Bien, antes que nada, esto es un fic yaoi (slash m/m) así que si no te gusta, ya sabes: atrás.
Esta historia transcurre en la Florencia renacentista pero con los personajes principales de la generación de los merodeadores (aprovecho para decir que no son míos, son de J.K. Rowling-asesina-de-Sirius-Black). Como seguramente se darán cuenta leyendo este fic, el transportar una bola de brujos ingleses del siglo XX a una época tan remota requiere de ciertos "arreglos" por parte del autor. El (o la) primero(a) que me mande un review con tres errores históricos en el fic será incluido en la historia cómo personaje secundario.
Para Hally Black: donde quiera que estés, Besitos!
Capítulo 1
-Señor, hay un hombre que quiere verle.
Sirius se volvió a ver el sirviente que acababa de hablar.
-¿Qué clase de hombre?
-Un rico noble parece ser…
El joven hizo una mueca. Evitaba lo más posible relacionarse con gente de esa clase.
-Dile que no estoy.
-Si me permite, señor, me parece que debería recibirlo… Creo que un noble de Florencia…Un Médicis.
Sirius levantó la cabeza, súbitamente interesado.
-¿El mecenas de Da Vinci? ¿Te dijo que quería?
-Algo sobre un modelo, señor.
-Que pase- dijo en tono decidido el chico de ojos azules.
Cuando el sirviente hubo salido, Sirius saltó fuera de la tina, y comenzó a secar su atlético cuerpo con una toalla, admirando el juego de la luz de la gran ventana sobre su piel.
En ese momento entró el sirviente seguido por un joven de revuelto cabello negro, elegantemente vestido.
Sin preocuparse en lo más mínimo de cubrir su desnudes ante el visitante, Sirius lo encaró con expresión altiva e hizo un gesto a modo de saludo, inmediatamente devuelto en un modo mucho más amable por el intruso.
-Señor Black, no sabe cuánto me alegra encontrarlo. Soy James, hijo de Fiorenzo el magnifico y de María la alegre, de la familia de los Médicis-James le dedicó una sonrisa educada a Sirius, al parecer un poco incómodo ante su aspecto impenetrable.
-¿A qué ha venido, si se puede saber?- el tono seco de su interlocutor hizo que James acentuara su sonrisa. "atletas…" pensó.
-Cómo probablemente lo sabe, estoy construyendo un palacio en Florencia, dibujado por los mejores arquitectos, construido con los materiales más finos…Y decorado con esculturas de Da Vinci.
-Su palacio no me incumbe en lo más mínimo. Diga lo que quiere o váyase.
James rió para sus adentros. Había tratado con muchos atletas igual de fríos y desconfiados, aunque, seguramente no poseían un cuerpo tan perfecto.
-Da Vinci está trabajando en una fuente de Hermes y usted me parece el modelo perfecto… Naturalmente será trasladado a Florencia, pero será nutrido y alojado en mi palacio.-James dijo todo tan seguro de sí mismo que por un momento, Sirius se preguntó si era una orden o una proposición.
-¿Qué pasa si no acepto?
-Se perderá la oportunidad de conocer a un genio y a una hermosa ciudad.- la imponente seguridad de James de Médicis dejó a Sirius sin nada que responder por unos momentos.
-En ese caso…
Minutos después todos los servidores de la familia Black recibían la orden de empacar las pertenencias de su amo.
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Ahí tienen el primer capítulo! Espero que les haya gustado…
Wow! Nunca creí que la mismísima Sakuratsukamori sería la que me mandaría mi primer review! ^_^ No necesito de más para ser feliz…
Bien, aquí van los errores históricos del Cáp. 1: en realidad, los Médicis NUNCA fueron mecenas de Da Vinci (el muy… prefería trabajar para el duque de Milano), en segundo lugar, no hay ninguna fuente de Hermes en Florencia, y en último lugar, no había toallas en esa época (jo, a que esa no se la esperaban!).
Para Hally Black
Capítulo 2
Esa misma tarde, Sirius se encontraba en carruaje rumbo a Florencia, en compañía de James de Médicis quién no dejaba de cuestionarlo sobre los más fútiles asuntos.
-¿Nunca ha estado en Florencia, entonces?
-No, ya se lo dije hace…Olvídelo.
