EL PRECIO DE SER GEISHA

Aclaración: He leído demasiados fics para saber que no estoy cometiendo ningún tipo de plagio. Cualquier parecido con otro fic es mera coincidencia.


Otro día aburrido en la mansión, llega un momento en la vida de una persona rica en que haces y tienes todo, aún no estaba en ese momento, pero era como si lo fuera. La vida al lado de Madara Uchiha ha sido un cambio total en mi vida. Un principio lleno de dudas y temores, al mentalizarme de que el rol de señora Uchiha no es ningún juego, más que eso, conlleva grandes responsabilidades. Un segundo, ¿he dicho responsabilidades? Está totalmente fuera de discusión de que, sea él o yo, ninguno está por encima y ninguno se lo merece más o menos que él otro. ¿Cuál era esa palabra que uso Itachi? ¿Qué trato de decirme esa vez Madara, y que parecía temeroso de que reaccionara de una forma exagerada? ¿Cuáles fueron esas palabras exactas que usaron Hidan y mi abuelo?

¿De qué carajos me estás hablando Deidara? ¿Responsable tú? ¡Si a partir de ahora una de las pocas palabras que dirás será "cárguelo a la tarjeta señorita"! El único riesgo de que tú pelos necios quiera algo contigo es que…

¿Responsabilidades? Las únicas responsabilidades que te veo es que ahora te enfocarás en grabar un disco. ¡No hija! La frase está mal empleada, el peligro que representas TÚ para él, es que…

…Deidara…es obvio…el único problema que enfrentarás al estar con Madara es que…

"Eres un imán de problemas sin remedio."

¡No soy un imán de problemas! ¡Alguien debería de voltear a ver a Hidan de vez en cuando! ¡Itachi no es ninguna santa! Bueno… admito que soy impulsiva, gritona, algo irracional, todas esas veces en la cárcel fueron por que el problema se desencadenó más por los terceros que por mí, aunque causados…por mí. ¡Se comportarme! ¡No he hecho acciones suicidas… más que aquella vez que salvamos a mi abuelo…involucrando a terceros… El tiempo que he vivido con Madara ha estado en paz, bueno, más que aquella vez en Milán, y en Florida… ¡La explosión de aquel porshe no fue del todo mi culpa!... ¡Hay demonios!

Es de comprender que a veces Madara debe hacer viajes de varios días, nunca hay problema con que vaya yo, de hecho siempre me insiste en que lo acompañe…estúpido dolor de estómago, para que se fuera tan solo media hora después, y para hacerme ver, de que yo lo extraño más que él a mí… ¡Estoy aburrida!

Hidan aún no quiere salir de la fase uno del noviazgo "Miel por todos lados al grado de que al mundo le parezca hartante excepto para ellos dos", Itachi va por las misma con Usagi, y Konan… ¿Qué habrá sido de ella? Con razón no tengo muchas amigas. El celular suena.

.

"Hay que encontrarnos esta tarde en el bazar, te espero con ansias. Midori-chan".

.

Midori, la extraña y alocada novia del socio de Madara, Zetsu; cabello y ojos verdes, y una sonrisa que contagia al grado de enfermarte, pero de cualquier forma, simpática y amiga prácticamente por obligación.

Pero… ¿Por qué tiene que ser en el bazar? —Se pregunta Deidara, habiendo centros comerciales, cafeterías, o zonas con acceso a Internet. A estas alturas todavía no la comprendía bien, pero parecía que hacer rabietas con ella hicieran que me adorara más, no por interés, o estupidez, simplemente, amistad.

.

.

.

—Oye Deidara-chan, las personas que se visten para que no las reconozcan, son las que más atraen miradas— le dice burlona Midori, al parecer también oculta con Deidara. Ambas se encontraban adentro de un perchero, los artículos al 75% de descuento generalmente no son nada bueno, pero una abuela estaba tardando mucho en largarse. Deidara traía una peluca azul marino con rayos blancos y lentes de sol negros, con una vestimenta nada fuera de lo normal, si no fuera porque la otra chica de verde natural, no le siguiera la corriente y trajera una peluca rosa mexicano.

— ¡No lo entiendes! La señora Uchiha no debe verse en estos lugares, ¡Es como si fuera una celebridad!

