Nota: Hola a todos, les quiero ofrecer mi más sincera disculpa por mi inesperada desaparición, y también reiterarles que culminaré TODOS mis fanfic's, tarde cuánto tenga que tardar. No dejaré ficción incompleta, que quede claro, eh. Y antes de que pregunten: ¿por qué montaste un nuevo fic y no actualizaste los que ya tienen mucho rato abandonados? Bueno, pues yo solo contestaré con cinco palabras: el cumpleaños de nuestra Sakura-chan. Sé que ya es algo tarde, ella cumplió el 28 de marzo y ahora estamos en abril, pero a mí me nace hacerlo. Fin del misterio. A esta historia le calculo unos seis capítulos, puede que hasta ocho, pero más de diez, no. Es mi primer SakuraHarem. Perdonen que no use guión largo, es que estoy escribiendo desde el celular y no dispongo de él para colocarlo en los diálogos, mientras utilizaré el conocido guión corto (-).

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El Nacimiento de un Cerezo

Por Shoseiki

Capítulo 1: Vacaciones

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Esa mañana era, sin exagerar, el mejor día que el Grupo de Agentes Secretos Extraoficiales, abreviado G.A.S.E., había tenido en un largo tiempo. Tanto trabajo los dejó exhaustos en su momento, y que les concedieran tres días de descanso es lo mejor que pudo pasarles, indudablemente.

Todos agradecían eso.

- Esto sí es vida -exclamó una mujer de melena rubia casi tan amarilla como los pétalos de un girasol-. Aún no sé por qué nos explotan tanto si somos eficientes y puntuales a la hora de trabajar.

- Cerda, ¿en serio tú no paras de quejarte ni estando de vacaciones?

Ino, una de las empleadas encargadas del análisis psicológico de los criminales, volteó hacia la derecha justo para mirar por encima de sus gafas de sol color café a su compañera, quién iba llegando del vestíbulo privado cuando la escuchó vociferar en contra de la explotación laboral, sin que nadie, salvo ella misma, la oyese.

- ¡Ja! Pero mira quién lo dice. La señorita empleo.

- No te burles.

- Oh, vamos Sakura, ¿por qué no admites que ésta vez yo sí tengo la razón?

La chica de cabello rosa, y expresivos ojos verdes, sonrió negando con la cabeza, apartando unas hebras finas que se interponían entre su mirada y la de Ino, y decidió tomar asiento en la silla que estaba a un lado de una sombrilla grande y colorida que las protegía del sol. Recorrió con la vista el hermoso paisaje. La playa, un sitio magnífico para disfrutar del mar y la arena. Un lugar donde podías ver a las aves volar sobre el agua cristalina, emprendiendo un viaje tal vez corto o largo según fuese el destino planeado para cada una de ellas. Las rocas enormes que servían de rincón al momento de querer compartir un bello atardecer con tu pareja, en el que contemplaras el sol escondiéndose, y las olas bajar de volumen.

El viento salado meciendo tu pelo al compás de la melodía cantada por las palomas, y la sensación de estar al aire libre, cómo tanto le encantaba a ella.

Esa emoción no la olvidaría nunca.

- ¡Hey!, frentona, ¿estás escuchándome? -le demandó la rubia, ya sin los lentes puestos, y Sakura pudo apreciar sus orbes azules en el instante que giró a verla-. Parecías inmersa en otro mundo.

- Sí, lo lamento. Me distraje.

- Por cierto -señaló el vestuario de su amiga-, ¿dónde has comprado esa ropa? No te la había visto.

Sakura parpadeó y bajó la mirada a su cuerpo, llevaba un bikini que tenía estampado fuscia sobre un fondo negro, el cual, honestamente, hacía resaltar el tono blanco de su piel de una forma espectacular. Incluso Ino, su mejor amiga de hace años y más fiel confidente, había notado lo bien que lucía ella con ese estilo de vestir.

Para nadie era un secreto que Sakura Haruno, oficial número uno del G.A.S.E., agente de investigaciones policíacas y la única mujer integrante del subgrupo llamado Seven, poseía unas curvas bastante evidentes y atraía la atención de cualquier hombre, no sólo por su envidiable físico, sino también por su carisma, determinación y carácter. La combinación que volvía loco a toda clase de sujetos, desde viejos y adolescentes... hasta jóvenes rubios y morenos.

