Capítulo I: La chica del cabello rojo y el Hospital General

Ya no podía más, estaba a punto de caer en un profundo sueño, y lo último que alcanzo a ver antes de caer inconsciente sobre la acera, con la vista desenfocada, las luces parpadeantes y las alucinaciones inundando sus sentidos; fue una cabellera rojo intenso.

Sirius Black estaba sentado en la sala de espera, junto con los padres de su amigo; James Potter se encontraba en terapia intensiva.

Hacía un día y medio que James había entrado en urgencias, con un severo caso de sobredosis por un fuerte coctel de drogas; Crack, anfetaminas, marihuana, LSD, cocaína, metanfetaminas, heroína, éxtasis, grandes cantidades de nicotina y alcohol.

La madre de James se paseaba nerviosa por la estancia; Dorea Potter, aferrada a un pañuelo, iba de aquí a allá con un andar pesado y cansino, mirando cada que se acordaba el reloj de la estancia.

Su marido, Charlus, sentado a un lado de Sirius, tenía los codos recargados en las rodillas y se tomaba la cabeza entre las manos, en un desespero que se propagaba, debido a los constantes y fuertes bufidos que de vez en cuando largaba.

Sirius se encontraba mirando por el pasillo esperando a que llegara el médico de cabecera que atendía al joven Potter.

La última vez que había ido, les había traído malas noticias, notificándoles que tenía problemas severos en el corazón, ya que, sus marcapasos naturales estaban fallando de manera constante.

Una enfermera paso por ahí con un equipo de emergencia, las paletas listas, y un pequeño grupo de internos detrás de ella.

Los tres contuvieron la respiración, y de nuevo, como en las últimas horas la señora Potter se largo a llorar en un desespero aun más constante.

La misma enfermera salió al pasillo con el uniforme blanco salpicado de sangre y una sustancia amarillenta que no se alcanzaba a identificar.

Dorea Potter largo el sollozo más agudo y largo que sus pulmones le permitieron.

Sirius se tomo la cabeza entre las manos y sin importarle mucho su estado; ojeroso, despeinado, y con la cara llena de surcos de lágrimas, se acerco a la enfermera.

-Señorita, necesito saber el estado de un paciente.-

-Permítame un momento joven, en breve el doctor Sullivan saldrá a darles el estado del paciente que quiere.-

Sin más, la enfermera se fue por el lado contrario y justo cuando se perdió en una esquina, el doctor Sullivan salió de una habitación mientras revisaba con atención un expediente.

-Potter, James …-

La señora Potter, no tardo mucho en abalanzarse sobre el hombre, e interrogarlo sin piedad acerca del estado de salud de su hijo único.

-Señora Potter, con calma por favor… yo solo…-

-¿Calma? ¿Calma? ¿Me está pidiendo calma? ¡Dios santo! Es mi único hijo… está en una sala de terapia intensiva ¿Y usted me pide calma?-

-Señora, por favor… si no me deja no podre decirle acerca de la salud de su hijo.-

Las palabras del doctor hicieron que Dorea se tranquilizara y dejara de apabullar al pobre hombre, que miraba con detenimiento el expediente en sus manos, y de vez en cuando parecía meditar lo que leía.

-Doctor, ¿cómo esta James?-

-Señor Potter, para serle sincero, nunca había visto una cantidad tan fuerte de narcóticos juntos en un solo cuerpo… y permítame decirle que estoy en el departamento de toxicología… pero a pesar de eso, hemos podido estabilizarlo, solo hace falta algo de reposo, a lo mucho un par de semanas más.-

La cara de Dorea cambio por completo y Sirius, sonrío tan ampliamente como no lo había hecho desde la noche en que Charlus lo llamo con la voz estrangulada, para pedirle que se encontraran en el hospital.

El doctor Sullivan contesto cordial cada una de las preguntas que la preocupada mujer le hacía.

-¿Podemos pasar a verlo?-

-De uno en uno si no les molesta, por el momento queremos que no se agite mucho, puede pasar usted primero si eso la tranquiliza.-

Dorea sonrío y sin pensarlo dos veces volteo a ver a Charlus.