— ¡Hay por favor! Con esos lentes y la peluca nadie te reconoce…claro que~, si comienzas a gritar…

— ¡NO ESTOY GRITANDO, UHN! —varias miradas voltearon al perchero parlante, haciendo que las dos tengan que encogerse más ante la mirada amenazante de ahora una encargada.

— ¿Ves? Te lo dije, además aún no te casas, disfruta que aún no te digan ese feo "señora".

— ¿Porqué me citaste aquí? ¿Por qué no fuimos a una buena plaza? ¡Cualquier lugar que no fuera uno así!

—No lo sé, hay cosas interesantes que ver en un bazar— le dice con una sonrisa desinteresada.

—Mejor vamos a mi casa.

.

.

.

—Está bien…yo lo diré…fue mala idea, uhn.

No había nada que hacer, ninguna tenía ganas de jugar, no teníamos hambre, nada bueno en 10,000 canales y el estar aburridas nos daba pereza para volver a salir. La vida de rico es extraña, alguien debería escribir un libro sobre ello.

—No he visto a Madara-kun, ¿dónde está, Deidara-chan? —pregunta Midori, extrañada de no ver al tan peculiar hombre después de más de dos horas.

—Yo supongo que en un viaje de negocios, al igual que Zetsu.

— ¡Eso es Deidara-chan! —Se levanta del sofá sobresaltada— ¿Por qué no nos vamos de viaje? Solo tú y yo.

—No tengo ganas, además… no tengo mucho dinero ahora.

—… ¿Pero de que hablas Deidara-chan? —pregunta con una mirada de extrañeza, a veces la modestia era tan extraña.

— ¿Eh?

—El auto en tu graduación, los viajes, el concierto privado en tu cumpleaños, con otras palabras prácticamente te dice "¡Oye querida!, toma mi tarjeta y vete de compras, sin comisiones".

—Ya entendí el sarcasmo, es solo que, no quiero malacostumbrarme, no se comprar y tiendo a ser un desastre.

—Pero puedes hacerlo sin remordimiento.

— Pero no quiero.

— ¡Pero si puedes!

— ¡Que no! Además no tengo ganas de viajar, uhn.

— ¡Debe haber una tarjeta por ahí! —se levanta con dificultad del enorme cojín para tratar de alcanzar el perchero con el bolso de Deidara.

— ¡No las hay! —regaña sobresaltada, tratando sin éxito de levantarse del cojín. ¿Qué acaso ya sabe dónde están?

— ¿Qué no tienes tú? ¿Por qué no quieres que vea? ¿Entonces de quien son todas estas? —pregunta Midori sacando la cartera, desplegando lo que parecía ser una tira de tarjetas.

—… ¡Hey! ¡N-no son mías, uhn! —responde nerviosa.

—Creí que no querías mal-a-cos-tum-brar-teee —comienza burlona.

—Tsk… el que no quiera no quiere decir que no tenga tarjetas.

—…Deidara—la mira divertida.

— ¡AGH! ¡Está bien! —acepta resignada. Se levanta de mala gana, toma a Midori de la mano tan solo para comenzar a caminar a prisa sin rumbo.

— ¡SI! ¡Nos vamos a Kyoto! — anima divertida.

— ¡Creí que sería a un lugar más interesante! — para en seco para mirarla con fastidio.

— ¡Es solo que no he ido a Kyoto! ¡Vamos a Kyoto Deidara-chan! —responde suplicante.

— ¡Claro que no! ¡La que va a pagar soy yo! ¡Caso cerrado! —responde con mirada autoritaria.

— ¡Pero…!

— ¡CASO CERRADO, UHN!

.

.

.

Vuelo 45 con destino a Kyoto, todos los pasajeros por el área roja en veinte minutos.

Tsk…aún no entiendo cómo pasó—se quejaba Deidara, estando en la fila para comprar los boletos. Debía darle méritos por aquello, esa manera de suplicar vaya que era efectiva.

—Oye Deidara-chan… ¿Por qué no usamos un jet privado?

— Confórmate con la primera clase— le responde cortante. ¡Claro que también ella quería un jet privado! ¿Acaso se nota tanto el hecho de tener dinero? Y eso que Madara considera los bienes mancomunados.