El chico de ojos azules suspiró. Siempre había preferido estar sólo, la vida mundana de un noble no era lo suyo.
-Le encantará. Además, Florencia está llena de mujeres hermosas… ¿O tal vez su atracción no sea hacia cuerpos femeninos?- James le dedicó un guiño pícaro a su acompañante.
-¿Qué prefiere usted?- La súbita pregunta de Sirius hizo que el mecenas se sobresaltara.
-Mujeres, naturalmente. Lo que me recuerda que aún no le he escrito la noticia a mi prometida…
-Su… ¿prometida?
-Lili la bella, una mujer exquisita, nos casaremos cuándo el palacio esté terminado. (N/A: en esa época la gente se casaba más joven, yo digo que deberían estar en el 7° año de Hogwarts…)
El viaje transcurrió sin incidente alguno, prolongándose en la noche clara y fresca del verano.
Llegaron a la ciudad a las primeras luces del alba, a la hora en la que los artesanos se levantan empezando la labor del día, mientras que los poderosos aún descansan entre almohadas mullidas.
El carruaje serpenteó por entre callejuelas hasta llegar a una enorme plaza al lado de la cuál se erigía un palacio de piedra.
James saltó literalmente fuera del carruaje y se dirigió a la gran puerta de madera labrada frente a él. Frente a la puerta se encontraba una doncella aparentemente esperando por ellos.
-Señor…-la doncella se inclinó frente a James
- Sakuratsukamori- dijo el mecenas, presentándola a Sirius- intendente del palacio.
Sirius le sonrió a la doncella a modo de saludo. Esta se sonrojó al instante. James guió a su invitado a través de grandes corredores de piedra totalmente desiertos mientras explicaba rápidamente algunos detalles.
-Este es el antiguo salón de armas, allí reposan los escudos de mis ancestros…Este es el salón de Lili, adora charlar con sus damas de compañía alrededor de un té.
Justamente, una joven salía de allí.
-Hally, que bien que estás aquí! Señor Black, le presento a Hally. Ella se ocupará de su equipaje y de lo que sea que necesite durante su estadía aquí. –James se dirigió a la joven- Hally, lleva a nuestro huésped a su habitación y ve después a decirle a Lili que he llegado.
La joven asintió calladamente y condujo a Sirius a una elegante habitación enteramente azul.
-Su equipaje llegará dentro de poco, mientras tanto, el desayuno le espera en el comedor. Si me necesita…-la joven señaló un cordón dorado colgando de la pared. El joven asintió y le dedicó un sonrisa a Hally, que se retiró segundos después totalmente sonrojada.
"Wow, parece que tengo éxito con las florentinas" pensó Sirius.
Se dirigió al comedor, dónde se encontraba James desayunando.
Cuando ambos hubieron terminado, el mecenas condujo a su huésped a una habitación un tanto alejada de las ocupadas por los demás habitantes del palacio, por lo que Sirius se sorprendió al enterarse de que este era el estudio de Da Vinci.
-Es un genio- explicó James- tiene que estar un poco loco, no?
La habitación, en efecto, no parecía del todo normal. Varios trozos de papel cubiertos de una extraña escritura cubrían el piso y el escritorio de caoba, que también parecía lleno de figurillas de madera.
En ese momento, un hombre viejo salió de entre un montón de libros, provocando que Sirius se cayera de espaldas un tanto sorprendido.
-Buenos días, caballero-dijo suavemente el "aparecido" mientras le tendía una mano para ayudarle a levantarse. El viejo tenía una larga barba plateada, que cubría en parte la túnica púrpura que llevaba. Sirius sintió cómo unos ojos azules lo observaban por encima de sus gafas de media luna.
-Usted debe ser el modelo para la escultura de Hermes, me equivoco?
-Leonardo, ¿Cómo lo sabías si no te he hablado de él?- James parecía impresionado.
Da Vinci sólo respondió con un guiño.
-Bien, en ese caso, los dejo trabajar- Repuso el mecenas, saliendo por la puerta. (N/A: no quedó bien… Ni modo que por la ventana)
-Exelente- Dijo Leonardo, frotándose las manos. Luego volviendo hacia Sirius- Qué le parece si le muestro los talleres?
El joven asintió, sin pronunciar aún ninguna palabra.
Capítulo1