Su actual novio, Sasuke Uchiha, era la mayor prueba de ello.

- Es nueva, la adquirí antes de venir -explicó, esbozando una sonrisa divertida-. ¿Por qué? ¿Acaso quieres copiarte de mí?

Ino puso los ojos en blanco.

- Ay, obvio que no. Solo preguntaba.

- Ajá.

Sakura la siguió mirando sin cambiar en lo absoluto la mueca de su rostro, aguantaba las ganas de reír. Ino se dio por vencida.

- ¡Bueno sí, ya! Te ordeno que me lo prestes la próxima vez que vengamos.

- ¿Desde cuándo me das órdenes? -consultó con la ceja arqueada-. Por si lo olvidas, yo soy tu jefa.

- ¿Tú, mi jefa? No sueñes despierta, frentona. Ni en un millón de años lo serás.

- En tu expediente dice todo lo contrario.

- Al demonio ese expediente. -refunfuñó.

Sakura no soportó más y rompió en risas, uniéndosele Ino segundos más tarde. Ambas mantenían una duradera relación de amistad, pero también de rivalidad en ciertos aspectos, como en quién resultaba ser la más femenina, por ejemplo.

Y esto conllevaba a una pelea casi diaria. Pero pese a todo, existía un gran cariño entre las dos.

Mucha complicidad.

- Frentona. -la llamó viendo hacia el vestíbulo de hombres.

Sakura tenía los ojos cerrados, el cuerpo relajado en la silla, y la mente ocupada en cuestiones de trabajo cuándo Ino, en su afán porque le prestase atención, puso una mano en su hombro comenzando a moverla. Contuvo un gruñido.

- ¿Qué pasa? -le preguntó.

- Tu novio viene hacia acá.

Casi da un brinco de la impresión. Sakura enseguida abrió los orbes, buscándolo con la mirada luego de pestañear como solía ocurrir cada vez que el sol iluminaba de golpe su cara, Sasuke, su sexy y apuesto chico rudo, caminaba directo a su lugar con la vista de varias mujeres puestas en él, y es que sin duda alguna aquel short de playa negro con rayas azul oscuro le quedaba divino. Su contextura era delgada, sí, pero eso no lo perjudicaba, sino que acentuaba la dureza de sus formados músculos por la anchura de su espalda y la superficie plana de su abdomen. El cabello de color azabache caía sobre su fino rostro, dándole el toque de hombre atractivo al observar el fleco que se deslizaba por el lateral izquierdo, cubriendo su ojo y la ceja. Y lo mejor de todo seguía más abajo.

Pero lo que resultaba extraño era la forma en cómo la miraba a ella, a su novia. Ino se dio cuenta.

- No sé como hiciste para tenerlo ahora a tus pies frentona -mencionó Ino sin que ambas dejaran de verlo acercarse-. Te observa de una manera que me da escalofríos.

Sakura volteó hacia su compañera.

- ¿Por qué lo dices?

- Sasuke te ve como si estuviera dispuesto a matar por ti, ¿acaso no lo notas?

- Para nada. Cerda, te estás volviendo paranoica.

- Ajá.

En ese momento Sasuke llegó a dónde ellas estaban, no oyó lo que hablaron.

- Sakura. -mencionó con aquella voz seria y gruesa que tanto le fascinaba oír.

- Sasuke-kun -Sus ojos brillaron-, te estaba esperando.

Ino vio que la pareja se miraba fijamente sin agregar más nada, y entonces comprendió que salía sobrando en aquel momento, ellos debían estar solos y conversar, con ella ahí presente no podían. Se levantó, tomó la tela de malla naranja que reposaba en el espaldar de su silla y se la colocó en la cintura, tapando el diseño de su bikini azul con estrellitas blancas. Sasuke y Sakura voltearon hacia Ino.

- Si me disculpan, yo ya me retiro.

- ¿A dónde vas? -consultó Sakura.

- Voy por un coctel de frutas, regreso después de nadar un rato -le guiñó un ojo a la chica-. Aprovechen el tiempo ahora que tenemos.

Y sin más se fue dejándolos en silencio.

Sasuke miró a la mujer de cabello rosa.

- Tu madre me llamó hace unos minutos.

- ¿Si, qué te dijo? -inquirió, observándolo también. El Uchiha se sentó en el lugar que anteriomente ocupaba Ino.

