Siempre se pregunto porque la conexión con sus hermanos era tan fuerte.
Desde pequeño convivió mucho con sus hermanos, demonios, habían pasado casi toda su vida juntos. A pesar de las bromas, insultos o peleas ellos mantuvieron una buena relación. Se querían los unos a los otros y se ayudaban cuando lo necesitaban. Sin embargo, ya habían crecido y cada uno necesitaba su espacio y vivir independientemente, incluso tener sus propias relaciones. Osomatsu lo entendía muy bien, si era si entonces ¿por qué al mismo tiempo sentía que sin ellos no era nada?
Eso estaba mal, en muchos sentidos y era consciente de ello, mas no podía evitarlo, sus hermanos lo atraían como un imán. Deseaba poder estar ahí con ellos, protegerlos, cuidarlos, mimarlos y hacer cualquier cosa que necesitaran para estuvieran bien, así como también hacer pagar a cualquiera que los lastimara. Ese era Osomatsu Matsuno, el mayor de los Matsuno. Pero si no estaban para que Osomatsu los protegiera, entonces, ¿quién era él?
Karamatsu era el coqueto, aún si ninguna chica lo consideraba así, y tenía personalidad, aunque dolorosa, pero personalidad al fin y al cabo. Choromatsu era el responsable, o tan responsable como uno de ellos podría ser. Ichimatsu era sombrío, mas escondía dentro de él un corazón lleno de amabilidad y amor por sus hermanos. Jyushimatsu era un rayo de sol y un persona que con inusuales cualidades lograba que las personas a su alrededor lo quisieran. Y Todomatsu, el menor, tenía ese aire adorable que le hacía tener incontables amistades.
Claramente si ellos decidían irse por su propia cuenta lograrían mucho más que cuando estaban juntos. Y él como el mayor debería estar feliz.
Pero no podía, porque sabía que tarde o temprano ellos volverían a irse y él se quedaría solo una vez más. No quería estarlo, no de nuevo. Ya que esta vez no creía capaz de soportar el tormento que atacaría a su interior, llenándolo pensamientos egoístas y obsesivos.
Deseaba poder retenerlos y pasar el resto de su vida viviendo juntos, mas eso era imposible. Solamente era un tonto sueño infantil que los haría infelices a ellos. Pero era difícil esconder su decepción cada vez que ellos daban un paso hacia la independencia y aún más lo frustración que conllevaba no poder evitarlo.
Odiaba la soledad. Odiaba percibir la frialdad de las sábanas de los puestos vacantes que dejaban sus hermanos. Odiaba ser el único comiendo en aquella mesa. Odiaba no tener a nadie con quien hablar. Odiaba no ser capaz de dejarlos ir…
Había fracasado como hermano mayor.
Y como una poción mortal, el veneno contaminó todo a su paso hasta que no tuvo más que esconderse en aquella salida falsa, para callar todas esas voces en su cabeza que lo culpaban de ser el mayor obstáculo en la vida de sus queridos hermanitos.
Pero aún tenía una última opción. Deseandoles lo mejor y con una sonrisa final llena de melancolía antes dar un paso más sería su despedida, esa que nadie vería.
Las tres palabras que tenía er esconder, veneno y salida. Creo que obtuve un resultdo muy satisfactorio con este drabble UwU
¡Voy bien con este reto!
¡Saludos!
