cuello, exigiendo que no abandonase su boca. La temperatura de su cuerpo empezaba a subir y ella sentía como sus piernas como a poco no la conseguían sustentar en pie.

— Kenshin…

Susurrar su nombre parecía que había devuelto a Kenshin a la realidad. Cualquier rastro de pasión desapareció de su cuerpo. Kenshin la empujo lejos de si, haciendo que Kaoru chocara contra la pared. Se estremeció al ver la expresión de desprecio en su mirada.

— ¡Vete! — Le grito Kenshin, que ahora le daba la espalda.

— Yo…

— ¡He dicho que te vayas! ¡Fuera! ¡Déjame en paz!

Kaoru quiso retroceder cuando él se dio la vuelta y empezó a caminar hacia ella completamente enfurecido, pero la pared se lo impidió. Cerró los ojos y suplico que no la golpeara muy fuerte. Pero el golpe no llego. En realidad el departamento había quedado sucumbido a un enternecedor silencio. Kaoru abrió los ojos solo para verlo mirando estático. Sin ninguna expresión en su mirada.

Se arreglo la ropa, agarro su bolso y salió. No se dio cuenta que dejaba la llave en la cerradura hasta que llego a la calle. Pero decidió que no volvería allí. ¡Ni aunque estuviera muriendo!


Notas de autora: ¡Hola! ¿Alguien se acuerda todavía de mí? Yo solía escribir en esta sección antes de mi trabajo me quitara todo mi tiempo libre. ¡Pero he vuelto! Y dispuesta a continuar escribiendo historias de mis personajes favoritos. No sé qué ocurrió con "Encanto Perfecto" y "Corazón de Olvido". Lo más probable es que la página las haya apagado porque cuando inicié mi sesión aquí ya no estaban. Y infelizmente ya no las tengo en mi PC.

Así que decidí comenzar una nueva historia. Va a ser un ShortFic, como ya sabrán, con pitadas de drama aquí y allá. No sé si pondré Lemon, hace mucho que no escribo uno. ¿Ustedes que piensan?

Espero que le haya gustando tanto como a mí, y no olviden que sus reviews son mi sueldo…

¡Hasta la próxima! (◕‿◕)

"El verdadero amor es exigente, implacable y al mismo tiempo es infinitamente delicado."