- No respondiste a sus mensajes esta mañana.

La joven pestañeó.

- Debí olvidar el celular en el bolso, ahora lo busco -contempló a su novio de arriba abajo, y sonrió llevando una mano al rostro de él-. Estás más atractivo hoy.

- Hn. -gruñó como de costumbre.

Pero la suave caricia seguía allí, y Sasuke tampoco lograba ignorar aquella chispa en los ojos de Sakura, chispa que sólo significaba una cosa: amor. Sí, ellos se amaban tal cúal eran. No existía manera de quebrantar ese sentimiento que ambos compartían.

Eso los uniría de por vida.

Y, claro está, el deseo formaba parte de aquella unión. Sasuke lo sabía.

- Ven aquí. -susurró ella, pronto Sasuke cortó distancia y en menos de lo que creyó posible, ya sus labios estaban pegados a los suyos. Entonces la devoró en un beso fiero, intenso. Llevó la palma abierta tras la nuca de su novia, profundizando, metiendo su lengua hasta encontrar la de Sakura, y a partir de ahí ese roce fue puro erotismo.

Toda una caricia sexual.

Pero como siempre, nunca falta quién llegue a arruinar el romántico gesto.

- Eh, perdón que los interrumpa -sonó una voz masculina que no le resultó grata a Sasuke oír, y tuvo que separarse de Sakura para poder verle el rostro a ese chico de cabello negro, Haruno se ruborizó-. Sakura, quiero que vengas conmigo.

Sasuke se levantó enseguida, algo que despertó sospechas en ella.

"Mierda, esto huele a problemas".

- Sai, hola -saludó siendo cortés, antes de que su novio hablara-. ¿Ir contigo, a dónde?

El aludido, quién trabajaba como fotógrafo en G.A.S.E., llevaba puesto una bermuda color gris y sandalias playeras, colgando de su cuello la cinta oscura que sostenía la cámara. Sasuke lo observaba con cara de pocos amigos.

Sai cogió el objeto en la mano sin quitárselo y lo movió.

- Estaba tomando fotos del lugar y pensé que tú podrías posar para algunas de ellas.

- ¿Yo? -preguntó incrédula-. ¿Por qué me lo pides a mí y no a otra chica?

- Porque yo quiero que seas tú.

El aire se volvió pesado entre ambos hombres, Sai no era un ser problemático ni mucho menos malentonado, pero a Sasuke eso le valió gorro cuándo escuchó su comentario, y más si añadía ese gesto que no supo calificar, pese a identificarlo como algo indebido.

Sai le había mirado el vientre.

Y entonces Sasuke dio un paso hacia él, dispuesto a lo que fuera. Sakura abandonó la silla y capturó su mano en la suya. Había leído sus intenciones.

- ¿De cuántas fotos hablas? -osó preguntar ella.

El muchacho encogió los hombros.

- Tal vez cinco o diez.

- De acuerdo, solo dame un minuto y te alcanzo.

Sasuke esperó a que Sai asintiera y se marchara para liberarse de la palma de Sakura, un tanto molesto. No le convenció en lo absoluto aquella propuesta de posar para aquel tipejo, que él, siendo sincero, no terminaba de tolerar. Lo detestaba.

No sabía por qué.

- No me digas que te irrita su presencia -susurró la fémina, leyéndole la expresión del rostro y la mirada-. Amor, pero si Sai es un buen tipo.

Sasuke giró a verla.

- A ti te cae bien todo mundo. -gruñó.

Su novia negó con la cabeza.

- Eso no es cierto. ¿Ya olvidaste a Karin, tu ex? -consultó, su novio guardó silencio-. Bueno, pues yo sí la recuerdo, y muy bien, créeme.

- Todos lo hacen. Nadie olvida la pelea que protagonizaron en la oficina.

La joven, indignada, cruzó los brazos a la altura de sus pechos y bufó:

- Se lo merecía. Ése día te coqueteó delante de mí...

- Y después trató de besar al dobe en la boca frente a tus narices -La sola mención de eso hizo que enrojeciera de rabia-. Ahí fue cuándo la golpeaste.

- No iba a soportar verla junto a él y tampoco cerca de ti. Está equivocada si cree que la dejaré tocar lo que es mío.

El Uchiha cerró los ojos y sonrió de lado, sin mostrar los dientes, divertido con la situación. Ésa sonrisa que te hacía humedecer las bragas.