—Aww, podría quedarme aquí hasta morir.

—Oye, mejor vamos a ver que encontramos de interesante.

— ¿En un hotel de seis estrellas? ¡Me anoto!

Había una enorme sala de conferencia, a las dos nos llamó la atención un grupo de geishas que se encontraban a los lejos.

— ¡Kyya! ¡Geishas de verdad! ¡Vamos a ver de cerca Deidara-chan!

—Espera, no creo que podamos acercarnos mucho.

Y como pensé, un grupo de guardaespaldas nos impidió acercarnos más, pero la mirada de Midori me decía que de verdad quería verlas de cerca.

—Oye… ¿Te echaron de algún okiya o algo así de niña?

— ¡No! ¡Pero ven, vamos! Esperaremos a que se vayan.

.

.

Área restringida.

—No lo sé, no solo dice restringida, es un hecho de que al entrar nos correrán de aquí.

—No si entramos en su lugar—hace una seña para que dirigiera mi rada hacia el pasillo.

— ¿Eh?

A lo lejos, un par de geishas se dirigían hacia acá, ya sé lo que pretendía, pero de alguna manera, me había inducido al mal, aunque las últimas horas he estado regañando mucho. ¿Será que de verdad me estoy refinando?... ¡Na!

De niña, siempre me emocionada el pensar de que la geishas también se les entrenaba en el arte marcial, una geisha ninja, pero qué bueno que no es así.

.

.

.

—Este maquillaje es muy incómodo.

—Me imaginaba el kimono más pesado.

— ¿Crees que despierten pronto?

—Bien o mal ejecutado, ese golpe impedirá que despierten en al menos 7 horas.

— ¡Sugoi! ¡Eres increíble Deidara-chan!

—No, por el momento llámame…

Adentro se encontraban 18 geishas más, algunas practicaban el Sado, y solo hasta ese momento, me había dado cuenta de que habíamos olvidado lo más importante, no teníamos ni la menor idea de cómo ser una geisha. Estábamos a punto de regresar y huir, valía quedarse con el kimono, pero el representante del kenban entró.

—Muy bien, pasaré a tomar su nombre y asignarles a su pareja.

.

.

.

¿PAREJA?

.

.

Sala de conferencia

Marco Cameron

Will Bates

Warren Duffet

Bernard Ardault

Lakzhmi Nittal

Amaccio Ortregha

Eiken Bautista

Mukesn Andani

Christy Walter

Stefano Bersson

Karl Albrekt

Lawrencce Allison

Paulo Allen

Madara Uchiha

Zetsu

Larry Pogen

Michaello Bell

Steven Pallmer

Sunnil Nittal

Mark Tuckerverng

Sakura Fukushima (Deidara)

Akira Hashimoto

Chinatsu Konoe

Eiko Tanaka

Hitomi Utagawa

Hotaru Yagami

Kasumi Inoue

Kyoko Yamamoto

Sango Kishimoto

Shizuka Matsumoto

Suzume Fukushima

Umiko Madarame

Chikako Suzuki

Hanako Miyake (Midori)

Ayaka Fujiwara

Cho Chang

Haru Konoe

Kiku Aoyama

Kohana Sasaki

Ayame Yamaguchi

.

.

.

El celular vibra, aún tengo tiempo de atender.

"Trata de no sobresaltarte con lo que vas a ver, no estaré contigo, te lo explicaré después, mi pareja es Marco Cameron, por si acaso, me llamo Sakura. Deidara".

—… ¿Eh?

Las geishas comenzaron a entrar, no estaba poniendo atención, en ese momento, me entró algo de sed.

Pero, ¿Qué quiso decir con Marco? —se preguntaba Madara ante tal mensaje en clave, ¿será acaso que…?

Y en ese momento lo comprobé, la geisha asignada para Marco… ¡Era Deidara! Todavía no lo creía cuando me atraganté con el vaso de agua. Casi todas las miradas se centraron en mí, si no fuera porque soy tan buen actor.

.

.

.

No puse atención en toda la reunión, las dos horas con cuarenta y seis minutos y medio más largas de mi vida, en realidad la situación me parecería divertida… ¡Si no fuera porque ese idiota no dejaba de toquetearla! Llegó un momento en que ya no entendía si estaba guardando sus ansias de matarlo, o una geisha no puede hacer nada en esa circunstancia.