Tenía aspecto de quien no ha pegado ojo en días, tenía el pelo entrecano, todo revuelto, las ojeras eran notables marcas oscuras debajo de sus ojos, enmarcadas por bolsas prominentes, además de la hinchazón y el color rojizo de sus ojos.

Charlus asintió con la cabeza y le dedico una sonrisa a medias, de esas que en su juventud, hacían que Dorea se quedara como boba toda la tarde.


Sullivan se adentro en el pasillo y Sirius decidió ir a acompañarlo a la cafetería para ir por algo de comer, ya que ni él, ni Dorea, ni Charlus había comido absolutamente nada, desde la madrugada del día de ayer.

-Doctor Sullivan… por favor, sea sincero conmigo, ¿James está bien?-

-Señor …-

-Black.-

-Señor Black, como le dije a los padres del joven Potter, el está bien, aun que me temo que como siga así tendremos que colocarle un marcapasos en el corazón o tenerlo conectado a un respirador artificial, la cantidad de sustancias que ese muchacho está consumiendo son; a decir verdad alarmantes, si ese chico sigue así no llegara ni a los 28.-

Sirius se quedo de piedra mientras seguía caminando mecánicamente con el doctor hacia la cafetería.

Un marcapasos… si James no paraba, lo siguiente sería un marcapasoso peor aunun respirador artificial.

Llegaron a la cafetería y el doctor Sullivan pidió un café y un sándwich al igual que Sirius.

-No sé cómo pudo pasar esto, todo iba tan bien, pero… de repente simplemente cambio, se comportaba raro y…-

-¿Dejo de lado su vida y a las personas a las que quería?-

-Sí, pero lo peor es que ni siquiera nos dimos cuenta, el día que llego aquí simplemente me llamo en la mañana, dijo que a la tarde iría de compras y cuando menos lo pensamos nos llamaron para decirnos que ¡estaba en terapia intensiva!-

-Bueno, la chica que lo trajo solamente me dio la billetera de él y se fue, aun que me pareció una cara conocida, me parece que ella antes trabajaba aquí.-

Sirius nuevamente se quedo de piedra.

Ahora que lo pensaba, ninguno de los tres se había molestado mucho en averiguar quién había sido la bondadosa persona que había encontrado a Potter en la calle, drogado y a punto de morir y lo había llevado a urgencias

Ni siquiera en el tramite y papeleo del hospital, habían tenido la delicadeza de preguntar cómo es que había llegado hasta ahí.

No fue sino hasta que una de las enfermeras que lo atendían, les pregunto por la chica que lo había traído consigo aquella noche.

-¿De casualidad usted no la conoce, señor Black?-

-¿Dijo que fue una chica no? Bueno, James no ha tenido novia desde hace tiempo, conquistas… muchas, pero novia no.-

-Lo bueno es que logro traerlo a tiempo, si hubiera llegado más tarde, me temo que ese habría sido el último momento de Potter.-

La sola mención del hecho hizo que Sirius se estremeciera en un escalofrió que le recorrió toda la espalda.

-Doctor Sullivan… ¿cree que deba estar en un centro de rehabilitación?-

El doctor dejo de lado su café y miro a Sirius con un semblante de seriedad en la cara.

Esa era probablemente la parte de su trabajo que mas odiaba.

-Eso me temo Señor Black.-


Bueno, volví, si yo se que muchos de ustedes estarán como de: no manches que te sucede!? como te atrves a dejar colgado el otro fic!? bueno, la verdad es que perdí el hilo de la historia, lo se patético :I y me enrede yo sola con todo eso de las fechas así que decidí dejarlo por la paz antes de que me saliera salpullido por el estres :v bueno, aqui les dejo esto, si les gusta, ya saben denle review no les cuesta nada y les prometo que esta vez no los dejare colgados, denme la oportunidad T-T tengo muchos capitulos avanzados, bueno, basta de esto D: así que chao, dejen su review si les gusto y quieren más :D

Diana L. Black