Era demasiado sexy.

- Aún así... -volvió a su seriedad habitual, abriendo los orbes y viéndola- no me agrada ese imbécil fotógrafo. Es obvio que quiere follarte.

La cara de Sakura se puso roja.

- ¡Sasuke-kun! -exclamó como un regaño a su lenguaje, luego suspiró-. No tienes de qué preocuparte, ¿si? Volveré pronto.

- Hn.

Ella descruzó los brazos, posó una mano en el antebrazo masculino, y sonrió de la manera que a él le gustaba.

Sabía cómo convencerlo.

"Malditas hormonas", pensó el chico.

- ¿Crees que un beso puede quitarte el enfado?

- ...

- Quizás dos, ¿o tres?

Aquel juego casi le hace rodar los ojos. Debido a la diferencia de altura, Sasuke tuvo que inclinar la cabeza hacia abajo para facilitarle el esfuerzo de alcanzarlo, Sakura se puso de puntillas y juntos fusionaron sus bocas en un beso suave, tierno.

Crearon distancia y la chica corrió a dónde Sai la esperaba. Sasuke frunció el ceño al cruzar mirada con él.

"Imbécil".

Y nunca, jamás, ese flacucho le iba a simpatizar.

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El panorama no era del todo como imaginó. Sí, es cierto que el joven le explicó que sólo serían unas cinco fotos o diez a lo mucho, pero ya ella calculaba más de veinte por el sonido del flash, eso sin contar que no le pedía cambiar de pocisión.

- Sai... -nombró advertiéndole del tiempo.

- Una más y termino.

Sakura arqueó una ceja.

- Eso me has dicho desde cinco minutos para acá.

- ¿De verdad? -Al observar que fruncía el ceño, compuso su mejor sonrisa falsa-. Bien, ya hemos acabado.

- ¡Al fin! -exclamó, aliviada, se irguió (porque él le había pedido al principio estar recostada en el suelo con la vista fija en la cámara), y caminó hasta donde Sai acababa de almacenar las fotos. Sai las dejó en la tarjeta de memoria, pero procedió a enseñárselas cuándo la miró a su lado-. ¿Qué tal estuve?

- Obsérvalas tú misma. -le propuso.

Sai extendió el aparato para que lo tomase, acto que ocurrió enseguida. Ella empezó a manipularlo, con Sai justo detrás, cerca. Entonces lo sintió. Él había puesto una mano en su cadera sin previa autorización.

- Presiona el botón de la derecha para ver las otras que he capturado -susurró en el tono más bajo que pudo, consciente de que Sakura le pilló la trampa-. En todas sales preciosa. -añadió ante su silencio.

- Tus tácticas no funcionarán conmigo, Sai -dijo con total tranquilidad, no dejó de mirar la pantalla pequeña-. Sabes que tus libros no siempre aciertan en temas de amores.

- Pero quizás sí en maneras de seducir.

Sakura arqueó una ceja.

- ¿De verdad crees que lograrás convencerme de tener algo contigo? -Segundos después, aún con el tacto de él sobre su piel, razonó sus palabras. Aquello sonó muy duro-. No niego que eres lindo, que tratas con amabilidad a la gente, pero quiero que comprendas una cosa -llevó el brazo hasta la muñeca masculina y con un ademàn se liberó de la caricia que Sai comenzaba a emplear, creó espacio entre los dos-. Yo tengo pareja, y tú no me interesas para algo más que un amigo, ¿entiendes?

- ¿Por qué no me das la oportunidad así como se la diste a Naruto?

La mención del chico le provocó un ligero sonrojo. Alargó la mano devolviéndole la cámara y suspiró, como si quisiera bajar el calor que se le subió al rostro. Sai la recibió sin apartar los ojos de ella.

Estaban frente a frente.

- Lo mío con Naruto es diferente.

- ¿En qué? Ustedes eran o son amigos, igual que tú y yo.

- La relación entre él y yo va más allá de una amistad, tú lo sabes.

Sai asintió.

- Conmigo puede suceder de la misma forma.

- No, Sai, no es así -explicó con la paciencia agotándose, volvió a retroceder un poco-. Mis sentimientos por Naruto superan la atracción, y yo no siento eso por ti, entiéndelo ya por favor.

- ¿No tengo oportunidad contigo?