.

.

.

Por fin acabó, ¿Qué les pasa a estas personas? ¡Tres horas de pura basura! ¡Y lo que era peor, ese panzón no dejaba de tocarme! Perdí de vista a Madara, caminaba a prisa por el corredor cuando sin notarlo, alguien me jaló rápidamente dentro de un cuarto.

— ¡AHORA SI TE VOY A HACER PEDAZOS! ¿Eh? ¡MADARA! —creía que era Marco, estaba tan aliviada de que fuera él, pero como un autoreflejo, cambié mi mirada ante su sonrisa bastarda.

—Esto es nuevo de ti Deidara, fue tan divertido verte en esa situación.

— ¡T-te, te juro que fue culpa de esa loca! ¡Yo no quería venir! ¡Y-y, ni siquiera sabía que estabas aquí! — explicaba nerviosa.

—De cualquier forma, vas a tener que seguir con esto si no quieres que se arme un escándalo. Deidara, por favor compórtate esta vez— respondió con un tono extrañamente cortante.

—Ya lo sé, lo siento, no quería perjudicarte- — bajé la mirada avergonzada. Era cuestión de tiempo para que me lo reprochara, pero por más que trataba no podía evitarlo, cuando de pronto sentía que Madara juntó mi rostro con él suyo, no lo entendía.

—No tienes por qué disculparte, después de todo, voy a tener que enredarme en esto, ya nos la arreglaremos con tu pareja— le dice con dulzura.

— ¿Qué tienes en mente?

—Por ahora, no nos conocemos.

—E-está bien.

.

.

.

.

Ahora estábamos en un salón, había muchas más personas, pero lo que era más preocupante, ¡Iban a subastar a las geishas! ¿A que idiota se le ocurrió algo así? Pero tenía el consuelo de que tal vez Madara me compraría, aunque para mi buena suerte de hoy, yo iba a ser la primera.

—Muy bien, comencemos con Sakura Fukushima, ¿Quién ofrece el primer monto?

.

No había ningún problema, solo era cosa de duplicar el precio de cualquiera que la quisiera, aunque me preocupaba un poco el hecho de que la subasta solo podía hacerse en efectivo o con tarjeta de débito…¿Qué tienen en contra de los cheques?

—100,000 dólares.

Esa voz…—volteo la mirada para confirmar, de que era precisamente Marco el que comenzó, no supe controlarme en ese momento ya que hice trizas la copa con vino tinto que traía, todos voltearon a verme, pero me las iba a pagar—¡200,000! —alza la mano de forma apresurada, por ese lado, puntos menos por elegancia.

— ¡200.000 dólares ofrecidos por Uchiha Madara! ¿Alguien ofrece más?

— ¡400,000! —responde Marco levantándose de su silla, lo que Madara tomó como un clara declaración de guerra.

— ¡400.000 dólares ofrecidos por Marco Cameron! ¡400. 000 a la…!

— ¡500,000! —ofrece Madara levantándose de su asiento, todos dejaron por un lado el hecho de que no se estaban peleando por una linda morena, sino una refinada geisha, esto era digno de grabarse.

— ¡1, 000,000! —contraataca Marco volteándolo a ver de forma victoriosa.

— ¡2, 000,000! — Los ceros no eran problema, más que impedir que Marco se quedara con su Deidara, el pensar que podía perder a estar alturas, era un gancho al orgullo.

— ¡5, 000,000!

— ¡10, 000,000!

— ¡15, 000,000!

— ¡20, 000,000!

Esto ya era una batalla a muerte, todos nos miraban boquiabiertos, nuestras miradas se cruzaron en una llama de fuego conectándose por una descarga eléctrica, sin embargo, la mirada de triunfo de Marco me hizo preocuparme.

— ¡50, 000,000!

Todas las personas se sorprendieron, y yo ya no podía dar un precio más— ¿Qué clase de persona guarda 50 millones en el bolsillo? ¡Quiero poner una queja!

— ¡50, 000,000 a la una! ¡A las dos! ¡A las tres!... ¡Vendida por 50, 000,000 dólares a Marco Cameron!