- No. -negó, tajante.

- Sí... comprendo.

Ella suavizó la expresión al no ver ningún tipo de reacción en él, ni negativa o positiva, Sai era un hombre que difícilmente mostraba sus emociones, más bien las guardaba para sí mismo, porque solía ver, escuchar y analizar, sacando sus propias conclusiones de todo.

- Gracias por la sesión de fotos -articuló, tranquila-. Y ya verás que encontrarás a la mujer de tu vida, sólo ten paciencia, ¿si?

Él sonrió con falsedad otra vez.

- De acuerdo.

- Bueno, nos vemos luego. -se despidió con un movimiento de mano y partió rumbo a la playa.

El joven la siguió con la vista.

"El libro hablaba sobre no rendirse en el amor, y yo no lo haré".

Estaba enamorado de Sakura, así iba a ser siempre.

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Paseaba por la orilla de la playa como si fuese la primera vez que lo hacía, como si aquel resplandor solar de tono anaranjado, que se posaba sobre su rostro con suavidad, le hiciera feliz llenándole el alma. Sakura Haruno experimentaba paz, una paz infinita. Y era muy feliz con lo que tenía. Estaba satisfecha.

A sus orejas no llegaba otro sonido que el de las olas, el viento y el agua chocando contra unas enormes rocas de superficie áspera. Todo tranquilo, sereno. Ningún ruido que la desconcentrara del bello atardecer.

Pero aún así, una parte de ella no se sentía completa. Existía un vacío en su interior, y ese hueco solo podía ser llenado por alguien que no asistió a las breves vacaciones, pero que ella deseaba ver y sentir. Ese idiota no aparecía, y eso la hacía extrañarlo demasiado. Sasuke tenía un lugar en su corazón, en su mente y cuerpo, así como también ocurría con él.

"¿Mi sol... en dónde estás?".

Con ésa incógnita paró la caminata en medio de un puente construido a base de madera, la brisa meció sus hebras rosas, proporcionando a sus pulmones un largo suspiro. Y alguien no dudó en saludarla cuándo la vio inclinarse hacia delante, poniendo las palmas encima de la gruesa baranda.

- Éste sigue siendo tu lugar favorito, no te lo reprocho.

Aquella voz le obligó a pegar un brinco, y volteó sonriendo para mirar al hombre que estaba parado a unos pasos detrás. La impresión casi hace que abriera la boca. Sus orbes recorrieron de pies a cabeza ese cuerpo que destilaba misterio y sensualidad. Observó primero el cabello gris, los ojos oscuros, la piel blanca, su cuello grueso, los brazos y pectorales tanto marcados por el ejercicio como mojados por el agua del mar, torso desnudo y definido, las piernas delgadas pero fuertes, y por último le contempló los pies limpios.

Un bombóm, enteramente.

- Kakashi.

El aludido sonrió tras la máscara que se empeñaba en conservar, aún cuándo ya Sakura conocía su rostro.

- Sabía que te encontraría aquí.

- No imaginé que vendrías -dijo, fijando la mirada en esos orbes negros-. Creí que te quedarías a cargo de la oficina.

Kakashi caminó hasta estar a su lado.

- Itachi lo hizo esta vez.

- Ah.

- Es extraño que andes sola acá, ¿qué pasó con Sasuke?

Sakura torció la boca y clavó la vista en la playa, mientras giraba el torso con la finalidad de volver a recostarse sobre la baranda, Kakashi imitó su postura, viéndola.

- Por ahí... supongo.

- Entiendo.

- ¿Viniste sólo? -preguntó.

- Sí.

La fémina entristeció.

- Oh, ya veo. -articuló sin verlo.

Kakashi adivinó la razón de su desánimo, no hacía falta ser inteligente para sospechar a quién esperaba Sakura. Ojalá lo amara a él de la misma manera que a Sasuke o que al rubio, pensó. Pero eso no era posible.

- Tenías la esperanza de que vendría hoy, ¿verdad?

Sus suaves mejillas se tiñeron de un color rosado ante el cuestionamiento del hombre.

- Sí.

Kakashi suspiró y la miró.

- Debió de habérsele presentado un caso urgente, porque de lo contrario no se habría aguantado estar lejos de ti.

- ¿Tú crees?

- Sí, porque a mí me pasa igual.

Haruno giró la cabeza para observarlo, él la veía con fijeza y aguardó por un 'no hablemos de esto', 'olvida el tema' o 'debo irme', pero lo único que recibió fue eso, y una sonrisa que le removió cositas en el estómago, empleada segundos después.

- De todas las mujeres que has conocido, ¿por qué a mí, Kakashi? Cualquiera desearía andar contigo...

- Tú no eres cualquier mujer, Sakura. Eso lo tengo claro.

La chica lo contempló con cariño.

- Y tú eres un buen hombre, pero no el que veo junto a mí hasta la vejez.

- Ambos somos jóvenes todavía.

No retiró la mirada de sus orbes en ningún instante, y ella aceptó en sus adentros lo que su mente y cuerpo tanto querían asimilar por fin: Kakashi le gustaba, más no estaba enamorada. Eran conceptos muy distintos, sobretodo éste último que, en su caso, sólo aplicaba para tres sujetos.

No había espacio para otro más.

- Sabes cúal es mi situación, también lo bien que me siento así. -comentó la mujer.

Él encogió los hombros.

- Nada pierdo con intentarlo -aclaró, acercando su mano abierta al pómulo femenino, deseoso de probar esos labios rosados que lo atraían casi como un imán al metal. Se aproximó con la intención de hacerlo, Sakura esperó a que estuviera muy cerca para ladear la cara y evitar el contacto-. Eso es trampa.

- ¿Creíste que eras el único en saber engañar a la gente? -cuestionó entre divertida y nerviosa, creando distancia-. Tú me jugaste feo en las pruebas, ¿ya lo olvidaste?

- Entonces esto de evadir mi beso es una clase de venganza...

Sakura sonrió con picardía.

- Digamos que sí.

- Y luego no crees que traes locos a un despacho completo de agentes extraoficiales, incluido yo.

Aquello la hizo sonrojarse.

- No tengo la culpa.

- La tienes toda.

Sakura frunció el ceño, fingió estar molesta.

- Ése no es mi problema -expresó haciendo un cómico mohín, Kakashi introdujo las manos en sus bolsillos-. No puedo partirme en pedacitos como si fuera papel sólo para complacerlos a todos.

- No te pido que los complazcas a todos, sino a mí.

La fémina abrió la boca para responder, cuándo Sasuke habló interrumpiéndolos:

- No te luce querer apropiarte de lo ajeno, Kakashi -sonó enfadado, deteniendo sus pies al lado de Sakura. Había estado caminando por ahí cerca, los vio solos en aquel puente y decidió ir por su chica, sin saber que al acercarse iba a oír semejante comentario de su superior, el líder del grupo seven, Hatake Kakashi-. Sakura. -agregó, mirándola.

La aludida le sonrió como de costumbre.

- Debo irme. -anunció el de cabello gris.

- Hn. -gruñó Sasuke mientras lo veía alejarse.

- Cielo, ¿acaso te enojaste? -le preguntó, con la vista fija en él-. Porque yo no he...

- Sakura -interrumpió, suave- no tengo por qué molestarme. Conozco lo suficiente a Kakashi para saber qué le ocurre contigo.

- Ah.

- Pero eso no significa que le permitiré tocarte. -murmuró serio.

- Te han dado celos de nuevo -bromeó para picarlo-. Es la segunda vez que sucede en el día de hoy.

- Hn. Tonterías.

Sakura rompió a reír, parecía una niña en ese momento. Sasuke mantuvo su seriedad habitual aunque también estuvo a punto de sonreír. No iba a demostrar nada, no.

- Sasuke-kun, vamos, quita esa cara -tomó el brazo del muchacho y tiró de él hacia su cuerpo para tenerlo cerca, justo enfrente-. Sabes que sólo te amo a ti... y a él.

- ...

- Kakashi me dijo que todavía no ha venido. -susurró con tristeza.

- Es extraño.

- Sí.

Sasuke la miró a los orbes.

- Es posible que ya no venga, de lo contrario nos hubiera llamado.

- Sí -afirmó-, lo mismo pienso yo.

Ambos eliminaron la distancia que en medio de sus cuerpos existía, Sasuke accedió a que Sakura lo abrazara, por lo que la envolvió con sus brazos desnudos, con el rostro femenino pegado al pecho. La oyó respirar profundo.

- El dobe aparecerá en cualquier momento.