— ¡Yay! ¡Voy por mi premio! —dijo volteando a ver a Madara con una mirada victoriosa, mientras que Madara ya se encontraba sentado, asesinándolo con la mirada, queriendo con todas sus fuerzas que el cubierto al que hacía nudo fuera él.

.

.

Se estaba acercando, el maquillaje me ayudaba un poco a ocultar mi cara de espanto, me jaló del escenario para hacerme caer a sus brazos, estaba en shock, al menos aquí había mucha gente, así que no podía tratarme mal.

.

¡Maldito aprovechado! ¡Yo soy más rico! ¡LO SOY! —.Estaba a punto de astillar la mesa, cuando me calmé al ocurrírseme una idea— ¡Me las va a pagar!

.

.

El dinero recaudado en la subasta se destinaría a fines caritativos, toda persona que comprara una geisha, tendría una cena exclusiva en uno de los restaurantes más lujosos de Kyoto. Las geishas se encontraban hospedadas en parejas, no era necesario discutir de que obviamente las habitaciones de Madara y Zetsu se cambiarían.

.

.

.

Aún me sentía tan avergonzado, después de todo, yo acepté enredarme en esto. El caminar se hacía más pesado con el orgullo tan pateado. ¿Por qué he de ser tan sexy con el cabello largo? Me delataría si quisiera ponerme una bolsa de papel en la cabeza. Apenas abrí la puerta del cuarto, sentí un fuerte tirón de la corbata.

—Voy…a matarte—decía entre dientes la encolerizada Deidara, una cosa era de que ella sola se metió en eso, y la otra era de que no había escusa para que no la comprara, si era ese parte del plan, no le gustaba nada.

—No pude hacer nada, pero descuida, se me ocurrió una idea.

— ¡No! ¡No pienso estar dos segundos más con ese tipo! ¡Y lo peor es que tú aceptas!

—Estaré más cerca de lo que te imaginas, te daré algo bueno por si algo salé mal, sencillo.

— ¿Me prometes que no me tocará?

—Claro que sí, de cualquier forma, no sabe quién eres, solo no vayas a matarlo, no queremos que la economía de un país se tambaleé.

—N-no, c-creo que no—. Eso era como pedirme que no fuera rubia, pero esta vez tenía que aguantarlo.

—Bueno, dejando a un lado todo, creo que voy a cometer un crimen— comienza a acercarse de forma sospechosa.

— ¿Eh?

—Hay una hermosa geisha en mi habitación—responde se forma pícara con su clásica sonrisa lasciva.

.

—… ¡E-espera! ¡No vayas a romper el kimono! ¡Quitárselo tiene su truco! —No había problema con ello, el problema era el kimono.

— ¡No hay problema! —responde Madara divertido.

.

.

.

Ya en el restaurante, cada geisha esperaba a que su comprador llegara, en serio me hubiera gustado que él llegara más tarde, pero para mi desgracia de ese día, él ya estaba antes que yo. Era un tipo horrendo, pervertido y lujurioso, fácilmente le doblaba la edad a Madara, ¡y estaba segura de que él era casado!

— ¿Porqué no vamos a dar un paseo?

¡Dios mío! S-seguro.

.

.

Salían del restaurante, por la señal que me dio supuse que la llevaría a dar un paseo, pero como el prevenido que soy, no dudé que eso fuera una mentira.

Incluso tiene su propia mansión aquí, fue tan sencillo trepar la barda, pero me era muy difícil encontrar por donde trepar la casa.

—Ahora que estamos solos, podemos divertirnos un rato—hablaba pícaramente acercándose a Deidara.

— ¿Q-qué clase de diversión?

—Adivina.

—L-lo siento, pero yo ya tengo una relación con otra persona.

—No importa.

—C-creo que está confundido, yo no soy una Oiran, s-soy una geisha.

— ¡Hay por favor! ¡Es casi igual!

— ¡C-claro que no! ¡Y por favor deje de insistir o si no me iré en este mismo momento! —hablo de forma amenazante.

En ese momento, Marco la acorraló a una de las paredes —.Escúchame bien, ¿Crees que no se que tienes algo con ese chiquillo pelos necios de Madara?

—N-no, no tengo idea de lo que me dice—volteo la mirada, esto iba mal.

—Además—la toma del mentón para encararla—, ¿qué tiene él que no puede darte un hombre maduro como yo?