- Uh -Las mejillas de la joven enrojecieron, Sasuke había descubierto el motivo de su tensión-, ¿cómo supiste...?

- Es lógico.

Ella apartó la cara de los pectores de su novio, desconcertada, viéndolo.

- ¿Tan obvia soy?

- Sí.

- Oh, entonces sí sabes lo que necesito ahora, ¿verdad? -sonrió leve, moviendo los dedos de las manos en círculos sobre la piel de Sasuke-. Bésame, ¿si?

Cómo si hiciera falta pedírlo...

Él trasladó su palma a la nuca de la mujer, puso la otra en la cintura de ella, y finalmente inclinó la cabeza hasta que los labios de ellos se encontraron. La besó con intensidad desde el primer segundo en que el contacto se dio, empleando su fuerza de voluntad para hacer que Sakura pudiera sentirse mejor, tranquila. Quizás por ello no vio problema en introducir con suavidad su lengua, tibia y ansiosa, en esa cavidad que parecía candela pura cuándo sus bocas comenzaban a encajar. Sasuke disfrutó del sabor de Sakura, como nunca en su vida lo había hecho (a excepción de las noches en que tenían sexo rudo). Y Sakura, entregada por completo a eso, olvidó la tristeza y todo lo demás, sin sacar de su mente la imagen de su baka, de su 'amante' cómo solían llamarlo algunos.

Error.

Para ella, él era mucho más que un simple hombre o amigo, en realidad era la pasión y fuego convertidos en alguien, quién, no conforme con amarla, la cuidaba y se desvivía por ella. Y Sakura también moriría por su chico de ojos azules, literalmente.

Un amor desmedido el de esos dos.

De pronto el celular de Sasuke sonó cortando el ósculo que compartían. Crearon espacio entre ellos, y el Uchiha notó que hasta habían olvidado respirar desde que iniciaron el candente beso.

El nombre de su hermano apareció en la pantalla del móvil táctil, deslizó el dedo para responder. Sakura lo observó.

- Itachi.

- Hermanito, tenemos un serio problema. -le comentó.

- ¿Qué pasa? -cuestionó, para después mirar a Sakura ante lo contado por Itachi-. ¿Cómo es posible que tenga casi dos días sin aparecer?

El corazón de la chica dio un vuelco.

- Sasuke-kun, ¿qué te está diciendo Itachi? -sonó preocupada, sí que lo estaba-. Dime que no se trata de él, por favor.

Su novio quitó el télefono de la oreja un segundo con la intención de contestar:

- Anda desaparecido desde ayer en la madrugada.

Lo primero que hizo, por instinto, fue llevar su mano al collar que guindaba de su cuello, segundo; arrebatarle el celular a Sasuke y ponerse hablar ella con Itachi, su cuñado.

- ¿Dónde está Naruto? -Sasuke vio cómo trataba de que no le temblase la voz, pero al final los nervios la superaron-. ¡No me vengas con rodeos, Itachi! ¡Dime dónde está Naruto!

Del otro lado de la línea, el hombre le pidió que mantuviera la calma. Los ojos de ella se aguaron.

- Por lo que más quieras en este mundo, dame su ubicación, y no me mientas. -susurró.

- No sabemos nada de él, Sakura. Y me temo que quién tú sabes tiene la mano metida en esto.

Sasuke frunció el ceño al observar la manera en que su novia parecía asimilar la noticia. Sakura tenía los labios temblorosos, la mirada llena de angustia, preocupada, y la palma convertida en un puño al lado de la cadera.

Aquel gesto sólo significa una cosa.

- Encárgate de ese imbécil, yo voy por Naruto.

- No tienes idea de dónde está, ¿cómo piensas localicarlo?

- Lo encontraré a cómo dé lugar, no importa qué tenga que hacer.

Y extendió el celular hacia Sasuke, quién lo recibió enseguida, sin prever que Sakura saldría corriendo a toda prisa por la playa en dirección al estacionamiento.

Retomó la llamada.

- ¿Qué le dijiste, Itachi?

- El sitio que visitó Naruto por última vez. Corre tras ella, hermanito, porque va dispuesta a enfrentarse al mismísimo diablo con tal de hallarlo.

Sasuke cortó la comunicación sin agregar nada más que un gruñido. Debía detenerla, o de lo contrario habría sangre, y no serían la de ellos.

La búsqueda había comenzado.