— ¡Le advierto que no debe hablarme así! —le amenacé, pero era obvio de que ya no podía seguir con esto.

—Ya deja de fingir que eres una geisha, las demás eran perfectas en su postura y forma de comer, y tu lindo intento por hacerlo bien te delató…Deidara~

Quedé hecha piedra en ese momento, la paciencia se me agotaba, iba a matarlo lenta y dolorosamente—.Esta bien— trata de calmarse y se posiciona para dar su argumento—… tiene personalidad, carisma, encanto, buena conversación, reputación, excelente bailarín, amante, esposo, es joven, encantador, tiene buen cuerpo—agarra aire para mirarlo de arriba abajo divertida—…cabello…

—Escúchame bien, ¿Qué pensaría todo el mundo si se enteran que la novia de Madara Uchiha, se hace pasar por la respetable figura de una geisha, y encima de todo intentó seducir a un empresario importante? ¿Eh?

— ¡PERO SI YO NO-! ¡AHORA SI TE DESPEDAZARÉ!... ¡NO! ¡NO PUEDO HACERLO! ¡IMPULSO DE IDIOTEZ!

—Si no quieres que diga nada, vas a tener que hacer todo lo que te diga— se acerca más a su rostro para encararla.

.

.

.

Madara se encontraba ya desde hace unos minutos observándolos y escuchando perfectamente la conversación. No sabía en qué pensar, ¿Cuál de las 23 formas que sabe mataría a Marco sin piedad alguna? Ya que la mayoría eran lentas y con muchos dolor. Sin apartar la mirada saca de su saco el celular y marca ágilmente un número.

—Necesito que vengas ahora mismo, tengo un trabajo para ti.

.

.

.

Volteo la mirada hacia la ventana, para ver como Madara se acercaba más y más a la ventana.

— ¡E-está bien! Haré lo que tú quieras con tal de que no digas nada.

—Claro no te preocupes, después de todo, yo también soy casado.

¡Hijo de tu p-! ¿Quieres una copa para avivar el fuego primero?

—Claro.

.

.

.

— ¿Ahora qué vamos a hacer? —le pregunta Deidara a Madara, viéndolo recostar a Marco en el piso.

—No te preocupes, llegará en cualquier momento.

— ¿De quién hablas?

Unos minutos después, tocaron a la puerta, y una misteriosa persona encapuchada, al parecer rubia, entraba a la casa, traía consigo una enorme bolsa negra y ¿un látigo?

.

.

.

Ha pasado media hora, los gritos y los golpes me daban escalofríos, necesitábamos quedarnos ahí hasta que esa misteriosa persona termina lo que sea que estuviera haciendo.

— ¡Rápido Deidara! ¡Hazte ver cómo hoy en la tarde!

— ¡Esta bien!... ¡PERO NO TENÍAS POR QUÉ DECIRLO, UHN! —le reclama apenada.

.

.

Acabó la pesadilla, aún faltaba regresar a las verdaderas geishas como si nada hubiera pasado, no había problema con eso. Algo bueno aprendí ese día, que me dio algo de alivio, Madara es peor influenza que yo.

.

—Oye… ¿Quién era esa persona que pusiste en mi lugar?

—… ¿En serio quieres saber?


¿En serio quieren saber quién era esa persona? Incluso yo solo sé que es un contacto y/o conocido de Madara, eso queda a disposición de la mente perversa de cada quien.

¿10 000 canales y nada bueno en la tele? …¡Qué miedo!

En verdad que Madara ya no podía hacer nada, no tenía previsto la subasta, y como son más sencillos los cheques, fue un problema.

Aclaración: Marco quedó inconsciente un rato ya que Madara le había dado a Deidara con anterioridad una droga, o somnífero, lo que sea, por eso aprovechó dárselo en una copa antes de que cualquier otra cosa pasara.

Aclaración: Okiba son las tradicionales casas donde se entrenan a las geishas.

Aclaración: El Sado es la ceremonia japonesa del té, el arte de servir el té.

Aclaración: Oiran es él término que se les dan a las cortesanas de alto rango que ofrecen todo tipo de entretenimiento, como el del placer.

Naruto© Masashi Kishimoto

¿Reviews?